El Druida celtíbero
De: Ignacio Merino
Después del intenso y pasado Enero en que la protagonista era la novela policíaca y negra, cambio de palo y os propongo este título de histórica.
El argumento se desarrolla durante el último tercio del siglo III.
Los cartagineses se han empeñado en instalarse en la península que los fenicios llamaron Spania los griegos Hespería y en ese siglo era denominada por muchos la celtiberia; y al frente de todos "Almikar" de la familia de los Bárcidas. Este quiere conseguir a fuerza de espada, la plata que esconden las entrañas de esta fértil tierra, plata que servirá para pagar a la incipiente Roma los tributos pertinentes por la derrota sufrida en la primera de las guerras púnicas por Cartago.
Pero los oriundos celtas se resisten a sus intenciones, todos siguen a un guerrero carismático llamado "Istolacio" que consigue coaligar a todos los pueblos dispersos bajo un mismo mando y con un propósito común: expulsar al invasor cartaginés.
"La libertad es algo sagrado, es lo que nos da la dignidad como seres humanos."
Entre ellos están "Giscón" y "Asio" dos muchachos procedentes de Tiermes, localidad habitada por los celtíberos Arévacos los tenidos como los más aguerridos y bravos de todos los pueblos celtas.
Se trata de dos hermanos y "Giscón" el mayor de ellos, se ofrece como devoto soldurio de "Istolacio" prometiéndole seguirlo en la victoria o en la derrota, asumiendo si es necesario su propia auto inmolación.
Cuando el líder celta cae a manos de un despiadado"Almikar" y es ajusticiado de forma innoble, "Giscón" cumple su promesa.
Aquí empieza la aventura de "Asio" que es testigo de una batalla cruenta y de unas muertes innecesarias, un chaval que madura pronto y por fuerza de las circunstancias, al ser nombrado soldurio por "Indortas".
Este, es otro reconocido caudillo juramentado, que intenta de nuevo plantar cara al enemigo común con un ejercito cuatro veces superior en número al del general "Almikar". Gentes venidas de las ciudades confederadas de Tiermes, Numantia, Clunia, Segontia, y Segóbriga.
"Asio"solo es el vástago que le nació a su madre "Lea" después de cinco años de la muerte de su esposo, el general "Artalos".
Su padre un mercader griego llamado "Aristaco de Samos" un hombre liberal y culto, que la conquistó con su sonrisa sincera y su alegría, que entró como brisa en el ánimo marchito de su madre. "Aristaco" solo se ponía melancólico cuando hablaba de su lejana tierra natal.
"Asio" enamorado de la vida y de su mejor amigo "Artalos"; un sencillo pastor que corresponde a su amor y que fue quien le enseñó a no perder el tiempo con las cosas en las que uno no cree.
" A mí no me gusta combatir, prefiero la vida a entregarme a la destrucción... Yo también detesto el culto a la guerra."
Su muy amada madre referencia de sus actos y gran consejera, le dará la consigna que decidirá el cambio de rumbo en su vida:
" Escucha a tu corazón y nunca te doblegues a quienes quieran imponerte sus dictados... Que tu conciencia esté en paz y la vida no sea jamás una carga para ti."
El protagonista pues, seguirá los dictados de su corazón y se alejará de Tiermes, despreciado por los suyos. Comenzará de esta manera un viaje iniciatico en su conversión gradual bajo la mano y las indicaciones del Druida "Prótalo"; en el guía espiritual más respetado de los celtíberos.
Un camino arduo para llegar a la consecución de un objetivo:
encontrar el destino que la vida le tiene reservado. Sus convicciones la mejor de las armas para llevar a cabo sus sueños.
"Los principios son lo que nos obligan a modelar la conducta para que los demás sientan respeto por nosotros y no desprecio."
Hasta aquí el argumento general por el que va a discurrir la historia en la que los personajes principales son tres o cuatro fundamentalmente; muchos otros parecen solo figurantes de relleno para engordar un poco la trama, que por si sola es un poco floja.
Siento decir que esta novela histórica aún con trasfondo y personajes auténticos, carece de esa acción y ritmo que esperamos de una época presumiblemente convulsa a causa de las continuas revueltas y sublevaciones. Todo pasa como por encima, se nos describen someramente las pocas acciones bélicas o estratégicas llevadas a cabo por ambos bandos.
Por otro lado los guerreros turdetanos, vacceos, vetones, arévacos, lusos etc... nos son descritos como gente de paz abocada a la guerra. Nada más alejado de la realidad, cuando al menos se sabe que eran belicosos y que como afición se dedicaban a las incursiones por las tierras de sus vecinos en continuas escaramuzas.
"Los hombres no sabéis vivir la vida. Os gusta más destruirla."
Cierto es, que el autor ya nos pone en antecedentes al avisarnos de la dificultad de encontrar documentación sobre esta época prerromana, ya que estos pueblos peninsulares al igual que los que habitaron la Galia, Eire, Britania o Caledonia no dejaron escritos ni canciones. Apenas conocemos su cultura por lo que fue trasmitido de generación en generación de forma oral o por medio de simbología rúnica o tradiciones heredadas.
