Desde muy chiquito, con ayuda de su madre, había escrito una carta para pedir año tras año a los reyes que le devolvieran a su papá. En concreto a Melchor, su mago
preferido. Lo venía haciendo desde los seis, y hasta que cumplió los doce no desistió en el empeño poniendo toda su fe en sus majestades.
Después,
y en vista de que su petición parecía ser ignorada, empezó a desengañarse del todo.
A pesar de ello les dio una última oportunidad escribiendo su petición de nuevo.
A pesar de ello les dio una última oportunidad escribiendo su petición de nuevo.
Pasaron enero y febrero y entre tanto un hombre que no era su padre se presentó en casa y se quedó a vivir con ellos. Y llegaron de nuevo las navidades y el día cinco de otro enero, y en un famoso centro comercial, el individuo que figuraba como Melchor fue apuñalado con un abrecartas por un chaval de trece años. Dolido, de que después de tanto esperar a su padre como único regalo, le hubieran dado el cambiazo por otro individuo y de paso de forma impune, le arrebataran la inocencia para siempre.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Si yo hubiera apuñalado al Rey Mago por no complacer mis deseos, me hubieran tachado, no solo de asesino, sino también de xenófobo, pues mi Rey predilecto era Baltasar, ja,ja,ja.
ResponderEliminarMuy ocurrente, como siempre.
Un abrazo y que este 2020 te siga inspirando como hasta ahora.
Muy bueno tu comentario, cuando estamos involucrados en una sociedad excesivamente amante de la corrección más tontuna y buenista. Imagina por un momento a las feministas reivindicando a las autoridades y responsables de la preparación de la cabalgata, la inclusión de una reina maga entre el trio real.
EliminarGracias como siempre por dejar tu opinión.
Un abrazo, Josep
¡Lástima que la inocencia tenga tan pronto fecha de caducidad!
ResponderEliminarDuele quitar la inocencia a los niños, pues es tan corta la infancia y efímera la felicidad que produce la inocencia, que no encuentro razón alguna para privarles de tal gozo.¡Ya tendrán tiempo de sobra para sufrir!
Un abrazo, amigo Francisco.
Los adultos en este caso tenemos la mayor parte de culpa cuando pretendemos, por bien de ellos, descubrirles los secretos, destaparles los inocentes misterios que rodean a estos míticos personajes. todo tiene su momento en la vida y su propio ritmo. quitar la ilusión tempranamente no ayuda necesariamente a madurar a las inocentes criaturas.
EliminarUn a brazo, Estrella.
La inocencia es el valor más preciado que tiene un niño, la pena que dura tan poco. En este caso el niño dejó de serlo de golpe. Un abrazo.
ResponderEliminarQuitando todo el drama del relato, es verdad que la inocencia es un valor, una virtud que perdemos enseguida por determinadas circunstancias que rodean a cada cuál. Pero el drama es, el de esos pequeños que la pierden a causa de la violencia , de las crueles realidades que les rodean y que siempre vienen acompañadas de dolor provocado por las acciones de los adultos sin conciencia.
EliminarOtro abrazo para ti Mamen.
Hola, Javier.
ResponderEliminarNo sé si perdió la inocencia o se le despertó algo todavía peor.
Como siempre tus historias sorprenden con esos giros finales que puedes intentar prever, pero nunca acertar, ;)
Un beso, espero que hayas pasado unas Felices Fiestas.
buena reflexión. terminó la inocencia y despertó el instinto de un psicópata en ciernes.
EliminarAgradezco que valores mi forma de escribir estas pequeñas historias.
Un besazo, Irene.
Desde luego no llevó muy bien lo de descubrir que no existían.
ResponderEliminarTriste y sorprendente micro que desde luego no deja para nada indiferente. Los Reyes no pueden hacer milagros.
Un beso enorme y muy feliz semana
A pesar de toda su magia, los reyes no dejan de ser humanos. La culpa es de la madre a mi entender, que no explicó a su retoño ciertos detalles sobre el mundo de los adultos. abriendo los ojos a ciertas dolorosas realidades quizá no se hubieran muerto las esperanzas.
EliminarBesos.
Los niños tienen una visión altamente idealizada de todo, de tal forma que esperan más de lo que siempre reciben. Ponen el listón muy alto cuando se trata de expectativas pero después suelen conformarse y encontrar una razón para todo.
ResponderEliminarEste personaje no ha sabido madurar adecuadamente, y sospecho que su madre no le ayudó en gran medida a hacerlo.
Un abrazo.