sábado, 3 de octubre de 2020

Una jornada perturbadora





Recién amanece cuando vuelvo a salir de casa dejando dos cuerpos enfriándose en el dormitorio; una media hora exacta después de regresar del curro, en lo que está resultando ser una jornada nocturna de lo más movidita que empezó a torcerse, desde el momento en que unos niñatos se colaron, para hacer graffitis en las paredes recién enfoscadas de los pareados de lujo.

Soy de los que piensa que cada uno de nosotros es responsable de sus acciones, y estas, sean buenas o malas, repercuten en el estado de ánimo de terceros, que de una forma o de otra participan en una especie de tablero de juego donde cada una de las piezas interactúa con el resto.

Nadie, por tanto, tiene derecho a quejarse si le comen un peón o le tumban al mismísimo rey en una jugada arriesgada; aunque esta no haya sido lo suficientemente meditada. Para eso nos otorgaron inteligencia;  para saber dirimir en cada situación la respuesta exacta y no dejar libre albedrío al impulso de la sangre y las entrañas.

Por eso mismo pasó lo que tenía que pasar. Di el alto a los grafiteros que salieron corriendo sin la intención de darme explicaciones de sus actos vandálicos. Aunque justo después de ser atrapados contra una valla tuvieran mucho interés en negociar conmigo para irse de rositas y sin castigo previo, pese a llenar de pintarrajos, casas destinadas a ciudadanos de bien.

Naturalmente les hice reflexionar con la mejor argumentación sobre lo conveniente del arrepentimiento, que indefectiblemente conduce a la redención. Me miraron con desdén y cara de burla. Me juzgaron de inmediato, descalificándome, poniendo en duda mis capacidades profesionales para desempeñar mis funciones de cancerbero de la construcción. Adobaron innecesariamente su precaria dialéctica con palabras como maricón. Llamándome viejo cabrón y segurata de mierda.

Pero gracias a mi paciente disposición, pude cerrarles la boca tan predispuesta al insulto y descrédito del prójimo, sin tan siquiera analizar sus propias máculas.

Creo sinceramente que utilice con mesura mis palabras mientras aporreaba contundentemente sus huecas cabezas una y otra vez; hasta dejar de escuchar sus gritos y aplacar las voces que jaleaban dentro de la mía.

Cuando me recompuse, lo arreglé todo para no dejar rastro del paso de ese par de delincuentes descerebrados que habían trastocado mi turno y vejado mi dignidad de manera tan burda. A lo largo de la mañana el volcado de hormigón en las zanjas de cimentación haría el resto.

Esta circunstancia tan desagradable propició el que me viera en la tesitura de abandonar el tajo y regresar a casa cuatro horas antes de lo previsto, para ducharme y quitarme la ropa ensangrentada y encontrarme, con el panorama inesperado de dos cuerpos desnudos tendidos en mi propia cama, solazándose a ritmo de sexo; el de mi mujer y el de un extraño que me miró perplejo como si se le hubiera aparecido la virgen de Fátima.

Las piezas del dominó convenientemente colocadas, caen consecutivamente si se empuja a la primera; y no hay dos sin tres ¡Bueno! En este caso cuatro. Y una acción tiene siempre su reacción, y a un hombre justo no se le puede amenazar en lo más sagrado como puede ser su trabajo, su familia y su honra. Y actúo en consecuencia, aún a pesar de mediar una petición de divorcio por parte de mi cónyuge.

El destino es un depredador de almas, se ríe de nosotros cada vez que pensamos que las riendas las manejamos a nuestro antojo. Siendo por lo contrario, lo más parecido a cabalgar un caballo desbocado.


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 Recién amanece cuando vuelvo a salir de casa dejando dos cuerpos enfriándose en el dormitorio y la escena de los hechos totalmente limpia de polvo y paja. Me río para mis adentros por el chiste que acabo de hacer dadas las circunstancias, y con solo dos palabras.

El motor del coche aún caliente reacciona a la primera, respondiendo con celeridad al salir del aparcamiento.

Ser vigilante de seguridad en una obra que construye una urbanización en las afueras de la ciudad no da muchas alegrías, pero sí suficiente tiempo para leer novela negra, mi género literario favorito, donde aprendo de los grandes maestros, a cómo tratar a esos listillos que se saltan las normas del juego establecidas de antemano, intentando predominar por encima del resto. Proporciona cierta sabiduría y me permite jugar en ocasiones con cartas marcadas que favorecen órdagos a la grande.

Regreso con tiempo de sobra para que el relevo no detecte nada extraño en mi actitud. Destaco por mi amable presencia y mi equilibrio emocional. No tendré problemas.

¡Pero claro! Acordaos de lo que os dije sobre el destino caprichoso que sacude el tablero, descoloca las fichas y rompe las cartas cuando menos lo esperas.

El imbécil que ha colisionado con mi coche hace un minuto; mientras salgo con prisa del aparcamiento, se baja muy excitado pegando voces, con actitud amenazante. Abro la puerta con tranquilidad, esbozando la mejor sonrisa de disculpa, pero empuñando en una de las manos la llave para los pernos de las ruedas. Quién sabe si este individuo carece de actitud conciliadora y dialogante.

Dispongo todavía de una hora y tres cuartos para llegar al puesto de trabajo y solucionar el temita de las pintadas con el capataz. Espero que este se muestre comprensivo, de otra manera tendría que reconvenirle adecuadamente.
Hay que obrar con justicia.

Derechos de autor: Francisco Moroz







sábado, 26 de septiembre de 2020

Dictum

 

 



–Que gusto da verlo todo recogido después de tanto caos ¿verdad Miguel?

