Fede y Ricardo conocieron a Bosco en las
puertas de la Luna. Allí, un cartel avisaba:¡
“Cuidado con el perro” Un Pitt Bull
enorme, de esos que imponen respeto y algo de miedo cuando los ves por primera
vez. Pero este, con mucha diferencia, era un buen perro que se dejaba
acariciar.
Cuando pasaban hacia el Instituto mostraba su júbilo; brincaba, movía la
cola y los invitaba a acercarse para jugar.
Muy al contrario, el dueño del bar de
copas con nombre del satélite terrestre, era un tipo ceñudo y malcarado.
Por norma siempre se encontraba dentro del
garito a esas horas, pero cuando lo veían afuera apoyado en la pared haciendo
ostentación de músculos y tatuajes, se cruzaban de acera y lo evitaban.
Tenía fama de violento. El típico matón de
barrio bajo, el mismo donde ellos nacieron y se hicieron amigos.
Un día vieron al animal abatido, atado con
correa corta, herido en un costado y con el hocico sangrante. Fede juró más tarde que
incluso le pareció verlo llorar.
El bruto los sorprendió hablándole con
cariño mientras intentaban aflojar el collar que lo ahogaba.
A Ricardo lo tiro al suelo de un bofetón y
a ambos los alejó con cajas destempladas y un lenguaje grosero lleno de
exabruptos y amenazas.
Esa noche a ambos la cama se les hizo
incómoda y acordaron, por medio de un mensaje corto, quedar en el portal
con las mochilas repletas de artefactos y bien tapados con las capuchas de las sudaderas para salvaguardar su anonimato.
Iban a dejarle un regalo inolvidable a ese
mastuerzo que era capaz de hacer daño a un ser noble e inocente.
Las primeras luces de la mañana mostraron
a los transeúntes una esplendorosa obra de arte a todo color que ocupaba la
fachada de un local nocturno.
Un graffiti que mostraba al dueño del bar, mientras
apaleaba a un perro parecido a Bosco; y un cartel donde se podía leer: “Cuidado
con el hombre, ¡este sí que es peligroso!”
Y naturalmente interpusieron una denuncia por maltrato animal
Derechos de autor: Francisco Moroz
Quiero agradecer a los compañeros de la comunidad de escritores compulsivos, las oportunas y desinteresadas correcciones que han hecho de este texto. Ha quedado un relato con mejor estilo.
Pues estoy de acuerdo en que hay que ir con mucho más cuidado con algunos dueños que con los animales. Y bien por tus protas por denunciarlo, me parecen odiosas esas personas que maltratan a los animales, son lo peor.
ResponderEliminarBesos
Si no respetas a los animales difícilmente puedes hacerlo con las personas, entre otras cosas porque estos seres demuestran mayor sensibilidad con sus congéneres si dejamos al lado el instinto de supervivencia que les impulsa a matar para comer.
EliminarUn beso Conxita.
Que alguien pueda maltratar a un animal que vive en su casa me parece de lo más vil y me causa una tremenda impresión porque los pobres bichos se entregan al amo con todo su "amor" y no pueden entender lo que pasa. Me resulta escalofriante.
ResponderEliminarMuy bueno tu relato.
Un beso.
¿Hay personas que tienen en casa animales para maltratarlos? El ser humano es incomprensible en muchas de sus actuaciones con respecto a los semejantes incluso sobre sí mismas.
EliminarCreo que dirigimos nuestras frustraciones contra las pobres criaturas que nos van a amar a pesar de todo lo que les hagamos.
Gracias por tu cariño. Un beso.
No concibo en maltrato animal, no puedo creer que el ser humano pueda ser tan cruel y se ensañe con algunos animales. Un texto muy real.
ResponderEliminarTe felicito.
Mil besitos.
Yo tampoco lo hago, es incomprensible ocasionar dolor a un ser inocente e indefenso que nos regala diariamente su compañía y amor incondicional.
EliminarTe doy las gracias amiga.
Besos.
Hay personas que su violencia la emplean en los indefensos. Me es indiferente: animales, niños, mujeres. Son cobardes que piensan eso "la letra con sengre entra", o violencia por violencia. Seres que no merecen lástima.
