Sigo
pensando que la navidad es un cuento inventado por colectivos de comerciantes
interesados en que consumamos más y mejor. Para que salgamos de tiendas y
comprar lo que no necesitamos, por mero capricho, aunque después lleguen las
letras como los fascículos: por entregas.
A pesar de que el resto del año
estemos viviendo con lo básico y endeudados hasta las orejas.
¡Pero claro! hay que guardar las apariencias regalando
a la familia, incluso al cuñado que nunca nos cayó bien, a la suegra y al
sobrino pedigüeño.
Nos convencen
que es tiempo de amor fraterno, de reconocimiento entre las personas de nuestro
entorno, incluso con el jefe tirano, los compañeros zancadilleros, el vecino
mal educado que no saluda nunca y el político de turno.
Tiempo
de milongas y mentiras que no se cree nadie. De buenos deseos hacia el
semejante que se nos olvidan en cuanto montamos en el coche y empezamos a
mentar a la madre de aquel que se nos cruza sin dar la intermitente.
¡Paz,
Amor, Bondad, Serenidad, Alegría! y sonrisas que se te borran cuando ves los
noticiarios y la prensa cuajados de desastres naturales y provocados. Con tanta
violencia gratuita ejercida directamente y de soslayo.
¡Todo
un cuento inventado! con Papá Noel incluido.
Pero
eso ya os lo dije al principio de esta carta, mis queridos Reyes Magos.
Por
eso, en este año en el que me he portado lo mejor que he podido, me podéis traer
lo que creáis adecuado a mis necesidades, que pasan por tener: Un techo, un
trabajo y personas que de vez en cuando me echen un eurillo en el plato.
Sé
que vosotros no defraudáis y sois los únicos que mantenéis encendida la llama
de la generosidad del ser humano.
Firmado:
Alguien
que os aprecia desde niño.
Derechos de autor: Francisco Moroz
¡Vaya, como no!, como siempre nos saltas con lo menos esperado. Me encanta esta pequeña pero veraz carta de reyes, que pena que en este mundo haya tanta injusticia y tantas personas que sufren, sobre todo en fechas como estas en las que no tienen nada prácticamente para ofrecer. Muy buena forma de cerrar las navidades creo yo, como siempre es un placer leerte. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Yawaraka. Como siempre es un regalo verte de vez en cuando por este rincón creativo de historias inventadas. Con este relato prometo que he terminado el ciclo anual de la navidad, no quisiera ser cansino. Este, lo presenté a una comunidad como proposición a un concurso.
EliminarMe alegro verte de nuevo.
Un abrazo
Muy bueno, Francisco. Con el punto justo de humor, el pizquito de acidez, y sinceridad a raudales. Y tu buen hacer literario.
ResponderEliminarUn beso.
Siempre tan generosa. le pedí a los reyes el año pasado personas interesantes y te pusieron en mi camino. ¿Cómo no creer en la magia de la navidad?
EliminarBesos
Me ha recordado ese final obligado de las cartas que de niños escribíamos a los Reyes Magos. Después de las peticiones habituales (que casi nunca eran concedidas): la bici, el Scalextric -inalcanzable para la economía familiar por entonces- y cosas así. Tras estos deseos inasumibles los padres siempre nos decían "y todo lo que Sus Majestades deseen". Era esto último lo que caía seguro: un jersey, un libro de lectura, el plumier... Con tanto pragmatismo empecé a dudar de la existencia de los Magos de Oriente.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Los Reyes ya no son lo que eran, ni mucho menos. Tampoco los críos que entonces eramos. los primeros tenían menos posibilidades materiales y los segundos menos exigencias.
EliminarTodo cambia, pero no la ilusión de la espera de lo inesperado. La capacidad de sorpresa que tienen los pequeños y el amor de unos padres que disfrutan con la sonrisa de sus hijos que es el mejor de los regalos.
Lo pequeño y lo poco es a veces lo más importante y necesario.
