¡Se acerca!
¡Ya vienen! la noche de Halloween y los monstruos enanos que nos intentan
asustar en nuestras propias viviendas con disfraces comprados en los chinos. El
año pasado sin ir más lejos me vino uno vestido de Elvis y otro de oso panda.
Que no encontraba dada mi conmoción, la relación entre una fiesta de los
muertos y el carnaval de Rio de Janeiro.
Estamos
perdiendo el control con las influencias americanas cuyas empresas con tal de
vender, venden hasta el alma inmortal de los antepasados.
Y es que esto
del Halloween ya nos suena a teatro de las maravillas y opera bufa, donde todo
es posible, hasta la incongruencia, los despropósitos y
lo estrafalario. Todo lo que tiene pinta de original, es aplaudido por aquellos
que se van acostumbrando a cualquier cosa, según se las van vendiendo como
producto extranjero; y si es con música Break, Fusión, Tecno, o la mismísima banda original de -El
fantasma de la ópera- mejor que mejor.
¿Qué se ponen
de moda los zombis?¡Pues a disfrazarse de zombis¡¿Qué la saga crepúsculo ha
hecho estragos este año? ¡Pues serán los vampiros los que nos invadan el hogar!
La patrulla infantil del vecindario ávida de caramelos y demás golosinas
asaltarán nuestros hogares con la consabida contraseña del “Truco o trato” que
vete tú a saber qué demonios quiere decir.
Y yo me
pregunto: ¿Qué tendrán que ver el tocino con la velocidad y el culo con las
témporas?
Pues intentaré
al menos aclarar un poco toda esta sarta de tradiciones hiladas con aguja de
hacer calceta.
Nos remontamos
a los orígenes, que es como empieza todo, desde el principio. Y la génesis es
la cultura celta, esa antigua civilización que surge en centro Europa, que no nos dejó ni música ni
escritos; pero cuyos integrantes se encargaron de trasmitir de forma oral de padres
a hijos toda la tradición y forma de vida de tal manera, que todavía rigen
algunas costumbres actuales como la de ciertos festejos cuyo máximo exponente es
El Samhain.
Esta palabra proviene del gaélico, madre de la lengua
irlandesa actual, y no significa ni más ni menos que: "Fin del
verano". Y es que los Celtas dividían el año en dos partes: La luminosa
(Primavera, verano) y la oscura (Otoño e invierno) La primera etapa era
dedicada a la fertilidad tanto de las mujeres como la de los animales y cosechas.
La segunda representaba la decrepitud y la muerte y es con la que comenzaban el
año; haciendo balance de las ganancias y pérdidas que les había deparado el
mismo, en cuestión de agricultura, ganado, victorias conseguidas, muertes y
nacimientos familiares y logros personales.
Entre estas
dos etapas diferenciadas existe esa linea delgada y frágil que separa los
mundos de los vivos y los muertos: Que llegada la fecha se estrecha, quedando más cerca. es entonces
cuando los espíritus aprovechan para volver a mezclarse con los que todavía
alientan sobre la tierra. Saltan esa etérea frontera para realizar visitas a
los familiares o para vengarse de sus enemigos. Andan entre nosotros.
Es por ello
que los celtas esa noche se disfrazaban de animales, para confundir a los
espíritus malignos, colocando en sus puertas y ventanas calaveras con
luminarias en su interior para espantar a los muertos con malas intenciones.
Más adelante serían nabos los que lucirían de forma menos macabra y en la
actualidad las culturas herederas de la tradición exhiben las consabidas y
tétricas calabazas recortadas que tanto susto dan en las películas de terror
americanas.Las llamadas "Jack Lantern"
También se
colocaban dulces en las entradas de las chozas o cabañas, o en las plazas del poblado
para mantener contentos a esos visitantes imprevistos del más allá, y así
evitar que se cobrasen víctimas y revanchas.
Cómo veis ya
vamos comprendiendo ciertos derivados actuales y de donde proviene el producto
original. Pero permitirme dar el siguiente salto en el tiempo yéndonos a la
antigua Roma.
Ya sabéis que
los romanos asimilaban e incluso adoptaban religiones, costumbres, dioses y
tradiciones, amoldándolas a su propia idiosincrasia. El año romano empezaba en
Marzo y por tanto las festividades en torno a los difuntos las celebraban los
días 9,11 y 13 de Mayo y los llamaban los días de Lemuria. Los lémures eran esos espíritus diabólicos y
traviesos que venían a tocar las narices a los vivos, asustando y haciendo
desaparecer cosas y personas. Esto recuerda a los duendes y trasgos ¿No os
parece?
