"Todavía late mi corazón cuando te
recuerdo, quiero traerte a la memoria y dejar plasmado nuestro encuentro en
estas letras.
Quisiera haberte comunicado lo mucho
que me hubiera gustado hablar contigo, conocerte un poquito, saber algo de tu
vida. Soy consciente de que nunca las leerás, pero quién sabe, el mundo es
pequeño y el destino incierto.
Desde que te vi en aquél andén
esperando un tren que te alejaría de mí para siempre, me interesé por tu presencia,
puro contraste entre la agitación del resto de personas que se movían de forma
frenética con un destino incierto. Me resultaba tan atractiva tu serenidad, que
no podía apartar la vista de tu figura.
Me pareciste concentrada en un pensamiento
intangible, desamparada ante el ajetreo cotidiano. Pareciera en aquel momento
que ambos hubiéramos sido invisibles para el resto de mortales. Congelados en
ese instante por las agujas detenidas del reloj de la estación.
La verdad, es que mis ojos solo los
tenía puestos en ti cuando me sorprendiste con los tuyos.
Te vi preciosa, envuelta en esa
aparente fragilidad que te adornaba mientras leías un libro, acariciando unos
renglones con la mano. Me pareció vislumbrar una emoción en forma de lágrima
resbalando por tu mejilla, me hubiera gustado en ese momento estrecharte en un
abrazo, para protegerte de esa tristeza que presentí te invadía.
¿Qué es lo que la provocaba?
Hubiera querido compartir contigo el
dolor que te embargaba, tus recuerdos, tus heridas. Pero temí acercarme y
asustarte con mi presencia inesperada.
Un extraño que se aproxima de pronto e
invade nuestro espacio, no es bienvenido y origina un rechazo instintivo.
Si hubiéramos coincidido en otro lugar
con más calma, con más tiempo; te hubiera explicado la atracción inusitada que
ejerciste en mi solitaria existencia y de seguro, te confieso, no hubiera sido capaz de
encontrar ninguna excusa en mi existencia por la cual abandonarte. Seguramente
hubiéramos compartido nuestras historias, nuestras horas, toda una vida.
Me conformé con esa luminosa sonrisa que me dedicaste, poco antes de partir…
Me conformé con esa luminosa sonrisa que me dedicaste, poco antes de partir…
Amanda acaricia esos renglones que la
hacen llorar de pura emoción cada vez que llega a ellos. Ha vuelto a leerlos, como tantas otras veces. Como ahora mismo, mientras espera el tren que la llevará lejos de
su casa. Se puede decir que después de acabar la carrera se ha convertido en
emigrante. Alguien que tendrá que buscarse la vida a muchos kilómetros de donde
se presupone debería haber encontrado trabajo y la felicidad junto a los suyos.
Ha tenido que tomar decisiones y abandonar
muchas cosas, pero ese libro que sujeta en las manos no es una de ellas. Es su
mejor posesión. Un libro que encuadernó su padre con las memorias que dejó
escritas el abuelo, al que apenas conoció, pues murió siendo una niña.
Siempre le pareció que ciertos pasajes
habían sido escritos solo para ella, y eso la acercaba a su figura, le mostraba
su personalidad y le perfilaba su carácter. Se sentía animada por él en esta su propia aventura, que les ponía a ambos en una misma situación.
Es curioso, cuando mira hacia uno de
los lados, sorprende a un anciano que sentado en uno de los bancos del andén la
dedica una mirada cariñosa cuajada de curiosidad, pero a la vez pintada de cierta timidez, como si le hubiera sorprendido en falta y no quisiera asustarla. Le sonríe antes de
levantarse para dirigirse a su vagón.
Ya en su asiento vuelve a abrir el
libro por la página en la que había dejado la lectura.
Tuve que dejar atrás todo aquello con
lo que me identificaba: A mis padres y hermanos. Mi tierra y sus campos. Mi
casa, el entorno conocido del pueblo que me había visto nacer. Pero el hambre y
la necesidad de forjar un futuro me hicieron partir allá donde presuponía encontraría un poco de esperanza.
Pasaron muchos años de exigencias y
sacrificios. De renuncias y pérdidas y por fin, pude volver para reencontrarme
con todo aquello que tuve que abandonar.
