Mohíno:
-Persona que está triste, abatido o
disgustado.
-Que denota abatimiento, tristeza o disgusto.
-Se da la denominación de mohíno al caballo o mulo que tiene el
pelo muy oscuro y que presenta negra la cara y el bozo u hocico;
en los mulos se conserva la denominación aunque sean castaños, siempre que
dichas partes sean negras.
Morigerar:
Templar o moderar los excesos de los afectos y acciones.
Moderar o contener la intensidad de un sentimiento, de una pasión o de una actitud demasiado vehemente
Ataraxia:
Estado de ánimo que se caracteriza por la tranquilidad y la
total ausencia de deseos o temores.
Imperturbable.
Se denomina ataraxia (del griego ἀταραξία, «ausencia de turbación» a la disposición
del ánimo propuesta por los epicúreos, estoicos y escépticos
gracias a la cual una persona, mediante la disminución de la intensidad de
pasiones y deseos que puedan alterar el equilibrio mental y corporal, y la
fortaleza frente a la adversidad, alcanza dicho equilibrio y finalmente la felicidad,
que es el fin de estas tres corrientes filosóficas. La ataraxia es, por tanto,
tranquilidad, serenidad e imperturbabilidad en relación con el alma, la razón y
los sentimientos.
Plúmbeo:
-Que es de de plomo o parecido al plomo en alguna de sus cualidades
-Metafóricamente hablando, muy aburrido o pesado
Hético:
-Tísico (Que padece tisis)
-Perteneciente a la tisis o a los tísicos
-Muy flaco, casi en los huesos.
-Fiebre hética.
Texto
Mi mujer andaba mohína desde que empezó a notar que un servidor era morigerado con ella. Que las muestras de afecto y cariño se remitían al mínimo exigido.
Le comuniqué, que para evitar altercados y discusiones innecesarias entre nosotros, había decidido estar permanentemente en disposición ataráxica y con ello, la convivencia entre ambos sería mucho más llevadera y agradable.
En tres semanas desistí de mi actitud pues comprobé que en vez de mejorar las cosas, muy por el contrario empeoraban. Las horas se me hacían largas y plúmbeas; pues mi señora no se dignaba ni tan siquiera a dirigirme la palabra.
Pero lo que realmente me hizo deponer al parecer, mi desacertado proceder, fue el sentirme muy desmejorado físicamente. Entré en estado hético por no comer como Dios manda; pues mi pareja se negaba rotundamente a cocinar; según me explicó escuetamente, para un estoico, epicúreo, escéptico y subnormal de pacotilla.
Muy filosófica y culta ella, sin perder la compostura.