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El poema que él nunca terminó, era uno que empezó a escribir para dedicárselo a ella después de tres años de matrimonio que titulaba ‹‹Siempre fiel››
Versos
sencillos donde expresaba su amor, su agradecimiento por haberle hecho mejor
persona. Donde confesaba sus debilidades de hombre y la lucha interna mantenida
a diario contra la rutina, el hastío y la inconstancia.
Con rima redondela describía su amor y su deseo, la necesidad de tenerla
como compañera del alma hasta que la muerte los separase.
Fue una composición inacabada que
la esposa encontró a los dos meses de perderle de manera inesperada y para
siempre.
Lo halló en la mesa de su escritorio, entre facturas de banco,
propaganda del supermercado del barrio, y una carta apasionada con unos labios
estampados en el papel que desprendía un ligero aroma a frambuesa, firmada por
una tal Desiré.