Nada de aquello que dejé era lo mismo. Algunas cosas seguían allí de forma aparente, pero sin esencia, sin esa pátina de serenidad,
sin ese aparente espíritu de resignación y esa amorosa aceptación ante lo
ineludible. Es como si todo lo hubieran remozado con una capa de pintura que lo
hiciera brillar de manera artificial.
Tuve que rehacerlo casi todo de nuevo,
crear una nueva familia en otro lugar, buscar ilusiones nuevas y motivos para
tenerlas.
Ahora que va llegando el momento de la
despedida definitiva, lloro como un niño al que le robaron lo mejor de la
infancia pues sé que este otro tren, es el último que cogeré, sin retorno ni vuelta
atrás.
Me hubiera gustado conocerte mejor, muchacha del andén, aunque quién sabe si nuestros destinos caprichosos no nos vuelven a hacer coincidir en algún tren, de esos a los que todos subimos
y bajamos de continuo.
Estoy seguro que sabría reconocerte entre todos y
entonces a lo mejor, sería capaz de acercarme a ti para contarte alguno de mis recuerdos…”
Amanda vuelve a cerrar el libro mientras
el tren se pone en movimiento y su llanto se desborda.
El anciano continúa sentado y la ve alejarse desde el otro lado de la ventanilla, mientras pone una mano sobre su boca soplando un beso al aire dirigido solo a ella.
El anciano continúa sentado y la ve alejarse desde el otro lado de la ventanilla, mientras pone una mano sobre su boca soplando un beso al aire dirigido solo a ella.
Derechos de autor: Francisco Moroz
¡Dios mío! A falta de andén, tu relato a tres voces me ha convertido en la chica de tu historia, y me tienes llorando emocionada al leer una historia tremendamente emotiva y preciosa. ¡Formidable!
ResponderEliminarUn abrazo.
P.D: revisa la penúltima sección del texto hay un par de pequeños fallos. Los marco en mayúsculas para que los identifiques mejor: "(...) pues sÉ que este otro tren es el último que cogeré (...)"; "(...) destinos caprichosos no nos vuelveN a hacer coincidir (...)".
Buenas noches Rebeca. Se tú mi muchacha del tren por ser la primera en comentar.
EliminarAgradezco tu atenta lectura y acertadas correcciones, uno no es infalible y necesita lectores tan sinceros como tú.
Un abrazo y vuelve siempre que quieras, para mi será un placer.
Precioso relato, Francisco. Muy dulce y algo dolorido. Mucha suerte en el Tintero.
ResponderEliminarGracias Marta por tu deseo que es mutuo.
EliminarYa tenía ganas de empezar de nuevo en el tintero con todos vosotros.
Un abrazo, ya te comentaré tu relato una vez que lo lea con detenimiento.
Un bello relato que destila romanticismo y melancolía. Dos vidas que tienen mucho en común, excepto la edad que las distancia. Dos almas posiblemente gemelas destinadas a compartir experiencias en épocas demasiado separadas como para vivirlas en común.
ResponderEliminarTe deseo suerte en el tintero dorado.
Un abrazo.
Un relato con algo de fantástica realidad, de esas causalidades que se dan cuando se conjuntan sentimientos, recuerdos y literatura.
EliminarUn abrazo y gracias por pasar como siempre por este lugar compartido.
Qué relato más inquietante. Se mezclan los tiempos, el abuelo muerto con la nieta a la que le escribe... No sé, pero me da igual, es muy hermoso y da para mucha reflexión e imaginación.
ResponderEliminarPor algún comentario veo que lo presentas al Tintero. Mucha suerte.
Un beso.
Es un relato que trasciende a la comprensión fácil. Se trata de un juego de tiempos como bien dices pero con una explicación sencilla que como trapantojo nos confunde. El secreto está en leer con la mente esponjada sin criterios prefijados.
EliminarY lo primero que se te venga a la mente es lo que puede ser, pues para ti será lo auténtico. El autor tiene su propia versión de la historia.
Un beso.
Un buen relato en el que nada es lo que parecía. Sólo con una segunda lectura se llega a comprender la realidad de la situación, y es entonces cuando lo bueno se convierte en magistral, disfrutando de una realidad mil veces vivida a lo largo de la humanidad.
ResponderEliminarMuy buen trabajo, Francisco. Suerte en el Tintero.
