Quizás sea mejor no llevarles la contraria; pues de hacerlo, sospecho que me complicarían la existencia con su insistencia burocrática. Acosándome y poniéndome contra las cuerdas a la mínima demora por mi parte.
Si en un descuido saliese corriendo hacia la puerta, a lo mejor conseguiría llegar al aparcamiento y alejarme de ellos para siempre; pero veo difícil que el guardia con cara de mala leche que tienen apostado en la entrada, me dejara siquiera abrirla para huir de estas amenazas de tipo impositivo y al alza.
Aquí me tienen, asustado con lo que me dan a entender de manera soterrada. Machihembrado a una silla, pendiente de sus palabras melifluas que suenan a intimidación, pero que parecieran estar agazapadas entre dulces promesas de prosperidad. Sonríen torcidamente enseñando el colmillo afilado; como cuando alguien se frota las manos al comprobar que la víctima está a puntito de caer en la trampa. Me auguran, que si firmo el documento, podría mejorar mi calidad de vida y tener mayores facilidades a la hora de levantar mi pequeño negocio. Total, el interés fijo o variable es lo de menos, aunque mi desinterés por la oferta no estén dispuestos a aceptarlo.
La corbata no me deja respirar, me ahoga como nudo de soga del que está en el patíbulo; para un servidor, en este momento, el banco significa lo mismo.
Esto me pasa por entrar a pedir un crédito. Siendo como soy. Un pequeño autónomo. Que es como ser un gnomo, en el país de los gigantes.
Cuando uno se mete en esos berenjenales nunca sabe cómo saldrá de ellos. Lo más probable es que le torturen psicológicamente hasta ceder en todo lo que le proponen so pena de ser un desarraigado de la sociedad y un proscrito.
ResponderEliminarUn abrazo.
No tengo la experiencia ni espero tenerlas. todo lo que no pueda ser capaz de pagar no lo compraré. Eso de vender el alma al diablo, no es para mi.
EliminarUn abrazo, Josep.
¡Hola, Francisco! Muy buen micro que, viendo lo que estamos viviendo, bien se podría extrapolar a cualquier ámbito de relación entre el individuo y el Poder. Y es que hemos pasado de la imposición a la persuasión. No sé qué es peor, si que me digan que esto es por que lo digo yo, a que me digan que esto es por mi bien así que no te quejes. Los autónomos siempre estamos bajo sospecha. En fin... Un abrazo!
ResponderEliminarLo que no veo claro es ese doble juego de las entidades bancarias que te intentan convencer de que son tus amigos que velan por ti y tus intereses. Después te roban miserablemente y se lucran con tus dineros. Cuando se nos pasa el berrinche, volvemos a confiar en ellos; poniéndonos en sus garras para volver a ser saqueados miserablemente.
EliminarUn abrazo.
Menuda tortura la de ir a un banco a pedir un crédito. Lo has 'clavao'.
ResponderEliminarUn beso.
He olvidado lo que es eso. no piso un banco hace años. Muuuuuuchos años. Intento prescindir de ellos.
EliminarOtro beso.
La verdad es que es tan truculento como aparece al principio del micro. Parece que está huyendo de una panda de mafiosos que le van a echar a un lago con los pies metidos en cemento y... así es realmente porque los bancos se comportan como tal, aunque sin el lago y el cemento. Ellos solo te quitan tu casa, tu negocio... etc.
ResponderEliminarUn beso.
Son los grandes usureros del siglo XXI. Y se comportan como mafiosos por haber aprendido las técnicas refinadas de extorsión, persuasión y amenaza. Pero todo pasado por el tamiz de la persuasión y dulce convencimiento que lo hacen para y por tu beneficio.
EliminarBesos.
Muy angustioso el micro Francisco, es imposible alejarse de ellos y de esas promesas que acaban siendo como losas y ellos no sienten nada al quitarlo todo.
ResponderEliminarUn beso
Todo lo que tiene que ver con el mundo burocrático y financiero da un poco de miedo. Es angustioso como bien dices entrar en esos entornos corruptos, enrarecidos y viciados.
EliminarUn beso, amiga.
Pedir un crédito te piden unos requisitos y si no pagas se lo cobran con creces. Un abrazo.
ResponderEliminarEs la usurería del XXI. Los ahorros últimamente peligran en manos de estas entidades anónimas; y mejor no pedirles nada porque los intereses se las traen, y si no cumples te embargan hasta los recuerdos de niño.
EliminarOtro abrazo para ti, Mamen
Mi padre que trabajaba con bancos por tener empresa propia siempre decía algo que me llamaba mucho la atención y que luego con los años ya crecida entendí, "los bancos no regalan duros por pesetas" o algo parecido, vamos que no te van a dar nada, mas bien todo lo contrario y a veces te van a hacer hasta la vida imposible si es necesario y ahora en la angustia que vivimos más de modo que los has clavado pero bien.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un abrazo.
Lo de no dar duros a peseta se lo oía también a mis padres. Debe de ser que estos no han cambiado mucho con el tiempo; más bien han acrecentado sus actitudes a la vez que su margen de beneficios, a costa, naturalmente de sus trabajadores y sus clientes. Siempre fue negocio redondo este de la banca.
EliminarUn abrazo Tere.
Para pedir un crédito nos piden hasta la fe de bautismo, yo los veo como sanguijuelas. Muy bueno Francisco.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es bien sabido que los bancos están huecos de sentimientos y vacíos de humanidad; del alma ni hablamos. Son puros negocios de especulación y avaricia.
EliminarNo puedo hablar bien de ellos pues nunca me dieron nada. Y los créditos e hipotecas supusieron sangre, sudor y lágrimas.
Un abrazo de vuelta, Conchi.
!!! ATENCIÓN A NAVEGANTES!!! mi abuelo decía dos cosas.... Los bancos nunca pierden, y los bancos no se casan con nadie.
ResponderEliminarY ahora yo te digo, pobre de aquel temeroso que por miedo a que lo engañen, pida un pequeño préstamo de 35 mil euros para pagar una reforma en el hogar, y se vea un año más tarde pagando 65 euros por los intereses generados por no poder pagar la deuda a tiempo, muy bueno tu relato, besos de flor.
Quise poner 65 mil euros y 65 euros como pone, mil perdones.
ResponderEliminar