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miércoles, 22 de octubre de 2014

Balance





Me gustaría sacar una conclusión para el final de mis días,

hacer un resumen de mi vida, de mis sueños, de mis ilusiones, de lo que quise ser y no pude.

Hacer balance antes de rendir cuentas: de mis motivaciones, de lo que me impulsó a hacer las cosas, de los objetivos y los intereses, de los medios que empleé para conseguirlos.

Quisiera hablaros de las metas que me impuse y las que alcancé, de los miedos que me frenaron a llegar a más alto, de mis dudas, de mis indecisiones.

Saber si a quienes me amaron a ciencia cierta los merecí, y recordar si a los que rechacé en el camino apartándolos a un lado lo merecieron.

Conocer las razones por las que uno se entrega a ciertas causas en cuerpo y alma y abandona otras antes de empezarlas.


Comprender que es lo que me movió, que me hizo cerrar los ojos ante la necesidad ajena, cuales fueron mis negaciones y mis concesiones a lo largo del peregrinaje vital.

Si mis sacrificios y mis renuncias tuvieron alguna consecuencia positiva, si los desvelos y agonías sirvieron para alguien.
Es tan penoso marcharse sin saber si valieron la pena tantas tristezas y las lágrimas derramadas...

Por ello  sería gustoso resumir de forma justa las lecciones que recibí y las que creí dar, cuanto compartí  y cuanto me dieron.
Tendría que morir y nacer varias veces para comprenderlo todo, y aún así, creo poder decir que no lo conseguiría.

La vida eterna puede consistir en eso: en ir cerrando grietas, tapando brechas y curando heridas y mientras repetir los errores e intentar corregirlos. El conocimiento pleno tardará en llegar, la perfección de lo humano es imposible.

Dijeron los que saben: que tropezar en la piedra no es el error, que este consiste en enamorarse de la misma y provocar la caída.

Cuando el horizonte se acerca y el sol va llegando a su ocaso. Cuando cumple el otoño sus días y se presiente el invierno en la piel del alma; es entonces cuando las preguntas se hacen más perentorias y pretendemos respuestas de los dioses que parecen dormidos y ajenos a nosotros.

Es cuando nos sentimos indefensos, abandonados, más pequeños y frágiles, es cuando imploramos la ayuda que nunca podrá llegar de fuera, es entonces que nos miramos dentro y queremos hacer balance personal para aferrarnos a la esperanza y dar nuestro propio veredicto, el epitafio comprimido que nos describa como lo que fuimos, sin mentira, sin disfraz que nos oculte.

Será solo entonces cuando las respuestas lleguen solas, sin formular las preguntas que las requieren,  y tengamos el valor de mostrarnos como lo que somos: seres inconclusos en proceso de construcción con expectativas de perfección. Carne, hueso y sangre con aliento y pretensión divina.



viernes, 10 de octubre de 2014

Angeleando






No puede tratarse solo de la casualidad, en principio, sí se le achaca todo a ella...¿Pero que es la casualidad? depende la mayor de las veces del punto de vista con el que busques la respuesta y el interés que tengas por conocerla; yo he llegado a la conclusión, después de experiencias repetidas que me lo confirman, que la casualidad no existe y sí, la causalidad.

Desde que venimos al mundo nos encontramos supeditados al habitat y el entorno en el que nacemos, a la gente que nos protege y a los depredadores y peligros que nos acechan. Recibimos unas pautas de comportamiento, un código de conducta ética, educación y valores humanos. Más tarde vendrán las leyes, la cultura y las creencias religiosas o intuitivas que nos llenarán de contradicciones y confusión. 

Desde pequeños nos enseñan a razonar y exprimir al máximo las células grises para conducirnos por la vida como robots con patas, "liberándonos" de paso, de sentimientos engorrosos que en muchas ocasiones incluso son ridiculizados:"Los hombres no lloran","fiarse lo justo, amar lo necesario."
Todo ello sin dejar mucho espacio a la imaginación y a la creatividad ilusionante que tuvimos de niños.

Lo que si es una constante desde que empezamos a existir es la inexplicable concatenación de misterio que nos rodea y la incertidumbre que nos provoca.
Los racionalistas ya estarán pensando en que todo es explicable con métodos científicos, matemáticos y lógicos que demuestran hasta porqué soñamos lo que soñamos, y hasta porqué sentimos escalofríos en la nuca.
Los excesivamente soñadores, los que creen en todo a pies juntillas, argumentarán que todo es posible y cierto aplicando un poquito de magia, credulidad a espuertas y mucha fe ciega.

Ni lo uno ni lo otro, se trata de buscar el equilibrio exacto entre los dos parámetros. 
Igual que a nivel personal no creo en la casualidad como ya os comenté, tampoco creo a ojos cerrados en la predestinación de los seres ni el ¡Abracadabra! del sexto sentido.

¿Y toda esta introducción para deciros qué?
A ello voy.
Los hombres y mujeres tenemos un gen atávico desconocido que hace nos sintamos atraídos por los enigmas, lo oculto lo desconocido lo inconmensurable y lo incomprensible y lo inabarcable.  
A ver si no. Que levante la mano el que no haya leído con interés un libro sobre misterios sin resolver, quien no haya visto al menos una película sobre poltergeist, exorcismos o fenómenos paranormales, quien no haya oído al menos, hablar de apariciones Marianas, de posesión diabólica, sobre aducción, de la telequinesis o la telepatía incluso los que se plantean la existencia alienígena.

Todavía no sabemos nada con seguridad, sobre la función verdadera de las pirámides de Egipto. ¿Para que servían realmente? ¿Sólo tumbas? ¿Qué secretos encierran muchas catedrales?¿Porqué el camino de Santiago tiene algo de especial y trascendental? Y si nos ponemos a hablar de Orcos, duendes, brujas y hadas, elfos y trasgos...¿Para qué seguir?-El Señor de los anillos- es una joya literaria de lo que representa la imaginación para un sector importante de la población mundial. La mitología es otro altar edificado por los antiguos a lo desconocido. 

Y en pleno siglo XXI no nos libramos. Todavía se leen y se visionan revistas y películas sobre super-héroes Marvel, con capa, mallas y antifaz que son lo que en la edad media podían verse representados por caballeros andantes, villanos y dragones voladores. 
¿De qué sino seguimos consultamos los horóscopos, el tarot y damos de comer a los videntes televisivos?

