domingo, 1 de abril de 2018

Esta semana es santa (4ª parte) y última









Llega la cuarta y última entrega de estos artículos referidos a la Semana Santa y sus tradiciones más conocidas. Y a estas alturas alguien estará echando de menos una de las actividades que la gran mayoría reconoce e identifica como algo que con derecho propio representa esta Semana Santa. Me refiero a las procesiones, quedando excluidas las referentes a las interminables caravanas de automóviles que a marchas cortas  y a ritmo lento, peregrina a lugares de ocio y descanso.


Según la RAE, se trata de una marcha de personas que caminan ordenadamente y de manera solemne por la calle con un motivo ceremonioso, propiamente relacionado a celebraciones religiosas.

No solo de la religión católica, pues toda creencia anterior necesitaba de ritos, culto y manifestaciones de su fe dirigida a lo divino. Era pues, una costumbre arraigada en el comienzo de los tiempos en multitud de pueblos con diferentes credos y culturas.

Eran frecuentes en religiones mistéricas o en manifestaciones de carácter étnico, político o nacional. Los motivos podían ser variopintos: Una acción de gracias por bienes concedidos a los fieles, una petición de auxilio a los dioses: Por ejemplo de lluvia o buenas cosechas, una pequeña peregrinación para visitar el lugar sagrado de culto del dios o diosa en cuestión, y siempre conducidas por los lideres religiosos. ¿Recordáis lo que os conté en una anterior entrega sobre los druidas encabezando alguna de estas, portando un huevo?

Son conocidas las primeras marchas ceremoniosas romanas denominadas“Triunfos”, desfiles de carácter militar para agasajar a sus generales triunfantes. Mucho del orden procesional actual es recogido de estas marchas militares donde la jerarquización era muy importante. 
Al igual que en la antigüedad las procesiones se realizan en orden de menor a mayor importancia. En Roma los cortejos eran encabezados por los porta- estandartes seguidos de los tañedores de instrumentos, bucinatores, tubicines, cornices y timbales. Siervos con ramas, palmas o luminarias. Mujeres echando pétalos de flores a los pies de la comitiva. Tropa destacada y mandos militares, para terminar con el general, senador, o emperador divinizado encima de un carro tirado por caballos seguido y rodeado por la escolta pretoriana y los trofeos.

En la actualidad las cruces guías pertenecientes al templo al cual pertenece el "Paso", los emblemas de las cofradías, las bandas de cornetas y tambores. Penitentes y nazarenos llevando cirios, faroles e incensarios. Miembros de las hermandades, a continuación el trono, formado por la carroza o paso con la imagen, llevado en andas por los porteadores. Antecediendo y precediendo al mismo, los miembros destacados de la hermandad y las autoridades civiles y militares. Cerrando la marcha los fieles.

Los judíos ya realizaban este tipo de manifestaciones por pascua, pentecostés y la fiesta denominada de los tabernáculos. Más adelante los primeros cristianos las organizaban para llevar los cuerpos de sus mártires hasta el sepulcro incluso en tiempos de persecución.
La iglesia con el paso del tiempo adoptó y adaptó esta tradición a sus creencias, reservándola (La procesión) para ocasiones especiales como la que representa este momento litúrgico de la cuaresma donde se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Durante la edad media se realizaban unas pequeñas obras teatrales representadas en los pórticos de catedrales y algunas iglesias. Los conocidos como actos o autos sacramentales, que formaban parte de los oficios religiosos.

Pero con el tiempo y a causa de comportamientos inadecuados por parte de los participantes, se fueron sustituyendo los personajes reales por figuras escultóricas, lo cual dio lugar a que proliferasen los maestros imagineros, desplegando todas sus habilidades artísticas. Nombraré solamente a algunos de los que destacaron dentro de la inmensa panoplia de artesanos escultores de obras preferentemente de carácter religioso:

Alonso Berruguete, Juan de Juni, Martínez Montañés, Juan de Mesa, Alonso Cano, Pedro de Mena o Francisco Salzillo. Y reivindicando a la mujer en el escaso margen que tenían en un oficio de hombres traigo a colación a “La Roldana” hija del reconocido Pedro Roldán. Su auténtico nombre era Luisa Ignacia Roldán, perteneciente a la escuela sevillana.

