Los zapatos vacíos de tacón de aguja estaban al lado de la cama. Serían la prueba fehaciente de que ella estaba junto a él, compartiendo caricias y besos. Por eso la imagen la retendría en la memoria, no fuera a olvidarlo todo al amanecer, cuando despertara.
Después de una noche de lujuria y pasión desenfrenada con aquella increíble mujer que le volvía loco de placer estaba agotado.
Con ese pensamiento se durmió.
Sonó el despertador.
Al
voltearse, ella ya no estaba a su lado, había desaparecido junto con sus elegantes
zapatos negros de tacón.
Hubiera
jurado sobre lo más sagrado que todo había ocurrido en realidad y no de que se tratara de un engañoso sueño. Pero lo más inaudito es que tampoco encontró su
propio calzado al lado del lecho.
Se puso los calcetines y se fue a trabajar.
Retendría esa imagen durante el día para evitar pensar en su propia y más que dudosa existencia.
Se puso los calcetines y se fue a trabajar.
Retendría esa imagen durante el día para evitar pensar en su propia y más que dudosa existencia.
derechos de autor: Francisco Moroz
Una estupenda historia donde el realismo mágico está muy presente.
ResponderEliminarLos sueños y la imaginación crean ese caldo perfecto de cultivo, donde el lector y escritor juegan al escondite, ya que el tiempo se distorsiona y lo que se cuenta no es lo que parece.
¡Felicidades, Javier, me ha gustado mucho tu historia!
Un beso.
Gracias Estrella como siempre muy amable con tus comentarios.
EliminarMuchas veces a lo largo del día pueden ocurrir cosas que nos parezcan casuales, incluso mágicas. No todo tiene que ser demostrable ni explicable por métodos científicos. ¿Qué son los sueños sino?
Un abrazo.
Ay, ¿sueña el soñador que sueña? Un micro que como esas matrioshkas va descomponiendo la realidad en pequeños sueños que llegan hasta poner en duda la propia existencia. Fantástico micro, de una dificilísima ejecución. Un abrazo, Francisco.
ResponderEliminarGracias David. Para mí más que matrioshkas rusas, estos bucles sin fin me recuerdan esos símbolos celtas que significan el morir y el renacer en un ciclo infinito de continuidad.
EliminarNadie es testigo de su propio nacimiento no consciente de la vida tras su muerte.
Curiosa paradoja vital. Un abrazo, compañero.
¿No dijo un tal Segismundo que la vida es sueño, y los sueños, sueños son? Pues eso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Por cierto, ya terminé de leer Relatos sin rumbo fijo y me ha encantado, como ya suponía.
ResponderEliminarOtro abrazo de propina.
Ese tal Segismundo de - la Vida es sueño - tenía mucha razón cuando lo decía. Pues hay veces que nos gustaría alargar lo sueños soñados y seguir dormidos y despertar de las rutinas repetidas y aburridas a la vez de todas aquellas situaciones de pesadilla cotidiana y sumirnos en la inconsciencia.
EliminarAbrazos y gratitud por haber adquirido el libro y lo que es más importante, haberlo leído sin bostezar.
Pues me ha encantado. Toda una historia de zapatos, sexo y esperanza de que sea cierta. Siempre nos quedará la duda.
ResponderEliminarUn beso.
¡Ayyy! Si todos los sueños fueran tan agradables ni me importaría seguir dormido cada amanecer. Aunque digo yo, que llegaría a hartarme también de tanto zapato y sexo.
EliminarA cada día le basta su afán y su ración de sal y pimienta.
Un beso, amiga.
Un micro estupendo donde no se sabe si fue realidad o un sueño. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Mamen.
EliminarUna pequeña historia a la que se le puede sacar mucha punta y dar unas cuantas vueltas.
Un abrazo.
Un final muy bien establecido que deja en el lector el rastro de todo el micro relato. Un abrazo
ResponderEliminarCon un principio y un final al que como le dije a Mamen se le puede dar la vuelta empezando al revés.
EliminarOtro abrazo para ti Pablo.
A veces el querer hace más que el poder. La realidad se mezcla con la ficción y en una vida en la que parece que estamos siempre soñando, resultaría fácil deformar la verdad. Encuentro tu micro con un toque reflexivo.
ResponderEliminarMuy bueno, Francisco.
Besos ;)
Nos acostamos todas las noches con deseos que se pueden cumplir mientras dormimos y que parecen realidades ciertas. Nos levantamos y vivimos realidades que nos pareciera estar soñando. En muchas ocasiones auténticas pesadillas.
EliminarBesos querida Mila
Ay esos sueños y el poder de unos zapatos de tacón.
ResponderEliminarBesos
Las mujeres provocan ese tipo de sueños... bueno y algunos hombres.
EliminarBesos también para ti.
maravilloso corto y lo he disfrutado inmensamente
ResponderEliminarMe alegro Recomenzar. Todo un placer que los disfrutes.
EliminarDe ciertos sueños la verdad es que no. Otros mejor no tenerlos.
ResponderEliminarUn abrazo en correspondencia Julio.