Sigo
observando mi trocito de cielo, allá están los dos, justo donde me dijeron que
irían cuando murieran.
Hace
dos años que lo hicieron por causa de un accidente en el que ambos perdieron la
vida por culpa de un conductor ebrio que los sacó de la carretera.
Ahora
yo los añoro y los echo de menos. Por las noches, no puedo evitar salir de casa
y alzar la mirada al firmamento; no sin antes echar un vistazo al rincón más
escondido del jardín, donde espero que se pudran eternamente los restos de
aquél que me arrebató a mis padres.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Bien lejos y no en el jardín deberían estar esos restos, pero (quizás) la proximidad sirve al protagonista para descargar su ira con ese vistazo al anochecer.
ResponderEliminarProfundo y condensado micro, Francisco, ¡un beso!
el recuerdo del dolor causado está bien cerca. Quizás el personaje no quiera alejarlo para tenerlo bien presente de continuo. no es lo mejor a mi entender.
EliminarBesos
Francisco, impactante, intenso y doloroso, pero lo mejor es dejar muy lejos el rencor, ése va perturbando el alma impidiendo ser feliz. En el jardín o lo más cerca posible anida los hermosos recuerdos, esos fortalecerán cada paso.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
totalmente de acuerdo contigo amiga. Pero hay individuos que encuentran descanso solo en la venganza; y esta lo único que hace es remorder la conciencia.
EliminarBesos.
De un relato tan pequeño cuentas una historia con venganza. Un abrazo
ResponderEliminarDe eso se trata, sino no tiene sentido el escribir un micro amiga Mamen. la venganza es un sentimiento destructivo para el ejecutor y el ejecutado.
EliminarBesos
Dos miradas opuestas, en cuanto al lugar donde van dirigidas y los sentimientos que las sustentan. Cielo y tierra. Amor y odio. Añoranza y venganza.
ResponderEliminarTan breve como intenso.
Un abrazo.
Volvemos al equilibro entre los pares, lo has expresado magníficamente. El mundo de sentimientos está construido también sobre esa base del ying y del yang. Me alegro que te haya gustado Josep.
EliminarUn abrazo.
Coincido con Josep. Es curioso el cómo a veces pueden coincidir en un mismo momento sentimientos tan opuestos, verdad?
ResponderEliminarPocas palabras que encierran muchísimo, Francisco. Genial el micro! :)
Besos!!!
Gracias amiga.
EliminarLa intensidad de una mirada, de un gesto, de un relato corto, de unas notas musicales, de un perfume; pueden encerrar toda la esencia necesaria para hacer comprender al receptor y hacerle sentir todo el conjunto.
Besos.
Ese tipo de venganza es lo que yo llamo justicia poética. Tú no has hecho poesía, pero con tu micro has hecho justicia. Muy bueno, amigo.
ResponderEliminarUn beso.
Tomarse la justicia por propia mano está penado por la ley, es normal. Pero igual de penado debería estar el conducir borracho o drogado o lo que es peor conducir como un reto o un juego para demostrar algo o carreras ilegales que cuestan la vida a muchos jóvenes y por contraposición a muchos inocentes que se ven implicados en los accidentes.
EliminarA veces los culpables salen impunes con una simple multa a cambio de una vida truncada. Por eso la justicia poética, como la denominas tú, es al menos un alivio a tanto despropósito.
Besos Rosa.
Tu relato me ha hecho recordar un dicho que dice mi jefe a menudo: procura tener a tus amigos cerca y a tus enemigos aún mucho más cerca.
ResponderEliminarEl protagonista lo siguió al pie de la letra.
Un beso.
Un poco sádico si es el protagonista, al ser capaz de tener el cadáver de un ser humano en el jardín con solo el propósito de no olvidar las circunstancias de la muerte de sus padres.
EliminarPero sobre gustos no ha nada escrito que dijo otro que comía mierda (Con perdón)
Gracias por pasar y dejar tus letras.
Besos
Dolor, venganza todo junto en un corto pero muy buen relato. Un abrazo. TERESA.
ResponderEliminarAsí debe de ser. No la venganza ni el dolor, sino la condensación de una historia en pocas palabras.
EliminarGracias por tu apreciación teresa.
Sentimientos contrapuestos, soy de las que cree que la venganza solo sirve para hacerse daño a uno mismo/a.
ResponderEliminarGenial micro relato, amigo. Dices mucho en poco.
Abrazos y buen fin de semana.
Creo lo mismo que tú Mila. ¿Pero cuantas veces al cabo del día no deseamos lo peor, a personas que andan cerca de nosotros y cuyo principal cometido pareciera ser el de dañar e intoxicar al resto?
EliminarEs muy difícil mantener nuestros chakras limpios y nuestro equilibrio emocional perfecto.
Esto se llama: Desahogo, literariamente hablando.
Besos.
Mucho dolor en muy pocas letras amigo Francisco.
ResponderEliminarMuy bueno el micro.
Besos
El dolor siempre está al acecho donde menos lo imaginamos, a la espera para dañarnos en lo más profundo, de una forma o de otra.
EliminarEl protagonista parece que le gusta el auto infringírselo. No con el continuo recuerdo de lo más querido sino con lo más odiado.
Un beso amiga.
¡Qué giro le has dado a la historia! Me pescó con toda la fuerza de la venganza. Un excelente micro.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Mirna, esos giros ya sabes que dicen, que tienen sello propio de la casa.
EliminarUn abrazo amiga.
El odio y el amor van de la mano y en este caso tú protagonista lo llevó al límite. Arrebató vida lo mismo que le arrebataron, con el agravante que al menos él sabe que mirando al cielo encontrará consuelo la familia del conductor no sabrá donde buscar. Un relato emocionante y espeluznante, de los que me gustan.
ResponderEliminarUn beso.
Les arrebató el muerto a la familia igual que el conductor suicida le arrebató la vida de sus padres. La partida está igualada, no sabría decirte quién es el gran perdedor de la misma.
EliminarBesos
Un protagonista antagónico que necesita el recuerdo bondadoso de sus padres y el odio cerval al asesino. Necesita tener ambos bien presentes a cada instante. no se si se podría vivir en esas circunstancias.
ResponderEliminarUn abismo el del personaje, algo insondable y oscuro.
Un saludo Julio.