 ¡En fin! todo ello empezó en las cuevas, alrededor de un fuego, como rito sagrado y ancestral de brujos y contadores de historias, y gracias a esto somos seres completos, con nuestra parte asentada en la tierra y la otra mitad en lo etéreo, por lo cual que no se escandalice ninguna persona de nada o habrá que tacharla de hipócrita.

Y de lo etéreo va todo esto, que no de lo mortal y corrupto que es lo que tenemos presente a diario y es de sobra conocido.
Para centrarme en esas presencias que desde niños presentíamos: los amigos invisibles con los que jugábamos y hablábamos, esas presencias que aunque dudéis todavía, aletean entre nosotros.

Llamadlos ángeles o espíritus o como queráis, de nada sirve que neguemos su existencia, ellos se empeñarán en hacerse notar con las "casualidades" con los "Deja vu" o los sucesos milagrosos inexplicados por la ciencia y la razón, aunque sí hay una que los trata e investiga: La Angeología, y no parece ser ninguna broma.

Yo creo en los Ángeles ¡Faltaría más! los que se cruzan permanentemente en mi camino como caídos del cielo cuando los necesito, los que me ponen la mano en el hombro y me consuelan en la tristeza, esos otros que me acompañan junto a la cama del hospital en mis horas más sombrías o celebrando mis logros conseguidos y mis alegrías, los que se hacen los encontradizos y aparecen cuando los convoco.

Esos ángeles que con palabra amable te quitan una losa de encima que aplasta tu autoestima, y los que te animan a seguir con el gran reto de la vida implacable, te dan el consejo oportuno y la lección pertinente, mostrándote posibles soluciones a tus pesares.

Creo sobre todo en los que me acompañan como ángeles de la guarda, los más cercanos, esos que a diario se muestran junto a mí sin sus alas emplumadas, ni coronitas doradas.( y no me refiero a la cerveza Mejicana)

Mi gratitud siempre será para esos Ángeles disfrazados de bomberos, policías o sanitarios que evitaron una tragedia mayor al incendiarse mi casa, acudir en situaciones comprometidas o al accidentarse mi coche. Al médico que propuso un diagnóstico acertado y la enfermera que se mostró solícita y amable, a ese otro sentado en una mesa gris con pinta de funcionario anodino, que supo asesorarme sobre mis derechos y solucionó con unos cuantos papeles lo que podría haber significado un embargo; a los que me llenan con su sabiduría, los más viejos y los más sabios, los que conocemos como maestros, a esos otros que son capaces de desprenderse de lo más humano e irradiar su presencia divina y luminosa mostrándose como lo que son: amigos incondicionales y auténticos sobre todo en la necesidad.
Mi eterna gratitud a esos ÁNGELES con mayúsculas que nos asignaron desde pequeños, a los que aprendimos a llamar padres, que serían capaces, de dar su vida a cambio de la nuestra sin pedir nada a cambio.
A tantos otros que pasan junto a nosotros por la calle, en el metro, en el autobús, que sonríen a nuestro paso debajo de la tormenta, los que trasmiten sosiego en momentos de crisis y nos tienden la mano cuando caemos, o sencillamente los que te ceden un asiento, o te recomiendan un libro que hable por ellos. Los que escuchan al anciano y juegan con el niño.

Os repito: yo no creo en la casualidad, no creo en la pura y fría razón. Creo en el alma que nos habita, seamos creyentes en algo trascendental o no.  
Confirmo que los que son poseídos por esa fuerza desbocada llamada Amor se vuelven seres distintos, con poderes inasumibles por el resto de mortales que basan sus vidas en otras prebendas más soeces y primarias. Creo que ellos poseen esa luz necesaria en tiempos oscuros, por ello se les califica como seres luminosos, y en momentos críticos trasmiten calma, seguridad, esperanza.

Os deseo pues, de corazón, que encontréis a vuestro paso tantos Ángeles como los que yo hallo a diario junto a mí, que sepáis leer entre lineas sus mensajes encriptados en los renglones torcidos de los aconteceres diarios, que seáis capaces de descubrir su presencia en la necesidad y la meditación, que aceptéis su compañía amigable y su ayuda y escuchéis sus cantos melodiosos.

En algún momento también nosotros podremos convertirnos en uno de ellos, incluso si nos esforzamos aprenderemos a elevarnos sobre lo puramente banal. Y con el tiempo, y la suficiente dedicación a la labor, se nos conseguirá ver ese halo luminoso, ¡Que por cierto! por métodos científicos se puede llegar a ver, y naturalmente se siente, ya lo dice Beyoncé en su famosa canción:


"A cualquier parte que miro,

estoy rodeada por tu abrazo,
cariño, puedo ver tu halo,
sabes que eres mi gracia salvadora,
eres todo lo que necesito y más,
está escrito por toda tu cara,
cariño, puedo sentir tu halo"... 

El resto de la letra tampoco tiene desperdicio, y se trata de una canción de Amor.


Y os dejo estas frases como punto y final.



"Los ángeles vuelan porque se toman a la ligera"

"Cuando los ángeles nos visitan, no escuchamos el susurro de sus alas, ni sentimos el roce de sus plumas, pero si percibimos el amor que dejan en nuestros corazones"


"Los niños son el vínculo entre los ángeles y los hombres"


"En el cielo un ángel no es nadie en particular, en la tierra lo puede llegar a ser todo"


"El único ángel que nos mira ahora, lo hace a través de los ojos de los demás"


"Los verdaderos amigos son preciosos y raros como ángeles"


"Los amigos son ángeles que nos ayudan a levantarnos cuando nuestras alas han olvidado como volar"


"No vemos a los ángeles; peo en los túneles oscuros de la angustia, se acercan y nos llaman, ¡ Se parecen a ellos las personas queridas y no son sino ángeles los seres que nos aman y ayudan!




sábado, 27 de septiembre de 2014

Tiempo de escuchar




Gracias a los medios a nuestro alcance como prensa, televisión y radio, no nos falta información de primera mano sobre cualquier asunto político, financiero, social, deportivo, artístico o cultural. Nunca se trasmitieron los comunicados los noticiarios, debates y entrevistas con tanta rapidez a lo largo y ancho del planeta llegando a cualquier rincón del globo.

