Ahora ya vestido con su traje de gala, después de salir de la cama donde había yacido con su amante, se miraba al espejo y en su opinión le pareció estar contemplando una hermosa y colorida mariposa.
Todavía
entre las sábanas revueltas, la mujer
que le miraba con cara de desprecio y asco, pensaba para sí, que ese tirano que
abusaba de las circunstancias para beneficiarse de su cuerpo, era un vil gusano impotente, engreído y rebosante de soberbia.
La
esposa que sabía de los devaneos de su infiel marido, aprovechaba sus ausencias
para realizar sus compras personales y tirar de visa. Pensando mientras tanto
que el sujeto con el que se había casado era un anodino y auténtico capullo miserable.
El
resto de ciudadanos estaba dividido en sus apreciaciones con respecto al
individuo.
Unos
eran incondicionales admiradores de la mariposa a la que aplaudían y adulaban.
Otros
envidiaban la suerte de ese capullo que había llegado tan alto gracias a sus
prácticas fraudulentas, actitud mezquina y violenta.
Al
resto les gustaría aplastar a ese gusano que tenían como dirigente y que estaba
empobreciendo a todo un país.
Esta historia es la que me contó mi tutor a modo de ejemplo, cuando le pregunté qué significaba eso de la metamorfosis. Al día siguiente de explicárselo a mi padre, vinieron a buscar a mi maestro al palacio presidencial, y desapareció para siempre, nunca más supe de él.
Mi hipótesis por tanto, es que mi progenitor se va metamorfoseando progresivamente de hombre a monstruo.
Cois, menuda metamorfosis. Yo pensaba que el relato iba a ir por el terreno de los insectos lepidóptero o algo así, pero no, el giro final esta vez sí que me ha sorprendido mucho. Para bien.
ResponderEliminarUn abrazo
La fuerza de la metáfora como herramienta literaria.
EliminarMe alegra tu sorpresa y poder conseguirla.
Un abrazo, amigo.
¡Hola!
ResponderEliminarVaya la transformación de este bicho lo llevó a su misma destrucción.
Yo estaría en el grupo de los que desean aplastarlo. Eres muy creativo, Francisco, me gusto la forma en que encasillaste a esa miserable oruga.
Abrazo
Creo que yo me apunto al grupo ese también. AS los chupócteros peligrosos hay que erradicarlos. por desgracia son plaga Yessy.
EliminarGracias por dejar tu comentario, eres muy amable.
Vaya con la inocencia de los niños, menuda la ha liado pidiendo explicaciones y vaya símil el del buen maestro. El relato estupendo, como siempre.
ResponderEliminarLos locos y los niños dicen siempre la verdad. El tutor puso un ejemplo razonable pero no fue en absoluto discreto. lo pago con su vida, pues las alimañas del tipo descrito son monstruos destructivos del entorno que les rodea y están reñidos con las verdades que le atañen.
EliminarUn abrazo Isan.
Toda una lección de Biología con final inesperado, como acostumbras. El propio relato se va metamorfoseando hasta terminar en una terrible mariposa nocturna, de esas siniestras con una calavera dibujada en su tórax. Precioso relato.
ResponderEliminarUn beso.
Nada nuevo bajo el sol querida Rosa. La naturaleza da lugar a los símiles con las actuaciones del hombre; no dejamos de ser animales por ser inteligentes ¿?.
EliminarHas dejado muy buen ejemplo de la especie de vil insecto (con perdón de los insectos) que puede ser este tipejo pagado de si mismo. La mariposa esfinge calavera.
Un abrazo, amiga.
Estupenda metáfora para exponer a las claras a este tipo de insectos «chupópteros»... una especie a extinguir para liberar a la humanidad de semejante escoria humana (¿?).
ResponderEliminarUn abrazo, amigo FRancisco.
Verdad que sí estrella. Estos animalillos que solo miran por ellos mismos deberían estar en peligro de extinción; aunque también podrían ser eliminados a base de insecticida.
EliminarUn abrazo y mi gratitud por pasarte.
Este tipo que nos traes en tu magnifico relato, es de esos tipos que no puedo con ellos, de verdad no aguanto a la gente así.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho y sobre todo el final me ha sorprendido para bien como siempre.
Un abrazo.
Tienes toda la razón Tere. Esta clase de individuos e individuas; que los hay de ambos géneros, abundan más de lo que nos gustaría. Esos que abusan, explotan, manipulan y manejan a su antojo los hilos de la sociedad aborregada y conformista. Dictadores, tiranos y explotadores que además les gusta ser adulados y admirados.
EliminarNo dejan de ser unos mediocres capullos agusanados.
Me quedé a gusto.
Un abrazo.
Buen relato como de costumbre Francisco. Esa metamorfosis que es bella en cuanto a la mariposa. Ese gusano es para destruir. Un abrazo.
ResponderEliminarAbundan más los gusanos que las mariposas. disfrutemos de la pocas que hay sin saber ellas mismas que lo son. La humildad es una de las mejores virtudes.
EliminarUn abrazo.
Las metamorfosis de algunos en lenguaje castizo se llama cambiar de chaqueta o ser un fariseo, o tener mucho morro o ser, simplemente un falso. Es de admirar cómo algunos consiguen mostrar tantas caras distintas y engañar a todos.
ResponderEliminarUn beso.
En estos tiempos que corren se ve a las claras como ciertos bichos se metamorfosean para hacerse pasar por lo que no son. Pero el ciudadano coherente tiene ese don para reconocerlos y alejarse de ellos. O al menos para evitar su mala baba o el veneno que supuran cuando abren sus bocas.
EliminarHoy estoy desatado.
Un beso.
Muy interesante tu exposición y que nos da para meditar Francisco.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegro que esta lectura de pie para la reflexión.
EliminarUn abrazo Conchi
una historia mas en la ciudad del cuento
ResponderEliminarQué razón tienes amigo Julio. todos y cada uno de nosotros hemos sido monstruo de vez en cuando. De manera consciente o no, pero alguna vez nos hemos sentido seres despreciables de pensamiento u obra.
ResponderEliminarUn abrazo.
La ciudad del cuento del nunca acabar. A más de una historia habría que ponerle punto y final.
ResponderEliminarAbrazo.