La forma narrativa se centra demasiado en el punto de vista de los oriundos peninsulares enfrentados a "Almikar" y más tarde contra su hijo "Asdrubal", aunque con el segundo de forma efímera, algo así como de buenos contra malos, sin términos medios como tratados, negociaciones y asimilación de culturas.
En general las descripciones y la ambientación nos la podemos imaginar aunque no se abunde en ellas, pero la novela se sustenta más en los razonamientos y pensamientos de los personajes, en su visión personal preñadas de pensamientos filosóficos de paz y amor, frente a una sociedad violenta y guerrera por necesidad; no encaja esta época precisamente como paradigma de estos valores.
" El tiempo sólo está en nuestras cabezas y es el corazón quién marca las distancias."
La prosa se utiliza con acierto para narrar la historia, que es fácil
de leer. Los diálogos sin muchas pretensiones ni circunloquios ni elaboración verbal, algo escasos y generalizados pero en muchos casos profundos.
Resalto algo a mi entender prescindible en esta obra dado su carácter: el empeño del autor de incluirnos mucha escena amorosa con mucha descripción erótica y sensual.
Honestamente creo que fue en este punto cuando aflojé el ritmo y el interés por esta historia que en general; le cuesta arrancar y coger fuelle, y que cuando empieza a tener algo de interés se nos rebaja de nuevo, manteniendo solo la inercia de los acontecimientos que pasan de una forma breve y sin
consecuencias notables ni dignas de referencia.
Opino que "Ignacio Merino" como buen filósofo y psicólogo ha querido trasmitir con su obra mensajes subliminales positivos, pero que no consiguen encajar en una historia que en algún instante podríamos presuponer épica y con abundante acción.
En la literatura todo es válido, es lo que la hace grande, gustosa y variada, pero en este caso al lector de novela histórica lo dejará bastante descolocado.
"La dignidad se encuentra en la verdad, en ser sincero consigo mismo y no hacer daño a los demás."
Como valores de esta novela leída: los abundantes pensamientos y frases con contenido espiritual y trascendental de los cuales, os he dejado unos cuantos salpicando esta sinopsis de un libro que se deja leer, pero que no es de los que dejan huella imborrable, aun dejando alguna enseñanza notable.
De: Ignacio Merino
Después del intenso y pasado Enero en que la protagonista era la novela policíaca y negra, cambio de palo y os propongo este título de histórica.
El argumento se desarrolla durante el último tercio del siglo III.
Los cartagineses se han empeñado en instalarse en la península que los fenicios llamaron Spania los griegos Hespería y en ese siglo era denominada por muchos la celtiberia; y al frente de todos "Almikar" de la familia de los Bárcidas. Este quiere conseguir a fuerza de espada, la plata que esconden las entrañas de esta fértil tierra, plata que servirá para pagar a la incipiente Roma los tributos pertinentes por la derrota sufrida en la primera de las guerras púnicas por Cartago.
Pero los oriundos celtas se resisten a sus intenciones, todos siguen a un guerrero carismático llamado "Istolacio" que consigue coaligar a todos los pueblos dispersos bajo un mismo mando y con un propósito común: expulsar al invasor cartaginés.
"La libertad es algo sagrado, es lo que nos da la dignidad como seres humanos."
Entre ellos están "Giscón" y "Asio" dos muchachos procedentes de Tiermes, localidad habitada por los celtíberos Arévacos los tenidos como los más aguerridos y bravos de todos los pueblos celtas.
Se trata de dos hermanos y "Giscón" el mayor de ellos, se ofrece como devoto soldurio de "Istolacio" prometiéndole seguirlo en la victoria o en la derrota, asumiendo si es necesario su propia auto inmolación.
Cuando el líder celta cae a manos de un despiadado"Almikar" y es ajusticiado de forma innoble, "Giscón" cumple su promesa.
Aquí empieza la aventura de "Asio" que es testigo de una batalla cruenta y de unas muertes innecesarias, un chaval que madura pronto y por fuerza de las circunstancias, al ser nombrado soldurio por "Indortas".
Este, es otro reconocido caudillo juramentado, que intenta de nuevo plantar cara al enemigo común con un ejercito cuatro veces superior en número al del general "Almikar". Gentes venidas de las ciudades confederadas de Tiermes, Numantia, Clunia, Segontia, y Segóbriga.
"Asio"solo es el vástago que le nació a su madre "Lea" después de cinco años de la muerte de su esposo, el general "Artalos".
Su padre un mercader griego llamado "Aristaco de Samos" un hombre liberal y culto, que la conquistó con su sonrisa sincera y su alegría, que entró como brisa en el ánimo marchito de su madre. "Aristaco" solo se ponía melancólico cuando hablaba de su lejana tierra natal.
