– ¿Llegarás
a amarme alguna vez?
– Ya
veremos, más adelante te lo diré.
– ¿Cómo
que más adelante? ¿No te parezco lo suficientemente atractiva y seductora?
–
Todo eso y mucho más… sexy, inteligente, valiente, luchadora, con carácter. Tienes cierto carisma
que atrae irremisiblemente, pero…
–
¿Pero qué? ¿No te parece suficiente? Otros ya estarían locos tan solo con esa descripción,
deseando encontrar mi nombre entre líneas.
–
Sabes que yo siempre busco algo más.
–¿?
–Yo no solo necesito encontrarme contigo en cada capítulo, también es importante el entorno en el que te mueves, las armas dialécticas con las que te
desenvuelves en los diálogos, el argumento de la historia que protagonizas.
¡Vamos!
comprobar que seas una figura con fuerza literaria suficiente, que no
te vayas diluyendo como el azúcar en la leche a lo largo de las páginas y de los capítulos según se vayan escribiendo.
Que
sabes tú, que las hay que te llaman la atención en un principio
y enamoran a primera vista, para poco después dejarte tirado, desencantado por su forma de manejarse con sus decisiones equivocadas, su tonto proceder o su banalidad.
Soy de personajes con mucha enjundia, bien construidos. De los que dejan marca y te interpelan. De los que motivan opiniones encontradas .
-Pero si tú eres el que me perfilas con tus descripciones, formo parte de tu creación, hazme a tu imagen y semejanza y punto.
-No es tan fácil, un autor nunca está del todo seguro con lo que crea y mi miedo radica, en no saber hacer coincidir mis gustos personales con los del lector. Que los hay muy exigentes, de los que no se conforman con alguna escena tórrida intercalada.
-¿Sabes lo que te digo Steve? déjame tal como estoy, yo me veo bien incluso con tatuajes y piercings. Ya me encargaré yo de que el libro funcione y se convierta en un referente del género.
Por cierto ¿Cómo lo titularás?
-"Los hombres que no amaban a las mujeres".
Derechos de autor:Francisco Moroz