En la actualidad estas esculturas suponen un patrimonio cultural artístico valiosísimo, muchas de ellas con más de cinco siglos de antigüedad en su factura.

En estas procesiones participan colectivos numerosos agrupados en cofradías o las llamadas hermandades, acompañando o portando a hombros los “pasos” conformados por la imagen o el conjunto escultórico que representan un momento de pasión de Cristo, y que aunaba la personal devoción de dichos colectivos.

Estas agrupaciones surgieron en un principio como gremios de un mismo oficio que se reunían para dirimir conflictos o reivindicar derechos como trabajadores, en torno al santo, Cristo o virgen de su devoción al que conocían como patrono o patrón, De esta manera se creó por ejemplo la hermandad de pescadores de la esperanza de Triana.

La cofradía más antigua de España de la que se tiene constancia se encuentra en Toledo. La crearon el rey Alfonso VI y Don Rodrigo Díaz deVivar, nuestro “Cid Campeador.” Y fue durante la toma de la ciudad en 1085 con motivo de dar cristiana sepultura a los muertos en combate. En su momento tuvo como cofrade al mismísimo Doménikos Theotokópulos, alias El Greco. 

A finales del XIII surgieron las cofradías penitenciales y las congregaciones de flagelantes o disciplinantes que flagelaban sus espaldas como penitencia autoimpuesta. Este hábito fue prohibido por Carlos III en el siglo XVIII. No obstante, en la localidad riojana de la Sonsierra se sigue llevando a cabo esta práctica.

Hoy en día el entorno de este tipo de manifestaciones religiosas ha adquirido una relevancia que queda patente en el interés turístico internacional que ha despertado. 
Dichas manifestaciones quedan repartidas por toda la geografía nacional de la siguiente manera: siete en Castilla y León, tres en Andalucía y región de Murcia, dos en Castilla La Mancha y Galicia y una en Aragón, comunidad Valenciana y Extremadura.

Sin duda la más espectacular se realiza en Sevilla: La conocida como “La Madrugá.”Con imágenes tan veneradas como el Cristo de los gitanos, el del gran poder, la virgen Macarena o la Esperanza de Triana. Las saetas son cantadas desde los balcones y la intensa devoción hace brillar lágrimas emocionadas en el rostro de los participantes. ¿Os acordáis de esa letra de Antonio Machado cantada por Joan Manuel Serrat?
El número de participantes en estas concentraciones festivas multitudinarias ha llegado en ocasiones a cincuenta mil personas.




Personalmente la de Málaga me hace vibrar, y no soy de procesiones, pero tiene un atractivo algo épico, con esos legionarios cantando su himno mientras portan al Cristo de la buena muerte.
Y qué decir tiene si se habla de vibrar, que los tambores de la localidad de Calanda lo hacen con pasión cuando “Rompen la hora” en ese festejo que no es exclusivo del pueblo de Luis Buñuel. Y es que estos aporreos desmedidos de instrumentos de percusión se remontan a la Edad Media y se celebran en ocho localidades Aragonesas en lo que se referencia como: “Ruta del tambor y del Bombo. “

La “Tamborrada” o “Procesión de las turbas” en Cuenca, es lo más parecido que podemos encontrar en Castilla la Mancha, y un servidor, que ha sido partícipe, puede certificar que se trata de algo que impresiona. Estruendo y griterío, solapados con silencios sepulcrales. O esa otra en la que se bailan los pasos de San Juan y la Virgen en el encuentro feliz con un Jesús resucitado.

En Castro Urdiales (Cantabria) todavía se pueden ver “Pasiones vivientes” que son de creación actual (1984) pero que recoge el testigo de los autos sacramentales referídos con anterioridad.

Las Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor que tiene lugar en Valladolid también es de destacar, pues las cofradías desfilan nada menos que con treinta y dos pasos, con tallas de los siglos XVI y XVII que a lo largo del año se guardan en el museo nacional de escultura. Eso, y el miserere cantado con tanta devoción que hace que tiemblen hasta las piedras con más de ochocientos años de historia.
Y termino diciendo lo que decía mi abuela: 

"Cada uno cree en lo que cree, porque nadie es ateo del todo, pues las pasiones, la emoción y el dolor son íntimos e insoslayables. Los problemas son de cada cual y cada uno reza al santo de su devoción"

¡Vale, cierto! sus palabras eran otras pero venían a decir lo mismo:

"Cada cual lleva su cruz como puede, pues la procesión siempre va por dentro"

Espero que algo de lo recopilado y escrito, os haya servido al menos, para comprender el origen de una festividad que todos aparentemente deberíamos conocer, aunque solo fuera por lo repetitivo de cada semana de esas... que son “Santas."

