Romeo y Julieta
De: William Shakespeare
"Llamadme oportunista si queréis.
¡ Os lo consiento!
Por tratarse del mes del que se trata.
No podría pues de otra manera hacerse,
ni esta escrita tragedia de amor ser reseñada."
Siempre me pareció una farsa lo de adjudicar una fecha en particular para sentimiento tan hermoso, siendo auténtico este y verdadero, y más cuando detrás se adivina la mano que controla, los movimientos comerciales y económicos que instauran tales eventos, para lucro de grandes empresas y marcas comerciales.
Dicho esto- Que si no reviento - quiero añadirme a la celebración continuada e interminable en el tiempo: del Amor con mayúsculas.
Cierto es, que gracias al repetitivo aviso de: ¡El mes del amor! Me dio por releer una obra clásica donde las haya, llena de compleja trama aunque no lo parezca. Preñada de juicios morales, verdades como templos, de grandes ideas, valores e imágenes, que juntas, hilan con oro una auténtica joya de la literatura inglesa y universal.
fue escrita en cinco actos con diversas formas poéticas: versos y sonetos, con profusión de metáforas.
Se publicó alrededor de los años 1591-1597 en eso los entendidos no se ponen de acuerdo.
El propio autor escribía esta frase:
"El destino es el que baraja las cartas pero nosotros somos los que las jugamos."
Y esta obra tan conocida, tan leída, tan representada y cantada, va de eso: de destino.
Para ser más exactos el de un hombre y una mujer unidos por un amor imposible igual que sus respectivas familias separadas por un odio acérrimo. Se vuelve a comprobar una vez más el antagonismo y a la vez la cercanía de dos sentimientos puros y mortales.
En Verona es donde el escritor escenifica su historia, una ciudad que conserva todavía sus entornos medievales, que ha sabido explotar turísticamente la leyenda de los dos amantes más conocidos, si omitimos a los de Teruel, cuya historia os invito a leer en -El blog de Juan Carlos- que por cierto se me adelantó con esa otra leyenda de amor imposible.
En esta localidad italiana es donde viven dos familias enfrentadas por rencillas políticas: Los Capuleto a los cuales pertenece la doncella "Julieta" y los Montesco cuyo hijo "Romeo" cae perdidamente enamorado de la primera en una fiesta familiar, donde se infiltra con la intención de encontrarse con "Rosalina" prima de "Julieta" y será de esta otra de la que se prenda locamente cuando la escucha en lo que se conoce como: La escena del balcón; es entonces cuando se juran amor eterno y deciden casarse en secreto secundados por fray "Lorenzo"
Se trata de una tragedia, por el simple hecho de que la misma existencia lo es cuando hablamos de muerte, violencia y fanatismo ideológico y lucha de clases. de envidia y de pasiones desatadas.
En esta obra todo bascula como péndulo de un extremo a otro. En un momento un gracejo o humorada y al otro un duelo a muerte o una declaración admonitoria. Chanza irónica o juicioso consejo.
El propio amor apasionado, otro con tintes homosexuales no correspondidos, erotismo, deseo, venganza, anhelos, placer, sufrimiento.
Es tragedia porque el sueño querido y perseguido está a punto de materializarse y de pronto se convierte en humo y en pesadilla. Un relámpago que se enciende repentinamente, que ilumina un paisaje deslumbrante, pero que se apaga con luz efímera de muerte arrebatadora.
Cuántas veces los hombres son felices al borde de la muerte. Quienes los vigilan lo llaman el último relámpago. ¿Puedo yo llamar a esto (que siento) relámpago?
"Shakespeare" bebió de las fuentes de "Jenofonte" y "Ovidio" que ya relataron con otros personajes, tragedias parecidas en tiempos antiguos pero con la misma pasión desenfrenada, correspondida pero imposible de realizar a causa de terceros en discordia.
¿ Dices que es tierno el amor ? Es demasiado duro, áspero y violento, y pincha como el espino."
El sufrimiento está ligado al dolor y este al amor. El que ama sufre y se desespera, por miedo a no ser correspondido, a ser rechazado, a no ser amado con la intensidad que el ama; es ello lo que nos conduce a la agitación y al frenesí de nuestros sentimientos encontrados, que luchan entre si y nos roban el descanso y la capacidad de reflexión y muy al contrario, nos precipitan a la hora de tomar decisiones convirtiéndolas en imprudentes acciones impulsivas con resultados caóticos.
El fruto no maduro que es arrancado del árbol y nos sabe amargo a causa de nuestra impaciencia, de nuestro frenesí rayano en la lujuria.
Esta obra, quizá por el argumento delicioso o el tópico de que todo lo romántico es dulce y rodeado de ternura, ha llevado a confusión a muchos lectores.
La imagen distorsionada que tenemos de estos dos amantes es falsa. Sirva como detalle que los actores utilizados por el dramaturgo para representar a la quinceañera "Julieta" eran todos varones jóvenes; el cine y el teatro tienen mucha culpa de que la obra escrita, pierda ese realce amargo y crudo que realmente posee, cuando en realidad dentro del relato acechan otras enseñanzas con más enjundia.
Hay personajes bruscos y hasta soeces como "Mercucio" ese amigo de "Romeo" que habla del amor en unos términos vulgares limitándolo al sexo y al placer. Las reconvenciones moralizadoras del fraile "Lorenzo" pierden fuelle cuando las vemos escenificadas, pues en la historia escrita ponen la nota juiciosa y preventiva a tanta pasión desbocada que se prevé terminará en duelo si no se la pone freno.
Somos observadores igualmente del despotismo de los padres de "Julieta" empeñados en casarla con el conde "Paris" hombre al que no ama, y encima apoyados por su nodriza cercana, fiel confidente de la niña enamorada que sin embargo no la comprende en su desdicha. Las burlas de los sirvientes cuando se refieren a las mujeres y así durante toda la obra. El afán de un "Teobaldo" vengador de virtudes, justiciero por razones pueriles que se juega la vida de la forma más tonta.
Se vilipendia el amor, se le empequeñece y desvirtúa. Los dos amantes actúan con precipitación como adolescentes que son, poniendo pasión y poco juicio en su relación.
" El amor de los jóvenes no habita en el corazón sino en los ojos."
Todo termina como termina, en el oscuro y siniestro mausoleo donde reina la muerte moradora llamada con engaños, pero al fin triunfadora, como siempre.
Pero el lector quedará con otra imagen prendida en su retina la del balcón presidido por la luna, la pasión que perdura ante la desilusión, la encendida declaración de amor de dos enamorados que se entregan a la vida ante que a la muerte fría.
De ahí el drama, de ahí el éxito que tuvo esta obra de arte de "Shakespeare" entre los románticos, fuente de inspiración para autores del XVIII.
Todo un homenaje a las emociones, a los momentos, a la pasión, a la intensa e insistente manía que tienen los amantes de seguir enamorándonos.
¡Oh, soy un tonto afortunado!
Recomiendo la volváis a leer, personalmente me salió un poco la vena poética al escribir la reseña. El Amor es lo que tiene.
"¡Brindo por Romeo y por Julieta ! Salud a vosotros por la paz eterna."