viernes, 20 de marzo de 2015

A las ocho en el Novelty

A las ocho en el Novelty




De: Carlos Díaz Domínguez 











Una de las grandes prerrogativas de estar dentro de la blogosfera literaria, es que juegas con ventaja cuando decides leer ciertos libros; y es que con la cantidad de reseñas y referencias a ellos es difícil errar, salvo que la opinión de muchos esté equivocada o tus gustos personales vayan por otros derroteros.


Este precisamente me atrajo por su edición y por los buenos comentarios y aceptación de muchos blogs amigos.

Con lo cual lo que yo pueda contaros sobre él, quedará reflejado como algo reiterativo después de leer otras referencias más completas y quizás mejor redactadas.

No por ello voy a dejar de hacerlo.


Se trata de una obra que en un principio puede parecernos de corte histórico. A simple vista ya visualizamos en la portada dos personajes que lo son plenamente: "Carlos IV" y "Fernando VII" (El deseado) e incluso ya desde las primeras páginas leemos el nombre del "Principe de la Paz", el valido "Manuel Godoy" que puede decirse que se convierte en el protagonista de trasfondo de toda la historia, que nos narra en formato thriller este autor, que por supuesto nos aportará una amplia documentación sobre el personaje, escondiendo ases en la manga en forma de enigmas, interrogantes, supuestos tesoros escondidos y giros inesperados que nos enlazarán con historias paralelas.



Manuel Godoy

Se puede decir sin temor a equivocarse que el autor ha creado una novela de misterio, acción y suspense desarrollada en la actualidad, encima de un escenario con atrezzo histórico.


El título por otro lado también resulta de lo más curioso, pues nadie se espera que tras él se esconda un relato trepidante y que lo relacione con la historia contada, no diríamos que tiene algo que ver con la trama planteada, pero "Carlos. Díaz Domínguez" con su certera y sencilla prosa nos irá conduciendo de la mano hacia el "Novelty", un famoso café salmantino, lugar de citas inesperadas que harán rememorar antiguas relaciones que pueden salvarte la vida y ayudar a encontrar caminos para la redención personal...¡Ahí es nada!

Es reseñable el conocimiento que parece tener el autor sobre Salamanca. Sus rincones, plazas y calles, incluso el famoso café parece radiografiado por dentro, tal como es.
Así mismo nos pasearemos por localidades y pueblos que muchos de nosotros conocemos y eso, resulta agradable por sentir que pisamos territorio amigo, lo cual nos invita a seguir arropados por el relato que nos tendrá del todo imbuidos.

"Iba a iniciar un recorrido vital que la trasportaría a algún lugar de sus recuerdos, de unos años en los que la experiencias se ven de una manera muy distinta porque no hay elementos de comparación, porque todavía se disfrutan bajo el prisma de la más absoluta inocencia y la vida aún no ha enseñado las garras."


Ya de comienzo se nos introduce en una escena desarrollada en Marbella en la mansión de un acaudalado personaje que se descubrirá como un antiguo dirigente de la KGB llamado "Anatoli Boychenko" con una obsesión en la cabeza: pretende descubrir el tesoro que escondió "Godoy" antes de partir a su destierro del que jamás volvería. Esto le lleva a contratar los servicios de nuestra protagonista: "Leonor Cortés" una todavía joven anticuaria, propietaria de una tienda en San Juán de Luz, que a su entender es la única capaz de dar con el paradero de tan ansiado botín.


No es fácil engañar a esta inteligente mujer hecha a sí misma, que por otro lado pergeña su misión como imposible, por lo cual "Anatoli"  tendrá que recurrir a lo que mejor sabe hacer con tal de conseguir resultados.


Veremos involucrados de igual manera al  cuerpo diplomático español y los servicios secretos rusos, pero persiguiendo otras metas no menos ambiciosas. Incluso, alguien hará lo que hace solamente para consumar su venganza personal.

Unas historias dentro de otras como las famosas Matrioskas rusas.

Tenemos pues el aderezo y los ingredientes necesarios para una buena ración de acción, que aun siendo mesurada, nos atrapará en sus redes buscando resoluciones a enigmas insospechados como: ¿Puede ser que "Fernando VII" fuese realmente hijo ilegitimo de "Manuel de Godoy"?¿Realmente en el motín de Aranjuez se encontró la totalidad de la inmensa fortuna que acumuló el valido ?