Internet revolucionó, como plataforma comunitaria de información instantánea, todos los sectores de la sociedad en este sentido.


De este modo somos seres privilegiados que disponemos de datos continuamente actualizados del entorno en el que pululamos, disponiendo de los puntos esenciales de información que necesitamos para poder comunicarnos y compartir, trabajar y estudiar.


Es realmente curioso comprobar como un suceso ocurrido en cualquier lugar del mundo, llega a nuestros móviles u ordenadores casi de manera instantánea en forma de noticia, chiste, vídeo o cotilleo por el Whatsapp. Así mismo las plataformas sociales sobradamente conocidas nos sirven como "Muro" donde colocar comentarios, impresiones, pensamientos, ideas, sueños, opiniones y reflexiones como es el caso en estos momentos en los que tú lector, muy generosamente estás leyendo esto.


La contra de todo esto es el tiempo, el tiempo y la capacidad de la que disponemos para asimilar toda la información que recibimos cual bombardeo de neutrones de forma continuada, el tiempo que podemos dedicar a cada una de las noticias que recibimos, de leerlas, comprenderlas y elaborarlas.


Esto es como un patio de vecinos en el que cada uno de nosotros es de su padre y su madre, tiene formas de vida particulares y conceptos personales de como desarrollar sus actividades cotidianas y cada uno de nosotros con diferentes necesidades de comunicación, pero somos seres sociales por definición con necesidad impepinable de interrelación. "Nadie es una isla" que dijo muy acertadamente John Donne y que más adelante Hemingway plasmó en su libro -Por quién doblan las campanas-


"Ningún hombre es una isla, completo en sí mismo. Cada hombre es un fragmento del continente, una parte del todo. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, tanto si fuera un promontorio, como si fuera la casa de uno de tus amigos o la tuya propia: la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy unido a toda la humanidad, por eso nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti." 


Como es de suponer a todos nos gusta charlar con amigos, comentar una noticia o las últimas tendencias de moda, compartir la experiencia de un viaje realizado o valorar los resultados del partido del Domingo o la acertada realización de una película en un foro internauta 


Sentimos ansiedad, pues muchas veces es eso. Ansiedad por hablar, escribir y comunicar al resto nuestras experiencias personales, meditadas suficientemente o no, pero necesitadas como explosión, de salir al exterior y extenderse de forma "Mitósica", la mayor de las veces de forma espontánea y pocas veces de forma reflexiva.


Y finalmente a lo que voy con mi cháchara que a lo mejor ya te aburre: ¿Hay  alguien ahí dispuesto a escuchar? ¿Oídos atentos que requieran de esas palabras? ¿Personas realmente interesadas en lo que escribes y trasmites?


Si tuviéramos que responder con total sinceridad a la pregunta de cuanto tiempo dedicamos a leer un libro, leer una carta (Se escriben pocas), leer un E-Mail (De estos muchos) intentar comprender la letra de una canción, y concentrarnos en lo que nos está contando la vecina, el amigo, familiar o el compañero de trabajo o el profesor de universidad . ¿Qué responderíamos?


Sobre las páginas Web, los Blogs y los muros de plataformas sociales no digo nada, pues es más de lo mismo.

Y es que estamos saturados de información, incapaces de desarrollar tanto poder receptivo como para atender todas las entradas y notificaciones recibidas diariamente.
Los filtros tienen que ser numerosos para que encima la propaganda y los Spam no nos acaben de saturar nuestras bandejas de entrada y nuestras neuronas.

En estas estamos pues: somos remitentes y destinatarios de información y depende solo de nosotros el hacer este ejercicio social más práctico y trascendente, utilizando el filtro de la racionalidad y la utilidad.

Y añadiría como claúsula el ser más receptivos a la escucha que a la verborrea, hay muchos prójimos necesitados de oídos atentos que les atiendan, muchas soledades interiores, personas incomprendidas y aisladas por la falta de nuestro interés a la hora de escucharles. Las prisas y el, siempre escaso tiempo pueden ser excusa o no, pero la paciencia es una virtud escasa que deberíamos potenciar a menudo con los demás. y ser receptivos seguro que no nos quitará el sueño.

No solo se trata de expandir nuestro mundo interior sino también de ser vasijas que recojan lo que los demás comparten.

Pero naturalmente no todo vale, como el Spam hay cotilleos y críticas que no nos aportan nada, y para ello debemos interponer los tres filtros que el sabio Sócrates propuso a su discípulo.

    Un discípulo  vino en busca de su maestro Sócrates para decirle:


¿Sabes lo que escuché acerca de uno de tus amigos?  Espera un minuto, replicó Sócrates. Antes de decirme nada, quisiera que pasaras un pequeño examen. Yo lo llamo el examen del triple filtro. - Triple filtro ? , preguntó el otro.

- Correcto, continúo Sócrates. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir. Es por eso que lo llamo el “Examen del triple filtro "
... El primer filtro es la VERDAD. ¿estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto ? _ No, dijo el hombre, realmente sólo escuche sobre eso y ...  Bien, dijo Sócrates, entonces realmente no sabes si es cierto o no.
Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la BONDAD. Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo ?  No, por el contrario …  Entonces, deseas decirme algo malo de él, pero no estás seguro que sea cierto
Pero aún podría querer escucharlo porque queda un filtro, el filtro de la UTILIDAD. Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo ?  No, la verdad que no.

Bien, concluyó Sócrates. Si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno e incluso no me es útil, ... para que querría yo saberlo ?




lunes, 15 de septiembre de 2014

Una de Roberto Carlos


De chaval...  hace un tiempo de eso, escuché una canción muy pegadiza de un tal Roberto Carlos un cantautor que tan buenos recuerdos me trae de temporadas estivales pasadas en familia.


El estribillo de la misma repetía entre otras frases esta: 

"Yo quisiera ser civilizado como los animales"

Entonces me pareció algo que tenía que ver con los ecologistas, los partidos verdes y otros movimientos a favor de la naturaleza y el medio ambiente tan en boga aquellos años.