–Ya lo creo Rafael, nuestro trabajo nos ha costado, hemos tenido que emplearnos a fondo para exterminar la plaga invasora y volver a poner todo en su orden primigenio; pero el resultado ha compensado todos los esfuerzos ¿No crees?

–Lástima que hayáis tenido que deshaceros de toda la especie, algunos individuos podían haberse salvado de la quema. Parecían comprometidos y ponían empeño en mejorar sus instintos depredadores.

– ¡No creas! se hubieran vuelto a reproducir como conejos y hubiéramos tenido que empezar de nuevo con la limpieza. Como grupo no han aprendido nada, se les dio más de una oportunidad y ni por esas corrigieron la actitud que amenazaba el planeta.

– ¡Cierto! Todavía recuerdo aquellos episodios del diluvio universal, el calentamiento global o la pandemia. Bueno, ahora que está reconstruido el paraíso habrá que inventarse nuevos seres inteligentes que no tengan una carga destructiva tan grande.

–Habrá que esperar otros siete días para eso.

– ¿Por qué?

–Porque el creador necesita descansar de tanto trajín, al igual que el ejército celestial. A esto hay que añadirle el tiempo necesario para que maduren las manzanas en el árbol.

 

Derechos de autor: Francisco Moroz

domingo, 20 de septiembre de 2020

Te doy mi palabra 2



Segunda parte de esta sección que inauguré un día trece, para que quede demostrado que lo de la mala suerte no tiene nada que ver nada con numerologías y si mucho con lo de la sugestión de cada cual.

A partir de ahora presentaré las palabras en grupos de cinco para que no se haga muy farragosa la lectura y nos quedemos con los significados y la sonoridad de los términos.

Como curiosidad os comento que estas que os traigo las saqué de lecturas del género perteneciente a novela negra. Y es que lo cortés no quita lo valiente.

 

 

Geosmina:

 

La geosmina, que significa en griego «aroma de la tierra», es una sustancia química producida por la bacteria Streptomyces coelicolor y algunas cianobacterias que se hallan en el suelo y son perceptibles típicamente cuando la tierra se humedece; por ejemplo, cuando llueve. Algunos hongos filamentosos, como Penicillium expansum, también producen geosmina

Este compuesto es importante para los animales vertebrados que habitan el desierto, principalmente para los camélidos, quienes al percibir su olor pueden tener la seguridad de que encontraran agua en poco tiempo.

 

Indubitables:

 

El término indubitable, que procede del vocablo latino indubitabĭlis, hace referencia a aquello no se puede poner en duda.

Lo indubitable, por lo tanto, no acepta dudas ya que, por sus características o propiedades, resulta confiable, preciso, exacto o certero.

 

Anhedonia:

 

 (del griego ἀν- : an- «falta de» y ἡδονή : hedoné «placer») es la incapacidad para experimentar placer, la pérdida de interés o satisfacción en casi todas las actividades. Se considera una falta de reactividad a los estímulos habitualmente placenteros. Constituye uno de los síntomas o indicadores más claros de depresión, aunque puede estar presente en otros trastornos, como por ejemplo, en algunos casos de demencias (Alzheimer), trastornos psicóticos y el trastorno esquizoide de la personalidad.

La anhedonia suele confundirse con la apatía, refiriéndonos a esta última en jerga popular, pero siendo conceptos diferentes.

La cultura tiene una gran influencia. Una conducta puede ser aceptada por un grupo cultural y no ser bien vista por otro. Los factores biológicos son la causa principal donde se encuentran las influencias perinatales y la salud física. Es el médico el que determinará si es normal o anormal.

 

Vesicante:

 

Del lat. tardío vesīcans, -antis, part. pres. act. de vesicāre 'levantarse ampollas'.

Las sustancias vesicantes, llamadas también agentes vesicantes o vejigatorios, son sustancias que pueden ser sólidas, líquidas o gaseosas y que en contacto con la piel producen irritación y ampollas. Su acción va desde la irritación leve de la piel a la ulceración y fuertes quemaduras, llegando a producir la destrucción de los tejidos Los ojos son una zona especialmente sensible a ellas. También, en el caso de ser ingeridas o aspiradas, pueden producir un efecto asfixiante por su acción vesicante en la tráquea y los bronquios (las células muertas producidas por esta acción pueden llegar a obstruirlos).

 

Ciclotimia:

 

La ciclotimia o trastorno ciclotímico es el diagnóstico psiquiátrico que pormenoriza o describe un trastorno del estado de ánimo considerado una forma leve de trastorno bipolar (antiguamente conocido como psicosis maníaco-depresiva). Se caracteriza por la presencia de múltiples episodios de hipomanía (ánimo y energía elevados) con o sin irritabilidad, junto con episodios alternantes de depresión leve o moderada que no llegan a cumplir los criterios básicos para el diagnóstico de un episodio depresivo mayor. La ciclotimia, al igual que otros trastornos de humor, puede ir acompañada de ansiedad.

 

                                                                                Texto 

 

Recién levantado pude oler en el ambiente el aroma a geosmina producida por las lluvias recientes. Daban ganas de quedarse en la cama. Mientras desayunaba escuchaba las noticias  que me hicieron comprender que la estupidez humana es indubitable. Pensé, que las malas noticias son como sustancias vesicantes que producen anhedonia, y que con esa falta de estímulo es imposible empezar la jornada de otra manera que no sea ciclotímica; con mucha mala leche rebosando por todos y cada uno de los poros de la piel que  me provocan un variable cambio de humor. 

Esos días en que todos pensamos: "Mejor me hubiera quedado en casa."









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