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viernes, 18 de diciembre de 2015

Luz y Sal

 Para amar 

tendré que emplear la vida entera que me resta,
darle claridad y sabor para hacerla grata.

No se hizo la noche para temerla,
ni la luz que portamos para esconderla,
más bien para alumbrar los lóbregos rincones.
Para no perdernos y encontrar salidas
en el oscuro túnel de la impaciencia,
e iluminar de esperanza las tristes horas.

Para amar

 tendré que emplear la vida entera que me resta,
pues no sé cuando,
tendré que despedirme de los que amo.

Que se hizo la sal para dar sabor,
y aderezar con ella los sentimientos.
 Las amables palabras que dedicamos
en restar amarguras a las desdichas.
Corazón aliñado para el encuentro,
suculento manjar cuando besamos.

 Que somos sal y luz para los otros,
en el abrazo afectuoso y en la caricia.
En la voz pausada que te habla, 
y en el oído atento del que escucha.
En la sonrisa alegre 
y en la diáfana mirada.

Para amar

 tendré que emplear la vida entera que me resta.
y darle claridad y sabor para hacerla grata.





Derechos de autor: Francisco Moroz




viernes, 27 de noviembre de 2015

Palabras para Chelo

 Para Chelo, que es una cajita de sorpresas, por su tercer año como bloguera entregada a la causa. (Los amigos están para eso)






De corazón danzaré contigo tras la lluvia,
y pisaré los charcos con la ilusión del niño.
Esperanzado miraré hacía arriba para ver las nubes,
te presentiré tras ellas como a sol de Mayo.

Acariciadora eres con tu nombre propio,
como la brisa mañanera que refresca el rostro.
Con tu cuerpo estrechado en imaginado abrazo,
te intuiré como adagio, como arpegio hermoso.

Al indefinido esbozo de tu bocetado rostro,
le pondré sonrisa y luminosos ojos.
Tiempo pasajero de añorada ausencia,
retazo juvenil de recordada esencia.

Liviana en palabras y amorosa en prosa,
verso consentido, colorida aurora.
Luminoso faro,
caja de sorpresas con celeste lazo.

Correré por tus renglones al encuentro,
te esperaré en el párrafo inicial de mis poemas.
Serás protagonista consentida de la historia,
el misterio y el final feliz del argumento.

En la amistad se basará la confianza,
de las cómplices risas por remotas ondas.
Y de cine será la aventura comenzada,
con reparto de lujo y en compañía grata.




                                                                                   Derechos de autor: Francisco Moroz

lunes, 16 de noviembre de 2015

Hoy le toca a París





Hoy le toca a París llorar.
Poner sus banderas a media asta,
vestir con crespones negros sus balcones,
derramar flores en sus calles y sus plazas.

Han perdido parte de la luz
con la que suele brillar su ciudad,
pues sus hijos murieron de forma estéril,
a manos de la locura y de los fanatismos.

Hoy París sufre por la ausencia de sus hermanos muertos,
el color rojo de la tricolor será de sangre,
la tristeza del luto, la sal de sus lágrimas
cubrirán los semblantes de sus hijos.

Hoy le toca a Paris gemir,
y recordar sus ideales que les une a todos en abrazo,
los que dan cordura y sentido al despropósito,
de esos que creen que matando triunfará su causa.

No será así mientras perdure la fraternidad,
La de los hermanos que permanecen juntos.
La libertad amada y sentida como si fuera una madre,
y la igualdad que nos une contra los intolerantes.

Esos violentos cobardes que ejecutan con saña homicida,
no conseguirán más que gastar sus consignas.
Enloquecer en el vacío de sus propios terrores,
al recorrer un camino que no conduce al futuro.

Serán oscuros y malignos,
impotentes seres, incapaces de sembrar nada 
destructores no más, de lo creado,
insensibles sicarios y verdugos.

Hoy París no será la ciudad enamorada,
hoy vestirá de gris y gritará de rabia.
pero no se rendirá y luchará con velas y con rosas,
con canciones dedicadas a los caídos.

Se aclararán las nubes que enturbian el cielo,
será nuestro deber no olvidarnos nunca de este día.
Tener de referencia y de enseñanza,
el que la fuerza común es nuestra mejor arma.

Contra aquellos que quieran golpear a los hombres,
contra los miserables que como único argumento
enarbolen venganzas desmedidas.
No más que son tiranos y necios, ignorantes y déspotas suicidas.

Hoy el mundo es París, desnudo y palpitante,
es la débil carne de nuestros cuerpos heridos de metralla.
Pero así mismo será la causa que nos haga pensar y levantarnos,
la que nos mantendrá inamovibles ante la amenaza.