Y sí, era eso, no andaba desencaminado del todo; pero me faltaban esos otros sentidos ocultos de la frase en cuestión.

Ha pasado el tiempo y con el tiempo han venido desilusiones y desengaños, perdidas de fe, desarraigos y falta de confianza en leyes, normas, dictámenes y principios religiosos, políticos y filosóficos. Me harté de leer libros de auto ayuda hasta gastarme la vista y vaciar sus páginas de contenidos y significados que me pudieran convencer de que, como decía el filosofo ginebrino Jacques Rousseau:


" El hombre es bueno por naturaleza pero la sociedad es la que lo corrompe." 


Este es el dilema: No puede hablarse en un principio de bondad o maldad por naturaleza, pues no son propiedades naturales sino ético- morales y aquí entra de lleno la educación recibida al respecto por cada uno de los individuos, tanto en el seno de la familia como en los centros de enseñanza.


La educación a pesar de ciertas opiniones, no es el arma utilizada por los padres, tutores y maestros  para domeñar el carácter individual de cada persona y así poder manipularlos a su antojo.


Más bien habría que valorarla como una ayuda para encauzar nuestros instintos y apetencias básicas, e inculcarnos valores y sentimientos propios de seres civilizados, todo ello enfocado precisamente a desarrollarnos como seres racionales y poder de esta forma, convivir y formar parte de esta sociedad que en teoría "nos corrompe", con criterios propios y mentes sembradas de conocimiento.  Ayudándonos a reforzar por otro lado nuestra individual e intransferible personalidad.


El grupo de rock Pink Floyd en una de sus famosas canciones, nos dejó una perla revolucionaria por entonces, en la titulada: The Wall  que decía: 


No necesitamos educación.

No necesitamos control mental.
Nada de oscuro sarcasmo en la clase.
Profesores, dejar solos a los alumnos.
¡Eh!, profesores, dejadlos solos.
Todo ello, no es más que otro ladrillo en el muro.

La educación parecía considerarse un medio de alienación, un lavado de cerebro de los futuros ciudadanos para convertirlos en masa opaca e indiferente a los designios de los gobernantes, que de esta forma tenían un cheque en blanco para hacer y deshacer a su antojo sin que nadie interfiriera ni se preocupara de las injusticias, desfalcos y corruptelas que se traían entre manos.


En mi opinión lo que ocurre es todo lo contrario.

A los mandamases no les interesa un núcleo familiar fuerte y unido, ni una comunidad de ciudadanos con formación cultural sólida. 
Los realmente preparados para pensar por sí solos, sobran en esta sociedad de autómatas programados para consumir y servir a las castas privilegiadas.

Lo refleja esa otra frase hecha que como legado que no pasa de moda, nos dejó en su momento un emperador romano:

 "Al pueblo darle pan y circo que de gobernarles nos encargaremos nosotros", más tarde un rey francés la convirtió en pan y toros y ahora podría sustituirse por el fútbol, béisbol  o la formula 1. Cualquier deporte que mueva masas enfervorizadas e incluso las enfrente entre sí,  y que no obstante no se movilizan, en cuanto a injusticias, abusos y tropelías se refiere.

En una película con alta dosis de dramatismo, de cuando la guerra del Vietnam traspasó las fronteras Camboyanas  y lo Jemeres rojos tomaron el poder... su título: Los gritos del silencio, con música impactante de Mike Olfield.


En ella recuerdo todavía que los primeros ajusticiados por estos comandos "liberadores de la población" precisamente eran los educadores.
Temían a los individuos que pensaran por si mismos, que eran capaces de reflexionar y utilizar sus propios criterios de valoración y mostrarlos al resto, cuando la inmensa mayoría se movía solo por consignas y arengas de sus líderes, algo así como lo que pasó en África con los Hutus y los Tutsis. Por la radio no dejaban de oírse alegatos para lanzar a muerte a los unos contra los otros, animando a la población a traicionar y vender a sus vecinos de la otra etnia, llamándoles cucarachas merecedoras de exterminio.
De la misma forma las bandas de jóvenes violentos siempre se nutren de los pobres y los ignorantes.

"Es más cómodo obedecer a ciegas mandatos ajenos que elaborar criterios con los que regirnos."


Realmente después de lo visto en tantos siglos de historia de la humanidad, comprenderemos que algunas personas hastiadas de tanta violencia gratuita, de tanta idolatría al dinero y al poder, al espejismo de la sociedad actual de algunos países imagen falsa de bienestar; encuentren ahora en el estribillo de  Roberto Carlos algún sentido más profundo...


Los animales son inocentes en cuanto que no se mueven por la razón, con lo cual no comprenden lo que es el libre albedrío de la elección de la conducta, que  nosotros si poseemos. No tienen conocimiento del bien y del mal, de lo justo e injusto; se conducen por instinto, pero no el instinto desordenado que parece desatarse en nuestra especie cuando nos dan esa fingida libertad, que supone fiarnos carta blanca para cometer autenticas atrocidades, no sólo con el entorno sino con los mismos congéneres y el resto de seres vivos que intentan sobrevivir a nuestro lado.


Nuestra sola arma: la educación, que nos llevará a la comprensión y esta de la misma manera al respeto por todo lo creado.

Nosotros somos solo parte del todo, no los dioses que pueden decidir quién merece vivir o morir, que bosque se ha de quemar y que mar contaminar.

 Al menos "Seamos civilizados como los animales" ya que como seres humanos dejamos mucho que desear.








viernes, 5 de septiembre de 2014

Tempus fugit




Un anciano caballero de 90 años recién cumplidos con mucho recuerdo en su memoria,casi tanta como años pesan en su encorvada espalda, se empeña en celebrar continuamente la vida que le toca.


La excusa puede ser nimia y el motivo peregrino, el más pequeño acontecimiento es celebrable a su entender, pues a estas alturas de la película y sin saber lo que le queda por patear esta tierra, se agarra a la felicidad de poder rodearse de los más queridos y reír y cantar y conversar a viva voz, sin cortapisas, ni prohibición que ponga límites a las ganas de querer y sentirse querido, compartiéndose todo él, con los suyos.


