domingo, 27 de noviembre de 2016

Palabras curiosonas







Que nuestro idioma es uno de los más hablados a nivel mundial por detrás del chino y por delante del inglés ya es sabido por casi todos. Pero hay curiosidades sobre el mismo que desconocemos casi por completo, o al menos un servidor lo reconoce.
Hoy os traigo algunas de esas peculiaridades de ciertas palabras de nuestra lengua escrita tan querida,y a veces tan maltratada a causa de las nuevas tecnologías.
¡Qué disfrutéis!

De números:

“Noveno” es la única palabra de tres sílabas a la que quitándole la del medio no cambia de significado. “Nono”

El vocablo “Cinco” tiene 5 letras coincidencia que no se repite con ningún otro número.

“Mil “es el único número que no tiene ni “O” ni “E”

De género, y sentido:

El término “Arte” es masculino en singular y femenino en plural.
“Sarapes” y “Separas” son palabras con distinto significado según el sentido en que son leídas.

“Reconocer” se lee de igual manera de izquierda a derecha que al contrario.

De orden:

Las palabras: “Ecuatorianos” y “Aeronáuticos” poseen las mismas letras, pero en diferente orden.

“Paralelepipédicos” tiene consonantes y vocales en alternancia.

El término “Estuve” contiene cuatro letras consecutivas según el orden del alfabeto “S” , “T”, “U”, “V”.

De cantidad:

En la palabra “Aristocráticos” cada letra aparece repetida dos veces.

En “Corrección” aparecen dos letras dobles de seguido.
Sin embargo en “Centrifugados” todas las letras son diferentes.

En la palabra “Euforia” aparecen las 5 vocales y solo dos consonantes.

“Oía” tienes tres silabas en tres letras

“Guineoecuatorial”. Esta va más allá. Contiene 2 veces cada una de las 5 vocales y no repite ninguna de las consonantes.

La palabra “Ferrocarrilero” se erige como la única que tiene 5 erres.

De Longitud:

La palabra más larga escrita en nuestra lengua sin la utilización de sufijos, y única en ser reconocida por la RAE es Electroencefalografista” con sus 23 letras, seguida de: “Esternocleidomastoideo” con 22. 
Ambas se quedan cortas con la más larga que contiene ni más ni menos que 182 letras. Un vocablo del griego antiguo que fue inventado con fines humorísticos por Aristófanes. Algo así como el archiconocido “Supercalifragilisticoespialidoso” de Mary Poppins. 
Aunque el récord lo ostenta un término químico escrito en inglés con 1185 letras y que empieza así: ACETYL­SERYL­TYROSYL­SERYL­ISO­LEUCYL­THREONYL­

“Menstrual” se constituye el vocablo más largo con solo dos silabas.

Las más coquetas:

“Ajilimójili” se refiere a una salsa a la vinagreta con ajo y se cubre tanto de gloria (La palabra) como de tildes. 7, ni más ni menos.

Y esta es la que más me gusta de todo el listado que os he presentado:
“Pedigüeñería” que se adorna con los cuatro firuletes que un término puede llegar tener. A saber:
La virgulilla de la “Ñ”, el punto de la“i”la diéresis de la “Ü” y la tilde sobre la otra “Í”.

Para acabar recuerdo a los despistados lectores que la “Ch” y la “Ll” desaparecieron de nuestro alfabeto en el año 1984. 
Y como empezamos con números, terminaré con ellos.

El chino lo hablan 1200 millones de personas. El castellano 559, millones y el inglés 375 millones. Cifras aproximadas naturalmente, pues el aprendizaje de estos idiomas es continuamente creciente.



Derechos de autor: Francisco Moroz


viernes, 25 de noviembre de 2016

Un miedo con nombre extraño





Mi compañero y yo llegamos rápidamente al lugar donde desde la central nos han indicado que se ha producido la alerta, vamos pertrechados con nuestro equipo al completo, por los imprevistos que puedan surgir. Somos dos precavidos profesionales a los que no nos gustan las sorpresas que escapen a nuestro control.

