Yo no la conocí en aquellos lejanos años,
pero por lo que me contaron era una de las muchachas más bonitas de todo el
contorno. Nació y creció en un pueblo chiquito, donde la mayor pretensión era
ganar con esfuerzo el pan de cada día.
Sus padres la guardaban como buen paño,
pues no eran pocos los mozos que la codiciaban y que se hubieran
conformado con ser nombrados por su boca o ser el objetivo de su mirada. Pero
sus ojos y sus pensamientos eran dedicados al único varón que la hacía suspirar
y que ella consideraba inalcanzable.
Un mozalbete de buena cuna que sabía leer
y escribir, siendo estos, atributos casi inéditos para la mayoría de los
que la cortejaban, que lo más que trazaban eran surcos en la tierra para la
siembra.
Este chaval acostumbraba a pasear por el
campo, siempre con un libro en la mano, parándose a ratos para contemplar y
escuchar todo aquello que le causaba asombro: Un almendro en flor, el trigo,
los girasoles. El zumbido de unas abejas, el trino de algún pájaro, el borboteo
del agua en la acequia.
Aunque su secreto objetivo era encontrarse
con ella como por casualidad, ensimismarse con su presencia e intercambiar un
saludo formal y recatado, no fuera a pensar que era un arrogante.
La timidez y el miedo les ponían a ambos
freno en la lengua, impidiéndoles entablar una conversación que hubiera
facilitado el descubrimiento de lo que sentían el uno por el otro.
Los dos se querían y ninguno lo sabía.
Languidecían de amor…
El tiempo es efímero, un parpadeo, un
desvelo entre sueños. Se escurre entre los dedos dejando un regusto amargo la
mayoría de las veces. Todo es pasajero y muere.
Menos el amor de esa mujer que sigue siendo bella
cuando sonríe, que llora agradecida cuando recuerda al único hombre que la
mereció, que la conquistó con las letras de esas cartas que le enviaba cuando
estaba lejos, las mismas en las que leyó por primera vez que la amaba con
ternura y pasión.
Todavía se sonroja mi viejita cuando habla de mi padre.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Premio en: Relatos compulsivos
Una historia tierna con final feliz. Por un momento creí que se trataba de un amor inalcanzable y que la timidez de ambos no lograría unirlos. Por fortuna las letras hicieron el trabajo ya que las palabras no supieron hacerlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esta historia gracias al cielo tuvo el final adecuado, pues de otra manera esta pequeña historia no hubiera podido ser escrita.
EliminarMuy agradecido, Josep.
Hola, nueva seguidora; felicitaciones por blogs y publicaciones; este es el último publicado por mí:https://ioamoilibrieleserietv.blogspot.it/2018/04/recensione-serie-diabolic-s-j-kincaid.html
Si quieres te espero como lectora permanente
Gracias
Encantado de tenerte por aquí, espero verte en más ocasiones.
EliminarUn saludo.
Bonita historia de amor, me ha gustado mucho, sobre todo por la ternura que desprenden tus letras. Gracias Francisco, un abrazo. TERESA.
ResponderEliminarDe esta historia he tenido el privilegio de ser participe. Te agradezco el comentario amiga Teresa.
EliminarUn abrazo.
Una muy bonita -¡y muy bien contada!- historia de amor. Ese final me ha llenado completamente. Me ha encantado, Javier.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
El final, como todos los finales son difíciles, pues como en todos hay implícita una despedida. Pero cuando ha culminado en plenitud, el recuerdo de los momentos vividos durante el trayecto vital, te da las fuerzas necesarias para afrontar la pérdida inevitable.
EliminarUn abrazo, amigo.
Una historia de amor que cuando parece casi imposible y el amor persiste con el tiempo, tiene un final feliz. Un abrazo.
ResponderEliminarEl amor verdadero trasciende más allá de lo físico y temporal, cada vez lo veo más claro. y los finales...no son finales verdaderos, se llega más allá.
EliminarUn abrazo Maria del Carmen.
Uy qué linda historia, tan tierna. He imaginado perfectamente ese sonrojo de un amor que no desaparece ni con el paso del tiempo ni con la ausencia.
