Muchos ven lo que aparentamos
ser, pero pocos advierten lo que realmente somos. De ahí nuestros continuos
ataques sobre los humanos, que padecen sin remisión toda nuestra fuerza cuando
emprendemos acciones determinantes contra ellos.
Pocos parecen comprender que
prácticamente todas sus batallas están perdidas de antemano, somos más fuertes
y estamos mejor preparados para adaptarnos, nuestro secreto es el ataque
masivo. Con determinación, sin treguas, sin dejar testigos.
Dejamos detrás nuestro infinidad
de cadáveres y miles de damnificados.
Somos legión invisible, y cuando
atacamos lo hacemos con armas biológicas que os hacen sentir nausea, fiebre y
escozor. Os producen sarpullidos e irritaciones en la piel. Envenenando vuestro
cuerpo frágil y vulnerable.
Nuestras estrategias van variando según
vais desplegando las escasas defensas de las que disponéis, y como seres
vitales que somos nos reproducimos y nos hacemos huéspedes de las víctimas a las que sometemos, ejerciendo una férrea tiranía una vez que las conquistamos. Somos como minas submarinas ocultas, a la espera de explotar desde adentro.
Nos conocéis como Ébola, Dengue,
Fiebre amarilla, Herpes y rubeola. Sarampión y varicela. VIH o gripe…
Somos simplemente seres tóxicos,
venenosos, e infecciosos, a los que identificáis como virus.
Todo un submundo organizado y microscópico de
destrucción masiva al que no podréis someter fácilmente.
Derechos de autor: Francisco Moroz