Concurso de Relatos "SAN VALENTÍN II"
Es horrible comprobar cada
día que despierto a tu lado, que te he perdido irremisiblemente.
Terrible que después de haber compartido media vida contigo, te hayas alejado
por culpa de él, que se inmiscuyó de forma miserable y traidora en medio de
nuestra perfecta relación de años de amor incondicional.
Él, te hechizó con nebulosas irreales, y perdiste
poco a poco la noción del tiempo y de tu realidad, ¡nuestra realidad cotidiana
y armoniosa!
No quiero consolarme sabiendo que estás ahí, tan cerca, sin tan siquiera poder acceder a tu presencia que fue y es tan amada; y saber que estás inmersa en nubes de algodón, y perdida en mundos quiméricos de ensoñación.
¿No eres consciente que todavía te necesito? ¿O sí lo eres, a pesar de las ataduras invisibles que te ligan irremediablemente a este nuevo amo que te esclaviza?
Me rebelo a dejarte, se revuelven mis entrañas solo en pensarlo. Tantas cosas nos unen, que no quiero perder tu contacto.
A pesar de los pesares sigo
acompañándote, velando tu sueño, cuidándote como a la niña
que fuiste y eres, de mis ojos.
Y soy consciente cuando me miras, con esa inocencia inusitada y desamparada, que soy también amado por ti; pero que te olvidaste de cómo hacerlo.
Sé, que perdura tu amor a
pesar de que ese maldito hijo de Satanás se haya interpuesto entre nosotros y
nos separe; y nos aleje, y pretenda borrar de tu mente todo rastro de recuerdo
en común.
Incluso mi rostro y mi
nombre.
¡Lo que nunca conseguirá el Alzhéimer, es que yo me olvide de ti!
Derechos de autor: Francisco Moroz
Me estaba imaginando según leía o era otro hombre que se inmiscuyo en su camino o era la enfermedad de Alzheimer. Enfermedad que temo por que tengo un 50% de probabilidad de contraerla.
ResponderEliminarUn abrazo amigo
Eres una mujer inteligente; no era difícil adivinar de lo que se trataba, no he intentado disfrazarlo mucho. Es un relato de auténtico amor. Aquí no hay giros inesperados salvo el de la enfermedad terrible.
EliminarBesos y gracias.
Que decir ante tan magistral relato, triste sí pero aún a pesar de ese punto de dolor marcado por tan cruel enfermedad la grandeza del amor en todo su esplendor. Solo felicitarte nuevamente por tu maestría. Un abrazo.
ResponderEliminarQue puedo decirte ante esas palabras tan haladoras. Mi ego (Moderado) y yo (O sea otro ego) te damos las gracias y te mandamos unos abrazos con todo cariño.
EliminarPrecioso. Una muestra de amor a través de la memoria pérdida.
ResponderEliminarMuy triste pero precioso.
Un besillo.
Para mi es el auténtico amor. el del sacrificio el de : Te amo a pesar de todo. Por encima del sufrimiento y la pena y las limitaciones.
EliminarAMOR con mayúsculas.
Gracias María
Besos
Se enfrenta al peor de los rivales, y la más triste de las enfermedades a la que tod@s tememos.
ResponderEliminarMagistral, como todos tus relatos querido amigo Francisco Moroz.
Un abrazo
Mejor un amante de carne y hueso, que el fantasma terrible del Alhzeimer que no tiene rival más que el amor más sacrificado.
EliminarGracias por lo de magistral. Me valoras mucho. No necesito abuela...¡Bueno sí! a ti, siempre.
Besos
Como ya te voy pillando el tranquillo pensaba de antemano que el final sería algo sorprendente, y no me he equivocado, aunque no imaginaba que pudiera tratarse de ese triste mal que no permite reconocer ni a quien te quiere. Ojalá nunca nos toque de cerca...
ResponderEliminarPrecioso, Francisco, felicidades.
Un beso
Me vas pillando porque eres muy pilla. Como ya he dicho antes, no he intentado en este relato disfrazar mucho el final. Se trata de una historia de amor. sólo eso que no es poco con un contrario tan duro.
EliminarEl título es literal. Una historia real y conocida.
Besos y gratitud
Lo he leído dos veces y ne ha gustado más sabiendo ya el final. Qué bonita historia de amor. Debe ser duro vivir junto al olvido. Un abrazo.
ResponderEliminarSí, cuando se conoce al rival adquiere más sentido todo, comprendes al pobre hombre que lucha a diario por salvar del naufragio inesperado el amor que perdura.
EliminarUn abrazo.
Maravilloso relato, Francisco. Con un final que descarta toda esperanza. Un amante demasiado poderoso para pensar en vencerlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
La esperanza radica en que la parte que esta sana siga recordando la historia de amor y de ternura que les fue arrebatada a ambos.
EliminarMuy generosa Rosa.
