Un
corazón de lana y acero comenzó a latir rítmicamente. Plástico, vidrio y cartón, como componentes principales.
Se había convertido, en la primera joven inventora revelación del panorama científico del momento. Había sido capaz de crear vida inteligente a partir
de materiales reciclados.
Recibiría
el premio nobel, daría conferencias en las universidades de mayor prestigio, y
escribiría varios libros sobre su increíble descubrimiento.
Las
horas que había robado al descanso a causa de los estudios y la experimentación
habían dado sus frutos. Ahora, la felicitaban insistentemente unos desconocidos, dándole palmadas en la espalda que la despertaron, preocupados por su estado catatónico; apoyada como estaba en el contenedor de basura, con una bolsa amarilla fuertemente agarrada en la mano.
Derechos de autor: Francisco Moroz