"Asio" enamorado de la vida y de su mejor amigo "Artalos"; un sencillo pastor que corresponde a su amor y que fue quien le enseñó a no perder el tiempo con las cosas en las que uno no cree.
" A mí no me gusta combatir, prefiero la vida a entregarme a la destrucción... Yo también detesto el culto a la guerra."
Su muy amada madre referencia de sus actos y gran consejera, le dará la consigna que decidirá el cambio de rumbo en su vida:
" Escucha a tu corazón y nunca te doblegues a quienes quieran imponerte sus dictados... Que tu conciencia esté en paz y la vida no sea jamás una carga para ti."
El protagonista pues, seguirá los dictados de su corazón y se alejará de Tiermes, despreciado por los suyos. Comenzará de esta manera un viaje iniciatico en su conversión gradual bajo la mano y las indicaciones del Druida "Prótalo"; en el guía espiritual más respetado de los celtíberos.
Un camino arduo para llegar a la consecución de un objetivo:
encontrar el destino que la vida le tiene reservado. Sus convicciones la mejor de las armas para llevar a cabo sus sueños.
"Los principios son lo que nos obligan a modelar la conducta para que los demás sientan respeto por nosotros y no desprecio."
Hasta aquí el argumento general por el que va a discurrir la historia en la que los personajes principales son tres o cuatro fundamentalmente; muchos otros parecen solo figurantes de relleno para engordar un poco la trama, que por si sola es un poco floja.
Siento decir que esta novela histórica aún con trasfondo y personajes auténticos, carece de esa acción y ritmo que esperamos de una época presumiblemente convulsa a causa de las continuas revueltas y sublevaciones. Todo pasa como por encima, se nos describen someramente las pocas acciones bélicas o estratégicas llevadas a cabo por ambos bandos.
Por otro lado los guerreros turdetanos, vacceos, vetones, arévacos, lusos etc... nos son descritos como gente de paz abocada a la guerra. Nada más alejado de la realidad, cuando al menos se sabe que eran belicosos y que como afición se dedicaban a las incursiones por las tierras de sus vecinos en continuas escaramuzas.
"Los hombres no sabéis vivir la vida. Os gusta más destruirla."
Cierto es, que el autor ya nos pone en antecedentes al avisarnos de la dificultad de encontrar documentación sobre esta época prerromana, ya que estos pueblos peninsulares al igual que los que habitaron la Galia, Eire, Britania o Caledonia no dejaron escritos ni canciones. Apenas conocemos su cultura por lo que fue trasmitido de generación en generación de forma oral o por medio de simbología rúnica o tradiciones heredadas.
Dicho lo cual, es disculpable las licencias que pueda tomarse el escritor al narrar hechos que no sabemos si ocurrieron de esta manera o de otra muy diferente.
La forma narrativa se centra demasiado en el punto de vista de los oriundos peninsulares enfrentados a "Almikar" y más tarde contra su hijo "Asdrubal", aunque con el segundo de forma efímera, algo así como de buenos contra malos, sin términos medios como tratados, negociaciones y asimilación de culturas.
En general las descripciones y la ambientación nos la podemos imaginar aunque no se abunde en ellas, pero la novela se sustenta más en los razonamientos y pensamientos de los personajes, en su visión personal preñadas de pensamientos filosóficos de paz y amor, frente a una sociedad violenta y guerrera por necesidad; no encaja esta época precisamente como paradigma de estos valores.
" El tiempo sólo está en nuestras cabezas y es el corazón quién marca las distancias."
La prosa se utiliza con acierto para narrar la historia, que es fácil
de leer. Los diálogos sin muchas pretensiones ni circunloquios ni elaboración verbal, algo escasos y generalizados pero en muchos casos profundos.
Resalto algo a mi entender prescindible en esta obra dado su carácter: el empeño del autor de incluirnos mucha escena amorosa con mucha descripción erótica y sensual.
Honestamente creo que fue en este punto cuando aflojé el ritmo y el interés por esta historia que en general; le cuesta arrancar y coger fuelle, y que cuando empieza a tener algo de interés se nos rebaja de nuevo, manteniendo solo la inercia de los acontecimientos que pasan de una forma breve y sin
consecuencias notables ni dignas de referencia.
Opino que "Ignacio Merino" como buen filósofo y psicólogo ha querido trasmitir con su obra mensajes subliminales positivos, pero que no consiguen encajar en una historia que en algún instante podríamos presuponer épica y con abundante acción.
En la literatura todo es válido, es lo que la hace grande, gustosa y variada, pero en este caso al lector de novela histórica lo dejará bastante descolocado.
"La dignidad se encuentra en la verdad, en ser sincero consigo mismo y no hacer daño a los demás."
Como valores de esta novela leída: los abundantes pensamientos y frases con contenido espiritual y trascendental de los cuales, os he dejado unos cuantos salpicando esta sinopsis de un libro que se deja leer, pero que no es de los que dejan huella imborrable, aun dejando alguna enseñanza notable.