No me gustaría pasar de largo por la historia, sin hacer
referencia al santo patrón que rige los designios espirituales de esta
localidad desde el año 1580, año en el que hay constancia documental.
Se trata de San Nicasio, un antiguo obispo nacido en Grecia
en el siglo I d.,C y que murió decapitado a manos de los romanos como muchos
otros mártires cristianos que no renunciaron a su fe.
La fama del santo llegó a Leganés a través de Francia y a
causa de sus muchos milagros realizados. Entre otros el de salvaguardar de las
fiebres e infecciones pestilentes; calenturas y disentería. Ya sabéis que por
estos lares tan legamosos, los miasmas campaban a sus anchas y abundaban en demasía este tipo de afecciones.
Con lo cual en el
siglo XVII se fundó la cofradía
encargada de procesionar al santo, por las calles de la ciudad el día 11 de Octubre en el que se le celebra.
La ermita donde se guarda la imagen es un edificio de estilo
neoclásico erigido sobre el 1775-1785 siendo su arquitecto Ventura Rodríguez. Está formado por una planta en
forma de cruz griega rematada con una fachada de frontón triangular y en lo
alto una cúpula centralizada apoyada en cuatro pares de pilastras de orden
corintio.
Aquí están enterrados Julián y Leandro. Los afamados hermanos
Rejón que participaron de forma activa en las revueltas del 2 de Mayo del 1808
en la Puerta del Sol, y que fueron fusilados por los franceses en el patio del
famoso cuartel de guardias walonas.
Este complejo fue edificado en el 1775 por Francisco Sabatini
por orden de Carlos III.
Los guardias walonas, primeros ocupantes del cuartel,
participaron en el famoso motín de Esquilache. A estos les precedieron una
división de Húsares franceses comandados por el mayor Maignet. Estos fueron los
encargados de fusilar a los hermanos Rejón.
A ambos, y a dos vecinos más, los nombra y les dedica Arturo
Pérez Reverte unas cuantas páginas en su libro –Un día de cólera-.
En el año 1833 el cuartel acogió al regimiento de infantería
princesa y durante la guerra carlista fue depósito de sementales.
Más tarde pasarían por allí los regimientos de infantería
Isabel II e Iberia.
Durante la guerra española fue acuartelamiento de legionarios
y guardias civiles. Ya correría el año 1939 cuando llega desde Cuenca el
regimiento Saboya, heredero de los tercios creados en 1537 y conocidos por el
pueblo como: “El terror de los franceses”
por el notorio papel desempeñado en la batalla de San Quintín.
Este regimiento ocupará el edificio que se conocerá desde
entonces, hasta 1991 como “Cuartel de Saboya”.
En la actualidad el
edificio, tras las reformas pertinentes es sede de la universidad de Carlos III
Por otro lado tenemos también a una patrona de importancia relevante.
La mismísima Virgen María bajo la advocación de Nuestra señora de Butarque. Ya
os comenté de pasada que esta imagen tenía su propia historia que comienza con
la característica aparición.
No os llaméis a engaño, en este caso la aparición fue prosaica, aunque después se
la adornara de manera que pareciera algo más fantástico a ojos del vulgo. El
caso es, que un molinero apodado “El cristiano” allá por el año 1117, fue a
abrevar a sus animales y mientras realizaba la tarea cotidiana, observó que de
entre unas zarzas que crecían entre las ruinas del antiguo poblado, se alzaba
una imagen de una mujer morena que le dijo: “Quiero un templo y un altar para
mi hijo”
El sujeto corrió con la imagen entre sus brazos a pedir
consejo al cura y de acuerdo con las autoridades decidieron llevarla a la
parroquia para su veneración y custodia. Al día siguiente desapareció la
imagen, algo que achacaron a la malevolencia de algún vecino.
La sorpresa fue grande cuando el molinero la encontró de
nuevo en el lugar de la aparición inicial, repitiéndole idénticas palabras:
“Quiero un templo y un altar para mi hijo”.
Como parecía que esta virgen tenía las ideas claras y un
poderoso poder de convicción, se le edificó una ermita que data del 1536 y que
se levanta al lado del antiguo cementerio de la población.
No se conoce el nombre del constructor pero sí, que en una
capilla panteón dentro del edificio, están enterrados los restos mortales de
los Duques de Tamames.
Se la festeja el 15 de agosto, celebración que coincide con
la asunción de María.
Juan de Austria, hermanastro de Felipe II vivió parte de su
niñez en Leganés; era conocido cariñosamente como “Jeromín” y era tal la
devoción que profesaba a esta virgen, que en 1571, siendo comandante de la liga
santa contra el turco, se llevo la imagen ni más ni menos que a la batalla de
Lepanto para que le protegiera.
Tras el triunfo de las tropas cristianas contra Selim II
peticionó a Felipe II intercediera ante el papa PíoV para la concesión por primera vez a la virgen,
del título de Capitán General de los ejércitos. Algo que el rey piadoso
consiguió.
La segunda fue a la del Pilar
de Zaragoza y la tercera la Virgen de Guadalupe de Extremadura. Las únicas que
lucen en su talle un fajín rojo.
Derechos de autor: Francisco Moroz