domingo, 14 de agosto de 2016

El cambio realizado




 Busco la encendida antorcha de la gloria
que el transcurrir de los años me ha negado;
corro tras el triunfal carro de la fama
que mi engreído orgullo me hace creer tan merecida.

La suerte no se apiada en un descuido de este loco
que malgasta la vida entera en un segundo.
Ni gozar puedo en el descanso de la noche,
de los oníricos placeres de los sueños .

¿Qué ocurre que me derrumbo a cada paso?
¿Por qué el insoportable peso que soporto?
¿Qué pecado ha merecido este castigo?
¿Qué insensata actitud me niega la coartada absolutoria?

                     No hallo consuelo en los objetos materiales ni en los logros,
ya no hay deseo que anestesie mi codicia desbordada.
No soporto la imagen reflejada en el espejo,
la amargada mirada que me escruta y no mantengo.

A jirones se deshace mi arrogancia
a puñados se amontona la vacuidad y el desacierto.
No soy nada y me disfrazo
sin armadura soy escuálido adefesio.

 Antes retaba a los dioses en encendidos alegatos de desprecio,
complicaba la existencia de los hombres.
Pensaba que el sencillo era un ser débil, que el violento era el fuerte.
Cargado de razón el que gritaba y el que callaba un necio.

Ahora aprecio la humildad en la caída
Al tener que levantarme, el esfuerzo.
La muerte sopeso en la renuncia,
el parto doloroso en cada reto.

En lo sencillo que alcanzo fructifico,
valoro el sabor del fracaso que merezco.
Y ante todo ratifico las verdades,
 aprendo de los demás con mi silencio,

Soy capaz de ver lo grande en lo pequeño
Ser el último y sentirlo un privilegio.
Perderlo todo para encontrarme de nuevo,
Buscar lo eterno matando mi hedonismo.

Ser menos juez y menos sabio me cautiva,
ser coherente con mis actos me seduce.
Honesto con mis credos y virtudes,
Y al ser más positivo sentirme menos necio.

El cambio realizado favorece
he vuelto a ser yo mismo.
La imagen del espejo me sonríe,
y ya no quiero otra en el reflejo.


Derechos de autor. Francisco Moroz

viernes, 12 de agosto de 2016

Por ser la Virgen de la Paloma.




¿Qué por qué traigo una entrada de este tipo al blog?  Pues muy sencillo: porque soy el administrador y hago lo que creo conveniente en mis lares.
Fuera de broma. Confieso que se lo debo a una amiga bloguera que sin querer ha prendido la chispa a un proyecto que venía pergeñando en mi cabeza hace tiempo, proyecto que no acababa de fraguar de forma definitiva y que gracias a ella, a la que no nombraré: Paloma (Kirke) y a unas sugerentes connotaciones hechas por ella en un Whasapp, ha tomado cuerpo ¡Por fin!  En un apartado que titularé: “Fuera de contexto”.
Por tanto darle las gracias a mí ahijada bloguera a la que mantendré en el anonimato. ¡Gracias PALOMA!
¡Y cómo no! esta entrada se la dedico por llamarse como se llama y por ser su santo. ¡Felicidades!

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El día 15 de Agosto se aproxima con una fiesta prendida del ojal: la de la Virgen de la Paloma.

El origen de dicha devoción se remonta al siglo XVIII, cuando una imagen de una Madonna pintada en un lienzo había sido encontrada por unos niños en un corral y era utilizada en sus juegos. A una beata vecina que les vio no le pareció bien la utilización lúdica del susodicho cuadro y lo adquirió a cambio de unas perras. Esta mujer lo mantuvo expuesto una buena temporada en la puerta de su casa, incitando la curiosidad de vecinos y paseantes que en estos casos como cualquier suceso que se salga de lo normal provoca.

Como apunte he de decir que la imagen pertenecía a la Virgen de la Soledad, pero dado que la vecina que rescató el cuadro vivía en la calle de la Paloma…
Desde entonces y sobre todo en “Los Madriles” en el barrio de La Latina, se celebra la famosa verbena en honor a dicha virgen, y es la que cierra la trilogía festiva de santos patrones, que se celebran en este caluroso mes, a saber: San Cayetano y San Lorenzo.

Lo que empezó como algo anecdótico se convirtió con el paso de los años en todo un acontecimiento que ocupa más de una semana de festejos en la villa y corte.
Pero estos datos os los podrá dar cualquier chulapo o chulapa de los que estos días pululan por los barrios centrales de Madrid, lo que no saben la mayoría de los participantes en los festejos son estas dos curiosidades que os refiero a continuación.

El origen de la palabra “Verbena” por ejemplo.

