lunes, 28 de febrero de 2022

Tuviste una oportunidad

 



Mientras caminaba por el andén vi unos ojos negros a través de un cristal.

El vagón detuvo su marcha mientras mi corazón se aceleraba. Me había enamorado irremediablemente.

Se abrieron las puertas y entré con precipitación buscando a la dueña de esa mirada subyugante. Tenía que conseguir hacerla mi compañera de viaje de por vida.

Sonó un silbido. El convoy emprendió la marcha. Yo me quedé inmovilizado, al verla como una ráfaga sonreír al otro lado; caminando por el andén. Había vuelto a perder la ocasión de ser feliz. Rodeado de gente, pero sin ella.

Y es que hay trenes que solo pasan una vez.


Derechos de autor: Francisco Moroz






domingo, 20 de febrero de 2022

Estómagos agradecidos

 



Tengo que cocinar un poco peor o lo arruinaré todo; le dije compungido y con voz lastimera al director de la prisión.

Este me observó con una mirada a modo de interrogante; pues él consideraba que tenía sus beneficios, eso de ser cocinero en el centro penitenciario.

Claro que no podía ni imaginar el suplicio que suponía el esquivar todos los días a los reclusos que se me acercaban para hacerme proposiciones deshonestas.

No es en vano lo que una vez me dijo mi abuela: “A los hombres se les conquista por el estómago.”


Derechos de autor: Francisco Moroz



domingo, 13 de febrero de 2022

Los caminos inescrutables

En este relato he jugado con el significado de cada uno de los nombres propios que aparecen en él.
¡Que lo disfrutéis!




*El destino

Tadjou  ya no podía más; su cuerpo no se sostenía; su espalda arqueada durante jornadas inacabables de trabajo le pedía un descanso. Sus manos y sus pies reblandecidos por el agua eran apéndices ajenos e insensibles a su propio ser. Era un hombre que había perdido la identidad como tal, desde que empezó a ser explotado como trabajador en régimen de semiesclavitud en las minas de diamantes.

Un tiro en la cabeza acabó con su sufrimiento; justo en el momento que los primeros calambres le dejaron paralizado sin poder continuar con su trabajo de extracción. Su vida ya no tenía valor para nadie.

El destino cumplido

 

*El voluntarioso

Taleh era hombre de confianza, ostentaba el cargo de asesor y ayuda de cámara. También realizaba tareas de conseguidor.

Aquella mañana había efectuado el último de sus encargos. Comprar una joya al precio que fuese; la más preciada para la más joven de las hijas de su señor. Fue él también quién unos meses más tarde lo traicionaría; dando su nombre a los mercenarios como canje para sobrevivir a la locura de la guerra. Tenía pensado desaparecer de un escenario de horror en el que no le correspondía estar. Pereció una semana después. Su cuerpo apareció carbonizado en una cuneta de las afueras.

Se hizo su voluntad.

 

*La joya más hermosa

Johari era la preferida de su padre. Cuando cumplió los quince años recibió una pequeña joya; que según le decían provenía del paraíso. Era tan perfecta y bella como ella. No en vano, su nombre significaba eso.

 Estaba prometida con el hijo de un influyente ministro del país. Su futuro sería brillante, como esa piedrecilla del anillo.

Cuando estallaron los conflictos, nadie estuvo seguro en sus casas. Los asaltantes armados con machetes saqueaban y asesinaban a todo aquel que no perteneciera a la etnia. Nadie podía haber sospechado, que la niña sería una de las primeras víctimas junto a su familia. Para su verdugo era más valioso el pequeño aro dorado con un diamante engastado, que la propia niña a la que había violado y degollado a posteriori.

El brillo se apagó.

 

*El cazador

Aka No tenía escrúpulos; era el más fiero de todos ellos, el más despiadado. La guerra le había embrutecido, le proporcionaba la escusa perfecta para sacar sus peores instintos a la luz. Prueba de ello era la desolación que dejaban atrás él y los suyos. Envidiaba a los que poseían bienes valiosos y se los arrebataba sin mediar palabra junto con el aliento del espíritu que habitaba en ellos.

Ese día su botín mereció la pena. Un anillo de oro con una joya transparente. Lo intercambió  por la ingesta ilimitada, del alcohol y las drogas con las que conseguía su poder desmesurado e indestructibilidad.

Esa misma noche tuvo que rendir cuentas ante sus dioses ancestrales. Perdió la vida en un burdel infecto. Su matarife, tampoco le dio ninguna explicación del por qué le arrebataba su miserable existencia.

El cazador cazado.

 

*La más poderosa

Sekhmet se convirtió en una buena negociadora. Era perra vieja con muchas cicatrices en su piel y su alma que lo demostraban. De niña fue sometida abusos inconcebibles para una mente sana. Su padre era un pervertido que la sodomizaba. El hombre con el que la casaron, otro pedazo de estiércol que la maltrataba. Aprendió de ellos a dominar, luchar y defenderse. Fue una alumna aplicada, y de ser prostituida, pasó a tener su propio negocio de mancebía. Allí conoció a depredadores despreciables que aprendieron a respetarla. No tenía inconveniente en dar muerte por encargo. Sus chicas eran sus cómplices. Ellas conseguían valiosa información de sus clientes, que después ella vendía al mejor postor. Se había forjado prestigio y el respeto con el que siempre había soñado. Esa noche, su regalo inesperado fue un diamante, que le dio un bruto a cambio de placer. Después lo había eliminado solo por justicia. Una escoria menos en la tierra; pensó mientras le veía echar espumarajos por la boca.

El poder de la venganza.

 

*Amigo próspero

Edwin se podía permitir muchos lujos. Como el viaje a África del que acababa de regresar cargado de experiencias inquietantes, de anécdotas curiosas y de productos exóticos. No en vano ostentaba un título que le convertía en honorable y una de las mayores fortunas de Europa. Su nombre estaba relacionado con alguna de las casas reales más conocidas.

Entre lo que trajo de su periplo, destacaba un precioso anillo con un diamante engarzado, esplendoroso y brillante, que emitía con la luz adecuada, unos reflejos irisados espectaculares.

Sería un presente de amor para su prometida, que no esperaba regalo de tal magnitud. A su vez, le propondría el matrimonio; Algo que ella aceptaría encantada, sabiéndose pareja de uno de los solteros de oro más codiciados por las féminas.

Donde está tu corazón estará tu tesoro.

 

*Noble fortaleza

Audrey sonreía a su amado mientras le miraba a los ojos; llevaba meses ansiando el encuentro que ahora tenía lugar. Él la empezó a observar a su vez con expectación, mientras abría la cajita azul. Ella exclamó un ¡Oh! de niña ilusionada por el regalo que se le ofrecía. Después preguntó ingenuamente donde lo había adquirido.

El recuerdo de la visita a aquel burdel, nubló la mirada de Edwin. Y respondió precipitadamente: “En  Tiffany

Es que, no me gustaría que fuese uno de esos famosos diamantes de sangre; aclaró ella muy digna, componiendo un mohín encantador.


Derechos de autor: Francisco Moroz




Mi agradecimiento a todos los que puntuasteis este relato.






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