Hermosas palabras las que dedicas al relato. Más de una lectura es conveniente, a lo mejor porque de primeras no acaban de encajar unas piezas que se han puesto ahí no para confundir ni despistar, sino para hacer comprender al que lo lee, que la realidad nos viene muchas veces envuelta de milagro con el nombre de casualidad (Causalidad)
EliminarGracias Bruno por tu atenta lectura y posterior comentario.
Un fuerte abrazo, compañero.
Hola, Francisco.Un relato armonioso y original, muy bien escrito. Magistral el manejo de la conjunción emptiva entre los personajes.
ResponderEliminarBuenos días querida Beba.
EliminarQuedo agradecido por tus palabras, si he sido capaz de transmitir lo que comentas, ya he conseguido un buen logro. Seguiré aprendiendo junto a vosotros.
Un abrazo, compañera.
He seguido su sitio, estoy esperando mi sitio. Te lo agradecería si siguieras.
ResponderEliminarwww.insanadavet.blogspot.com
No se trata de seguir si me sigues. Es más bien quedarte si verdaderamente te gusta. Yo me pasé por tu espacio, pero no entiendo tu lengua, con lo cual será imposible disfrutar de lo que escribes. Lo siento.
EliminarUn saludo.
Texto poético y lleno de melancolía que se trasmite muy bien y que hace empatizar con los personajes.
ResponderEliminarSuerte en el Tintero.
Un beso.
Gracias Paloma. Cada uno de los dos personajes aporta un poquito a la historia, aunque hay un tercero que forma parte del libro.
EliminarBesos
Me encanta volver a leerte, Francisco, así como también la imagen que has elegido. Transmite mucha serenidad.
ResponderEliminar¡Que tengas suerte en el concurso!
Besos
Espero que puedas seguir haciéndolo amiga, será señal de que ambos estamos por aquí.
EliminarLas imágenes son a veces las que nos llenan la mente y el corazón de historias para escribir, en esta caso fue al revés. la historia fue anterior a la fotografía.
mil besos.
Gracias, Francisco, por participar con este relato en EL TINTERO DE ORO. Un fuerte abrazo y suerte!!
ResponderEliminarYa sabes David que a parte de privilegio por poder compartir plataforma con buenos compañeros, también es un verdadero placer hacerlo bajo tu organización.
EliminarUn abrazo.
Me gusta. Muy bien escrito. Tendrá puntuación sin duda. Gracias
ResponderEliminarAgradezco tu apreciación para con mi historia. Y esa promesa de puntuación también será bienvenida. Aunque lo que importa es vuestra lectura e impresiones positivas.
EliminarEso me anima.
Un abrazo Luigi.
Puede tener varias interpretaciones sobre el tiempo en el que transcurre o la relación entre los dos protagonistas y todas me parecen válidas e interesantes. Además está impecablemente escrito.
ResponderEliminarUn gran saludo y toda la suerte para El Tintero.
Efectivamente has captado lo de las varias interpretaciones. He jugado con tiempos y personajes para crear dudas sobre de quienes se tratan en realidad. Ya que ¿el viejo del andén en realidad podría ser el abuelo de la chica?¿La historia coincidente entre el viaje de la muchacha y la de su abuelo es solo eso? Casualidad, causalidad, viajes en el tiempo...
EliminarLo bonito de las letras es que se puede jugar con ellas y eso de crear algunas interrogantes en la mente del que lee las historias es algo muy agradable para un servidor.
Te quedo muy agradecido por todas las apreciaciones de tu comentario.
Un beso.
Un relato poéticamente hermoso. Podrían ser almas gemelas que no están destinadas a estar juntas en ese tiempo. Que lindo escribes, Paco. Suerte en el tintero!
ResponderEliminarSaludo
Yessy que amable. Tambíen captaste con lo de "almas gemelas" mucha parte del sentido del relato. He dejado algunas puertas abiertas para la interpretación de la historia, todas pueden ser factibles en la imaginación del que las lea.
EliminarMe agrada tu presencia.
Besos.
Una preciosidad de relato. La chica del tren... Como una partitura de varias voces. ¡Cuánta nostalgia! Te felicito, Francisco.
ResponderEliminarSolo el detalle del laismo de la frase: "...la dedica un mirada"
Un abrazo
Gracias por pasar y leer la historia y por supuesto dejar tu comentario.
EliminarCreo que en este caso el artículo femenino no puede ser considerado laísmo porque la mirada esta dirigida solo as ella que es mujer. En todo caso consultaré para no pasarme de listo.