La novela nos ofrece intriga y suspense, junto con personajes definidos y bien construidos con una historia personal y un pasado que dan sentido a sus sentimientos encontrados, sus actitudes ante los retos y ante situaciones que nos resultarían de otra forma un tanto absurdas.


Nos iremos introduciendo en la trama gradualmente, gracias a la información dosificada que nos irán aportando los mismos sujetos. Algunos de los cuales, como "Enrique Díez" o como un simpático profesor llamado "Servando Ortíz" dominan. Ellos nos enseñarán sobre la época de trasfondo, nos ilustrarán con detalles íntimos de la historia que aun siendo banales en muchos casos, despertarán una sana curiosidad que nos conducirá a recabar datos para saber más sobre el tema. 


"Todos los pueblos han escrito la historia que han querido que trascendiera."


Querremos recorrer con detalle los rostros de los reyes citados para sacar comparaciones, y para ello recurriremos a "Goya", "Madrazo" o "Bayeu". Indagaremos sobre el asalto al palacio de Aranjuez, sabremos sobre esa curiosa y breve guerra denominada: - De las naranjas-. Descubriremos a esa fémina por la que "Godoy" bebía los vientos. La gaditana "Pepita Tudó" posiblemente retratada por "Francisco de Goya" en sus cuadros de las majas. 



Maja vestida de Francisco de Goya

Pasiones, ambiciones, y miserias conformarán un escenario muy apetecible, que junto a las investigaciones llevadas a cabo por los implicados en la resolución del reto impuesto por el ambicioso ruso, nos llevarán sin aliento a lo largo de 46 capítulos muy bien desarrollados hasta un final impecable sin flecos ni desgarrones.

El autor ha sabido mezclar en su entramado tanto lo real como lo surgido de su imaginación desbordante, haciendo creíble lo increíble y viceversa. Con lo cual todo nos parecerá posible aun siendo pura invención. Esta es una de las ventajas de ser un buen contador de historias.


Con lo cual añado esta sinopsis y mi opinión a la de mis amigos blogueros, y reafirmo junto con ellos que la lectura de este libro es muy recomendable y adictiva, recordándoos a si mismo que el autor tiene en su haber otros títulos como: -Los ascensores dormidos de la Habana - Lágrimas sobre Gibraltar - Tres colores en Carinhall- así como relatos y novelas cortas.


Seguro que os merece la pena leer alguno de ellos.


miércoles, 18 de marzo de 2015

Consummatum est



El cielo amanecía gris, cerrado, cuajado de nubes que presagiaban lluvia. No hubiera tenido mayor importancia si él no se hubiera ido justo esa mañana sin avisar. Algo así como una señal del afligido día que nos esperaba.


Su aliento de vida era cada vez más débil, su luz se fue apagando poco a poco a lo largo de una semana de penar desasosegado y falto de descanso. 

El lo preveía, intuía que el gran viaje iba a llevarse a cabo de forma inminente y sin posible demora, aunque nos empeñáramos en retenerle a nuestro lado. La limitación humana es patética.

Había preparado su escaso equipaje lleno de cosas sencillas a la vez que primordiales para un viaje trascendental y sin retorno. Su bagaje interior era de un resplandor absoluto que lo impregnaba todo de radiante luminosidad, su cara de felicidad cuando partió era indescriptible, auguraba el encuentro con algo deseado. Como la continuidad de un hermoso sueño del que ya no quiso despertar.


No dejó engorrosas tareas inacabadas para los que quedábamos, pero si todo lo que tenía que decirnos a cada uno de los que le apreciábamos, tantos momentos inolvidables que rememorar, muchos diálogos, incontables celebraciones. Siempre había algo que festejar, que agradecer, por lo que alegrarse. Y siempre juntos, que era para él, lo verdaderamente importante. 


Se fue despidiendo de cada cual con pequeños detalles, con sonrisas y miradas azules, con paciencia infinita ante el dolor, con humildad consciente y actitud agradecida a sus cuidadores. Los que más próximos estuvieron de su presencia, resultaron contagiados de su aura de energía positiva. Era un hombre bueno y no lo sabía. Nosotros sí, era imposible no darse cuenta de ello.  


Cuan grato recuerdo dejó su marcha serena, todo lo llenaba de sensatez y buen juicio discreto, sin imposiciones severas; toda opinión carente de soberbia y orgullo, como un buen y sabio maestro.

