Concurso de Relatos "SAN VALENTÍN II"
Es horrible comprobar cada
día que despierto a tu lado, que te he perdido irremisiblemente.
Terrible que después de haber compartido media vida contigo, te hayas alejado
por culpa de él, que se inmiscuyó de forma miserable y traidora en medio de
nuestra perfecta relación de años de amor incondicional.
Él, te hechizó con nebulosas irreales, y perdiste
poco a poco la noción del tiempo y de tu realidad, ¡nuestra realidad cotidiana
y armoniosa!
No quiero consolarme sabiendo que estás ahí, tan cerca, sin tan siquiera
poder acceder a tu presencia que fue y es tan amada; y saber
que estás inmersa en nubes de algodón, y perdida en mundos quiméricos de
ensoñación.
¿No eres consciente que todavía te necesito? ¿O sí lo eres, a pesar de las
ataduras invisibles que te ligan irremediablemente a este nuevo amo que
te esclaviza?
Me rebelo a dejarte, se revuelven mis entrañas solo en pensarlo. Tantas cosas
nos unen, que no quiero perder tu contacto.
A pesar de los pesares sigo
acompañándote, velando tu sueño, cuidándote como a la niña
que fuiste y eres, de mis ojos.
Y soy consciente cuando me miras, con esa inocencia inusitada y desamparada,
que soy también amado por ti; pero que te olvidaste de cómo hacerlo.
Sé, que perdura tu amor a
pesar de que ese maldito hijo de Satanás se haya interpuesto entre nosotros y
nos separe; y nos aleje, y pretenda borrar de tu mente todo rastro de recuerdo
en común.
Incluso mi rostro y mi
nombre.
¡Lo que nunca conseguirá el Alzhéimer, es que yo me olvide de ti!
Derechos de autor: Francisco Moroz