martes, 11 de octubre de 2016

Nada que celebrar




Poco antes de que los domingos fueran amargos en Calais se festejaban.
El lugar donde el estrecho se hace muy ancho y pasar al otro lado es todo el futuro de algunos.

15 muertos esta vez, mañana quizá más.

Murieron no solo los cuerpos de aquellos que quisieron vivir; también las ilusiones fraguadas durante el largo camino del éxodo, sin privilegios de pueblo elegido ni tierra prometida.

Acarrearon en sus espaldas: incertidumbre, miedo, soledad y abandono. Portaron miradas esperanzadas y alguna feliz utopía que se diluyeron como sal, al llegar a las fronteras.

El séptimo día era de celebración en Calais, antes de que amargaran los recuerdos.



Derechos de autor: Francisco Moroz

lunes, 10 de octubre de 2016

Lunas, inopias y babiecas




Es una situación muy común en los adolescentes y jóvenes. Hay que estar detrás de ellos de continuo para que realicen sus tareas e incluso sus actividades más elementales.
Es como si les faltara en ocasiones un chip en su programación, esa conexión necesaria para convertirse en adultos responsables.
A ellos las prisas por llegar a las citas puntuales, los estudios, las tareas domésticas e incluso, yéndonos al extremo, su higiene o aspecto personal, parece importarles un bledo. O se les da todo hecho o no hay nada que hacer.

Por eso y no por otra cosa, muchas veces llegan tarde, se quedan rezagados, se despistan frecuentemente a pesar de que se les avisa sobre las consecuencias que conllevan esas actitudes pasotas: Perder oportunidades, no aprovechar la ocasión que se les brinda con los estudios o el trabajo, perder el tiempo que pasa inexorable.

Esta actitud que a ellos les parece normal y a nosotros una enfermedad de la edad, los hace parecer zombies catalépticos,
Los profesores, los grandes sufridores, deben de padecerlo a diario. Pues en las aulas los hay a patadas. Esos elementos que mientras se está explicando la lección viajan por mundos imaginarios en una abstracción abducida de la que es difícil sacarles.
Nuestros sabios populares denominan este estado catatónico como:

“Estar o quedarse, en la luna de Valencia”

Bonita y enigmática frase cuyo significado vamos a descubrir:
La luna de Valencia no tiene nada de particular, nada que la diferencie de las de otras ciudades, entre otras cosas porque se trata e la misma luna que sale para todos en el mismo cielo.

Pero la historia si empieza en una Valencia medieval y amurallada, con 12 puertas que se cerraban por la noche en cuanto sonaba el toque de queda que obligaba a los ciudadanos a quedarse bajo el resguardo y protección del baluarte de la ciudadela.

Las gentes que laboraban en el campo de sol a sol, si querían pernoctar en sus hogares, debían tener en cuenta las horas en que esas puertas se cerraban si no querían pasar la noche fuera de los lienzos de la muralla, al raso y bajo la luz de la luna, en este caso de la luna de Valencia.

Hay otras versiones como la de Vicente Vidal Corella en la que nos remite a los tiempos en los que se expulsó a los moriscos. Estos desterrados tenían que esperar algunas noches en las playas, los barcos que les trasladarían a Marruecos, Argelia o Túnez... bajo la luz de la luna; siempre que la hubiera. 

Otra acepción de la frase es: “Quedarse a la luna de Valencia” cuya definición dada por la R.A.E es: “Frustradas las esperanzas de lo que se deseaba o pretendía”.

José María Iribarren en su libro de: “El porqué de los dichos” nos explica que la frase puede ser una prolongación de: “Dejar a la luna” que vendría a significar: Quedarse en blanco.

Estar en la Inopia”  

Es otra bonita frase muy trillada y oída de continuo en colegios, institutos e incluso universidades. Viene a significar lo mismo que la anterior pero con procedencia diferente.
Inopia proviene de la raíz latina “In- Ops” “sin riqueza” referida a los pobres miserables que no tienen dinero ni bienes. 

Los indigentes eran apartados de la comunidad a la que pertenecían con lo cual, no podían participar por lo general de los eventos populares, políticos o sociales. De esta forma no accedían a la información general a la que si te tenía acceso el resto de los ciudadanos con más medios de subsistencia. Se decía que vivían en la Inopia. "Al margen"

La expresión que ha llegado a nosotros viene a significar: El que no se entera de lo que ocurre en su entorno, mientras esa información sí es conocida por el resto. 
Desinformado, despistado, ignorante.

Por último, y para no cansar os dejo una más:

“Estar en Babia”

Lo mismo que las anteriores se refiere a: Estar distraído, ajeno a la realidad presente, embobado y con el pensamiento distante.

Babia es una comarca leonesa limítrofe con Asturias donde los reyes de león solían evadirse de las intrigas de la corte y de sus múltiples y estresantes responsabilidades como monarcas. Era su refugio, su lugar preferido de recreo donde dedicarse al noble y elaborado arte de la caza. Corzos, jabalíes y venados e incluso osos, eran las piezas abatidas a lo largo de las interminables jornadas, pasadas por los soberanos en dicha región.

Cuando los súbditos preguntaban por la ubicación de su rey, era dado responderlos: en Babia. Dando a entender con ello, que el rey pasaba de todo lo que aconteciera en el reino y que se la traía al pairo las necesidades perentorias de sus pobladores. Algo así como: “El rey no quiere saber nada de vuestros asuntos”

Pero también, y según los entendidos, el Arcipreste de Hita ya utilizó en su libro del buen amor las palabras “Bovaquía”, “Bavequia” “Babieco-a” y “Babia”

Todas ellas aluden a las babas que se les caen a los tontos y por ello, conclusivamente. Babia sería el país de los tontos y los alelados. La prueba se halla en que si añadís la "I" a "Baba" obtendréis "Babia".

Por cierto, como tontos hay muchos y muy despistados, se suelen utilizar variadas expresiones además de las referidas.
Os dejo algunas como ejemplo:

“Estar en las Batuecas” “Pensar en las musarañas” “Estar fuera de onda” “Estar en las nubes” " Estar alelado" “Cazar musarañas” “Cazar gamusinos” “Atrapar Pokemon Go” Estas tres últimas parecen sustituir a los jabalíes y los osos que se cazaban entonces.

Y es que abstraerse de las obligaciones y deberes es algo tan extendido por la península gracias a nuestra querida fauna política que nos desgobierna; que el punto geográfico de Babia (Donde están los bobos) cambia de lugar cada cierto tiempo y según por donde soplen los vientos del escándalo y la corrupción.

Lo que no consigo adivinar es: ¿Qué tiene que ver el caballo del Cid Campeador con todo esto?




Derechos de autor: Francisco Moroz

viernes, 7 de octubre de 2016

Instinto básico





Lo observo sobre la mesa, frío, inerte, envuelto en sí mismo, indefenso.
Agarro un cuchillo y con gestos de sacerdotisa, inicio el ritual con el que consumaré uno de los pocos placeres que me son concedidos de disfrutar en la vida, sin temor a padecer efectos secundarios.

Realizo dos cortes perfectos sobre él, en sus extremos, con precisión de cirujana y a continuación otro que lo raja de parte a parte.
cojo con mis dedos un pedazo de carne jugosa y blanquecina y lo degusto voraz, con ansia animal.

Lo único que me desagrada del melón son las pepitas.



Derechos de autor: Francisco Moroz


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