Lo prometido es deuda adquirida, y llegó la hora de cumplir la que le hice a Kirke mi ahijada bloguera.
La dedico este escrito que ella comprenderá.
Pisando el asfalto y mi oscura sombra
cuantas veces pienso: ¡Que mal va la cosa!
Poco hemos ganado a cambio de olvido,
perdimos la esencia de ser como niños.
Rememoro tiempos en que siendo crío
todo lo admiraba como gran prodigio.
Nada era tan feo, nada tan maligno.
Y el resto era hermoso y limpio altruismo.
Jugaba en las calles con mis compañeros,
seguro era el barrio, viejo y conocido.
Árboles plantados y bancos con sombra,
gente conversando, portales abiertos.
La imaginación era luminaria,
prisionero el ocio de nuestra agudeza.
Libros y balones y hasta bicicletas,
conformaron mundos de ilustre grandeza.
Eramos felices con tan poca cosa,
que simples columpios eran fortalezas
y charcos de patio, ríos y hasta presas
donde navegaban barcos sin bandera.
Con papel impreso de cualquier diario
volaban aviones desde los balcones,
y un cuento contado por nuestros abuelos
era precedido por soñadas noches.
Papeles en blanco eran nuestros lienzos
donde dibujar héroes y guerreros,
princesas hermosas, animales fieros,
y secretos mapas de piratas tuertos.
Ahora todo es fácil, brillante y costoso,
mucho cachivache que nos vuelve locos.
Los niños se aburren, se hacen perezosos
y lo imaginado no es lo más hermoso.
Paseo la calle, las plazas y parques
solo veo coches y gente apurada,
no veo chavales jugando a las chapas
no ruedan canicas no giran peonzas.
Virtuales juegos, efímeras charlas,
la pandilla a muerto a causa del whasapp.
Besos digitales y emociones vanas
todo una mentira pixelada y falsa.
¡Ay! Los tiempos cambian a cada momento
¿Pero en que sentido estamos perdiendo
toda la alegría y el divertimento,
de pequeñas cosas hechas con talento?
Pienso en un alarde, generoso y cierto
que quizá el problema sea sólo nuestro.
Ya no es nuestra historia, es la de los nietos
y es que con los años nos hacemos viejos.
Y antes que esto ocurra yo lo dejo escrito,
que esto no se olvide cuando lastre el tiempo.
Yo no quiero irme sin dejar memoria,
que ya vienen otros empujando fieros.
Derechos de autor: Francisco Moroz
La dedico este escrito que ella comprenderá.
Pisando el asfalto y mi oscura sombra
cuantas veces pienso: ¡Que mal va la cosa!
Poco hemos ganado a cambio de olvido,
perdimos la esencia de ser como niños.
Rememoro tiempos en que siendo crío
todo lo admiraba como gran prodigio.
Nada era tan feo, nada tan maligno.
Y el resto era hermoso y limpio altruismo.
Jugaba en las calles con mis compañeros,
seguro era el barrio, viejo y conocido.
Árboles plantados y bancos con sombra,
gente conversando, portales abiertos.
La imaginación era luminaria,
prisionero el ocio de nuestra agudeza.
Libros y balones y hasta bicicletas,
conformaron mundos de ilustre grandeza.
Eramos felices con tan poca cosa,
que simples columpios eran fortalezas
y charcos de patio, ríos y hasta presas
donde navegaban barcos sin bandera.
Con papel impreso de cualquier diario
volaban aviones desde los balcones,
y un cuento contado por nuestros abuelos
era precedido por soñadas noches.
Papeles en blanco eran nuestros lienzos
donde dibujar héroes y guerreros,
princesas hermosas, animales fieros,
y secretos mapas de piratas tuertos.
Ahora todo es fácil, brillante y costoso,
mucho cachivache que nos vuelve locos.
Los niños se aburren, se hacen perezosos
y lo imaginado no es lo más hermoso.
Paseo la calle, las plazas y parques
solo veo coches y gente apurada,
no veo chavales jugando a las chapas
no ruedan canicas no giran peonzas.
Virtuales juegos, efímeras charlas,
la pandilla a muerto a causa del whasapp.
Besos digitales y emociones vanas
todo una mentira pixelada y falsa.
¡Ay! Los tiempos cambian a cada momento
¿Pero en que sentido estamos perdiendo
toda la alegría y el divertimento,
de pequeñas cosas hechas con talento?
Pienso en un alarde, generoso y cierto
que quizá el problema sea sólo nuestro.
Ya no es nuestra historia, es la de los nietos
y es que con los años nos hacemos viejos.
