jueves, 30 de marzo de 2023

Buena voluntad

 


   Por si me pasa algo, me dijo. Y me enseñó una póliza de seguro de vida donde él era el abajo firmante, y yo la beneficiaria. Todo muy bien especificado con sus clausulas correspondientes, y al detalle los supuestos accidentes, sucesos y contingencias que pudieran ser causas evidentes de un eventual deceso. Un contrato ampliado donde la cantidad a pagar por parte de la aseguradora casi se triplicaba.

   Y desde entonces ha sido un sin vivir para nosotros. Toda una serie de fortuitas catastróficas desdichas que no parecen tener fin. Que si una larga hospitalización a causa de quemaduras de tercer grado con aceite hirviendo, Que si una caída por una escalera con múltiples fracturas de huesos. Un envenenamiento por algo que comió en mal estado, pasando por un conato de ahogamiento al resbalar en la bañera y otro de asfixia por escape de gas. Un accidente de coche que le ocasionó diversos traumatismos y un robo con violencia donde le apuñalaron varias veces casi con saña y premeditación.

   Pareciera estar bajo el influjo de una maldición.  Por ello, después de tanto disgusto, le he propuesto unas vacaciones de aventura. Tirarse en paracaídas, barranquismo, puenting, actividades de ese tipo, para que se relaje y no esté tan tenso.  Lo hago solo por el bien de mi insufrible marido. Bueno, también por el mío, que estoy más que harta de clavarle agujas a este muñeco de trapo sin obtener ningún resultado.

 


Derechos de autor: Francisco Moroz

 

viernes, 24 de marzo de 2023

Vergüenza me da

 


  El montoncito de arena que se está formando a mis pies no es significativo; no en vano he reinado en medio de un desierto.

  Tampoco me perjudica ya el frío de la noche o el calor insoportable de la mañana, no siento ni padezco.

  No temo el silencio sepulcral ni la oscuridad de mi encierro. Mucho menos la soledad o el abandono de mis dioses.

  Sin embargo me causa pavor solo con imaginar, que todo lo escrito en el libro de los muertos no sea más que una burda patraña y no haya vida eterna. Y que en los siglos venideros quede expuesto a la escrutadora mirada de un montón de desconocidos, y además, en paños menores.

 

 Derechos de autor: Francisco Moroz

 

sábado, 4 de marzo de 2023

Mala memoria

  

 

 


 

  Le pedí que hiciera todo lo posible para mantenerlo con vida. El sanitario me miró con desconsuelo para decirme que no había nada que hacer. Que era demasiado tarde y me despidiera de él; pues no sobrevivirá por mucho tiempo. Que los efectos del veneno ya eran irreversibles. 

  Lo observo todo a una distancia prudencial, desde que llegaron a la escena del crimen no dejan que me acerque. Suplico que al menos me permitan decirle lo mucho que le amaba. Aclararle que su muerte inminente la ha provocado un tonto malentendido.

   Y le explico por tercera vez al agente que me retiene, que cuando entré por la puerta usando mi llave, me fui directa a la cocina para mirar la cafetera. Que mi desconcierto fue mayúsculo cuando vi las dos tazas encima de la encimera con parte de su contenido. Que me dirigí al dormitorio lo más deprisa que pude y les sorprendí a los dos abrazados en la cama. Que me paré junto a la puerta; mirándolos con desconcierto más que con enfado. Pues ya conocía de su relación amorosa desde hacía mucho tiempo. Pero que no pude evitar sentir un poco de envidia y algo de celos.

   Que en ese instante solo se me ocurrió formularles una única pregunta: ¿Quién de los dos se ha tomado el café? Y vi en  los ojos de él reflejarse la sospecha.

   En ese momento comprendí lo absurdo de la tragedia. Ella salió de la habitación corriendo, medio desnuda, para llamar a emergencias. Y yo como una tonta me quedé esperando la llegada de la policía.

   Tantos años de asistenta al servicio de estos dos, y se me olvidó que era la señora la que tomaba solamente infusiones después de las comidas y no mi amante.

 


 Derechos de autor: Francisco Moroz

 

 

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