ResponderEliminarUn buen micro.
Un abrazo literario.
Se merecen lástima y correctivo para que se piensen dos veces el ocasionar perjuicio a otros. Hay individuos prepotentes que se creen dioses plenipotenciarios. Son en realidad unos seres frustrados con muchas taras y traumas que les impulsan a obrar de manera violenta para descargarla.
EliminarUn abrazo literal y literario.
Uff el maltrato animal es un tema que me afecta mucho, por eso me ha encantado tu relato. Mi tía tiene una perrita Pitbull y es un encanto, súper cariñosa. Bueno y yo siempre he tenido perros, menos ahora que tengo un gato. No entiendo, de verdad, como alguien puede hacer daño a un animal inocente.
ResponderEliminarMuy bien por los protagonistas de tu historia!!! Un besito :)
Nadie en sus cabales o sano juicio puede concebir el maltrato ni en animales ni en semejantes. En realidad la violencia es obtusa y no es nada razonable su uso y menos de manera injustificada.
EliminarMis protagonistas no eran los conflictivos como hace creer el título ¿Verdad?
Un besazo.
Una buena lección la que estos dos muchachos dieron al indeseable maltratador de animales. Fueron valientes y quizás algo temerarios, porque no quiero ni pensar en lo que les hubiera pasado si los pilla en plena faena. Pero así son la juventud y el idealismo, afortunadamente.
ResponderEliminarUn relato con final feliz, Francisco, aunque de temática muy dura. Un granito de arena que nunca sobra a la hora de concienciar. ¡Muy bueno!
Un beso de jueves.
¡Siiii! Por una vez se hace una especie de justicia poética y se le da al maltratador su merecido en forma de obra de arte que será por mucho tiempo la comidilla de ese barrio. No creo que ese bruto salga a la calle con la cara alta. Los vecinos le señalarán y comentarán la jugada. Nada es gratis y nadie se va de rositas con sus malas obras. O al menos así debería de ser.
EliminarBesos Julia.
Es un relato muy duro, pero muy realista . Por desgracia hay gente que maltrata a los animales, y yo con eso no puedo, no puedo concebirlo. un abrazo. TERE.
ResponderEliminarDe esos maltratadores por desgracia hay muchos. Los de mujeres son los peores, aunque en el fondo son cobardes sin escrúpulos todos ellos que descargan lo peor de ellos mismos en los que tienen la mala suerte de cruzarse en su camino.
EliminarUn beso Teresa
Un buen relato como siempre Francisco. Es una historia dura, pero real. Quien es capaz de maltratar un animal o de quemar bosques, no debe quedar impune en esta sociedad, bien por Fede y Ricardo. Un abrazo Francisco.
ResponderEliminar¡Hombre! El señor Joselium. ¡Cuanto tiempo!
EliminarLas historias duras son las más cotidianas, pues la vida es dura y nada fácil. Consiste en que a nuestro paso la hagamos mnás agradable para nosotros y los que nos acompañan en el periplo vital.
Un abrazo querido amigo.
Personalmente, no encuentro diferencia entre quien maltrata a un animal o lo hace a una persona. En ambos casos asistimos a la manifestación odiosa y agresiva del frustrado que ansía castigar en los más débiles sus propios pecados. Estupendo micro, Francisco. ¡Saludos!
ResponderEliminar¡Efectivamente! esas palabras que has escrito son en su totalidad correctas y las he dicho yo mismo en algunas de mis anteriores respuestas a los comentarios.
EliminarCreo sinceramente que todos tenemos problemas y que habitualmente los reflejamos en las personas que nos rodean. Hasta un dolor de estómago o de muelas puede influir en dar una mala contestación en un momento determinado a la persona que menos se lo merece, pero así somos. Lo que pasa que algunos lo elevan a la enésima potencia, con perjuicio colateral inasumible e imperdonable por parte de nadie.
Un abrazo David.
