No había flecha que le pudiera hacer daño, ni filo de espada mortal. Cuando resultaba herido, se recuperaba casi de inmediato. Gozaba como los dioses del don de la inmortalidad. Cuando era aniquilado por un adversario superior, se tomaba una pócima y un respiro, solo para volver a la batalla con mayor ímpetu.
Se enfrentaba sin miedo en continuas batallas; en las que participaba infligiendo al enemigo daños
irreparables. Victorias indiscutibles. Conquistas inimaginables para ningún humano.
No fue así en un principio,
cuando era un novato sin experiencia; pero fue aprendiendo a elegir las armas
adecuadas, y las estrategias más inteligentes. De la misma forma estudió al
enemigo con el que se debería batir, al igual que a descubrir sus puntos
débiles para utilizarlos en su contra y en beneficio propio.
Dedicó muchas horas a entrenar a conciencia. Sus habilidades se fueron acrecentando para utilizarlas en el momento adecuado.
Sobre todas destacaba su poder de concentración absoluto y la velocidad y la fuerza de sus dedos, ejercida sobre los botones
del mando de la consola. Eran componentes vitales para salir victorioso, en cada conflicto
armado frente a la pantalla.
No se puede negar que hay que tener mucha destreza para salir airoso de esas batallas, pero por lo menos el combatiente de carne y hueso está a salvo y cómodamente sentado mientras su alter ego en la pantalla se las ve y se las desea frete al enemigo. Yo también iría a la guerra en estas circunstancias, je,je.
ResponderEliminarUn abrazo.
Desde luego la pantalla como escudo, más todos lo recursos digitales, favorecen que nadie salga perjudicado en tales enfrentamientos. ¡Ojalá! todos fuera a este nivel.
EliminarUn abrazo.
Ni valentía, ni arrojo, ni buenas armas; ni tan siquiera pócimas de inmortalidad. Tan solo una inmensa habilidad para manejar los mandos de la consola. Ojalá todas las guerras se libraran así, en un monitor y con un mando en la mano.
ResponderEliminarMuy bueno el relato.
Un beso.
Efectivamente estoy de acuerdo contigo como también confirmé igualmente a Juan Carlos en mi respuesta a su comentario.
EliminarSi esto sirviera para evitar las matanzas que se llevan a cabo de forma real; bienvenido sería. Pero es utopía pura.
Besos
Cuando en las guerras hay estrategias imagina que estrategia hay en las consolas de las que las saben manejar. Un abrazo.
ResponderEliminarLas mejores estrategias serían las encaminadas al no enfrentamiento armado. eso supondría un triunfo para ambas partes.
EliminarOtro abrazo, Mamen
Madre mía, el metaverso ese del que tanto se habla parece que está ya cercándonos. Revisa la diferencia entre el verbo infringir e infligir, creo que lo has usado al mal. Un abrazo,
ResponderEliminarEstá bien usado.
EliminarMiedo me da el metaverso también. La tecnología nos está comiendo el terreno al ser humano en detrimento del libre albedrío.
EliminarGracias por tu acertada indicación.
Abrazo.
Buena combinación de lenguaje y situación actual para hacernos creer que los guerreros de antaño tienen un símil en los que ahora recrean virtualmente aquellas batallas.
ResponderEliminarEspero que ninguno de esos aficionados a la vídeo consola no se lo acabe creyendo y cual don Quijote, pero en plan guerrero, salga por ahí a dar mandobles a diestro y siniestro.
Besos.
Bueno, ya hubo casos de jugadores de rol, que salieron a ejecutar sus hazañas en la realidad. Y alguna víctima mortal involuntaria hubo por medio.
EliminarGracias por tu comentario valorativo.
Un beso
Final para mi inesperado, yo, haciéndome una idea del personaje y me encuentro con la consola. Muy bueno.
ResponderEliminarAbrazos.
Pues me alegra que no me hayas descubierto el final de antemano. Y naturalmente de tu sorpresa.
EliminarUn abrazo también para ti.
Con la ayuda de la magia cualquiera puede volver a intentarlo y mejorar en el camino. O, también, se puede empeorar cada vez más.
ResponderEliminarSaludos,
J.
En estas batallas virtuales lo que es muy valorado es el tiempo invertido y la paciencia derrochada en conseguir galardones.
EliminarEmpeorar, empeorar solo empeoran los que no practican.
Otro saludo de vuelta, compañero.
Muy bueno, Francisco.
ResponderEliminarComo siempre nos sorprendes, :) Cuando te leía pensaba que era fantasía, y que el protagonista se bebía algún tipo de brebaje mágico, hasta que he comprendido que se trataba de un juego de la play, ordenador, o lo que sea, (no soy muy entendida) ja, ja, ja
Estupendo, de veras.
Un beso.
De hecho se le conoce como Don pulgar el esforzado. Ahí es nada cono lo poco que arriesga.
ResponderEliminarUn abrazo, Julio.
Como siempre, vuestra expectativa con respecto a la historia contada me motiva. Si además consigo la sorpresa, pues entonces me alegra sobremanera. Tampoco es que yo sea un entendido en esos aparetejos. "Nintendo" ni quiero entender ;)
ResponderEliminarBesos.