Otro abuelo de 89 reseñables aniversarios, de pelo blanco y sonrisa infantil, me dice en su lucidez diáfana de buen seso, cuando el ominoso muro del olvido llamado Alzheimer le deja un respiro: Que todas las mañanas al abrir los ojos, debemos agradecer un día más al creador, se llame como se llame, esa nueva oportunidad que se nos concede para corregir los errores cometidos y restañar heridas infringidas, decir todo lo que amamos y respirar a pleno pulmón el aire que aún nos toca por respirar en este reparto de suerte tan inestable llamado vida.


Y es que hoy somos y mañana no, y de nada sirve que nos recuerden cuando hayamos partido como lo que fuimos o pretendimos al menos ser; marcharemos desnudos igual que cuando nacimos, partiremos solos allá a donde vayamos sin nadie que nos acompañe al más allá o a la vuelta de la esquina para no regresar, y dejaremos alguna estela como el barco que parte de puerto, pero hasta estas se difuminan en la inmensidad de las aguas de la endeble memoria de los deudos, cuando la heredad es repartida.


Es condición inapelable de la vida: la muerte, el que viene acá sabe que deberá partir tarde o temprano y de forma inesperada, de manera impremeditada a no ser que provoquemos la partida, y eso en mentes sanas no es factible.

De nada servirá pues, demandar a la "Parca" un poquillo más de tiempo para despedirnos de lo que dejamos, y esta que es flaca y vieja como la historia del hombre, también lo será sorda a tales demandas caprichosas.

Por eso mismo y como el tiempo pasa irremediable por nuestra piel y nuestra alma, nos pongamos como nos pongamos, dejemos de una vez por todas de hacer posturitas ocasionales de promesas lanzadas cual oriflamas al sol, e incumplidas al rato siguiente por nosotros mismos alegando falta de motivación o precisamente de ese tiempo para realizarlas, el mismo que se nos escurre como arena entre los dedos cada vez que tomamos aliento.

Condenados a muerte estamos desde que nacemos y en esto no hay negociación que valga.

Aprovechemos pues:

Los ratos jubilosos de alegría que son pocos.
Los momentos de felicidad que son menos.
A las gentes que se cruzan en nuestra ruta que es mucha.
A las personas entrañables y queridas, que son contadas con los dedos.

Disfrutemos:

Del camino y del paisaje, del viento la lluvia y los tornados, la tormenta, la brisa y los días luminosos. 
Y me refiero a los de dentro y a los de fuera de nuestro cuerpo.

Gocemos:

De los pequeños placeres y detalles que nos depare el destino.
Sepamos avanzar el doble cuando tropecemos y no caigamos, y si cayésemos, a levantarnos con premura y seguir rumbo norte.

El pasado siempre será lo que dejemos atrás como presente vivido en el momento en que lo hicimos, y el futuro se convertirá en presente en el instante que lo alcanzamos. Con lo cual no viviremos nunca de pasado ni futuro y si en presente continuo.


Los antiguos, que en esto de pensar y filosofar nos llevaban amplia ventaja, resumían todo con un latinajo de los suyos: 

"Carpe Diem quam minimum credula postero",
que viene a decir algo así:
"Vive el momento y desconfía del mañana".

¡Por cierto!, hay una película circulando por ahí titulada: -In Time- que merece la pena ser visionada por lo que nos haga recapacitar sobre el tema aquí tratado.

El tiempo como moneda de cambio:"El tiempo es oro", el tiempo codiciado y la ambición de la eterna supervivencia.

Señoras, señores, lo de los cursos de inglés y las dietas utópicas de principio de año están muy bien como promesas incumplidas, pero no dejen de sonreír, de ser amables y tolerantes con los demás y consigo mismos, sean pacientes, generosos, comprensivos y muchas más cosas siempre en positivo. 

El tiempo pasa y lo que nos llevaremos será lo que amemos y compartamos, lo demás se queda: 
Las carreras, los títulos, las Master-Card  y los bienes conseguidos. 

El reto es el siguiente: si nos han de recordar, que lo hagan como:
- Los que nacimos llorando mientras los de alrededor  reían y se marcharon sonriendo mientras los de alrededor lloraban -

Asegurándonos de dejar huellas profundas en las sendas recorridas a lo largo de nuestra propia historia.


Y encontraremos por añadidura todas las excusas habidas y por haber para celebrar que respiramos un día más.

                             


                  Dedicado a esos dos viejitos tan queridos.

miércoles, 27 de agosto de 2014

...Y no seréis juzgados


En cursos de auto-ayuda que se imparten en todo el mundo con una frecuencia cada vez mayor a causa de nuestras debilidades y obcecación mental,  causadas por ritmos de vida infernales y recortes de tiempo que nos impiden el análisis y la valoración personal. En estos cursos digo, y entre uno de los muchos ejercicios que se le plantean al asistente, se encuentra el de confeccionar una lista con sus virtudes y sus defectos;
algo así como un examen de conciencia íntimo y personal en los que descubrir los tesoros de los que somos portadores como personas, y los lastres que arrastramos con abnegación de mártires inconscientes.

Entre otros muchos atributos podemos ser: generosos, constantes, tolerantes, tímidos, capciosos, irónicos, cínicos, holgazanes, simpáticos, razonables, dialogantes, egoístas, tiernos, amables, trabajadores, huraños, confiados, desconfiados, retorcidos, educados, cariñosos........y más, y más, y muchiiiisimo más.

Una lista interminable con miles de términos con los que intentamos descubrirnos, re-descubrirnos o desenterrarnos entre tanto escombro, mostrarnos al público y calificarnos a modo de auto-evaluación de forma razonable para nuestra autoestima; y es que tenemos tanta necesidad de conocernos, pero tanto miedo a descubrirnos...


¡Pues bien! una de las palabritas más usadas, más escritas y más sufridas en nuestras propias carnes y en las ajenas es el de "Críticones".


La crítica  siempre viene de la mano del pre-juicio, tan dolorosos ambos.

En esa lista tendría que ocupar el puesto "Number one" y siempre dentro del "Top Ten" de adjetivos calificativos del ser humano.

Viene a ser algo así como el deporte oficial de todas las naciones donde habita el género humano o sea: todas, todas.

No se libra ni el "Tato", y este debe ser alguien universal cuando nos representa a todos.