Todo. Hasta su marcha, la hizo suave y apacible, con ese orden efímero que mantienen las cosas en este mundo perecedero y lleno de inquietud y prisas.

Su partida nos dejó el alma rota de dolor, con recuerdos enteros de vivencias inacabadas, con ganas de su tiempo, de su presencia, de sus abrazos y sonrisas, algo de lo que nunca andaba escaso y nosotros siempre necesitados. 


El hombre de manos tan grandes como su enorme corazón se fue pausado, como se van las estaciones. Lo dio todo como hijo y hermano, como esposo y padre, como abuelo y más... Alguien

enorme para todo el que le conocía, alguien que resultará difícil olvidar y fácil de traer a la memoria de vez en vez, cada poquito rato sin llorar su pérdida.

Era su fe en el futuro indiscutible, la certeza de que su irse no sería para siempre.

Aunque inevitables son las lágrimas de los que nos quedamos, derramadas con el sentimiento de que algo se nos quiebra adentro, a pedazos, como frágil cristal. 

Recordad:

Todo el que nace llora mientras los de alrededor sonríen dándole la bienvenida. El partió sonriente mientras en su entorno todos llorábamos su marcha. Consiguió dejarnos huérfanos y felices; el familiar y conocido llanto alegre por la esperanza del reencuentro. 

A lo largo de la jornada el cielo se abrió luminoso, brillaba el sol, como anuncio de una llegada prevista, la muerte recogió lo que era suyo. Sólo lo suyo. La energía y la fuerza vital que le habitaron trascendieron a lo eterno, a lo que perdura por siempre.


Hablo de un hombre fiel a su principio, que supo adornar su existencia con gestos constantes de Amor, con rasgos generosos de entrega y sacrificio gratuito.


Sanador con la palabra, la escucha y la caricia. Comprensivo, atento. Respetuoso con lo que sobrepasa la ciencia y la razón. Entregado a la tarea ímproba del servicio al prójimo. Con un espíritu flamígero de guerrero imbatible. 


Fueron su legado la semilla que rebrota en árbol fuerte, cuajado de ramas, de hojas y de fruto.

Su herencia: los retales de su presencia tan humana. Los pedacitos de Amor bien repartidos en su generoso sembrar en tierra fértil. Su fe en lo intangible fuerte, de la que mueve montañas.

La vida sigue, la vida perdura a pesar de todo: del dolor, de la angustia; De las pérdidas continuas a lo largo de nuestros pisados caminos.

Pero me asombro todavía, con pueril inocencia, de ver lo que convoca el Amor en torno suyo aunque ya no esté. Aunque lo presintamos.


Nostalgia del pasado es lo que queda, caras tristes y abatidos corazones. Soy consciente que tarde o temprano todo se posa y calma, dejando huella del paso de los seres y sus obras, dejando naves arboladas de velas, en las que otros agarrarán el timón y continuarán su viaje, con mapas trazados y mares navegables,
otros rumbos posibles, otros puertos inusitados y diferentes compañeros de viaje. Pero él se hallará siempre presente como brújula.

Me quedan sus palabras grabadas, pues no en vano en el comienzo fue el verbo y ese verbo nos hizo hombres de carne y sangre, de alma y tiempo; tiempo que se nos concede para crear lazos afectivos, formar familias, fraguar amistades, que después de amar hasta lo insospechable, has de dejar en desamparada soledad muy a tu pesar.

Y es que el final siempre es el mismo: la despedida, el adiós, un éxodo. Entonces, solo entonces es cuando vemos las cosas como son en realidad: pasajeras como nosotros, distantes, pretenciosas e intangibles.

Solo el hombre profundo en sus entrañas, el que se vacía de egoísmo, el que sacrifica jornadas en desvelos. Ese hombre que guía a los suyos, referente en su actitud, con firmes convicciones, compañeros de rutas peregrinas. Solo ellos y sus nombres, quedarán inscritos con fuego, en las almas de aquellos que aspiran a seguir sus pasos, palpitando sus corazones al ritmo de esa canción de vida que todos tarareamos cuando empezamos a navegar naciendo; y cuyo estribillo, él escuchó antes de arroparnos con su último abrazo y emprender la singladura en solitario. 
Ese estribillo esperanzador que reza: -Todo va a ir bien-

Estoy hablando del hombre al que tuve el privilegio de conocer y al que pude llamar Padre.



