De chaval... hace un tiempo de eso, escuché una canción muy pegadiza de un tal Roberto Carlos un cantautor que tan buenos recuerdos me trae de temporadas estivales pasadas en familia.
El estribillo de la misma repetía entre otras frases esta:
"Yo quisiera ser civilizado como los animales"
Entonces me pareció algo que tenía que ver con los ecologistas, los partidos verdes y otros movimientos a favor de la naturaleza y el medio ambiente tan en boga aquellos años.
Y sí, era eso, no andaba desencaminado del todo; pero me faltaban esos otros sentidos ocultos de la frase en cuestión.
Ha pasado el tiempo y con el tiempo han venido desilusiones y desengaños, perdidas de fe, desarraigos y falta de confianza en leyes, normas, dictámenes y principios religiosos, políticos y filosóficos. Me harté de leer libros de auto ayuda hasta gastarme la vista y vaciar sus páginas de contenidos y significados que me pudieran convencer de que, como decía el filosofo ginebrino Jacques Rousseau:
" El hombre es bueno por naturaleza pero la sociedad es la que lo corrompe."
Este es el dilema: No puede hablarse en un principio de bondad o maldad por naturaleza, pues no son propiedades naturales sino ético- morales y aquí entra de lleno la educación recibida al respecto por cada uno de los individuos, tanto en el seno de la familia como en los centros de enseñanza.
La educación a pesar de ciertas opiniones, no es el arma utilizada por los padres, tutores y maestros para domeñar el carácter individual de cada persona y así poder manipularlos a su antojo.
Más bien habría que valorarla como una ayuda para encauzar nuestros instintos y apetencias básicas, e inculcarnos valores y sentimientos propios de seres civilizados, todo ello enfocado precisamente a desarrollarnos como seres racionales y poder de esta forma, convivir y formar parte de esta sociedad que en teoría "nos corrompe", con criterios propios y mentes sembradas de conocimiento. Ayudándonos a reforzar por otro lado nuestra individual e intransferible personalidad.
El grupo de rock Pink Floyd en una de sus famosas canciones, nos dejó una perla revolucionaria por entonces, en la titulada: The Wall que decía:
No necesitamos educación.
No necesitamos control mental.
Nada de oscuro sarcasmo en la clase.
Profesores, dejar solos a los alumnos.
¡Eh!, profesores, dejadlos solos.
Todo ello, no es más que otro ladrillo en el muro.
La educación parecía considerarse un medio de alienación, un lavado de cerebro de los futuros ciudadanos para convertirlos en masa opaca e indiferente a los designios de los gobernantes, que de esta forma tenían un cheque en blanco para hacer y deshacer a su antojo sin que nadie interfiriera ni se preocupara de las injusticias, desfalcos y corruptelas que se traían entre manos.
En mi opinión lo que ocurre es todo lo contrario.
A los mandamases no les interesa un núcleo familiar fuerte y unido, ni una comunidad de ciudadanos con formación cultural sólida.
Los realmente preparados para pensar por sí solos, sobran en esta sociedad de autómatas programados para consumir y servir a las castas privilegiadas.
Lo refleja esa otra frase hecha que como legado que no pasa de moda, nos dejó en su momento un emperador romano:
"Al pueblo darle pan y circo que de gobernarles nos encargaremos nosotros", más tarde un rey francés la convirtió en pan y toros y ahora podría sustituirse por el fútbol, béisbol o la formula 1. Cualquier deporte que mueva masas enfervorizadas e incluso las enfrente entre sí, y que no obstante no se movilizan, en cuanto a injusticias, abusos y tropelías se refiere.
En una película con alta dosis de dramatismo, de cuando la guerra del Vietnam traspasó las fronteras Camboyanas y lo Jemeres rojos tomaron el poder... su título: Los gritos del silencio, con música impactante de Mike Olfield.
En ella recuerdo todavía que los primeros ajusticiados por estos comandos "liberadores de la población" precisamente eran los educadores.
Temían a los individuos que pensaran por si mismos, que eran capaces de reflexionar y utilizar sus propios criterios de valoración y mostrarlos al resto, cuando la inmensa mayoría se movía solo por consignas y arengas de sus líderes, algo así como lo que pasó en África con los Hutus y los Tutsis. Por la radio no dejaban de oírse alegatos para lanzar a muerte a los unos contra los otros, animando a la población a traicionar y vender a sus vecinos de la otra etnia, llamándoles cucarachas merecedoras de exterminio.
De la misma forma las bandas de jóvenes violentos siempre se nutren de los pobres y los ignorantes.
"Es más cómodo obedecer a ciegas mandatos ajenos que elaborar criterios con los que regirnos."
Realmente después de lo visto en tantos siglos de historia de la humanidad, comprenderemos que algunas personas hastiadas de tanta violencia gratuita, de tanta idolatría al dinero y al poder, al espejismo de la sociedad actual de algunos países imagen falsa de bienestar; encuentren ahora en el estribillo de Roberto Carlos algún sentido más profundo...
Los animales son inocentes en cuanto que no se mueven por la razón, con lo cual no comprenden lo que es el libre albedrío de la elección de la conducta, que nosotros si poseemos. No tienen conocimiento del bien y del mal, de lo justo e injusto; se conducen por instinto, pero no el instinto desordenado que parece desatarse en nuestra especie cuando nos dan esa fingida libertad, que supone fiarnos carta blanca para cometer autenticas atrocidades, no sólo con el entorno sino con los mismos congéneres y el resto de seres vivos que intentan sobrevivir a nuestro lado.
Nuestra sola arma: la educación, que nos llevará a la comprensión y esta de la misma manera al respeto por todo lo creado.
Nosotros somos solo parte del todo, no los dioses que pueden decidir quién merece vivir o morir, que bosque se ha de quemar y que mar contaminar.
Al menos "Seamos civilizados como los animales" ya que como seres humanos dejamos mucho que desear.
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