Hoy Paris resurgirá de su aflicción
Como otras veces lo hizo pagando con dolor el precio.
Y volverá a ser ciudad luminosa y enamorada de la paz,
donde la esperanza lucirá como faro y guía.

De esta batalla saldremos victoriosos,
con valores humanos reforzados de heroísmo.
No hacen falta arengas, ni proclamas, ni sofismas.
Para unir a este pueblo del que somos todos.

Hoy le toca a París 
ser espejo y ejemplo
donde se reflejen otros.
incluidos nosotros.


                                                                                    Derechos de autor: Francisco Moroz


No olvidéis que hoy ha tocado en París como ocurrió en España y en Londres en su momento; pero ocurre de continuo en Turquía en Siria, en Egipto, en Iraq y Afganistán en África y en países de Latino América, en Estados Unidos o Tokio. 
No caigamos en sensacionalismos ni seamos menos sensibles cuando ocurren estos atentados en países lejanos.
Los miserables son los mismos, y los seres humanos vestimos la misma piel aún con diferente color, y todos somos seres que intentamos vivir en paz, en libertad , luchando por nuestra dignidad y felicidad personal y la de nuestras familias.
Con lo cual este poema se refiere no solo a las víctimas de ahora, sino las que sufren la violencia injustificada de esos que han perdido el Norte y sólo tienen armas y violencia como argumento.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Casi se me olvida que te amo




Casi se me olvida que te amo
por culpa de este ritmo que arrastramos,
a causa del ruido que amontona, 
nuestras voces que se pierden en tumulto.

Culpables las rutinas repetidas,
las ciento de consignas infringidas,
también el arrebato perentorio,
la falta de tiempo y nuestras prisas.

Y es cierto que me emociono,
si te veo enamorada,
llenando mis sentidos de deseos,
pretendiendo atraparme cada día.

Son tus lazos de romántica alegría,
entretejes el amor como hilandera.
Y con arte y pasión de curandera
 desinfectas las heridas de mis miedos.

los que tengo al no saber corresponderte,
y al no poder compensar tu dulce esmero.
Miedo a ser poco de lo mucho que mereces,
y no merecer lo que me das con tanto celo.

 Y sabes bien que la entrega es el anhelo
completar junto a ti nuestro proyecto,
que una vida no me basta para amarte ,
cuando encima se me escurre entre los dedos.

Te prometo no cansarme de mirarte,
conquistarte con detalles y requiebros,
estar junto al calor de tu regazo,
 y pegarme con mis labios a tus besos.

Y quererte cada día,
 como si fuera el final de nuestra historia,
como si no hubiera lugar para otro encuentro,
en este frágil mundo que habitamos.

Casi se me olvida que te amo,
a causa de esta vida que lastima
y pienso y me pregunto ¿Qué pretendo?.
Estúpido de mi, si no te guardo.

No quiero arrepentirme de perderte,
 lo mejor que me ha ocurrido está en mis manos,
y por eso te lo digo con mis letras,
más tarde esto lo haré con mis abrazos.


Derechos de autor: Francisco Moroz


sábado, 24 de octubre de 2015

Carta de un marino ausente.


Cuando el mar arrastre a sus abismos
los restos de mis náufragos bajeles,
y el efímero suspiro de la vida
abandone sus dominios conquistados.

Será que llegarán a tus orillas

palabras navegando con mi nombre,
a través de blancos mares entintados
escritos en las horas más felices.

Serán como eco suave que regresa

del confín inabarcable de la muerte, 
contándote la historia no vivida
y el relato de mis horas más ausentes.

Te hablarán de mis recuerdos y temores

de los cantos de sirenas que escuchaba.
De alegrías, de vanas ilusiones
que acabaron sin remedio arrinconadas.

Mi relato será de esas historias,

que se viven recordando aquellos años.
Como esencia intransferible de mi mente
de quimeras conseguidas que ofrecerte.

Con tu suave proceder de sal y viento
que en el tiempo estipulado nos prestaron.
Bálsamo para mis heridas fuiste,
caricia de oleaje y alegato.

Jalonaste todo con amor inusitado

en mi oscura noche de insomnio adormecido.
Como faro tenaz le diste guía,
a mi huella veraz de esquiva suerte.

En rachas de tempestad incontenible

como puerto seguro y hogar te definiste.
A tu lado el dolor inconcebible
y era de no verte tan solo el sufrimiento.

Algún día llegará en que tu mirada 

alzada al firmamento reconozca,
la estrella que inspiró mi fortaleza
grabada a pensamientos con tu nombre.

Guarda esta carta en la memoria
orlada en tinta negra como muerte,
cuajada de certezas y de errores
Yo te amé y de eso tan solo estoy seguro.