"Ese día que tú tanto temes por ser el último, es la aurora del día eterno."   (Séneca)






sábado, 14 de marzo de 2015

Rumbo a una vida mejor

Rumbo a una vida mejor





De: Jorge Bucay











Hay tantas maneras de no ser,

tanta conciencia sin saber, adormecida...
Merecer la vida no es callar y consentir,
tanta injusticia repetida...
Es erguirse vertical,
más allá del mal y las caídas...
Es darle por igual a la verdad,
y a nuestra propia libertad
la bienvenida...
Eso de durar y trascurrir
no nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir...
¡Honrar la vida!

Un libro de autoayuda. ¿Qué pereza no?

Esto es lo que pienso cuando veo uno que me dice: léeme hombre, no te entre desgana, que tengo muchas cositas interesantes que contarte y te voy a solucionar el 95% de todas tus ansiedades y problemas...

Y yo contesto otro 95% de las veces que: ¡Ya si eso!, cuando no tenga algo más enjundioso que llevarme a las entendederas, voy "pallá" y naturalmente pocas veces lo hago si no me dan garantías de que mi decisión me va a aportar algo positivo.


Pero Llegó "Bucay" con su don de palabra, ese don que poseen la mitad de los argentinos para convencernos que el camino es otro, aunque en ese momento estemos de crucero, saboreando un margarita y negociando la compra vía móvil, de acciones bursátiles de gran productividad.




Y así entró en mi vida este autor. Bueno, no exactamente como lo he descrito, quiero decir de improviso y sin pretenderlo, y lo leído me gustó, me sirvió y me proporcionó herramientas que ni siquiera conocía. Por ello y porque lo bueno conocido te gusta como los sabrosos potajes de tu madre. Pues repites.


Yo lo hago con su última publicación después de leer otras obras suyas como.-Cuentos para pensar-,-20 pasos hacia adelante- o - Déjame que te cuente- títulos todos muy sugerentes con un contenido realmente sorprendente.


En este caso no sólo se trata de un acervo de artículos que fueron apareciendo en la revista -Mente sana- actualizados, revisados y ampliados. También encontrareis una guía para conocer tu potencial individual que nos ayuda a descubrirnos como personas. 

Explicado de forma muy asequible a las entendederas de los legos, como se hacía antiguamente: con cuentos, anécdotas, poemas y pequeñas historias ilustrativas. 
Una oportunidad de encontrar el sentido de la vida, el camino de la felicidad y la mejor versión de nosotros mismos.

El libro se distribuye en cuatro capítulos a lo largo de unas 140 páginas amenas de lectura sencilla.


* El viaje interior

* Vivir con un propósito
* Cultivar las relaciones
* Pensamiento creativo

El autor confiesa que no se considera escritor propiamente dicho con las connotaciones que eso conlleva, más bien se ha considerado un docente que escribe sobre lo que mejor sabe.

El nos contará tanto desde su experiencia particular con sus pacientes como desde la suya personal, de la cual ha sabido encontrar una enseñanza y una lección aplicable a cada uno de nosotros; desde la que beber esa sabiduría que siempre anda latente dentro de cada uno pero que no sabemos buscar, encontrar y practicar.



El secreto, según el libro nos irá descubriendo, está en interactuar con el entorno, siendo participes de lo que nos toca vivir y hacerlo con mayúsculas, no como meros espectadores de lo que va pasando a nuestro alrededor. 

Una forma muy agradable de conocernos de la mano de uno de los mejores psicoterapeutas "cuentista", siendo esta calificación la forma de definir a un autor que abre los horizontes de la mente a base de parábolas, poesías y relatos, como lo hacían los maestros orientales en la antigüedad.

Disfrutaremos de forma agradable de una lectura que engaña por su ligereza, pero que guarda un contenido profundo que invita a la reflexión.

A veces un libro de estas características nos servirá como un alto en el camino para revitalizarnos por dentro, encontrarnos y compartir nuestra experiencia con los demás.
 Creedme que dejarnos tentar de vez en cuando por un escrito de esta particularidad, ¡Eso si! realizado por alguien que entienda.
¡Merece la pena!

Porque como dice el propio autor:


" Leyendo se aprende por que leer es como vivir, vivir vidas ajenas sin pagar las consecuencias.




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