Y antes que esto ocurra yo lo dejo escrito,
que esto no se olvide cuando lastre el tiempo.
Yo no quiero irme sin dejar memoria,
que ya vienen otros empujando fieros.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Cómo añoro nuestra antigua generación infantil, aun recuerdo los bocadillos con azúcar que las abuelas nos preparaban para merendar antes de irnos a jugar a la comba y al pisotón al parque lleno de tierra o de ver a los famosos payasos de la tele en blanco y negro. Me ha encantado tu poesía y ha despertado en mí los recuerdos que se disipan fácilmente entre tardes actuales de ordenador y washap.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Cierto! los bocatas de mantequilla con azúcar....Los había olvidado. ¡Lo ves! entre todos avivaremos la memoria de tiempos pasados que en algunos casos fueron mejores.
EliminarBesos
Una estupenda reflexión que muchos compartimos, cuánta imaginación sin desarrollar en estos nuestros niños, los q habrán de perfilar y diseñar el mundo de nuestra vejez..
ResponderEliminarun abrazo!
¿Miedo da verdad? habrá que confiar en que los padres sepamos orientar inquietudes y promover valores que de otra manera se perderán.
EliminarUn abrazo Clara.
Hola Francisco,
ResponderEliminarExcelente reflexión que acaba dejando un poso de nostalgia por aquella inocencia perdida, donde todo era aparentemente más seguro y sencillo. La felicidad no consiste en tener y poseer como al final con los años algunos aprenden, otros nunca lo consiguen.
En estos días pasados de desconexión disfrutas recuperando conversaciones al margen del whatsapp, la bicicicletas, juegos al aire libre, compartir ocio sin tecnología...a pesar de todo lo bueno que tiene internet, también es saludable aprender a estar unos días sin...se recupera el sabor de las cosas más sencillas.
Un abrazo
Cierto. tu reflexión me recuerda una canción de un cantante llamado "Juan guitarra" que se titulas desaprender. Quizá no solo deberíamos desconectar sino desaprender todas esas cosas que en definitiva llegan a ser lastre para nuestras vidas.
EliminarMe alegra verte de nuevo por aquí.¡ Se bienvenida!
¡Ay, que me he emocionado! He estado algo liada este finde y no he visto tu entrada hasta ahora. Yo, con un poema dedicado tan bonito y sin enterarme!! Me lo voy a guardar en una carpeta aparte. Muchas gracias, Francisco, de verdad.
ResponderEliminarEl escenario que describes se parece mucho al que yo disfruté en mi niñez. Sin llegar a decir aquello de 'cualquier tiempo pasado fue mejor' sí que algunas cosas se añoran con la nostalgia de saber que ya no volverán. Pero la vida es así, ir hacia delante adaptándose a los nuevos tiempos y tratar de no olvidar los buenos momentos ya pasados (y los malos tampoco). Que nuestro equipaje sea la memoria para aprender de todo lo que fuimos y llegar a ser mejores.
Vaya, me has contagiado tu carácter reflexivo.
Mira tú por dónde acabo de colgar la entrada sobre poesía que prometí hacer todos los meses. Trata sobre Rosalía de Castro, una maestra en cuanto a añoranzas se refiere. Tú crees en las casualidades?
Muchas gracias otra vez por ese poema tan bonito.
Un beso enorme.
Nunca creí en las casualidades, sÍ en la providencia, eso de que:"Si algo está por ocurrir, hasta los planetas se alinean para que ocurra".
EliminarEl seguir con la vista puesta en el horizonte no resta en que la volvamos de vez en vez para sacar enseñanzas y ver que podríamos aprovechar de lo vivido.
Bueno amiga, la dedicatoria era merecida y me apetecía hacerla. a si que "De nada"
Un beso y seguimos leyéndonos.
Amigo que bien has diferenciado la infancia de hace algunos años a la actual.. eres un maestro de la palabras..
ResponderEliminarBesos y abrazos
De maestro poco, pero si lo viví y lo expresé lo mejor que pude haciendo un poco de rima sentida.
EliminarPero agradezco tu comentario ta halagador, por supuesto.
Besos
Imaginación luminraria,, limpio altruísmo,... ¡qué poema tan ilustrativo de los cambios que hemos vivido!, y absolutamente cierto que ahora hay mucha "mentira pixelada".
ResponderEliminarFrancisco, me ha encantado cómo lo has escrito y para quien lo has escrito, pues es un excelente poema para una mujer excelente. ¡enhorabuena y un beso muy grande!