lunes, 21 de diciembre de 2015

Queridos Reyes Magos







El pequeño Javier siempre comenzaba la carta de igual manera: “Queridos Reyes Magos. Como este año me he portado bien quiero…”

Cuando se enteró de la identidad de los Magos de Oriente, cambió los términos de su misiva.

Hoy con 50 años sigue escribiendo la carta y enviándosela a sus padres que con emoción  leen: “Amados reyes. Como todos los años desearía ese montón de abrazos y besos, para que me sean entregados por sus majestades a lo largo del año sin restricción alguna.”


Pues Javier descubrió que el Amor incondicional no sólo hay que celebrarlo en Navidad.

                                                                               Derechos de autor: Francisco Moroz

domingo, 20 de diciembre de 2015

Sin Claus no hay Nöel






¡Santa Claus no existe!

Ya va siendo hora de que alguien os lo diga. Estamos hartos de ver como todas las navidades se repite la misma imagen de un gordo vestido de rojo que se pasea por nuestras ciudades tocando una campana y asustando a los niños con el consabido ¡Ho, ho, ho!

¡Un fraude!

Nosotros eliminamos en su día al auténtico Noel.

Naturalmente fue sin querer. Un invierno, un caldero al fuego.
El tío se coló por la chimenea tan campante, muriendo escaldado…

Nosotros tres esperábamos a un lobo.

¡Así ocurrió!


Podréis llamarnos cerdos, pero no mentirosos.



                                                                                  Derechos de autor: Francisco Moroz


viernes, 18 de diciembre de 2015

Luz y Sal

 Para amar 

tendré que emplear la vida entera que me resta,
darle claridad y sabor para hacerla grata.

No se hizo la noche para temerla,
ni la luz que portamos para esconderla,
más bien para alumbrar los lóbregos rincones.
Para no perdernos y encontrar salidas
en el oscuro túnel de la impaciencia,
e iluminar de esperanza las tristes horas.

Para amar

 tendré que emplear la vida entera que me resta,
pues no sé cuando,
tendré que despedirme de los que amo.

Que se hizo la sal para dar sabor,
y aderezar con ella los sentimientos.
 Las amables palabras que dedicamos
en restar amarguras a las desdichas.
Corazón aliñado para el encuentro,
suculento manjar cuando besamos.

 Que somos sal y luz para los otros,
en el abrazo afectuoso y en la caricia.
En la voz pausada que te habla, 
y en el oído atento del que escucha.
En la sonrisa alegre 
y en la diáfana mirada.

Para amar

 tendré que emplear la vida entera que me resta.
y darle claridad y sabor para hacerla grata.





Derechos de autor: Francisco Moroz




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