A otros mares y otros mundos volaremos 
como gaviotas dejaremos nuestras costas.
Nos esperan otras calas y horizontes
donde descansen nuestras almas sin temores.

Lejos del cuerpo peregrino que habitamos 
donde nada nos recuerde lo breve de la vida.
Donde el tiempo signifique eternidades,
en las que poder compartir nuestro legado.

Mientras tanto recita este poema,
breves renglones que escribí llorando.
Pues del regreso no hay certeza cuando parto,
pero sí de tu preciado amor que aguarda siempre.




domingo, 11 de octubre de 2015

Otoño




Con alfombra de hojas secas cubres tu casa,
Otoño pardo,
compañero del romántico paseante y sus recuerdos,
del caminante sin prisas de tus senderos,
de pisadas sonoras en la hojarasca,
de llantos ligeros de lluvia cual velo de agua.

Otoño pasajero,
que vienes y vas como barquero
y despiertas nostalgia de la edad  que se nos suma.
Madurez de la vida,
estación del tren que viene y marcha
que conduce al epílogo final y al invierno.

Fiel Otoño,
puntual en la cita de los años que pasan,
de acogedores parques con árboles dormidos,
arropados fantasmas de nieblas matutinas y de escarcha.

Otoño que te escondes,
ululando como aire en las cornisas.
Cuando vengas como siempre a visitarme
quizá ya me haya ido,
cual hoja que la ráfaga se lleva;
lamentando no poder  contemplar una vez más.
Tu paisaje amarillento,
 el contraluz de los caminos,
o la sombra del  árbol deshojado
dibujándose en el suelo adormecido.

Otoño seco.
Carismático recuerdo en fotograma
de páginas escritas
con letra emborronada.
Renglones que conocen primaveras
e historias pasajeras ya contadas.
Te espero como siempre
mirando al horizonte,
cuajado de nostalgias.
                                                                  Con el cielo nublado desecho en lágrimas borrosas.
                                                                                        mi corazón pausado
                                                                             latiendo con el ritmo de las horas.
                                                                     y mis húmedos ojos perdidos en remembranzas
                                                                   que me acercan al pasado y sus fantasmas.
                                                                                              Otoño amargo.


                                                                      Derecho de autor: Francisco Moroz

martes, 22 de septiembre de 2015

Principios para no tener final




Admiro la sensatez en lo pactado

y la obviedad de lo elegido.
Eso hace prudentes a los hombres
y da honorabilidad al enemigo.

No estoy con el que alaba al poderoso

o el que arrulla con prolíficas mentiras.
El que cambia conciencias vulnerables
enunciando imaginadas ambrosías.

Rechazo plenamente al que con velado arte

engaña al inocente confiado.
Del que ondeando banderas respetables
oprime con deudas a los desfavorecidos.

Del que explota y tiraniza al que trabaja

cambiándole el alma por dinero.
queriéndole vender como riqueza
aquello que esclaviza y que seduce.

Me asusta el que prioriza lo absoluto

defendiendo una única verdad indemostrable,
disfrazando de fe los fanatismos
usando con saña suicida la violencia y el chantaje.

Me alegro sin embargo plenamente 

del esfuerzo y del trabajo de unos pocos.
Los que actúan en conciencia y con justicia
y piensan que la paz es el camino.

Me sumo a los que escuchan con paciencia

me resto de los que utilizan el insulto.
Desprecio a aquellos que con encendida arenga
prenden mechas de guerras fratricidas.

Me fío del que canta, y el que sonríe

y no del gesto adusto e intransigente.
Me gusta la educada forma del que pide
censuro la exigencia del más fuerte.

Creo en el ser humano ¡Creo!

En el que adereza su corazón con alegrías
y vierte lágrimas solidarias de tristeza,
a la vez que tiende mano tolerante al abatido.

Evito al que destruye y envenena,

al que vende el futuro por míseras monedas.
Al ególatra tenaz que solo vela por lo suyo,
al que nunca es capaz de cumplir lo prometido.

Me seduce el que construye de la nada realidades, 

y náusea el que especula y dilapida.
Me enerva el traficante que con muerte se enriquece,
me fascinan las personas con valores e ideales.

 Si se he de amar, será a los buenos padres que me educan, 

a los jóvenes de altruistas corazones.
Si se he de odiar será al que mancille a un niño, 
escupiendo a su vileza y mísera podredumbre.

Me sobrecoge el sacrificio y la anónima renuncia,  

hasta la muerte la lucha, de muchas mujeres y hombres.
Aplaudiré a los que piensan, que más que sangre lo que une
es ejercer el respeto, que al ser humano engrandece. 





