Me llamarán para que baje a cenar en
familia, pero esta vez me disculparé con un dolor de cabeza.
Desde que estoy como alumno de
intercambio en este país, he perdido peso y apetito. Solo como de vez en cuando productos
envasados. No porque me haya convertido en un sibarita o me disguste la
forma de cocinar de la señora de la casa.
Creo que la culpa la tiene ese diente de oro que me encontré la última vez entre la carne y la verdura, y la circunstancia de que el abuelo de la familia haya desaparecido.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Pero lo que finalmente no nos dice es si el abuelo estaba rico o no. Para una vez que conozco a alguien que ha probado la carne humana no me dice qué tal sabe.
ResponderEliminarUn relato muy bueno y muy sugerente.
Un beso.
Según Hannibal Lecter era un bocado exquisito donde los hubiera, pero sinceramente prefiero no probarlo, al menos de forma consciente. A lo mejor cuando vamos a los restaurantes ya nos han dado gato por liebre. Mejor no pensarlo.
EliminarUn abrazo.
Debe de ser duro ir por ahí de intercambio. Y si te encuentras tropezones en el menú...
ResponderEliminarJa,ja. No se si será duro, pero según me han contado gente que si ha estado de intercambio por otros países, que no se come en ninguno de ellos tan bien como en el nuestro.
EliminarAbrazo.
No me extraña al haberte encontrado ese diente de oro.
ResponderEliminarBesos.
En este caso puede darse con un canto en los dientes de haber encontrado un noble metal y no un pelo. No se que gana en asquerosidad.
EliminarUn beso María.
Cuando el hambre aprieta...
ResponderEliminarPero yo también habría perdido el apetito, jeje.
Que pases unas provechosas vacaciones.
Un abrazo y hasta septiembre.
Encontrarte componentes extraños y ajenos al aderezo común de cada plato, es algo que nos disuade de probar tan siquiera los guisos más apetitosos.
EliminarPor eso no hay que fijarse demasiado en lo que contiene el plato, a no ser, claro, que el objeto intruso ya lo tengas en la boca ¡Pufff! no lo quiero ni imaginar.
Yo todavía estoy de guardia aunque con menos actividad bloguera. Para las vacaciones me queda todavía una cantidad angustiosa de días.
Un abrazo.
¡No me extraña que perdiera el apetito! A mi también estos platos con «sorpresa» me dan arcadas.
ResponderEliminarUn abrazo, Francisco.
Esa es la frase adecuada: Platos con sorpresa.
EliminarEso de comer fuera de casa entraña sus riesgos.
Un abrazo Estrella.
¿A qué sabe ese plato con toda una sorpresa?. No me extraña que ponga excusas. Un abrazo.
ResponderEliminar¿No me dirás que no es razón suficiente para perder el apetito?
EliminarOtro abrazo para ti.
Ja,ja,ja. Al menos si se podría denominar como gastronomía personalizada.
ResponderEliminarOtro abrazo en correspondencia Julio.