Era
nuestro sueño compartido, o eso pensaba yo hasta que me defraudaste.
En
su sencillez radicaba todo su encanto. Consistía en que fueras libre, pero te
conformaste con lo básico y elemental: El espejismo de la cotidiana seguridad que
no era más que una rutina desesperante.
Nunca me consideraste como a una amiga que podría
haberte ayudado a escapar del encierro al que estabas sometido.
Me
desengañé el día en que dejé como al descuido la puerta abierta y tras unas
horas de espera, te volví a encontrar picoteando el alpiste del comedero sin intención
alguna de emprender el vuelo.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Hay seres que no saben valorar la libertad, o porque nunca la han conocido y por tanto les da miedo, o porque simplemente no quieren arriesgar y prefieren la comodidad de un alimento seguro aunque sea entre rejas.
ResponderEliminarBonito cuento, lleno de mensaje.
Un beso.
Realmente has captado muy bien la idea. La libertad es riesgo, entraña peligros insospechados en los que pones en juego hasta la vida.
Eliminar¿Por qué hemos de arriesgarnos pues? Con lo calentitos que estamos en casa...
Un beso.
Es que la libertad es muy dura. Hay que escoger, buscarse el alpiste, defenderse de los depredadores... A veces es más cómodo renunciar a la libertad y que alguien te resuelva esos problemillas. De hecho, una gran parte de los seres humanos vive de esa manera (obligados o voluntariamente).
ResponderEliminarPrecioso relato.
Un beso.
¡Cierto! Que nos resuelvan los problemas y nos atiendan convenientemente las exigencias. Además que nos sirvan y agasajen si puede ser. Naturalmente con derecho a queja y protesta si algo no nos cuadra o entra dentro de nuestras perspectivas de comodidad.
EliminarEsta parece ser la dinámica de una sociedad acomodaticia en la que nos hallamos instalados.
Un beso.
A veces la libertad es un precio que no se quiere valorar. Quizás estaba tan acostumbrado a vivir entre rejas que allí tenía resuelto el alpiste. Con la libertad tenía que buscarse el sustento. Buen micro. Un abrazo.
ResponderEliminarEl precio de la libertad es elevado, se le suele conocer como renuncia y sacrificio. Y muchos, pero que muchos, no están- mos dispuestos a pagarlo. Preferimos la calefacción central cuando refresca y el aire acondicionado cuando se suda.
EliminarLa ley del mínimo esfuerzo, porque para ser libres lo primero que debemos hacer es abrir las alas y volar y eso cuesta.
Un abrazo.
A veces escoger la libertad cuesta y algunos prefieren la comodidad que lo desconocido.
ResponderEliminarBesos
¡Así es! No tengo más que añadir, estoy de acuerdo y lo he dejado dicho en anteriores respuestas.
EliminarUn beso.
Maravilloso relato. Hay personas que también prefieren depender de alguien y no buscan la libertad, puede ser por comodidad, por miedo a lo desconocido o por cariño hacia el dueño de la jaula o casa donde habitan. Simplemente no lo manifiestan.
ResponderEliminarPor todas esas causas que nombras y alguna más, renunciamos diariamente a nuestra libertad. Pero deberíamos preguntarnos primero qué significa para nosotros ser libres.
EliminarGracias por tu visita, recibe mi abrazo Malania.
La libertad muchas veces el ser humano y los animales, como en este caso, se niegan a ella por puro miedo o por comodidad y tú en este micro lo has relatado muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo.
La negación es la primera cortapisa que nos ponemos como renuncia para ser libres, es utópico eso de ser libres. Somo esclavos de tantas cosas...
EliminarUn beso Teresa.
A veces uno se acaba acostumbrando al cautiverio, sobre todo cuando este te da seguridad y protección. Mientras las necesidades vitales estén cubiertas, el resto pierde interés.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que me den pan y me llamen tonto, esa es la dinámica costumbrista de todos nosotros. Pocos han destacado del rebaño humano y han tirado por libre, nunca mejor dicho.
EliminarMi abrazo Josep.
La comodidad o la falsa seguridad pueden tirar mucho... escoger la libertad es una opción de valientes.
ResponderEliminarUn beso, Francisco
Has añadido algo nuevo: La libertad es un concepto que solo los valientes son capaces de asumir.
EliminarOtro beso para ti Chari.
Efectivamente son sabias las letras que has escrito. Y aún así, nadie ni nada nos pertenece, pues cuando nos vamos lo dejamos.
ResponderEliminarUn abrazo, Julio.
Me encantó como siempre y me hizo reflexionar, cierto que la libertad conlleva una obligación muy importante pero me pregunto ¿Alguien le enseñó o al menos le insinuó como volar al pajarito? A veces es más fácil prejuzgar que intentar saber. Dios que filosófica estoy hoy jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo grandote.
Me encanta tu filosofía. es una pregunta que habría que hacerse antes de juzgar a nadie. Y menos a un pajarillo que tal vez nació enjaulado.
EliminarBesos de bienvenida.