Estamos sobradamente preparados para resolver situaciones como esta de la que nos han dado aviso tan solo hace una hora.
Para lo que yo personalmente no estaba preparado era para lo que ocurrió cuando el agujero se abrió ante mí.

Empecé a sudar a pesar del frío intenso entrando en estado de shock, me empezaron a invadir las náuseas y mi organismo estresado amenazó con colapsarse.
Mis sentidos quedaron bloqueados de inmediato, mis ojos se adentraron en el negro y profundo pozo sin fin, que me quería engullir. Quise avisar del peligro a mi colega, pero lo hice tarde, no le  pude ayudar, pues de forma irreversible desapareció casi de inmediato en las entrañas de ese pozo mientras yo quedaba en pie, con los brazos caídos y temblando, paralizado por el miedo a lo desconocido; por esa nada que llenaba una boca con forma de circunferencia perfecta. Lo llamaba a gritos, por su nombre, pero solo recibía ecos de sonidos metálicos y de golpes que presagiaban lo peor.

La caja de Pandora se había abierto, y todo lo que ocurriera a continuación podría representar un riesgo para mi frágil espíritu anonadado.

Si esto era mi final, sería el más patético de los finales. Ningún ser o ente me amenazaba de manera perceptible, pero algo parecía gobernar mi mente de tal forma que mis músculos no me respondían. Estaba absorto y agarrotado.

Tengo entendido que a los combatientes les ocurre lo mismo antes de cada batalla, y que a pesar del entrenamiento intenso y continuo que reciben, nunca son capaces de reaccionar en ese crítico momento inicial en el que se requiere la acción inmediata.

Era consciente de que tenía que echar una mano a mi socio. Él estaba adentro, en un lugar oscuro y frío que me aterrorizaba. Por tanto me tuve que recubrir de ese valor artificial que en ocasiones hace héroes a los mortales, y agarrando fuertemente la herramienta y encendiendo la linterna de mi casco para apaciguar mi miedo a la oscuridad, descendí poco a poco a lo hondo de la sima, al encuentro de lo desconocido. No sin haber señalizado antes la zona peligrosa que circundaba la boca de la alcantarilla para evitar accidentes.
Lo que padezco lo llaman nictofobia.



Derechos de autor: Francisco Moroz

martes, 22 de noviembre de 2016

Trazos infantiles





No era el mar pero se le parecía, al igual que los barquitos y el sol medio tapado por unos garabatos que pretendían ser nubes. Era lo que había dibujado Pedro a su madre.

También aparecían dos personajes en el folio: Una mujer y un niño, que les representaba a ellos.
A su padre no lo había pintado, pues no lo llegó a conocer, lo había perdido pocos meses después de nacer él.

Solo ella, que miraba el dibujo con lágrimas en los ojos sabía que su compañero también estaba ahí, entre los trazos azules e infantiles donde unos marineros perecieron ahogados una madrugada.



Derechos de autor: Francisco Moroz

viernes, 18 de noviembre de 2016

Retrato de un asesino




Se dice que cuando ves a la persona asignada por el destino para acompañarte en tu vida, la reconoces al instante y quedas tan prendado de su presencia como de una música hipnótica que una vez que la escuchas no puedes dejar de silbar.

Este pensamiento me asalta mientras me hallo concentrado en el dibujo.
Mi trabajo consiste en ayudar a los inspectores de policía en las investigaciones en las que hay un sospechoso de haber cometido un crimen y hay a su vez una víctima que sobrevive, o un testigo que lo ha visto todo y conoce sus facciones. 
Es entonces cuando me avisan y me persono con mis bártulos de dibujo para intentar definir en la medida de lo posible, el retrato bocetado del delincuente en cuestión.

No miento si digo, que he llegado a ver cientos de personajes de lo más variopinto, hombres y mujeres con todo tipo de rasgos soeces y remarcables con los cuales poder reconocerles en su nueva situación de busca y captura. Prácticamente todos han sido reconocidos y atrapados. Cuestión de percepción y habilidad.