Después vienen
los cristianos y superponen sus propias fiestas a las paganas con el solo
motivo de eclipsarlas. Por cierto “Pagano” se refería a los que vivían por esos
“pagos” o sea, fuera de las poblaciones importantes, en el campo, en el bosque
etc. Y para nada significaba carente de fe o creencias religiosas. También a
los que vivían fuera de Roma en sus villas, se les denominaba
"Villanos" y no tenían que ser necesariamente mala gente.
¡Bueno a lo
que vamos!
En el siglo
VII la fiesta en conmemoración a los muertos se mantiene en el 13 de Mayo y
será Gregorio III el que la trasladará al 1 de Noviembre y otro Gregorio, esta
vez el IV el que la denomine: “Fiesta de todos los Santos” noche de vigilia y
preparación; donde se encendían velas y lamparillas de aceite para mostrar el
camino a las almas perdidas las primeras, y homenajear y
rendir culto a los difuntos familiares las
segundas.
El día 31
pues, pasa a ser la víspera de todos los santos o en inglés:”All Hallow´s
Evening” y con esta aclaración llegamos a la que es, la transformación de dicha
palabreja.
Halloween.
Llega el
momento de trasladarnos a América con los colonos irlandeses e Ingleses en el
XIX, llevando con ellos estas antiguas tradiciones repetidas a lo largo de los
siglos. Y allá, antes, durante y después de la independencia de los Estados
unidos,se va trasformando y modificando la celebración en sus aspectos más
informales como los disfraces variopintos y toda la parafernalia montada
en torno a la fiesta de difuntos que se convierte en festividad comercial en la
que las empresas de todo tipo de productos, se frotan las manos previendo
ingresos adicionales gracias a las calabazas, velas, tumbas de plástico
inyectado, disfraces y pinturas, maquillajes, muñecos macabros, brujas, momias,
hombres lobo, muertos saliendo de la tierra, ahorcados… Y no sigo que pierdo el
aliento y las ganas.
Con lo cual, y
como resultado de todo. Somos ahora nosotros los europeos los que recibimos el
producto original, envasado y
empaquetado a modo de folclore popular
con lacitos de colores y luces de neón como las de las Vegas.
Nada hay nuevo
en cuestión de cultura que no hayan probado ya nuestros antepasados.
La
conclusión es que: el Samhain, el Samain (celebrado en Galicia, Asturias
y Cantabria) y el Halloween, son prácticas de diferentes naciones con el mismo
origen cultural que viene a celebrar lo mismo: El ciclo de la vida, del campo y
de las estaciones.
Mirad por
donde he dejado caer sin querer otro posible disfraz para el evento: El de rey
león.
¡Hey¡ hey! ¡No
os vayáis que no he terminado!
Alguno os
habéis quedado seguro, con las ganas de saber eso del:
¿Truco o trato?
Pues os
resuelvo el acertijo.
El “Trick or
Treat” tiene sus principios en las persecuciones llevadas a cabo en los siglos
XVI y XVII por los católicos contra los protestantes en
Inglaterra.
En un momento
dado, se quiso atentar contra el rey inglés James I cuando este se encontrara
reunido junto a los parlamentarios. Uno de los conspiradores delató a sus
compañeros y gracias a esto se pudo abortar tal regicidio.
Más adelante
cuando son los protestantes la que ostentan el poder y para conmemorar este
fallido atentado gracias a la oportuna delación del traidor, al cual torturaron
y ejecutaron convenientemente según el estilo y las leyes inglesas. Estos
(Luteranos) visitarán las casas de los católicos tapando sus rostros con
máscaras de monstruos para no ser reconocidos y exigiendo a los habitantes de
las viviendas cervezas, encurtidos y pasteles a cambio de que ellos no los
delaten ante las autoridades; interpelándoles con la consabida frase
intimidatoria: “Truco o trato” que en realidad era“Susto o soborno”. Curioso
¿No?
Por último os
diré que “La santa compaña” tiene que ver también con estas fiestas en las que
los espíritus errantes hacen salidas nocturnas en busca de noctámbulos
trasnochadores rezagados en esta noche que solo a los difuntos pertenece. La del 31 de
Octubre.
Elegid pues un
buen disfraz para pasar desapercibidos entre los muertos, y no os dejéis
engatusar por esos tiernos infantes disfrazados de todo lo inimaginable que os
piden golosinas a granel como si fueseis el super del barrio. Puede que
acabéis condenados a una fiesta cíclica que se repita, no todos los años, si no
cada diez minutos en la puerta de vuestra propia casa.
¡Miedo da! ¿A
que sí? pues ya sabéis: ¡Haber
pedido muerte!