jueves, 20 de octubre de 2016

Flema británica





Paul Willkinson era el prototipo de hombre que atraía a las féminas por su belleza y constitución física. Tenía un encanto peculiar que le hacía despuntar sobre los demás.
Su personalidad no estaba construida sobre artificios ni falsedad, tampoco sobre mentira ni artimaña. Era lo que se dice un hombre honesto y cabal, de esos que las mujeres denominan como: caballeros que se visten por los pies. Las sabía tratar con respeto y cortesía.

Tenía cualidades que le hacían destacar sobre el resto de competidores, cuando se trataba de seducir y conquistar los corazones de aquellas que se cruzaban en su camino.

Por ejemplo su voz de tenor, que resaltaba en la coral con brío arrollador.
Cuando cantaba parecía escucharse el sonido profundo del océano con las olas batiendo en los acantilados. Todos temían hacer pareja con él en los dúos. Los compañeros le miraban con resquemor, nadie podía competir con ese don natural que Paul parecía poseer.

Todos se sorprendieron cuando su cadáver apareció flotando en el Támesis, con heridas de arma blanca; muchos sabían de la animadversión que le profesaban algunos, pero hasta el punto de que fueran capaces de terminar con su vida, no.

Las investigaciones se llevaron a cabo con diligencia, como todo lo que se hace en la capital británica, pero los resultados de las pesquisas se hacían esperar. Los noticiarios y los periódicos se hacían eco de la noticia; pues no en vano se trataba de una de las mejores voces masculinas del coro de la Abadía de Westminster. Nadie podía comprender las razones que habían motivado el macabro suceso.

Todo empezó a encauzarse cuando el inspector que tomó el caso, dictaminó de manera convincente, que el perfil del asesino era el del típico individuo envidioso, falso, y celoso de las virtudes ajenas. De esos que de cara te adulan, te palmean y te abrazan, mientras que por detrás te clavan puñales en la espalda.

El caso estaba claro, ahora habría que empezar a interrogar a unos cuantos cientos de ciudadanos británicos, dentro del entorno cercano a la víctima.

Pero era solo cuestión de tiempo y de ganas.



Derechos de autor: Francisco Moroz

miércoles, 19 de octubre de 2016

Cosas de chicas




Cuando se prendieron las cortinas de la cocina, mis cuatro amigas y yo estábamos hablando de hombres y de relaciones sentimentales.

Echamos mano rápidamente y de forma instintiva a las cervezas que estábamos tomando para apagar las llamas.

Cuando se nos pasó el susto inicial todas nos quedamos mirando como bobas a Mari Pili con caras de interrogación, pues todavía tenía el mechero con el que las había incendiado aferrado en su mano.

Por toda respuesta se encogió de hombros añadiendo:

-–Siempre he deseado tener un novio bombero.


Derechos de autor: Francisco Moroz

martes, 18 de octubre de 2016

Lluvia serena




Lluvia llena de melancolía
que me traes recuerdos de voces muertas;
y de versos suspendidos en el aire
de antepasados poetas.

Lágrimas que brillan al caer
por los cristales,
al igual que por caminos estelares
empapados de soles y de estrellas.

Darme un sentido a mi existencia,
que es caer y caer eternamente
sin grabar en lo profundo de mi cauce,
la enseñanza del tranquilo aprendizaje del camino.

Me instruiré algún día del rocío
que se extiende entre las plantas con caricias.
 y también de tus gotas, que besan cristalinas
con dulzura de madre al hijo en el reencuentro.

Lluvia pausada.
Muéstrame tu serenidad y tu paciencia.
El armónico caer de tu fluida esencia
que alegra y hace cantar a los regatos.

Llenas ríos y lagos profundos con constancia,
moldeas las rocas y paisajes de las cumbres.
Regalas tu dádiva generosa en las fontanas
dando de beber tu agua al caminante.

¡Ojalá llegue a comprender! y a estar atento
antes que el afluente se me agote,
sabiéndome acercar a los que aguardan
 heridos, sedientos y expectantes



Derechos de autor: Francisco Moroz

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...