Pero ahora, en este instante, mientras voy perfilando los rasgos a carboncillo del rostro que tengo delante de mí, solo puedo ver el de una mujer atractiva de faz ovalada, pelo largo y moreno, ojos almendrados que a su vez me mira desde el papel que tengo en las manos.

Se lo enseño al testigo y este confirma con la cabeza que es ella la que se encontraba cerca de la escena del crimen: un triple asesinato cometido en uno de los chalets del vecindario.

Lucho contra las emociones que me produce tal afirmación. Debo de ser imparcial y objetivo en el desempeño de mi labor, pero no puedo. Presiento que ese rostro pertenece a la mujer de mi vida, la que compartirá en el futuro mis sueños y proyectos.

Con la excusa de unos últimos retoques, recorto la melena, alargo el rostro, achato la nariz y aclaro el pelo.

Tengo para encontrarla hasta noviembre, si la atrapan ellos antes, habré perdido a la persona asignada por el destino.



Derechos de autor: Francisco Moroz.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Un buen pago





Espero que puedas perdonarme mi viejo, yo lo hice por amor a ti.

Sabía de tu padecimiento y de tu dolor intenso, de las noches en vela y los gemidos que apagabas con la almohada para no molestar. Querías acabar con todo pero nadie te ayudaba. No era de ley.

Por ello hoy te besé, te hablé quedito, como a los niños cuando se les duerme, diciéndote cuanto te amé y te amo, por todo lo que hiciste por mí sin pedir compensación ni reconocimiento alguno.

No sé si este será buen pago por todo aquello, pero ahora puedes descansar en paz.



Derechos de autor: Francisco Moroz

sábado, 12 de noviembre de 2016

Sin palabras


Mariola es un amor casual, ella llegó y se quedó junto a mí; supo interpretar lo escrito y agradecer el encuentro común con un relato. Se convirtió desde entonces en "Mi relatora" y yo en " Su hechicero" en un lugar que solo ella y yo conocemos.
Me convertí en deudor desde entonces, y aquí me persono para dar cumplida cuenta de lo que la debía.

Aclaro, que nada de lo escrito es real, todo es imaginado, tampoco hay figuras metafóricas. Simplemente se trata de un relato de los que escribo, para dedicárselo a ella, que se lo merece.






Se conocieron por primera vez, en lo que podría haberse denominado: un encuentro circunstancial.

Ella caminaba distraída, pensando en la jornada laboral que tenía por delante: soportar a su encargado y aguantar estoicamente a muchos clientes impertinentes y disconformes que la utilizaban como diana de su frustración; y que por no tener, no tenían ni modales ni educación. Era duro bregar diariamente viendo caras largas y escuchando verborrea irrelevante y agresiva. 

Con esos pensamientos andaba cuando alguien interpuso una flor roja a su paso, y cuando levantó los ojos encontró una sonrisa maravillosa que la lleno de paz. Era él, que con una respetuosa reverencia le ofrecía una pequeña rosa.

Sus miradas se encontraron en lo que fue un contacto mágico. Desde ese momento se creó un vínculo entre los dos que les hacía converger en el mismo tramo de aquella misma calle.

Él la esperaba ansioso todas las mañanas, las soleadas y las lluviosas, siempre estaba cerca de la boca del metro, o debajo de la marquesina del cine, esperando y gesticulando su impaciencia a todo aquel que quisiera prestarle atención.

Cuando ella llegaba nunca le faltaba la flor y de vez en cuando, rompiendo ciertos formalismos, se atrevía a besarle la mano cortésmente, como un caballero a la antigua usanza, pero sin hipócrita galantería, sino poniendo en el beso toda su alma y poquito a poco, todo su amor.