¡Cuidado! ¿Primero es el uno o la otra ? ¿ El huevo o la gallina ?

personalmente no sabría deciros pues son primos hermanos. ¡Menuda familia!
Y llegados aquí: "Quién esté libre de pecado que tire la primera piedra".

Primero una pequeña definición:


Juicio, Prejuicio. A diferencia del juicio, el prejuicio representa una opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable y que no surge como fruto de la experiencia presente sino de juicios previos, acerca de algo que se conoce mal. 

Cierto es, todos nos precipitamos a emitir preguntas previas ante el desconocido, el forastero, el que entra en nuestra vida sin credenciales ni carta de presentación en la boca: ¿ Quién es ?
¿ A qué viene ? ¿ Qué busca ? ¿ Qué quiere ?

Entra al escenario la desconfianza y el miedo a lo que ignoramos, nos sentimos agredidos en cuanto nuestro espacio de seguridad es violado; algo así como el espacio aéreo, o las fronteras de los países; también el ser humano las tiene, no os quepa ninguna duda, se denomina distancia de seguridad, y en cada individuo es diferente y según a que cultura pertenezca ese individuo será más larga o más corta.


A partir de aquí nuestra tolerancia o generosidad  juegan el papel decisivo para empezar el juego de la aceptación y la

comunicación, si es lo contrario lo que prevalece empezamos a omitir los juicios apresurados contra, y digo contra porque pocas veces son a favor, el objetivo humano, diana de nuestros dardos, casi siempre con veneno para hacerlos más letales, provocando
rechazo y marginación.

Es sabido que un juicio puede ser justo o injusto cuando se ejerce sobre un individuo, por una acción realizada por él, y mediando testigos directos que puedan opinar objetivamente sobre dicha actuación y valorarla como buena o mala, según el criterio de las leyes o la lógica de convivencia de la sociedad en la que está involucrado;

juicios basados en hechos y pruebas tangibles, no en murmuraciones, comentarios y marujeos de patio de vecinos.

Pues entonces. ¿Porqué somos tan dados a realizarlo nosotros tan gratuitamente, sin pruebas suficientes ni datos, ni conocimiento? ¿Lo que vulgarmente se define como:

 -sin ton ni son- ? ¿ Simple debilidad impresa en los genes de la raza ? ¿Por malicia ?

Personalmente una de las razones que yo he encontrado con más frecuencia es la envidia, otra señorita hermanada con la crítica que dicen pinta en verde como la esperanza, aunque esta última no sea pariente...¡menos mal!


Cuando envidiamos a alguien por algo, lo más frecuente, no es que intentemos superarlo o igualarlo deportivamente con esfuerzo y sacrificio, ¡no! lo mejor es ponerlo a nuestra altura cortándole las piernas y mejor aún derribándole; y entonces 

¿Que mejores armas a nuestro servicio que la crítica y el  
pre-juicio ? siempre ejercido ante los demás, los que creemos que nos van a secundar y aplaudir por nuestro buen criterio, cómplices al fin y al cabo de nuestras malas artes discriminatorias.

Otra de las razones descubiertas, es la de pretender destacar, realzar nuestro Ego ante los demás a costa del otro, denostando a la víctima y despreciando sus virtudes, algo así como señalar al leñador el árbol que queremos que derribe y después subirnos encima del tronco caído para sentirnos más grandes. Ya lo ilustró el fabulista Esopo con el cuentecito de la zorra y las uvas. El desprecio, el escupitajo y el " apartheid "


Esto lo hacemos nosotros como individuos, y como colectivo los gobiernos, los países, las naciones Algo tan extendido como el cáncer y tan dañino y mortal como él.


Todos extendemos el dedo acusador que señala, que enjuicia, prejuzga y condena, con precipitación desmesurada cuando hay intereses que así lo requieren y todo por frustración o amargura, otra aparente razón que mandó a muchos herejes a la hoguera, a millones de judíos a las cámaras de gas, y a innumerables seres humanos a la esclavitud.


Ninguno estamos libres de esta culpa, es contagiosa, pero es curable si ponemos voluntad y buena fe.


Los criterios para conseguirlo son básicos:

Gestionar nuestras emociones e impulsos instintivos, intentar el acercamiento y el diálogo previo que nos permita conocer a las personas, naturalmente conocernos a nosotros mismos y ejercitarnos en el contacto positivo que conduce al entendimiento, y sobre todo comprensión antes de emitir juicios apresurados intentando meternos en los zapatos y vestir la piel de aquel al que pretendemos pre-juzgar, apartar y discriminar. 

Ser conscientes que la ignorancia es muy culpable de todo.

Observar las causas, el porqué de las acciones y actuaciones y analizarlas con racionalidad y la mano puesta en el corazón.

Y por último, evitar a toda costa el prejuicio aunque solo sea por no hacer el ridículo y quedar como auténticos bobos, o el tener que arrepentirnos cuando no haya retorno en el mal infligido.


A modo ilustrativo os dejo esta historia que circula por Internet.


Una muchacha esperaba en un aeropuerto la hora de embarque de su vuelo.

Como el tiempo se le hacía largo compró una revista y un paquete de galletas, se sentó y empezó a leer.
Un hombre se sentó un asiento más allá de donde se encontraba ella.
La muchacha abrió el paquete de galletas y cogió una,seguidamente observó con sorpresa como el hombre cogía otra.
Se sintió irritada y aunque no dijo nada pensó en lo descarado de la actitud de aquel hombre y en su atrevimiento. Cada vez que ella cogía una galleta el hombre hacía lo mismo.
La chica se enfadaba cada vez más, pero no quería armar un escándalo.Cuando sólo quedaba una galleta en el paquete el hombre la cogió,la dividió por la mitad y le ofreció una parte a la muchacha.
¡Menuda frescura la de aquél tipo! pensó de nuevo.
Totalmente irritada cogió sus cosas y se fue hacia la fila de embarque.
Más tarde cuando se sentó en el asiento del avión abrió su bolso y con gran sorpresa y tribulación se encontró con su paquete de galletas intacto.
No comprendía como se había podido olvidar que guardó sus galletas en el bolso.
El hombre sin embargo compartió lo suyo sin ningún problema,sin explicaciones de ningún tipo....Era tarde para pedir excusas.