Un abrazo amigo Juan Carlos.
Francisco,
ResponderEliminarEs tal y como cuentas con ese fina ironía, tanto desear y a la que uno se da la vuelta ya se ha evaporado el espíritu navideño.
Da un poquito de rabia tanto consumismo y tanta hipocresía, pero yo decido quedarme con lo bueno de ese compartir con aquellos a los que quieres (aunque en mi caso también intento hacerlo a lo largo de todo el año) y la alegría e ilusión de los pequeños.
Cuando desapareció la magia de los reyes, quedó la generosidad de aquellos que tanto te quieren y eso es el mayor regalo que me hicieron los reyes.
Besos
Ese espíritu en la mayoría de las veces es ficticio e impostado.
EliminarEl verdadero es el que nos mantiene ilusionados durante el año, y cuando digo ilusionados me refiero a: con ilusión.
Ser generosos es una de las virtudes que adorna a ciertos seres humanos a los que no les cuesta compartir con los menos favorecidos aquello que para ellos es importante, no lo que les sobra. Es de todos conocida la máxima que dice que el más desprendido y generoso es siempre el que menos tiene. Doy fe de ello.
Besos amiga.
Cuando era niño, aunque también se consumía más de lo habitual, creo que sí existía un cierto espíritu navideño. A menos lo celebrábamos dentro de nuestras posibilidades y con menos presión mediática. Los niños nos conformábamos con lo (más bien poco) nos traían los Reyes Magos de Oriente. Claro que hablo desde la perspectiva de una familia humilde como era la mía. Pero me da que cada vez se ha ido distorsionando más la celebración de la Navidad, sobre todo con la introducción de personajes y costumbres importadas, y todo por un interés meramente comercial.
ResponderEliminarA falta de milagros y de Reyes Magos todopoderosos, sería bueno que todos contribuyéramos, empezando por los que ostentan el poder, a que los verdaderamente necesitados pudieran tener cubiertas sus necesidades más básicas.
Un abrazo.
En estas fechas que ya pasaron, los excesos no dejan de ser diferentes a otros muchos que se comenten cuando celebramos. Pongo como ejemplo una boda, un cumpleaños, una despedida de solteros, una juerga nocturna, un carnaval...
EliminarTodo nos parece poco cuando festejamos, es innato a los seres humanos el gastar entonces lo que no se tiene o extralimitarse con la comida y la bebida.
Los que ostentan el poder no son reyes de nada ni siquiera dueños de si mismos. Están perdidos en sus ínfulas de poderío ficticio. El verdadero poder esta en el amor que se pone al realizar esos actos altruistas que nos conmueven a todos, la entrega generosa y la gratuidad de nuestros hechos. Por eso necesariamente los mejores reyes siempre fueron los padres, que lo dan y dieron todo por vernos felices.
Agradezco tus letras amigo.
Un abrazo.
De nuevo por yo por aquí, amigo Francisco. Ya se acabaron mis vacaciones y las Navidades, y ambas me parecen ya lejanísimas después de un intenso lunes.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu post del que me quedo con lo de "portarse lo mejor que ha podido" y pedir "lo adecuado a sus necesidades", y ello por la sencillez y humildad que encierran estas manifestaciones.
¡Un beso muy fuerte!
Todo lo que se pida con humildad y coherencia es más probable que nos sea concedido.
EliminarEl pedigüeño es aquel al que todo loe parece poco, y esos son además de cansinos, molestos.
Espero que la vuelta a la rutina no se te haya hecho muy dura amiga.
Besos y ánimo para la jornada.
Una carta a los Reyes Magos entre la ternura y la reflexión, con ese toque tan tuyo con ese humor tan especial, no había tiempo de leerla, disculpa la tardanza, pero aún así como siempre me ha gustado mucho. un beso. TERE.
ResponderEliminarNo hay nada que perdonar, tu siempre llegas que es lo importe.
EliminarGracias teresa.
Un beso