ResponderEliminarMuy bonito Francisco.
Un beso enorme
Doy fe que conociendo como conozco a los personajes, había complicidad entre ellos después de tantos años en común. Había miradas pícaras y arrobadas, caricias y besos, y tanto amor, que de alguna manera este, tenía que trascender más allá de los límites de nuestras barreras mortales.
EliminarUn beso Conxita.
Bonita historia, Francisco. Muy sencilla, pero tierna y muy evocadora. No se necesitan grandes acontecimientos para contar una buena historia. Aunque puede que ese amor que resulta correspondido y se mantiene en el tiempo sea el mayor acontecimiento posible.
ResponderEliminarUn beso.
Las historias no han de ser complicadas ni sofisticadas para hacernos sentir emoción. Más bien son las pequeñas y cotidianas, las que cuando las descubrimos, nos sorprenden con la carga de emociones que conllevan y trasmiten.
EliminarCuando algo te hace vibrar hay que conservarlo cerca.
Besos.
Qué historia tan dulce, dice muchísimo con pocas palabras. Me ha gustado el final, es muy tierno.
ResponderEliminarUn beso enorme, Francisco
Siempre agradecido por tus palabras Chari. Que gran placer verte de nuevo entre las letras escritas.
EliminarBesos siempre.
Qué gran poder tienen las letras cuando se sabe escribir. Muy bonita historia de amor.
ResponderEliminarUn beso grande.
A escribir aprendemos de niños, a comunicarnos nos sentimos obligados en nuestras relaciones cotidianas, y si conseguimos trasmitir sentimientos, entonces nos podemos sentir muy afortunados de poder compartir con otras personas parte de lo mejor de nosotros mismos.
EliminarUn beso Paloma.
Me gusta tu escrito sabes resumir bien lo que vas pensando
ResponderEliminarno es fácil
un abrazo desde Miami
Será la práctica que nos obliga a resumir nuestros mensajes si queremos ser escuchados, en este caso leídos.
EliminarYa lo decía Cervantes: Lo bueno si breve, dos veces bueno.
Gracias por tu mensaje.
Un abrazo desde España.
Preciosa y tierna historia, me ha sorprendido y aunque temí un final triste no sé por qué guardabas un as bajo la manga de tu traje de contador de historias. Bellísimo relato.
ResponderEliminarUn beso grande grande, amigo mío.
Cuanta alegría me das con tu presencia. Hacía tiempo que echaba de menos tus comentarios.Era un espacio sin llenar el que quedaba entre los amigos que me regalan sus palabras.
EliminarA veces la inspiración no la motivan esas señoras hurañas llamadas musas, sino los seguidores, los amigos, las personas queridas y apreciadas.
Un besazo, mi relatora.
Pura ternura. Muy dulce y muy bonita.
ResponderEliminarGracias por tu sensible lectura.
Eliminarbesos
Un bonito homenaje al tierno amor que sintieron tus padres Francisco. Hablo en tiempo pasado porque en alguna de tus contestaciones comentas la pérdida.
ResponderEliminarUn cordial saludo Francisco.
Gracias Tara. Un ejemplo de amor del bueno que yo pretendo seguir en la medida de mis posibilidades.Todavía quedan recuerdos de esas miradas arrobadas entre los dos en los momentos finales.
EliminarUn abrazo, compañera.
Una historia tierna y conmovedora que nos descubre las cosas que realmente importan en la vida.
ResponderEliminarSuerte en el concurso de "El Tintero"
Te invito a conocer mi blog: castroargul3.blogspot.com.es
Saludos cordiales, Francisco.
¡Ahí le has dado! Las cosas importantes de la vida. esas que no sabemos apreciar en su justa medida, y que cuando nos faltan, echamos de menos.
Eliminarclaro que visitaré tu blog compañero, será un placer.
un abrazo.
Un regalo para recordar presente y pasado, nuestro origen están en ellos, somos su semilla. Ahora escribes, lees y amas. Una historia que me toca también de cerca y mucho, ese campo, ese único amor de mis padres, ella no está, él si. Un abrazo Francisco.