                Hay cuatro cosas imposibles de recuperar:

                  Una piedra… después de haberla tirado
                  Una palabra… después de haberla dicho
                  Una ocasión… después de haberla perdido
                  El tiempo… cuando ya ha pasado



miércoles, 13 de agosto de 2014

Enfermos de soledad







Es irremediable que de vez en cuando nos invada una pena provocada por un desengaño, o que una desilusión sea la causante de un cataclismo interior que nos deja abatidos y perplejos durante un lapso pequeño o grande de tiempo; de tal forma que busquemos refugio en lo más oculto de nosotros mismos, alejados de lo que nos produjo el dolor del alma, quedando aislados y distantes de los demás.
Otras nos retiramos con voluntad propia de hacerlo, para apartarnos del mundanal ruido que nos describía el poeta*. Alejarnos del maremágnum de la vida rápida y estresante en la que nos hallamos involucrados de "motu propio" o por obligación ineludible. 
Requerimos el silencio y una bajada en el ritmo de nuestro corazón acelerado, nuestros pensamientos dispersos y nuestros pasos perdidos.

Buscamos en ambas ocasiones reconstruirnos interiormente. 
En la primera para organizar de nuevo nuestros muros y torres de defensa para sentirnos de nuevo fuertes ante los enemigos encarnizados de la felicidad. 
En la segunda por evasión, como forma de huida hacía adelante, exploramos el retiro y el descanso para cargar las baterías y poder seguir funcionando cuando corresponda de nuevo apretar el acelerador existencial y remar corriente arriba.

Estas dos soledades pueden ser aceptables, reconocidas y a la vez deseadas y necesarias para nuestro equilibrio psicológico, físico y emocional, con lo cual es importante asumirlas como lo que son en su utilidad y aprovecharlas al máximo hasta los posos.

Pero hay otra que no se debería aceptar: la del abandono
Esas soledades en las que sumimos a nuestros semejantes de forma voluntaria, o por simple ignorancia de las circunstancias, o pura impotencia al no saber reaccionar ante el desafío.

Leí una historia corta, ya hace tiempo y no se en donde:

Trataba de un hombre que visitaba un hospital para acompañar a su padre enfermo y que llegando le comunicaron que su progenitor se hallaba sumido en agonía y que requería a su lado a su único hijo; con lo cual el hombre corrió a su lado, dedicándole las  últimas horas, agarrado a su mano, hablándole con dulzura y diciéndole cuanto le amaba.

Cuando salió de la habitación lo hacía con una gran sonrisa, y este detalle llamó poderosamente la atención de las enfermeras, de tal manera que una de ellas se acercó preguntándole si su padre y él habían estado muy unidos, pues su compañía había contribuido a que el anciano muriera feliz y en paz.

El hombre contestó a la sorprendida enfermera, que no conocía a ese paciente, que este le confundió, y que él al ver la necesidad que tenía el moribundo de sentir la presencia de su propio hijo, y no estando este presente, lo sustituyó complacido por no consentir que el anciano muriese en soledad: la mayor de las derrotas.

Y esa es la realidad de muchas residencias de mayores, la de muchos hospitales. Donde por necesidad, comodidad o desinterés, viven alejados de nosotros los que más demandan la compañía de sus seres más queridos; por los que trabajaron, se sacrificaron y a los que dedicaron sus mejores momentos.

Esos tristes y desvalidos viejos que imploran atención, unas migajas de cariño y el ser escuchados con paciencia mirándoles a los ojos. 
Habitual se hace verlos en los bancos de los parques donde pasean como invisibles transeúntes, ocupando bancos al sol, calentando sus huesos, y con sólo sus recuerdos y sus palomas cerca de ellos. 

Esos serán los lugares en los que se nos recluirá cuando no tengamos nada que aportar, cuando cansados de vivir nos apartemos poquito a poco para no ser molestos a los que piden paso con fuerza y brío de juventud, y en un rincón de nuestras almas ir muriendo de la peor de las enfermedades la soledad no deseada... la del olvido.

Por eso, aportemos nuestro grano de arena, es el momento de hacerlo con generosidad desbordante con los que demandan un poco de nuestro tiempo para sentirse acompañados, útiles y necesarios.

Oírles, hablarles, y sobre todo saber trasmitirles lo importantes que son todavía para nosotros;
sin saberlo nos estaremos haciendo mutua compañía en esta tierra a veces tan fría y desangelada, no solo para los que coleccionan muchos años en su existencia.


* Fray Luis de León

¡Que descansada vida!
la de aquel que huye del mundanal ruido,
y sigue la escondida senda,
por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido. 


jueves, 31 de julio de 2014

¡ Houston, tenemos un problema !



El ser humano es impresionante cuando se pone manos a la obra.

Eran impensables hace unos años los logros científicos y técnicos: en medicina en astrofísica, en ingeniería nuclear, en ingeniería civil, electrónica, informática, transportes, biología etc... que se han realizado durante el anterior siglo y lo que llevamos caminado de este.

En poco más de 100 años se ha conseguido avanzar tecnológica, técnica y científicamente más que en los 2.000 años anteriores; y esto se dice pronto.


Todo ello se debe a que el hombre se ha centrado siempre en su bienestar y en facilitarse la vida, de tal manera que todo cueste la mitad de esfuerzo produciendo el doble y con mejores resultados.


Para ello, se han creado infraestructuras faraónicas para que las distancias se acorten entre ciudades, a la vez que potentes automóviles y veloces trenes las transitan. Aviones y transatlánticos acercan continentes, satélites de comunicación extienden las redes de Internet para que cualquier tipo de información se transmita instantáneamente y de esta forma hacer global y cercano un planeta que se nos queda cada vez más pequeño. 


Nuevos materiales como el plástico o el papel de aluminio, la fibra óptica la de vidrio y la de carbono han invadido nuestros hogares en forma de discos compactos, tarjetas de memoria y discos duros,cables coaxiales, pantallas, computadoras de bolsillo, Ipod, Ifhone,Tablets, móviles...


En medicina ni os cuento los avances: vacunas, resonancias magnéticas, genética, células madre; en biología solo nombro los cultivos transgénicos.