Primera parte

Segunda parte

Tercera parte



Derechos de autor: Francisco Moroz


viernes, 30 de marzo de 2018

Esta semana es santa ( 3ª parte )






¿Y los huevos que son de chocolate y con forma de conejo?

A partir del siglo XVIII es cuando se empieza a rizar el rizo en cuestión a la elaboración artesanal del chocolate. Hay auténticos maestros que confeccionan diversidad de figuras que en muchas ocasiones configuran auténticas esculturas dulces.

Y lo del conejo más o menos se lo sacaron los teutones de la chistera, asociando a este animalito con el huevo porque ambos son símbolo de fertilidad y fecundidad que para el caso es lo mismo. 
Hay versiones de una pequeña historia que cuenta como durante la celebración de una pascua, una madre sin muchos medios económicos, escondía huevos coloreados en el jardín, para que sus retoños los encontrasen. Cuando sus hijos buscaban ilusionados, les salió un conejo justo donde se hallaba el escondite, creyendo estos que fue el animal el que les dejó dichos huevos.

En España tenemos otra modalidad: las famosas “Monas de pascua" confeccionados sobre todo en Cataluña y Valencia, esos huevos envueltos en papel de plata colorido rellenos de más huevos, o de bombones u otras golosinas. 
¿Los famosos Kinder sorpresa tendrán algo que ver con estas tradiciones tan curiosas?

Y llegó el momento de nombrar a las famosísimas torrijas, las que se comen, aunque esas otras "Torrijas" con la que se conoce a las borracheras, tengan en común con las primeras solo el vino.

¿Quién no ha probado este exquisito dulce en Semana Santa?

También se las conoce como tostadas o torejas según la zona en la que se les nombre y su receta proviene ¡Cómo no! del tiempo de los romanos del siglo I d.C en que un tal Gavius Apicius ya nombraba un producto elaborado con esos ingredientes básicos que las caracterizan.

En el siglo XV es cuando ya se las puede reconocer en un formato parecido al actual, pero nunca asociadas a la Semana Santa de marras, pues nada tenían que ver en un principio con esta.

Pues sabed que originalmente eran utilizadas como tonificante para favorecer la recuperación física de las parturientas gracias al aporte calórico que proporcionaba el pan, el huevo, (Otra vez este producto) la miel, la leche, canela, el vino y el aceite utilizados para su confección.

Precisamente y a causa de su aporte calórico y capacidad saciante se incorpora a la dieta de cuaresma para paliar esas privaciones y abstinencias voluntarias a las que se sometía el penitente.
Dudo mucho que para el pueblo llano supusiese un sacrificio adicional el privarse de ciertas comidas y que se tuviera acceso a muchos de los ingredientes necesarios para la confección de estos dulces, que para nosotros, se han vuelto manjar y capricho. 
El hambre era lo único común y cotidiano por desgracia en aquellos tiempos de carencias.

Ya es a partir del siglo XX cuando este producto se disocia de las fiestas religiosas y pasan a formar parte de las ofertas gastronómicas de las tabernas madrileñas, acompañadas naturalmente por el consabido chato de vino. De ahí provienen esas otras "torrijas" que nombré más arriba, que se cogían por la excesiva ingesta del néctar de Baco.

Lo bonito de todo esto es, que al tratarse de un producto de sencilla elaboración es compartido por otros países como Portugal, Francia, Gran Bretaña, Hungría, Países Bajos, Alemania, Suiza, Austria, América… y conocidas con nombres tan variopintos como: “Pan perdido”, “Caballeros pobres de Windsor”, “Rabanadas”, “Tostadas francesas”, “ Fotzelschnitten”, “Profesen bundás”, “ Wentelteejfe” o simplemente “Pan de pobres”.

En todo caso este manjar repostero tan "glorioso", difícilmente podrá disociarse de la vigilia pascual junto con buñuelos y pestiños. Aunque hay otra variedad gastronómica con mucha enjundia que ostenta un primer puesto como comida con fundamento que es, por derecho propio y antonomasia (Típico plato de Semana Santa).