El maltrato animal es intolerable y debe recibir un justo castigo. Tener a un animal en unas condiciones inhumanas ya dice del talante y moral de su dueño. El perro doméstico, fiel por naturaleza, es un ser sometido a la brutalidad de un dueño sin escrúpulos que merece la pero de las repulsas. El perro defendido y el dueño cruel denunciado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bien enjuiciado y sentenciado comentario.
EliminarNo hay justificación para algo que no tiene un sentido razonable. Con un gato sería más difícil el maltrato, saben defenderse mejor del agresor. Pero un perro es como más noblote y manso, incapaz de comprender por que su propio dueño y compañero le agrede sin razón aparente.
¡En fin! el ser humano es incomprensible en ciertos momentos, capaz de destruir y crear obras de arte maravillosas a la vez.
Un abrazo Josep.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado. Qué bien que en tu relato el maltrato animal se denuncie y quede al descubierto.
ResponderEliminarPor desgracia, en la realidad no suele ser así.
No tengo mascotas y para algunos esto supone que a mí no me gustan los animales, algo completamente equivocado. Precisamente porque me gustan los animales no tengo ninguno en mi casa que es muy pequeña y además, al no tener demasiado tiempo libre, no podría dedicarme a ellos como se merecen.
Bonito texto de alguien que también ama a los animales.
Un beso.
Cuando vivía con mis padres tuve gatos, perros, patos, gallos de pelea, peces, ratones blancos, pollitos que después se convertían en gallinas, conejos, hamsters y tortugas....¿Que no me gustan los animales porque ahora no tengo ninguno? Soy consciente como tú, que no dispongo de tiempo para atenderlos lo necesario y sufrirían mi falta de cuidados injustificables por mi parte. Con lo cual, soy consecuente con mis limitaciones, y meter a un animal en un piso, como que ahora no lo concibo adecuado.
EliminarUn beso, Paloma.
Jamás tendría un perro ni ningún animal en casa. Ignoro a los perros de mis hermanos, no les hablo, no les hago carantoñas, tampoco los maltrato. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Vamos! que evitas todo contacto y encariñamiento con los animales. Es una manera de evitar el maltrato sí.
EliminarUn abrazo Zarzamora.
Es inexplicable que alguien pueda ocasionar daño a un animal solo "porque sí" y, casi siempre, indefenso.
ResponderEliminarUna vez vi a un gato con la boca ensangrentada huyendo de unos albañiles en una obra. Deduje que le habían lanzado una piedra, y pensé justo eso: "vaya animales".
Triste pero real tu micro.
Un beso
Inexplicable para aquel que tenga una pizca de conciencia, díselo a los taurinos, que siguen pensando que el maltrato animal es una fiesta grande en la que hay que aplaudir el buen hacer del maltratador.
Eliminar¿Eso es explicable?
Pero para gustos y conciencias los colores.
Besos.
Excelente denuncia contra el maltrato animal a través de tu fluido y elocuente microrrelato.
ResponderEliminarBueno, amigo Francisco llevo yendo y viniendo a lo largo del verano y septiembre como lectora y comentarista de tu blog con el perfil de Consciencia y Vida/Magazine, solo que a partir de hace pocas semanas ya estoy retomando poco a poco mi tarea habitual de hace ya meses y quería comunicarte que ya podré visitarte con más frecuencia. Espero que no me hayas olvidado.
Un abrazo muy fuerte.
Se te ha echado de menos Estrella pero estaba tranquilo sabiendo que estabas bien y activa con tu otro perfil, lo que me preocupaba era tu falta de actividad en tu blog, tu parada creativa que veo con alegría que has reanudado. Por cierto todavía no me he pasado por tu blog para leerte, "Mea culpa" Prometo que lo haré.
EliminarY olvidarte nunca, tu ya has cuajado entre los seguidores habituales que tengo.
Gracias, bienvenida y ese abrazo que te mereces, amiga.
Cierto. El hombre es un lobo para el hombre que decía Rosseau, pero siempre con respeto al lobo que es un animal noble, social y comunitario. Fiel con sus pareja de por vida y leal al grupo. Muchos valores que a algunos les falta...o nos falta en ciertas ocasiones.
ResponderEliminarSaludos Julio