martes, 21 de abril de 2020

Cuestión de confianza





Y ella finge que se lo cree. 
Naturalmente le sigue la corriente para no crear polémicas innecesarias siempre que recibe la consabida llamada desde un hotel; cada una de las veces que el se marcha de viaje por motivos de trabajo.

De este modo son felices.
Componen una pareja estable que es la envidia de todo el vecindario, el ejemplo a seguir de todos sus amigos casados. 

Él tampoco tiene porqué sospechar.
Ella nunca le da razones para hacerlo. Pues no le miente cuando le dice que está en el gimnasio tonificando los músculos con la ayuda y supervisión de su entrenador personal. 


Derechos de autor: Francisco Moroz

domingo, 12 de abril de 2020

Tiempos raros






Se levanta temprano sin hacer mucho ruido, se asea y se dirige a la cocina para desayunar. Mientras lo hace, coloca encima de la mesa los tazones, las cucharillas y las servilletas de su marido y sus dos hijos. Las magdalenas que compró ayer;  porque hoy es domingo. El cacao junto al café y el azúcar. Después se acerca a las habitaciones y muy quedito besa en la frente con ternura a cada uno de los miembros de su familia para no despertarlos.

En la entrada y antes de salir, se pone el disfraz que visten las héroes verdaderos en estos días tan extraños que vivimos. Los guantes, la mascarilla y la ropa de trabajo de una cadena de alimentación. Se pone en el pecho una chapita con su nombre y cierra la puerta pensando que un día más luchará a brazo partido contra el villano que se coló amenazante y peligroso por la puerta falsa.

Sus labios dibujan una sonrisa mientras baja en el ascensor, al pensar que forma parte de un equipo que con su servicio salva vidas a base de horas y dedicación frente al público.

A las ocho de la tarde desde el balcón cuando suenen los aplausos, todos pensaremos en los médicos, enfermeras y auxiliares. bomberos,unidades de emergencia, policías y farmacéuticos ¿Pero cuántos recordarán a los basureros, transportistas, repartidores y funcionarios de correos. Voluntarios de cáritas, cruz roja y servicios sociales. Taxistas, reponedores de supermercado, cajeros y dependientes?  Todos ellos se lo merecen igualmente. También están al pié del cañón, con el gesto amable de los que luchan en primera línea de combate a pesar del agotamiento, el dolor, la angustia y en algunas ocasiones, la pérdida.

Esperemos que la sociedad una vez que pasen estos tiempos tan insólitos, siga valorando como se merecen a sus auténticos campeones a pesar de no jugar la liga, ni subir a ninguna tribuna ni escenario o salir en programas de tele basura.

Derechos de autor: Francisco Moroz

miércoles, 1 de abril de 2020

El yo existencial






Me llamo “Pepa Ventolini” y nací mientras mi madre escribía muy concentrada en el asunto de dar a luz algo interesante como yo misma. 

Se hallaba junto a una ventana abierta, durante una primavera ventosa. Las hojas donde escribía se le volaron cayendo al suelo, y fue justo en ese instante cuando mi nombre y apellido aparecieron en su mente; inscrito como si de una partida de nacimiento se tratase.

Fui consciente automáticamente, aún sin saber el cómo ni el por qué de que yo estuviera allí, haciendo historia, formando parte de un todo muy bien estructurado, con un ritmo creciente que ponía el foco en mi persona, presentándome con una narrativa muy fluida.

En nada de tiempo me había convertido en una afamada y reconocida inspectora de policía, cuyo cometido era investigar casos cerrados de crímenes consumados en el pasado. Llegué a culminar con éxito algunos de trama muy complicada y escabrosa, implicándome a fondo en cada uno de ellos.

Sin embargo todo se torció desde el instante en que apareció él. Fue, como si yo hubiera dejado de existir.
Todo lo que vino a continuación ya no me pertenecía a mí sino al rival de género masculino que me arrebataba el sitio que me correspondía por derecho propio y que sin mediar diálogo alguno, había interferido inesperadamente en algo que solo a mi me concernía. Mi propia existencia estaba a punto de desaparecer.

Menos mal que mi mentora, fémina de armas tomar, intervino oportunamente en cuanto detectó detalles textualmente extraños que no se correspondían. Dándose cuenta del error cometido, de la gran injusticia que atentaba contra mi persona y que se había cometido, a Dios gracias de manera inconsciente.

Puso remedio de manera drástica. El intruso fue eliminado sin contemplaciones. Desapareció desde el momento en que con un elegante movimiento de muñeca, borró con tipex esa “e” que figuraba tan descaradamente plasmada en lugar de la “a” que correspondía.

Respiro tranquila, vuelvo a ser yo, “Pepa Ventolini” y no el “Pepe” ese, al que los lectores no llegarán a conocer ni por asomo, como si nunca hubiera existido. Es lo bueno que tiene lo de releer lo escrito y enmendar las erratas gramaticales antes de editar.

En eso se fundamenta el ser o no ser de un personaje. 

¿Capite la questione?

Derechos de autor: Francisco Moroz




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