Quizá sea este el momento propicio para
completar las crónicas. Aquellas que empecé sobre mi pueblo y que quedaron resueltas en tres partes, aunque inconclusas.
En todo este tiempo transcurrido desde
entonces, he tenido oportunidad de recabar alguna información más y algún que
otro dato curioso sobre esta localidad que no desmerece en méritos propios por
sus variadas historias acumuladas.
Por tanto queridos
lectores, aquí os dejo la cuarta parte, que a ciencia cierta no será la
definitiva por el momento.
Espero no aburrir.
Espero no aburrir.
Iglesia de San Salvador. Antes y ahora |
En la tercera entrada al respecto de esta
población madrileña, os terminé presentando las dos ermitas más importantes que
posee en su patrimonio: La de San Nicasio y la de Nuestra Señora de Butarque.
En esta ocasión, y para seguir con la arquitectura
religiosa, os mostraré la iglesia parroquial de San Salvador que en un
principio fue consagrada a la santísima trinidad.
Su estructura
entra dentro de los cánones constructivos de la época en la que se levanta.
Empieza a edificarse durante el reinado de los reyes católicos, allá por el
siglo XVI aunque algunos expertos
adelanten incluso un cuarto de siglo más ese periodo ¡Ahí es nada! y parece que fue ayer.
Gracias a un extenso archivo parroquial que abarca desde el siglo XVI al XXI se puede
asegurar documentalmente que la estructura general puede situar el proceso entre los años 1500
al 1720. Esta dilatación en el tiempo dio lugar a diferentes replanteamientos, ya que pasó por manos de diferentes maestros constructores.
Como en principio la parroquia perteneció a la archidiócesis toledana, fueron de
esta ciudad los principales arquitectos que la levantaron; entre los que cabe destacar a Bartologmé Zumbigo y Nicolás Vergara el
joven.
Es el último tercio del siglo XVII cuando
el templo adquiere la definitiva conformación que es la que se puede apreciar
en la actualidad: Planta de cruz latina con bóveda de cañón dividida en tres naves, separadas las
dos laterales de la principal por pilastras que sustentan arcos de medio punto.
En apariencia parece tratarse de una iglesia
modesta en fábrica de ladrillo en su mayor parte, si exceptuamos un conjunto más antiguo situado
en el ábside, construido con piedra labrada. Tres puertas facturadas en granito
y una torre de ladrillo revocado, de planta cuadrada, rematada con capitel encamonado
y calado con cubierta de pizarra. Las campanas datan del año 1675.
Pareciera engañarnos esta construcción con sus sencillas líneas, así como los modestos materiales utilizados en el exterior. Una pobre iglesia medieval convertida en cofre de un tesoro que se ubica dentro de sus muros.
Interior de la iglesia. Al fondo el retablo |
Pareciera engañarnos esta construcción con sus sencillas líneas, así como los modestos materiales utilizados en el exterior. Una pobre iglesia medieval convertida en cofre de un tesoro que se ubica dentro de sus muros.
Y es aquí donde empezamos a darnos cuenta
que, como en la famosa frase de Exupéry: “La belleza está en el interior”
El conjunto es de estilo principalmente barroco
(Siglo XVIII) que es el periodo en el que empiezan a construirse los retablos y
la imaginería que contienen.
Contemplaremos en primera instancia el altar mayor cuyo retablo principal tardó unos siete años en ver la luz. En el centro se ubica un lienzo del pintor veneciano Francesco Leonardoni.
Pintor de la reina que sustituyó en funciones a Claudio Coello. En el mencionado lienzo queda plasmado el misterio de la transfiguración. Fue costeado por el marqués de Leganés que también encargó personalmente la obra, al citado artista.
Contemplaremos en primera instancia el altar mayor cuyo retablo principal tardó unos siete años en ver la luz. En el centro se ubica un lienzo del pintor veneciano Francesco Leonardoni.
Pintor de la reina que sustituyó en funciones a Claudio Coello. En el mencionado lienzo queda plasmado el misterio de la transfiguración. Fue costeado por el marqués de Leganés que también encargó personalmente la obra, al citado artista.
Este retablo principal, más los dos laterales
pertenecen a José Benito de Churriguera, uno de los mejores maestros escultores
del barroco universal, que dio nombre a otro estilo todavía más elaborado. Están
labrados en madera con dorados y policromados, conformado por zócalo, banco, ático
y cuerpo principal dividido por columnas salomónicas en tres calles.
Junto a dichas columnas posan los cuatro
evangelistas al igual que lo hacen en la parte superior de las mismas, las cuatro
virtudes: Fe, Esperanza, Caridad y fortaleza. Dios padre, aparece representado
en la parte superior central de la estructura principal.
No podemos olvidar otra
de los tesoros de la parroquia: El órgano fabricado por José de Verdalonga
constituido con 985 tubos de estaño y madera noble torneada. El instrumento ha vuelto recobrar su sonoridad original, gracias a una labor de restauración que se efectuó en 1993 a cargo de José
María de Arrizabalaga.En resumen, Leganés guarda un conjunto de joyas, en modesto cofre de ladrillo.
Órgano |
Segunda parte
Tercera parte
Quinta parte
Seguiremos leyendo la historia de tu pueblo. Muy bien documentado en las cuatro partes. Un abrazo.
ResponderEliminarEspero que sea así, y al menos alguien lea esta especie de artículos que comprendo, que por su temática referida solo a esta población, no sea del interés de muchos.
EliminarAgradecido pues.
Un beso.
Desde luego tiene que ser preciosa, es una joya que merece ser visitada si alguna vez me acerco por Leganés.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho lo bien que ha estado documentado tu post.
Un abrazo
No todo monumento de interés histórico tiene que ser bonito en su estructura, incluso ni llamativo. Pero resulta muy interesante indagar sobre todo aquello que encierran sus cuatro paredes, eso sí puede llegar a serlo y por tanto sorprendernos con sus exclusivas particularidades.
EliminarUn beso, Teresa.
Interesante y artística esta entrega de la historia de tu pueblo, Francisco
ResponderEliminarUn abrazo
A ver si alguna vez nos cuentas en tu blog algo sobre esa ciudad natal tuya que es tan famosa y llena de historia.
EliminarUn abrazo, amigo.
Menuda labor de documentación, Francisco. Un gran homenaje el que has hecho a tu pueblo. Un pueblo que es más grande que muchas capitales de provincia.
ResponderEliminarEl barroco no es un estilo que me entusiasme, pero se ve que te conoces de maravilla tanto la historia como el contenido más importante de la iglesia.
Un beso.
Gracias a esa labor documentativa es como empiezo a conocer muchas de las historias que hay sobre esta villa: Sus edificios emblemáticos, sus personajes, el arte y los monumentos que conforman el pueblo. Pueblo que como bien señalas es más grande que muchas ciudades.
EliminarUn beso y como no, gracias por leerme.