Muchos ven lo que aparentamos
ser, pero pocos advierten lo que realmente somos. De ahí nuestros continuos
ataques sobre los humanos, que padecen sin remisión toda nuestra fuerza cuando
emprendemos acciones determinantes contra ellos.
Pocos parecen comprender que
prácticamente todas sus batallas están perdidas de antemano, somos más fuertes
y estamos mejor preparados para adaptarnos, nuestro secreto es el ataque
masivo. Con determinación, sin treguas, sin dejar testigos.
Dejamos detrás nuestro infinidad
de cadáveres y miles de damnificados.
Somos legión invisible, y cuando
atacamos lo hacemos con armas biológicas que os hacen sentir nausea, fiebre y
escozor. Os producen sarpullidos e irritaciones en la piel. Envenenando vuestro
cuerpo frágil y vulnerable.
Nuestras estrategias van variando según
vais desplegando las escasas defensas de las que disponéis, y como seres
vitales que somos nos reproducimos y nos hacemos huéspedes de las víctimas a las que sometemos, ejerciendo una férrea tiranía una vez que las conquistamos. Somos como minas submarinas ocultas, a la espera de explotar desde adentro.
Nos conocéis como Ébola, Dengue,
Fiebre amarilla, Herpes y rubeola. Sarampión y varicela. VIH o gripe…
Somos simplemente seres tóxicos,
venenosos, e infecciosos, a los que identificáis como virus.
Todo un submundo organizado y microscópico de
destrucción masiva al que no podréis someter fácilmente.
Derechos de autor: Francisco Moroz
¡Qué mieditis!
ResponderEliminarFeliz Verano, Javier
Ja,ja,ja. Estos microorganismos minúsculos son de temer, y protegerse de ellos es ardua tarea.
EliminarEspero igualmente que tu verano sea fructífero y descansado.
Un abrazo Juan Carlos.
¡¡Esta vez lo adiviné!! Virus, sí señor. Pero para ser justos hay que decir que no todos son sanguinarios enemigos. Los hay muy útiles, tanto que un 8% (creo recordar)de nuestro ADN se cree que deriva de ellos. Es más, se cree que la placenta, que tanto éxito ha dado a los mamíferos placentarios, deriva de genes víricos. Ahí queda eso. Hoy aprovecho mis conocimientos biológicos para haceros reflexionar.
ResponderEliminarUn beso. Muy buen relato, amigo Francisco.
Como eres experta en la materia, te agradezco esa excelente aportación en forma de comentario que nos dejas para ilustrarnos. Desconocía parte de lo que nos cuentas y quitaremos hierro al asunto de los virus malvados en favor de los buenos. Pero un ocho por ciento siguen siendo muy pocos en comparación con ese ejercito de desalmados que nos atacan por innumerables flancos.
EliminarUn beso, amiga.
Los virus, un excelente relato sobre ellos. Un abrazo. TERE.
ResponderEliminarLos virus pueden ser un recurrido tema para una historia corta o una tesis larga.
EliminarBesos, Teresa.
Los microorganismos son los seres con más potencial de adaptación al medio y de crear resistencias contra los métodos humanos de ataque y defensa. Ya en "La guerra de los mundos", resultaron ser la única arma defensiva contra la invasión de los alienígenas, que resultaron no estar inmunizados contra los gérmenes, los mismos que diezmó la población indígena del Nuevo Mundo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por ese comentario que aporta conocimiento de forma comprimida, como vienen presentados ciertos medicamentos, armas contra los virus en muchas ocasiones.
EliminarUn abrazo Josep.
Genial, son los peores. Los virus, esos seres pequeñitos que nos llevan de cabeza. Ellos gobiernan el mundo.
ResponderEliminarUn besillo.
Ellos nos someten, pero realmente los que gobiernan el mundo son unos cuantos incompetentes malhadados. No nos engañemos Je,je. Cáncer de la humanidad se les podría denominar.
EliminarBesos María
Hola, Francisco.
ResponderEliminarHasta entonces no me había parado a comentar ninguna de tus entradas, pero la idea de este relato me ha parecido original y brutal por esa personificación tan acertada de los virus, que toman el cuerpo humano como campo de batalla en el que declarar una guerra que puede acabar con la muerte.
En mi opinión, muy bueno.
Un saludo.
Pues como me alegra el tenerte cerca gracias a este relato. Creo que te he contagiado la enfermedad del blog.
EliminarDe nuevo te expreso mi gratitud por quedarte.
Un abrazo. y también las gracias por el comentario.
Siempres nos sorprendes, pero escribir de estos diminutos virus como en un campo de batalla, me descolocó. Sabiendo que siempre le das la vuelta pues esperaba algo sorprendente que así ha sido. Como siempre eres magnífico en tus escritos. Un abrazo
ResponderEliminarMe encanta que me lo digas, la sorpresa es la chispa de la mayoría de estas pequeñas historias, que me lo comentes es para mi un acicate para proseguir en el intento de seguir sorprendiéndote.
EliminarUn abrazo Mamen.
Buen relato y original al contarlo en primera persona como si los virus fueran de carne y hueso.Saludos
ResponderEliminarHola Betty. Creo que es la primera vez que comentas en este blog, y por ello vaya por delante mi agradecimiento por hacerlo y dejar la huella de tu presencia.
EliminarSaludos.
La enfermedad es tirana que nos somete a la cama y a la dolencia.
ResponderEliminarnosotros nos convertimos en perdedores cuando esta es producida por esos virus destructores de la salud.
Un saludo Julio.
Terrorífico, ¡dios mío!
ResponderEliminarLo que no se ve, sin duda es lo que produce más miedo, sobre todo si para muchos de ellos no existe cura.
Magnífico relato, Francisco.
Besos.
A lo desconocido es a lo que más temor profesamos sin duda, pues no podemos defendernos de ello.
ResponderEliminarGracias por pasarte y comentar amiga.