Pasó lo que tuvo que pasar: que sus almas se enredaron en una sintonía común,  y un buen día quedaron al finalizar sus respectivas jornadas laborales. Marcharon a una cafetería cercana, y mientras les servían las bebidas se presentaron.
Ella habló durante dos horas seguidas, mientras él la miraba absorto en esa belleza que solo los amantes saben apreciar, deleitándose en su presencia y escuchando con embeleso todo lo que ella le decía. Embebido en su presencia y enamorado.

El tiempo pasó en un suspiro, se encontraban tan a gusto el uno en la compañía del otro, que acordaron en su fuero interno y cada uno por su lado, no necesitar a nadie ni nada más para ser felices.

Su relación era tan fluida, que al final como en los cuentos, decidieron vivir su aventura en común y para ello, se mudaron a un apartamento asequible y sin pretensiones de grandeza al que llamaron hogar. 
Ella siguió trabajando en los grandes almacenes, en la sección de atención al cliente, y cada vez que las circunstancias eran adversas o algún impertinente se le cruzaba en el camino. Pensaba en su amado, en ese hombre que sin palabras la conquistó en una avenida principal de una ciudad luminosa pero fría.

Nunca le faltaban sonrisas por la mañana ni besos de buenas noches. No le faltaron rosas en el jarrón ni caricias en la mejilla, ni miradas cargadas de ternura ni alguna de aquellas corteses reverencias que la hacían sentirse princesa.

Lo que si le faltaron siempre fueron las palabras, pero nunca las echó de menos, pues sabía con certeza que  en ciertas ocasiones estas dejan heridas incurables y otras se malinterpretan, dejando incertidumbre. Otras no expresan aquello que se quiere trasmitir en el momento, y de la forma adecuada al que las espera como bálsamo.

Su compañero nunca se las pudo ofrendar, nació mudo, pero tenía una habilidad portentosa para comunicarse con las manos, los gestos y las miradas No era un simple artista callejero, era un gran mimo y un excelente hombre que desde el primer día, en aquel encuentro casual, literalmente supo dejarla sin palabras.




Derechos de autor: Francisco Moroz

jueves, 10 de noviembre de 2016

Lugares de descanso





Sigo observando mi trocito de cielo, allá están los dos, justo donde me dijeron que irían cuando murieran.

Hace dos años que lo hicieron por causa de un accidente en el que ambos perdieron la vida por culpa de un conductor ebrio que los sacó de la carretera.

Ahora yo los añoro y los echo de menos. Por las noches, no puedo evitar salir de casa y alzar la mirada al firmamento; no sin antes echar un vistazo al rincón más escondido del jardín, donde espero que se pudran eternamente los restos de aquél que me arrebató a mis padres.


Derechos de autor: Francisco Moroz

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Virgen de la muralla.




Es bien sabido que “Las paredes oyen” desde que la reina Catalina de Médici mandó instalar en palacio una red de conductos que comunicaban todos los aposentos del edificio, para poder de este modo enterarse de lo que hablaba la servidumbre y los invitados, y de esta manera evitar las temidas conjuras dirigidas hacia su real persona.
En el año 1572 y en París, se perpetró la famosa matanza de San Bartolomé. Final sangriento donde perecieron miles de hugonotes por orden de Carlos IX aconsejado por su madre que no era otra que la tal Catalina.
Por ello con esta frase nos aconsejan no comunicar los secretos a voces pues siempre habrá alguien que los escuche detrás de una puerta o una cortina, y eso acarrea funestas consecuencias.
Lo que si es un secreto a voces y encima festejado, es el 9 de noviembre en el que celebra a la patrona de Madrid: la virgen de la muralla.
–¿¿De qué??
– ¡Ah perdón! ¿Y si digo: la virgen de la Vega? 
¿Tampoco?
– Pues os explico y terminamos antes.

