Antes de abrir la puerta sabía lo que
se iba a encontrar. No obstante se hacía el propósito de entrar y acomodarse junto
al sillón todos y cada uno de los días por la mañana; así había
sido durante los últimos cinco años, y seguiría siendo hasta que Dios
quisiera llevárselo de este mundo.
Esa acción cotidiana es la que le daba
la motivación suficiente para seguir adelante, para levantarse cada amanecer y
acostarse por la noche. Sin la fuerza que ello le insuflaba no era persona.
Se sentaba con mucho esfuerzo en la
silla; la artrosis le acompañaba desde que cumplió los sesenta, y las
articulaciones le dolían con cada movimiento que realizaba. Y entonces, la
saludaba con mucha ternura dándole los buenos días.
Después le comentaba lo que
tenía pensado hacer. Saldría a la calle con el andador para tomar el aire, que
falta le hacía. Le hablaría de sus hijos y de sus nietos; los que en más de quince
días no habían vuelto a visitarle; y eso era una eternidad para un tiempo tan
limitado y unas horas tan eternas sin más compañía que la radio.
Sacaría el álbum y miraría las
fotos de boda, las de los bautizos y comuniones. La de los pocos viajes que
hicieron juntos. Recordaría alguna anécdota de las que les hicieron reír, y
acariciaría su precioso rostro joven, fotografiado hacía tantísimos años.
Miraría el sillón vacío, y con
lágrimas en los ojos, la volvería a echar de menos una vez más.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Hola, Francisco: Un relato muy emotivo a partir de dos constantes de la ancianidad: el dolor de huesos y la soledad.
ResponderEliminarBuena escritura.
La pura realidad que vemos aproximarse todos los que vamos camino de vida adelante. Y es irremediable el perder personas por el camino, esas que nos acompañaban.
EliminarTe doy las gracias por tu paso.
Un abrazo fuerte.
Qué bonito, Francisco! Tierno y muy conmovedor.
ResponderEliminarAgradecido por tus palabras Marta.
EliminarUn abrazo.
Una triste compañía, la de un sillón vacío, aunque lleno de recuerdos. Aun así, vivir de recuerdos es un modo de estar vivo. Y si para ello hay que abrir cien puertas, pues adelante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo del sillón es un símbolo, podría ser la cama del enfermo, la mesa donde compartir una cena romántica. La calle, el parque... Todo lo que nos recuerda a las personas que nos acompañaron durante muchos años y a las que tanto echamos en falta. Muchos ancianos pierden hasta los recuerdos, y eso es peor.
EliminarUn abrazo Josep.
Tu micro destila emotividad a raudales, amigo Francisco; y nostalgia, melancolía, añoranza, mucha añoranza, ¡y me encanta!
ResponderEliminarEsta es una estampa que, por ley natural, se repetirá en innumerables ocasiones, y tú la has "dibujado" con la elegancia que te caracteriza. ¡Enhorabuena!
Un fuerte abrazo.
Menudas palabras has dedicado a este pequeño relato compañero, ya solo por eso creo que el reto de condensar lo escrito ha merecido la pena.
EliminarMuy agradecido por ello amigo. escribir puede ser muy terapéutico en ocasiones en las que la soledad nos mina por dentro.
Un abrazo el que me envías, correspondido por mi.
Hola Francisco, un micro que desborda un montón de sentimientos. La ternura de los recuerdos hermosos vividos que le ayudaban a seguir adelante. Se me encoge el alma, lo bien que has reflejado la situación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si tu alma se encoge al leerlo es que tienes un alma grande y esponjosa capaz de hacerlo, al igual que sería capaz de expandirse. Demuestra que la persona a la que habita es sensible.
EliminarUn abrazo merecido compañera. Y gracias.
El recuerdo, el amor, el sentimiento, y el saber que el tiempo es oro cuando se llega a cierta edad, y los recuerdos se hacen mas latentes si cabe. Muy bien descrito.
ResponderEliminarEnhorabuena un muy buen micro, el mío pronto vera la luz.
Un abrazo
Nuestra vida es una cuenta atrás, y según vamos cumpliendo años, vemos la cara a esa soledad, a ese desamparo que no nos parecía nada más que un motivo más de queja de algunos ancianos, y que es condición de todo ser humano.
EliminarGracias por tus letras.
Abrazos.
En cada frase se palpa la soledad, la nostalgia de tiempos más felices, cuando el sillón no estaba vacío.
ResponderEliminarUna realidad triste y cotidiana que padecen tantas personas mayores y que reflejaste con mucha emoción.
Un abrazo.
Cuando me baso en casos reales o vivencias personales, lo que escribo parece que te viene solo y que las historias se escriben solas, y fluyen al dictado.
EliminarEs inevitable que algunos de los que leéis lo escrito, igualmente os provoque algún escalofrío al recordar vuestras propias experiencias.
Gracias Mirella por dejarme tu comentario.
Un fuerte abrazo.
Creo que el dolor por la pérdida de un ser querido cuando se muestra realmente no es en el momento de la muerte, ni el velatorio o el entierro. Es cuando volvemos a casa y vemos todo los objetos que nos acompañan con la misma sensación que reflejas en el micro. Entonces nos damos cuenta de que se ha ido, y también que todo sigue. Un micro con el que superas sobradamente el reto, Francisco. Un fuerte abrazo!
ResponderEliminar... Y que todo nos recuerda constantemente a esa persona amada y que es inevitable el dolor de la pérdida, como inevitable deshacerse de ciertos objetos que nos hablan a base de continuas emociones encontradas.
EliminarActualmente estoy leyendo un libro en el que el autor recuerda todas las palabras dichas por él que escuchó su madre. Ciertamente es emocionante.
Un abrazo David y gracias por tu tiempo.