Cuando oímos esta palabra en seguida nos vienen a la mente las fiestas populares al aire libre, donde se baila, se come y se bebe. En definitiva, festejos donde se convive con los vecinos y los forasteros que se acercan a las barriadas celebrantes que los organizan.

Normalmente giran en torno a advocaciones marianas como en el caso de La Virgen de la Paloma a la que me refería más arriba o a la de santos como: San Isidro el Labrador o las famosas celebradas en las vísperas de San Juan.
El origen de la palabra provine como casi todo en nuestra cultura, de los romanos colonizadores y se refiere a una planta herbácea con cualidades curativas que se utilizaba en la fabricación de emplastos, ungüentos para mitigar algunas dolencias. También era conocida por druidas y sacerdotes paganos para sus rituales purificadores y como ofrenda a los dioses.

Cuando el imperio romano pierde protagonismo en Hispania, lo hace en beneficio de la nueva religión monoteísta. La iglesia eclipsa las fiestas paganas de la mejor manera, para que sean olvidadas y a su vez que los nuevos dogmas y ritos sean asimilados con fluidez y naturalidad al superponer a las divinidades homenajeadas las propias de santos y vírgenes.

Lo que no cambia es el uso de esta planta para dichos festejos ritualistas: Ofrecimiento, curación, purificación.
Por ello, a partir del siglo XIX en todos los actos de este tipo, celebrados en los amaneceres o anocheceres, en solsticios de verano o ciclos lunares y en los que se utilizaba la nombrada planta, se les empezó a denominar “Verbenas”
Curioso ¿No?

Pues este dato que os doy a continuación lo es más aún:

Hay cosas que por costumbre y el uso que se hace de ellas en estas fiestas de La Paloma, se las relaciona como algo castizo o propiamente de “Madriz” (Con zeta aposta) porque somos: Chisperos, goyescos y más chulos que un ocho.

Me refiero al “Chotis” que suena a organillo y sabe a anís “El mono” mientras surge una letra en nuestra cabeza: el pegadizo estribillo que canta:

“Madrid, Madrid, Madrid 
pedazo de la España en que nací 
por algo te hizo Dios la cuna del 
requiebro y el chotis

¡Pues no! Me toca quitar la ilusión a los que creen que el Chotis es un “ingenio” de los madrileños ¡No lo es! Se trata de un baile” agarraó” de origen escocés, por eso de que hay mucha economía en los movimientos. 
La palabra proviene de una adaptación fonética de “Schottisch” que en alemán no significa otra cosa que escocés, y que para más I.N.R.I puso de moda la realeza de Viena y que la corte española lo adoptó en palacio hasta que el vulgo lo hizo suyo en las susodichas verbenas.

Por cierto, tampoco el afamado chotis cuyo estribillo escribí allá arriba, pertenece a ningún compositor español, pues era Agustín Lara un Mejicano de Pro.
Pero hay cosas muy nuestras como las manzanas al caramelo, el barquillo, los azucarillos y el aguardiente y la famosa zarzuela donde aparecen un viejo boticario flanqueado por una rubia y una morena, hijas del pueblo de Madrid...

Conocer el origen de las leyendas y las tradiciones, muchas veces nos da una perspectiva más global de las cosas y nos hace menos egocentristas y naturalmente menos ignorantes y más curiosos.


¡Feliz puente y feliz 15 de agosto!



miércoles, 10 de agosto de 2016

Apuesta arriesgada



Sería por el horario laboral que teníamos los dos, o porque nos buscábamos de manera inconsciente; el caso es que coincidíamos en el ascensor un día sí y otro también, y en el intervalo de los cinco pisos que nos separaban de nuestras respectivas viviendas, manteníamos charlas insustanciales sobre el tiempo y el tráfico.

Pero en uno de esos encuentros cotidianos, no sé bien por qué razón, le hablé de mi soledad, de mi falta de amigos provocada por el perentorio y descontrolado deseo de jugar. Le confesé lo de mi ludopatía, una tara que no soportaba fácilmente ninguno de los que me conocía.

Ella me confesó que había soñado inexplicablemente esa noche con ese encuentro en el que yo le abría mi corazón, a su vez me confió que su timidez también le suponía una barrera para conocer a hombres sinceros como yo. Descubrió cierta afinidad con mis sentimientos, pues desde hacía unos meses sufría el mismo problema que un servidor: sentía una urgencia psicológica y física incontrolable a jugar de forma persistente.

Al preguntarla sobre los síntomas que sufría, me contesto con una dulce mirada y una bonita sonrisa que había apostado su corazón a una sola carta, y el que barajaba era el que escribe estas líneas.


Desde ese preciso instante, los dos jugamos con intensidad a ese arriesgado  y adictivo juego del amor.


Derechos de autor: Francisco Moroz



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