Mientras caminaba por el andén vi unos ojos negros a través de un cristal.
El
vagón detuvo su marcha mientras mi corazón se aceleraba. Me había enamorado
irremediablemente.
Se
abrieron las puertas y entré con precipitación buscando a la dueña de esa
mirada subyugante. Tenía que conseguir hacerla mi compañera de viaje de por
vida.
Sonó
un silbido. El convoy emprendió la marcha. Yo me quedé inmovilizado, al verla
como una ráfaga sonreír al otro lado; caminando por el andén. Había vuelto a perder la ocasión de ser feliz. Rodeado de gente, pero sin ella.
Y
es que hay trenes que solo pasan una vez.
Hay que asegurarse de quien se baja del vagón entes de entrar buscando al objeto de nuestros anhelos. Hay cruces que suponen la pérdida antes aun del encuentro. Precioso relato.
ResponderEliminarUn beso.
Cuando somos guiados por la pasión y el impulso del momento, no recapacitamos en los inconvenientes de la precipitación a la hora de conseguir el objeto de nuestros deseos; y entonces es cuando pasa lo que pasa. Como en este caso.
EliminarAgradezco tu comentario Rosa.
Besos
También es tener mala suerte, tendrá que esperar un nuevo tren.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mala suerte, sí. Sabiendo que en el próximo tren ya no irá ella.
EliminarOtro abrazo Conchi.
Fantástico micro, me dejas estupefacta.
ResponderEliminarUn abrazo :)
¡Y mi más sincera enhorabuena por el bronce! :)
EliminarMaite, eres muy amable con tu apreciación.
EliminarAgradezco tu comentario al igual que tu felicitación.
Abrazo para ti.
Sí, señor. A veces ocurre que uno no está en el lugar adecuado en el momento adecuado y pierde la oportunidad de su vida. También es cierto que uno no debe hacerse ilusiones a la primera de cambio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay una canción por ahí, de un paisano tuyo llamado Joan Manuel Serrat, en la que narra como se conoció una pareja de la manera más azarosa. Si estás interesado a cuál me refiero me lo comunicas.
EliminarCuando nos enamoramos se nos nublan los sentidos y magnificamos todo a la enésima potencia de lo que en realidad es. Es lo malo del amor ciego.
Un fuerte abrazo, amigo.
Vaya, una pena, entrar en el vagón que te va a llevar a conocer a la mujer de tu vida, y resulta que se baja, vaya, si que es mala suerte si. Eso si es perder el tren de tu vida si.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un abrazo.
Tantos trenes perdemos a lo largo de nuestra existencia, que contarlos nos deprime. Si hubiéramos tomado una decisión diferente a la que tomamos. si hubiéramos dicho otras palabras, si hubiéramos hecho ese viaje... el caso es que si "Hubiéramos" hecho cosas diferentes, no seríamos quienes somos ni estaríamos donde estamos. Todo es mejorable, pero nada perfecto.
ResponderEliminarGracias Tere por tus palabras, tu lectura y tu paso. Podrías haber estado en otro lugar en vez de en mi blog. :)
Un beso.