Recrear otra realidad dando vida a un objeto inanimado, es un buen recurso narrativo, que en tu micro sirve para comprender el sufrimiento y soledad de tantos ancianos. Al menos, esa es la principal intención de narrarlo en primera persona, conmover profundamente al lector ante este tipo de situaciones.
ResponderEliminarTambién, amigo Francisco, me gustó tu mensaje.
Un abrazo.
Vemos los objetos como lo que son, algo inanimado que tiene cierta utilidad cotidiana. Pero a algunos de ellos no podemos evitar relacionarlos con algunas personas queridas. A encuentros, recuerdos, detalles que tuvieron con nosotros al regalárnoslos. De esta manera quedan vinculados a nosotros irreversiblemente y siempre nos recordaran a esos seres amados. Como si estuvieran impregnados por su esencia y su alma.
EliminarOtro abrazo para ti, Estrella.
Un relato muy emotivo, Francisco. Qué dura es la vejez en soledad, ¿verdad?
ResponderEliminarUn abrazo.
Si es dura ya tendremos ocasión de comprobarlo en propia carne. De momento el contacto que tenemos o tuvimos con personas ancianas nos habla de mucha soledad incluso acompañada.
EliminarUn abrazo, compañero de letras.
Emotividad a raudales y una triste realidad para algunos de nuestros mayores.
ResponderEliminarCreo, Francisco, que se podría condensar más aún el micro sacrificando algunas palabras. A mi también me ha costado hacer labor de poda, estoy aprendiendo con los micros. Te pongo un ejemplo sobre tu propio relato, lo hago con todo el cariño y el máximo respeto, trato tu trabajo con el mismo rigor que si fuera el mío. Un par de "truquillos":
-En los primeros párrafos hay 2 "así"
-En las frases:que falta le hacía, el "que" podrías sustituirlo por signo de exlamación"¡Falta le hacía!... y en esta otra: "los que en más de quince días no habían vuelto a visitarle" por" Hacía más de quince día que no le visitaban" (tres palabras menos) y no altera el significado.
-La conjunción “y” en algunas de las frases se puede omitir sin que varíe la oración. A mi me encanta como las has utilizado, pero como método de ahorro en un micro es efectivo.
Pero lo más importante, Francisco, la palpable soledad del anciano, las has reflejado de maravilla.
Agradezco tu comentario con recomendaciones incluidas, no me considero un escritor con todas las de la ley y por tanto todo lo que escribo esta sometido a corrección. Por lo cual, imagínate lo que agradezco todas las indicaciones que me ayuden a mejorar un escrito.
EliminarCuando escribo en corto y con limitación de palabras no suelo recortar, lo que hago es ajustar el número de estas a la historia en sí, sin que esta carezca de sentido o tenga un desarrollo absurdo.
De todas las maneras le daré un repaso al texto, pues todo, siempre, es mejorable.
Muchas gracias por tu atención, lectura y acertadas indicaciones.
Un abrazo
Un relato muy triste donde se unen la vejez y la soledad y añoranza de quien ya no está a su lado.
ResponderEliminarUn abrazo Francisco
Puri
Lo duro de perder a alguien que compartió tu vida durante muchos años, un compañero-a de vida amado. Hasta la propia muerte se le sigue añorando y echando en falta.
EliminarGracias y un abrazo Dulcinea.
Hola Francisco, que bien logrado está tu micro, nostálgico y triste a la vez, es la realidad de muchas personas mayores que van envejeciendo sin la pareja amada, esto a veces acelera el proceso, y ni que hablar de la soledad.
ResponderEliminarParticipé y el tema se parece al tuyo, pero a la vez es diferente, me ha encantado leerte.
Buen fin de semana
Me alegra como ya te dije en un comentario dejado en tu blog, volver a reencontrarte. He leído tu relato y sí, tiene detalles en común, pero es cierto que introduces variantes que lo convierten en una historia totalmente diferente. de eso se trata.
EliminarUn abrazo Harolina desde mi rincón.
Un relato que rezuma tristeza, has conseguido hacerla llegar al lector a través de la pantalla. El recuerdo y la soledad de un anciano ante la ausencia de un ser querido y la decrepitud de la vejez. Un saludo, Francisco.
ResponderEliminarSi he conseguido trasmitir esos dos conceptos según tu apreciación, he logrado el propósito que me había impuesto. el otro punto sería el desamparo ante tal situación.
EliminarSiempre eres bienvenido y quedo agradecido por tus palabras Jorge.
Un abrazo.
Es dura la soledad del anciano. Espera las visitas de los suyos que cada vez las retrasan más.Es una pura realidad, que cada vez hay más ancianos que viven sólos. Pero este está rodeado de sus recuerdos y eso le ayuda a vivir. Otros no tienen esa suerte de recordar y eso es peor¡Muy buen micro! Un abrazo.
ResponderEliminarAmigo, Francisco, te felicito. Con tu relato has conseguido que la emoción me invada: una fecha recordada, un sillón vacío y la pérdida de facultades del ser querido que queda vivida muy de cerca.
ResponderEliminarTomo nota de tu observación. ¡Gracias!
Un fuerte abrazo
Hola Francisco. Cuánta fuerza de voluntad y fortaleza encontré a la vida que diste al protagonista. A pesar de su dolor, el amor le hace avanzar tal y como su amada hubiera querido para él. No se abandona a su suerte a pesar de hablar a una imagen, sabe que debe vivir y lo hace de la mejor manera que aprendió.
ResponderEliminarCondensaste muy bien todo un ejemplo de valentía.
Abrazos:)
Muy bonito y a la vez emotivo micro.
ResponderEliminarDeve ser terrible emocionalmente perder esa amada compania. Muy bien descrita la emoción de la soledad del protagonista.
Saludo