Los gatos son muy devotos…
– ¡Ah! ¿ Que tampoco sabéis quienes son los llamados gatos?
–Empiezo de nuevo…

... Como“Gatos” son conocidos los madrileños cuando Madrid era Magerit o Mayrit que vendría a significar: Lugar abundante en agua. Nombre puesto por el pueblo invasor de la península a los que los visigodos empezaron a llamar “Moros” palabra que no era utilizada como insulto para los de la raza como piensan algunos, sino porque principalmente las fuerzas invasoras estaban compuestas por marroquíes, argelinos y mauritanos, estos últimos conocidos como: Mauros-Morenos.
Por otro lado los árabes eran los que mandaban en esos ejércitos conquistadores que causaban pavor a los eclesiásticos que veían como las imágenes de santos, Cristos y vírgenes, junto con las reliquias, eran profanados.
Para prevenirlo los obispos instaron a los fieles de sus diócesis a esconder las imágenes para evitar en la mayor medida posible su destrucción.
En la antigua villa de Magerit vivía un herrero que como buen cristiano tenía mucha devoción a Santa María de la Vega y por tanto, escondió su imagen entre los sillares de una antigua construcción romana. Una imagen que según la leyenda la trajo el apóstol Santiago y que fue pintada por San Lucas y tallada por Nicodemo. Una leyenda que todavía no se podía llamar urbana, pero que actualmente tiene todas las papeletas para serlo.
El caso es, que la emparedó junto con dos cirios encendidos tapándola a continuación con los propios sillares sillares de la pared.
Trascurridos tres siglos y tras la conquista de Toledo en 1083 por parte de las tropas del Cid Campeador, este se acercó a los alrededores de Magerit. Una mujer llamada Miriam le contó a este lo que le habían trasmitido sus mayores: Que en las murallas se hallaba escondida la talla de una virgen, y aunque se la buscó, en esta ocasión fue infructuosamente.
Habría que esperar dos años más, para que el rey Alfonso VI se presentara frente a las murallas, sitiando el alcázar, pero siéndole imposible escalarlas; proeza que sin embargo realizó un habitante de la población con tan solo la ayuda de una daga. Desde entonces se le conoció como “El gato”. Toda su familia heredó el apellido y por ello a los madrileños se les conoce como gatos. Todavía en una de las calles de Madrid llamada: Callejón del gato, se hace referencia a un tal: Juan Alvarez Gato, poeta de la corte y descendiente de aquel ágil y trepador soldado.
Solucionado otro enigma.
El rey junto con su esposa Constanza oyeron la historia de la Virgen escondida; y como la búsqueda se alargaba en el tiempo, mandó pintar mientras tanto sobre los muros de la iglesia donde se había venerado, una imagen según las descripciones dadas por la paisana que reveló la noticia.
El artista desconocido dicen que se inspiró en los rasgos de la reina Constanza de Borgoña, poniendo en su mano una pequeña flor de lis como recuerdo de su pertenencia a la casa francesa. Se supone que fue una “sugerencia” impuesta por la reina.
Esta imagen se encuentra actualmente en la cripta de la catedral y es conocida como la virgen de lis.
Cuando se estaba perdiendo toda esperanza de encontrar a la virgen de la Vega, y durante una procesión multitudinaria alrededor de las murallas en la que participaba el pueblo, la corte, el ejército y la realeza; y al paso por la Cuesta de la Vega (No en vano era el sitio donde estuvo emplazada la iglesia donde había sido venerada) se derrumba un paño de dicha muralla. Era de noche y se vieron relumbrar dos luces en lo alto, y se descubre la talla de Santa María de la Vega con los dos cirios encendidos.
El color moreno de la virgen negra, decían, era precisamente por haber estado expuesta al humo durante tanto tiempo.
Me pregunto:
¿Y el oxigeno necesario para la combustión? ¿Cirios con tres siglos de duración?
Lo único que puedo responder es:
--¡Oh milagro!
Era un 9 de noviembre del año del Señor de 1085.

Magerit pasó a llamarse Madrid y la virgen de la Vega pasó a conocérsela como Santa María la real de la Almudena pues se la encontró en la muralla que en árabe suena como: Al-mudayna, denominándose con este nombre la ciudadela que se encerraba tras el recinto amurallado; Donde está situado actualmente el palacio real o de oriente. Estas fueron construidas por el Emir Muhammad I de Córdoba.