Derechos de autor: Francisco Moroz

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Amargo amor de abandonado




Meditabundo estoy, cabizbajo

rememorando tiempos pasados,
recordando tu suave y callada brisa
tus pausados pasos, 
cuando estabas a mi lado todavía
junto a mí.

Las palabras de amor eran fluidas 
como el agua,
las únicas que podían salir de nuestros labios. 
Palabras y besos palpitantes,
ansiados encuentros entre ambos.

Te añoro y lloro,

en realidad la vida sigue irrebatible
pero sin ti cambia todo.
Todo es lento, espeso, doloroso.
Náufrago sin tu presencia amada,
sin tu mirada de luz. 
El despertar huérfano de caricias.

Feliz no obstante porque conocí la dicha,
entristecido al perderte. 
Tonto fui al no decirte a cada instante
lo que te veneraba,
ya no hay remedio.

Me arrepiento y se que es tarde, 
no es admisible el chantaje
me quedé sin argumentos;
de esos que esgrimen los necios
cuando la suerte les huye.

Y es que el amor es pasajero tan mudable,
que hoy es y mañana vuela.
Sin comprender por qué marcha, 
por qué emigra y te abandona
olvidando lo gozado,
reviviendo lo sufrido.

Pasan las horas en agonía perenne,

comprendo que es todo pasar fugaz 
sin freno en el corazón.
Que todo sana al final
con cicatrices terribles.
Es la triste realidad :
perdura la soledad y los recuerdos sublimes.

El desamor de lo amado antagonista es,

si eres querido mera fortuna.
Fortuna aciaga tal vez.
Pacto escrito con tinta amarga, 
eco lejano que avisa 
de previstas muertes anunciadas.

Solo me quedan quimeras rotas,

vínculos leves y amores vacuos.
largos silencios y espacios amplios.
mis manos frías sin otras manos;
ojos cegados de tanto llanto.

Algunos años de oscura suerte,
la soledad lacerante que cierra el puño.
y una existencia lejos de ti, 
cerca de tantos
que no son tú.



Derechos de autor: Francisco Moroz

sábado, 29 de agosto de 2015

Con la vista atrás

Lo prometido es deuda adquirida, y llegó la hora de cumplir la que le hice a Kirke mi ahijada bloguera. 
La dedico este escrito que ella comprenderá.



Pisando el asfalto y mi oscura sombra

cuantas veces pienso: ¡Que mal va la cosa!
Poco hemos ganado a cambio de olvido,
perdimos la esencia de ser como niños.

Rememoro tiempos en que siendo 
crío
todo lo admiraba como gran prodigio.
Nada era tan feo, nada tan maligno.
Y el resto era hermoso y limpio altruismo.

Jugaba en las calles con mis compañeros,

seguro era el barrio, viejo y conocido.
Árboles plantados y bancos con sombra,
gente conversando, portales abiertos.

La imaginación era luminaria,

prisionero el ocio de nuestra agudeza.
Libros y balones y hasta bicicletas,
conformaron mundos de ilustre grandeza.

Eramos felices con tan poca cosa,

que simples columpios eran fortalezas
y charcos de patio, ríos y hasta presas
donde navegaban barcos sin bandera.

Con papel impreso de cualquier diario

volaban aviones desde los balcones,
y un cuento contado por nuestros abuelos
era precedido por soñadas noches.

Papeles en blanco eran nuestros lienzos

donde dibujar héroes y guerreros,
princesas hermosas, animales fieros,
y secretos mapas de piratas tuertos. 

Ahora todo es fácil, brillante y costoso,
mucho cachivache que nos vuelve locos. 
Los niños se aburren, se hacen perezosos
y lo imaginado no es lo más hermoso.

Paseo la calle, las plazas y parques

solo veo coches y gente apurada,
no veo chavales jugando a las chapas
no ruedan canicas no giran peonzas.

Virtuales juegos, efímeras charlas,

la pandilla a muerto a causa del whasapp.
Besos digitales y emociones vanas
todo una mentira pixelada y falsa.

¡Ay! Los tiempos cambian a cada momento
¿Pero en que sentido estamos perdiendo
toda la alegría y el divertimento,
de pequeñas cosas hechas con talento?

Pienso en un alarde, generoso y cierto

que quizá el problema sea sólo nuestro.
Ya no es nuestra historia, es la de los nietos
y es que con los años nos hacemos viejos.

Y antes que esto ocurra yo lo dejo escrito,
que esto no se olvide cuando lastre el tiempo.
Yo no quiero irme sin dejar memoria,
que ya vienen otros empujando fieros.



                                                  Derechos de autor: Francisco Moroz

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