¡Menudo potaje!

El de garbanzos, con su bacalao, sus espinacas y sus albóndigas de pan, huevo duro, patatas. Ingredientes básicos y variables. Un plato propiamente de vigilia con el que se compensaba la carencia de la carne durante la penitencia y ayuno cuaresmal.


Naturalmente en cada región española tienen sus "toques" especiales y sus secretos culinarios con respecto a las preparación de este plato. En lo que todos coinciden a la hora de cocinarlo es que constituya sustento suficiente como para no quedarse con hambre, y comer "Como Dios manda".


Continuará.



Primera parte


Segunda parte


Cuarta parte

Derechos de autor: Francisco Moroz



miércoles, 28 de marzo de 2018

Esta semana es santa ( 2ª Parte )






¿Y qué es eso de la cuaresma?

Pues se refiere a esos cuarenta días necesarios que se han de emplear después de los excesos para purificarse, y preparar el cuerpo y el alma a base de esas privaciones anteriormente referidas. Era como el purgante requerido para vaciarse de todo mal e impureza de cara a la celebración de la Semana Santa. Cuarenta días que comienzan el miércoles de ceniza donde se nos recuerda que somos polvo y que así terminaremos llegado nuestro momento. Pero llegados aquí, permitirme adornar un pequeño espacio, con esos versos de Don Francisco de Quevedo que dicen así:

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera:
mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

Estos cuarenta días de preparación terminan el domingo de ramos. Doña cuaresma vuelve a ganar la batalla a Don carnal.
Una buena documentación literaria de como se sucedían estas festividades, la podemos encontrar en “El libro del buen amor” del Arcipreste de Hita, que nos cuenta en tono irónico y jocoso ciertas costumbres licenciosas que hasta el clero practicaba durante este lapsus de tiempo, donde se relajaban ciertos hábitos (Sin dobles sentidos)

Y ahora trataré sobre algunas tradiciones asociadas a estas festividades que no están muy claras del todo.

Cuestión de huevos.

Es bien sabido que en países angloparlantes, así como en los del norte de Europa se encuentra arraigada una de las tradiciones más curiosas, que consiste en pintar huevos con colores llamativos y esconderlos para que los tiernos infantes los encuentren para llenar las cestas que portan, como si fuesen buscadores de setas (También en Hallowen) esto sí que podría llamarse fiesta de la recolección.

Bien, pues esto viene de nuevo de los ingeniosos Babilonios que afirmaban que un gran huevo cayó desde el cielo al río Eufrates. Huevo del que salió la diosa Astarté, creencia la del huevo sagrado, compartida con otras civilizaciones como la egipcia que asociaba el sol con esa forma ovoide.

Naturalmente los druidas celtas (Estos están metidos en todos los berenjenbales) portaban el huevo como símbolo de su fe en los antiguos dioses. Al igual que los romanos que precedían sus procesiones religiosas dedicadas al dios Ceres con el mismo elemento, y consagraban otro en la festividad a Baco (Que por huevos no quede) Para chinos y japoneses los huevos también son antes que la gallina.

Naturalmente esta tradición chocaba con los intereses de ese ayuno impuesto en cuaresma, en que la gente de bien se privaba de ellos y se veía en la necesidad de guardarlos hasta después del domingo de resurrección en la que se encontraba con un excedente con periodo de caducidad. 
El ingenio de algunos, convirtió en tradición el dar salida a esos remanentes ovoides, que con una manita de pintura artística quedaban envueltos para regalo, y salir airosos con su generosidad de algunos compromisos, quedando como dios con prójimos, vecinos y familiares.

Muchos de vosotros recordareis esos panes redondos, que sobre todo en las zonas rurales se confeccionaban con uno o dos huevos incrustados en el medio, y que por lo común eran regalo de abuelos a nietos y de padrinos a ahijados. Y esto ¡Sí! Ya con la bendición de la santa iglesia católica, apostólica y romana desde el siglo XII.

Por otro lado no deja de ser un símbolo de fecundidad, renovación, resurrección, comienzo de la vida.
¿Recordáis lo del equinoccio de primavera? ¡Pues eso!



Continuará


Primera parte

Tercera parte

Cuarta parte

Derechos de autor: Francisco Moroz

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