Besos
Emotivo relato, Francisco. Un rival difícil de vencer el Alzheimer...
ResponderEliminarSaludos!
Muy difícil compañero. Yo lo vivo de cerca y te puedo asegurar que el cariño y el amor y la ternura son las únicas armas con las que combatir.
EliminarGracias y un abrazo compañero.
Estás que no paras, Francisco. Con este relato logras emocionar. Me ha encantado ese vencer al olvido, me ha recordado la estrofa de Quevedo: "mas no, de esotra parte, en la ribera, / dejará la memoria, en donde ardía: / nadar sabe mi llama la agua fría, / y perder el respeto a ley severa." de su soneto "Amor constante más allá de la muerte".
ResponderEliminar¡Magnífico, Francisco!
No paro Juan Carlos, no quiero parar. Esto de escribir se está convirtiendo en un vicio desatado con toda la furia de la inspiración.
Eliminarúltimamente me vienen cantidad de historias a la cabeza y no se por donde empezar ni como presentarlas. Este blog se está convirtiendo en algo más que reseñas, esas van siendo las menos.
Un abrazo amigo.
Y apunto esa tu última frase de nuestro querido Quevedo que nos has traído tan acertadamente.
Hola de nuevo, Fancisco ya ves que no me olvido de venir a disfrutar de tus letras.
ResponderEliminarUn buen microrrelato, claro y sencillo, además de darle ese final trágico que le engrandece: el tan temido ¡Alzhéimer!
Bueno te espero también en mi nuevo blog para cuando gustes: http://seraseras.blogspot.com.es/
Un abrazo
Saludos Estrella.
EliminarAgradezco tus visitas y tus palabras.Ahora mismo, y en cuanto termine de responder a mis amigos-as, paso a visitarte.
Un abrazo
No hay traición más grande para el ser amado que el olvido, pero cómo culpar a quien es víctima de este tirano sin piedad ni corazón...
ResponderEliminarUn relato muy duro, Francisco, pero también muy intenso, sentido y hermoso. Ojalá que nunca tengamos que experimentar ese dolor tan terrible.
Muy bueno, aunque me he quedado triste :(
Besos!!
¡Ay Julia! que más quisiera que sólo escribir de sonrisas y felicidad. Que más quisieramos los hombres que nuestro andar por la vida fuera ese camino de rosas sin incertidumbres.
EliminarPero lo bonito, lo que hace a los hombres y a las mujeres grandes, es la capacidad de sacrificio por los demás, ese amor tan infinito que te hace entregar la propia vida al servicio del amado. Eso es AMOR del grande, y no sólo los pasionales y pasajeros.
No ter quedes triste, te pones fea.
Besos
Entrañable y honorable presenciar cómo una persona que quiere incondicionalmente a otra con esta terrible y traicionera enfermedad no duda ni desfallece jamás a la hora de dedicar todas sus horas, tiempo y cariño incomensurable para darle un mínimo de paz al ser amado que necesita de tantos cuidados.
ResponderEliminarTú lo has reflejado a la perfección y con delicada sutileza, aunque al final descubrimos de qué se trata para nuestra tristeza. Aun a pesar de ser un relato que conmueve por la dureza de las circunstancias, te felicito por el tratamiento que le has dado y el cuidado en la forma y el contenido. Emociona.
Un beso, amigo (He tardado un poquillo en venir por las cosas del tiempo pero aquí estoy, no te fallo. Vo a dar una vuelta por aquí);-))
Se que no fallas, ya me contaste sobre tu implicación en tareas sociales de importancia. no seré yo quien te incordie con exigencias. En todo caso me preocupa cuando tardas en venir.
EliminarPero estás por aquí y lo celebro y te agradezco siempre las reflexiones que dejas. juiciosas y entrañables.
Todo un lujo tenerte a mi lado amiga Marisa.
Un beso enorme.
Un amor que perdura ante el más desdichado olvido, sin embargo ahí está, amando a pesar de una enfermedad que ha alejado a un ser querido. Debe de ser muy duro, mirarse en los ojos que te han querido y que ahora, esos ojos no recuerdan quién es, el que le ama. Triste situación, y tu relato me ha conmovido Francisco. Lo encontré tierno, de un cariño inmensurable.
ResponderEliminarTe felicito.
¡Abrazos!
Cuando algo lo vives de cerca lo puedes describir, te puedes recrear en los detalles, en las muestras de esos seres separados por una enfermedad que es más cruel que la propia muerte. pues esta dolencia te roba lo que fuiste, el recuerdo de las personas a las que amaste, ter anula como persona y te "formatea el disco duro" borrando absolutamente todo. Dejas de ser aunque sigas existiendo con tu envoltorio de carne.
EliminarPor eso escribo, para no olvidar y que sepan quien fui.