Podría pasarme toda el día desgranando logros y más logros que el género perteneciente a la categoría denominada:"HomoSapiens" ha conseguido para su propio beneficio y sin embargo, no siempre beneficioso para el medio ambiente ni el entorno que habita y al que explota irracionalmente en la mayoría de los casos.( Pero ese será otro tema de reflexión algún día )

¡Pues estupendo! ¿No?

al menos a simple vista todo cantidad de positivo y genial.
¡Pues si!... ¡pero no!

Todo lo conseguido tiene un fin, que es el de liberar a las personas del esfuerzo y trabajo que supone el conseguir los bienes y productos necesarios para la subsistencia de la especie, alejándose la mayoría de las veces el individuo de su entorno familiar, todo ello con gran coste de energía y sacrificio sumado al tiempo, invertido en ello;
renunciando a tareas más agradables y satisfactorias como el juego, el reposo, la interrelación social y el desarrollo de la creatividad y el arte.

Pero igualmente el desarrollo implica un coste.

En ese caso, personalmente detecto una marcha hacia atrás, en lo que respecta por ejemplo a la comunicación entre personas, un abandono gradual de la lengua oral en beneficio de otras formas de relación impersonales y frías como el Whatsapp, los Msm, los  

E-mail el Line o las vídeo llamadas por el Skype etc. Todos estos medios son útiles cuando nos separan grandes distancias, con grandes ventajas de inmediatez en la respuesta. ¿Pero y cuando estamos cerca ?  Entonces es como si viviéramos aislados en burbujas opacas, donde nuestro entorno cercano no existe y nos resulta desconocido y peligroso.

Algunos atrevidos ya califican a nuestros jóvenes como zombies tecnológicos, conectados de continuo a móviles inteligentes y otras zarandajas personalizadas; los vemos en nuestras ciudades, en los buses en el metro, en el tren, caminando por las calles con la cabeza baja, absortos en conversaciones ciberneticas o tecleando frenéticamente sobre carcasas de plástico y fibra; y lo grave no es esto, lo triste es, cuando cara a cara estas mismas personas no saben comunicarse con sus semejantes, no saben participar sus inquietudes y sentimientos, ni compartir su problemática común o transferir sus ilusiones; dejan de ser hábiles para esbozar sonrisas sin el apoyo de los emoticones y se auto-aíslan con cascos herméticos, cual orejeras, con música a muchos decibelios para introvertirse cual autistas.


Las plazas y las calles donde jugábamos de niños, y nos relacionábamos en reuniones espontáneas y vecinales se han acabado. Se han cambiado ahora por foros de internautas, chats y redes sociales donde las reglas de comunicación son criptográficas.

Donde antes había grupos de amigos y colegas ahora hay inmensas masas de desconocidos y falsas identidades disfrazadas de avatares y nicks.

Tenemos más tiempo libre gracias a las nuevas tecnologías, disponemos de más medios para expandir nuestras dotes personales, y sin embargo no paseamos tanto por el campo, no salimos las tardes de verano a que nos de un poquito de fresco con algún amigo, no abrazamos más a los padres ni jugamos más con los hijos, no tenemos tiempo para ver puestas de sol ni mojarnos con la lluvia,o bañarnos en el mar, ni montamos en bici. Los juegos como la rayuela, las chapas o las canicas son historia; las tardes de billar y cervecita algo obsoleto, reuniones de tapete verde con baraja, ajedrez o dominó, van  convirtiéndose en rituales desconocidos. 


Y hay medios para escribir una carta gracias a inventos no tan antiguos como el papel y el bolígrafo. ¿Y quién a estas alturas de la película recibe una carta que no sea, las informatizadas e impersonales facturas de los bancos amigos ?


Gracias a los avances médicos también aumentó la longevidad, y la vida se alargó al igual que exponencialmente lo hizo nuestro tedio y nuestro aburrimiento. Es penoso con todo lo que podemos hacer con nuestra imaginación....¡Claro! que las PlayStatión y las Gameboy, las Wii y demás consolas, nos recrean ya por sí solas el universo, para que desarrollemos en muchos casos, nuestras dotes destructoras y exterminadoras de especies alienígenas, o de enemigos virtuales armados hasta los dientes en pantallas en H.D de litio cristalizado, con conexión a banda ancha, sensoround y salpicaduras de sangre opcionales.... ¿Para que entonces la imaginación?  


Leemos, escribimos, bailamos, caminamos menos, ya casi no practicamos deporte (vemos como lo hacen los demás en la televisión de plasma), debatimos menos, participamos menos en organizaciones y asociaciones, cada vez pintamos, jugamos y reímos menos y en teoría tenemos más medios para poder hacerlo.


¿Querrá decir esto que cuanto más tenemos, menos queremos hacer ? Esa nueva generación que se establece gradualmente en la sociedad llamada "Los Ninis" (Ni estudio ni trabajo) va tomando posiciones preferentes dentro de la sociedad.


En muchos aspectos pienso sobre lo que dijo aquél poeta llamado Jorge Manrique : "cualquier tiempo pasado fue mejor",aún no atreviéndome a afirmar que todo fuese mejor, algunas cosas de entonces yo no las cambiaría por las actuales; por ejemplo: 

La calma antes de actuar, la paciencia para escuchar al semejante, la reflexión ante un problema, el silencio para meditar, el intervalo para pensar en lo importante de la vida, el espacio para crear y el rincón para leer, pintar o escribir.

Yo personalmente seguiré alargando mis reuniones, convirtiéndolas en largas sobremesas frente a un buen café, (La infusión alternativa también es válida) y junto a familia o amigos, conversar largamente, arreglar el mundo pequeño de nuestro entorno, sonreír, besar y

abrazar si es necesario. Seguiré saludando a mis vecinos dedicándoles el tiempo requerido para ser escuchados. 
Demostrando siempre que esté en mi mano, que no se necesita mucho para ser feliz teniendo lo importante: a las personas, sobrando el resto: las cosas innecesarias y superfluas que entorpecen la relación entre ellas.


"Las personas fueron creadas para ser amadas.
Las cosas fueron creadas para ser usadas
.La razón por la que el mundo está en caos,
 es porque las cosas están siendo amadas
 y las personas están siendo usadas". 





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