En 1707 en el paño de la pared donde apareció dicha imagen, se colocó una hornacina con una escultura que representaba a la virgen. Esta, fue destruida durante la guerra civil española. La actual data de 1941. .


La representación que se encuentra dentro de la catedral que se fecha entre los siglos XV- XVI. Es una talla en madera de pino, dorada y policromada con el niño entre sus brazos, asentada en un altar barroco; realizada en los talleres de Toledo por el maestro Diego Copín o por alguno de sus discípulos.

En la capilla dedicada a San Isidro labrador, situada en la misma catedral, aparece una imagen de la imagen original de esta virgen, cuya talla original se destruyo pasto de las llamas durante el reinado de Enrique IV.( 1425- 1474)

La venerada hoy en día fue coronada en 1948 y declarada patrona de la diócesis de Madrid en 1977 por el Papa Pablo VI.
Como curiosidad os cuento que a la talla de la virgen se la vestía desde 1626 con ricos ropajes donados por las reinas y damas principales de la corte, así como se la exhibía con joyas igualmente regaladas por las mismas y nobles damas.
Ante el deterioro de la talla a causa de las vestimentas, un obispo llamado Ciriaco Sancha lo prohibió, saliendo desposeída de vestiduras regias por primera vez en la procesión del corpus de 1890.
Como historia verídica tiene muchas lagunas y fallas pero como leyenda que crea una tradición arraigada en la villa y corte ¿No me podréis negar que es la mar de interesante?
Y de paso resolvimos tres o cuatro datos la mar de curiosos.
¡Feliz celebración a todos los madrileños!


¡Yo trabajo!


Derechos de autor: Francisco Moroz.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Tertulia


Con este relato presentado al concurso de Edupsique termino la semana dedicada a los difuntos ¡Que ya está bien con tanto muerto! Dejémosles descansar, al menos hasta el año que viene.





En el pueblo donde paso el día de todos los santos, no hay mucho que hacer: O bar, o mus. Y ni bebo ni juego.

De atardecida los campos están solitarios y hoy que hace bueno apetece pasear.
Andando llego al cementerio y por curiosidad entro a ver el ambiente que en otras temporadas del año es más bien lúgubre y tristón.
Hay  movimiento en uno de los sectores, donde las lápidas prácticamente brillan por su ausencia, socavadas estas por el paso del tiempo y el olvido de los vivos.

Allá me voy por ser cortés con los tres paisanos que andan por allí.

– ¡Ave María purísima señores!

– ¡Sin pecado concebida! caballero.

– ¡Qué! ¿Matando el tiempo?

–Bueno, más bien el tiempo nos mata a nosotros ¿No cree? –responde uno de los contertulios que frisaría los 87 años; con esa solera de los viejos filósofos que encontramos en todos los villorrios.

– Sabias palabras, le espeto.

– Bueno – me dice otro un poquito más joven. De sabios están las tumbas llenas igual que el mundo de tontos.

– ¿Ha pasado mucha gente por aquí?

–Pá ser el día que es y lo que se celebra, más bien escaso personal, tenga en cuenta que solo quedan abuelos, y según van cayendo vienen aquí a perpetuidad; con lo cual, hay aquí adentro más que allá afuera.

– Da cierta tristeza pensarlo ¿Verdad?

– ¡Bah! Una vez que eres difunto no aprecias el que traigan flores; muchos de los que las traen ahora, en vida del finado ni se acordaban de visitarle.

El tercer abuelillo hace un gesto ambiguo a los otros dos y les dice:

– ¡Ea compadres! vamos a descansar un poco, que se hace tarde y mañana hay que rendir.

Y diciendo esto se retiran a dormir parte de su sueño eterno, cada cual a su sepultura. 



Derechos de autor: Francisco Moroz



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