Besos y como siempre, gracias Mila
El olvido de la persona amada siempre es doloroso pero cuando ese olvido no es intencionado, cuando es el resultado de reacciones químicas que nada tienen que ver con el amor ni con los sentimientos el dolor es mayor pues a él se suma la rabia y la impotencia de saber que el rival es la enfermedad.
ResponderEliminarUn relato muy tierno y triste.
Fenomenal, Francisco.
Sabias palabras. El rival es imbatible, al menos hasta que se descubra un remedio que lo venza.
EliminarMientras ¿ Qué nos queda? : resignación ,entrega, sacrificio, dedicación. Teniendo la esperanza que ahí, en el fondo del alma de esa persona amada quede un resquicio de luz que le haga reconocer a los que tiene a su lado.
Duro, muy duro, ya te digo.
Besos Kirke.
Esta terrible enfermedad abre un profundo abismo entre el que la padece y los que le rodean. La pérdida de la memoria y otras facultades mentales conduce a la pérdida lenta e irreversible del ser querido entre las brumas de una mente deteriorada.
ResponderEliminarSiempre que leo algún relato sobre este tema, me viene a la memoria "El cuaderno de Noah", una preciosa y emotiva novela de Nicholas Sparks, llevada a la gran pantalla con el título "El diario de Noah" o a no menos emocionante película "El hijo de la novia", protagonizada por Héctor Alterio y el gran Ricardo Darín.
Ha sido un placer leer tu aportación narrativa a este tremendo problema.
Un abrazo.
Buena aportación a la entrada la que haces con esas dos grandes películas. Me satisface tener personas sensibles a mi alrededor que captan un problema enorme causada por una enfermedad terrible. Tu lo has expresado muy bien:Pérdida lenta e irreversible del ser querido entre las brumas de una mente deteriorada.
EliminarMe alegro que te haya gustado el relato. Todo un honor para mí.
Un abrazo Josep.
Un relato fantástico y conmovedor, Francisco. Te felicito.
ResponderEliminarAbrazo!!!
Gracias Mª Jesús
EliminarUn abrazo.
Efectivamente es como morir anticipadamente, dejar de existir no para los otros sino para nosotros mismos. Durísimo de asimilar este mal devorador de recuerdos.
ResponderEliminarSaludos Julio David
Durísimo relato que me ha emocionado por tanto como expresas con tus palabras, ese amor por alguien que no está aunque esté presente, esa generosidad de seguir amando a alguien que ha desaparecido, del que queda un cuerpo poco más, ese dolor inmenso, esa pérdida constante casi peor que la muerte, odiosa con quien la padece y también de quienes a su alrededor la sufren. Maldita enfermedad que todo lo engulle y estropea.
ResponderEliminarHace muchos años una persona que tenía a un familiar afectado por Alzheimer me dijo: es una enfermedad tan triste, miras sus ojos y sus caras y están tan tristes. Terrible perder los recuerdos, la esencia de uno mismo, que te roben eso no es justo.
Muy doloroso y muy bien contado Francisco, aunque esta vez me ha dejado tocada.
Hola Conxita.
EliminarAsí es, una enfermedad que te roba todo. Al que la padece y a los seres queridos que pasan a ser desconocidos para el afectado.
Mirarles a los ojos es ver a un niño indefenso adentro, un ser desprotegido e indefenso al que todo le resulta extraño.
Ellos en su enfermedad son vulnerables.
Bueno, el que te hayas quedado conmocionada es una señal que tienes sensibilidad, eso y paciencia, es lo que muchas veces necesitamos para poder soportarlo.
Gracias amiga.
Besos
Esta enfermedad es horrible, para el que la padece y para los que rodean al enfermo. Te lo roba todo, tu identidad, tus recuerdos, tu amor... Tu relato es conmovedor, duro y tierno a la vez, me ha emocionado muchísimo.
ResponderEliminarUn beso, Francisco
Gracias Chari.
EliminarTodo lo que dices es la cruda realidad. Un ladrón que lo roba todo y hace sufrir a todos los seres cercanos al enfermo.
Gracias y besos
Tan triste, como real y precioso. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tus amables palabras Eva.
EliminarUn abrazo también para vos.
¡Conmovedor!Un tercero en discordia inesperado. Seguro que ella, en algún momento de lucidez, aunque no recuerde nada; al mirarle a los ojos siente que hay algo ahí que nunca podrá olvidar :) Un abrazo, Francisco
ResponderEliminarSuele ocurrir en estas personas, y si la enfermedad no es muy profunda, que tienen momentos de esos en los que recuerdan fugazmente momentos, personas y acontecimientos. Por ello siempre es importante permanecer a su lado.
EliminarGracias por tus palabras Ana.
Un abrazo
Un relato que conmueve..
ResponderEliminarLa pura realidad no nos deja indiferente cuando la conocemos de cerca y de frente.
EliminarBesos
Uy, que ingenioso final!!
ResponderEliminarFelicitaciones.
Me alegra que haya sido de tu gusto Andrés.
EliminarUn abrazo.