ResponderEliminar¡cierto! Ellos son nuestro origen, y nuestra herencia su ejemplo y enseñanzas. Cuanto se les echa de menos cuando se nos van.
EliminarTe doy un abrazo.
Un relato que puede que sólo entendamos a la perfección los que hacemos de la palabra escrita nuestro universo.
ResponderEliminarTierno y con final feliz, aunque para llegar a ese final fue mucho, y muy amargo, el camino hecho por nuestros protagonistas.
Un saludo, Francisco.
Efectivamente en el camino del amor no todos son mieles. Para rozar la perfección hay que sacrificarse, desvivirse, servir, aguantar chaparrones y mojarse en todos los sentidos literales. esperar, sufrir ausencias y esperas y un sinfín de contrariedades. Nada se nos pone en bandeja ni se nos da gratuitamente. es el esfuerzo, el interés y las ganas de mantener encendida la llama, la que nos hace conseguir metas como la que en este caso mis padres consiguieron sobrepasar con laureles.
EliminarUn abrazo, compañero. Gracias por tu generoso comentario.
Precioso, tierno, emotivo y con un final que lo redondea. Me ha encantado. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Ana, por tu amabilidad y tus palabras.
EliminarOtro abrazo para ti.
Gracias, Francisco, por participar con este relato en EL TINTERO DE ORO. Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminarLas gracias siempre a ti por proporcionarnos una plataforma en la que poder participar y expresar nuestras letras.
EliminarUn abrazo, amigo.
Una tierna historia contada con delicadeza. Suerte en el concurso, Francisco.
ResponderEliminarUn saludo.
Toda la delicadeza con la que merecen ser tratados esos sentimientos transmitidos por nuestros padres.
EliminarUn abrazo, compañera. Gracias.
Francisco, has logrado un relato muy emotivo, sin diálogos explícitos, con una voz de narrador que va desplegando la historia con una ternura e inocencia que conmueven. Fue una delicia leer este relato. Te deseo mucha suerte en el concurso del tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarAriel
El narrador me ha prestado su voz para trasmitir todo aquello de lo que en parte me contaron y en parte protagonicé junto con los principales personajes. Te puedo asegurar que poca ficción hay en esta historia de amor.
EliminarUn abrazo agradecido.
Hola Francisco,
ResponderEliminarMe gusta mucho como se desarrolla desde el inicio el tono del relato, supongo que es debido a la buena elección de la voz narrativa, un narrador no identificado en primera persona, que además ejerce de narrador omnisciente con gran elegancia (sabe más de la historia en su conjunto que los propios protagonistas por separado).
Por eso me sorprende mucho la frase final, por la que se mete en danza al autor. Es como meter un chile picante, en un arroz con leche, que aunque sea muy sorprendente por su "sorpresa" final, deja ardiendo el paladar cuando menos.
El relato "Amor de verdad" me parece un buen material, sin la frase final, que solo se justifica por la irrupción del autor, innecesaria en cualquier caso.
Un abrazo
Saludos Javier.
EliminarEl narrador y el autor en este caso son la misma persona, y el final del relato simplemente es la aclaración ¿Sorpresiva? Que de alguna manera he querido subrayar para comunicar al lector, sobre quién estoy escribiendo y a quién se refieren estas letras dedicadas.
Agradezco tu buen comentario y tu opinión tan correcta y bienvenida.
Un abrazo, compañero.
Buen relato.
ResponderEliminarSuerte en EL TINTERO.
Gracias Macondo. Por tu lectura y tu deseo.
EliminarUn relato entrañable, Francisco. Mucha suerte en El Tintero. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Beitavg.
EliminarPor tu calificación al relato.
Hola Francisco, un relato pleno de ternura y sensibilidad. Un verdadero homenaje a tus padres, escrito desde el amor hacia ellos, desde el corazón. Felicidades. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Miry.
EliminarEstarás de acuerdo conmigo, que cuando unos padres han ejercido como tales con todas sus fuerzas y consecuencias, no merecen más que se les trate de la misma manera: con agradecimiento, sensibilidad y mucha ternura. A mi entender ellos nos entregaron todo, antes. Que mejor manera para intentar compensar algo de lo recibido.
Besos para ti, compañera.