Un abrazo también de mi parte.
Es precioso, lleno de tanto sentimiento. Me ha gustado no, lo siguiente, me ha encantado.
ResponderEliminarMerece la pena tomarse un relax en los estudios para leer algo tan bonito, gracias.
Un abrazo y suerte.
Tú que eres sensibilidad en estado puro querida Teresa.
EliminarDesde luego que tus palabras me halagan y no se si eso estará bien del todo. Mi Ego dice que por qué no. Je,je.
Eres un encanto y te aprecio.
Un beso, amiga.
¿Qué hubiera ocurrido si el destino hubiera juntado a los dos personajes en un mismo tiempo? pero ha querido que cuando ella comienza a caminar, él esté a punto de dejar de hacerlo. Un relato bello y cargado de poesía. Muchas suerte en el Tintero, Francisco!
ResponderEliminarEse deseo es de agradecer como todos los que son buenos.
EliminarEfectivamente esa es otra de las preguntas que cabe hacerse en este caso. Dos personajes en un mismo tiempo presente, pero con otros dos en un coincidente tiempo pasado. Uno de ellos trasmitiendo una historia también coincidente pero en distintos tiempos. Un poco galimatías, pero con sentidos todos ellos.
También te deseo la misma suerte apreciado compañero Jorge.
Precioso y romántico relato. Muy armonioso y muy bien escrito a pesar de algunas correcciones que siempre se escapan, pero siempre hay alguien que se fija. ¡Suerte en el tintero! un relato de 10. Un abrazo.
ResponderEliminarSi no hubiera correcciones estaríamos hablando de la perfección absoluta, y si no hay belleza perfecta tampoco hay escritores perfectos y eso da cierto morbo a la hora de escribir para adivinar donde saltará la liebre, o en este caso hablaríamos de gazapo.
EliminarUn abrazo Mamen. te quedo agradecido.
Un gran relato, tocayo, creo que de los mejores, si no el mejor, de los que te he leído. Has construido una historia compleja, cargada de emotividad y sentimientos encontrados, narrada desde distintos puntos de vista, ejercicio de destreza literaria que no resulta nada sencillo. Una historia a medio camino entre la esperanza y la amargura, de lo que pudo haber sido y no fue, una inspirada nueva versión del clásico "perder el último tren..."
ResponderEliminarUn abrazo, Francisco, y mucha Suerte en El Tintero.
Me he quedado abrumado si me permites esa expresión que me parece un tanto finolis.
EliminarNo es difícil superar las expectativas de mejora, cuando el que escribe es un aprendiz con todas las letras. Pretendo solo mejorar con cada historia y atrapar al que me lee de una manera o de otra.
En fin, tu comentario me da alas para seguir volando con la imaginación y golpeando el teclado con fruición (Otra palabreja curiosa)
Un abrazo agradecido, compañero de tintero.
A veces ocurre que nos cruzamos en la vida con alguien con quien ni siquiera hablamos pero algo hay que no olvidamos. Quién sabe lo que encierra nuestra mente o quién sabe si vidas pasadas para que esto ocurra. No conocía tu blog, me ha encantado. Volveré si me lo permites.
ResponderEliminarPues tú has propiciado un encuentro sin saberlo. Has venido, has comentado lindo, y te has quedado. Por ello te he descubierto yo también y te visitaré allá donde habitas entre tus letras.
EliminarSe bienvenida y vuelve cuando desees. Te espero con un abrazo Manuela.
Me ha gustado.
ResponderEliminarLa pescadilla que se muerde la cola...
Suerte y saludos
El ciclo sin fin de la vida. Un viaje, saludos, despedidas, pasajeros que entran en nuestras existencias. Unos se quedan y nos acompañan durante un corto o largo trayecto. Otros se apean en alguna de las estaciones y cuando nos toca a nosotros lo hacemos igualmente, no sin antes rememorar nuestro propio viaje con ansias de poder repetirlo... Pero eso.
EliminarAbrazo Paola.
Hola, Francisco. Qué buen relato nos dejas, como un bucle en el espacio-tiempo encerrando lo que pudiera ser una historia que se repite o una mágica casualidad. Original, sensible y muy bien narrado, nos deja con el corazón encogido. Sólo me pareció que en vez "esa patina de serenidad" quisiste decir "pátina".
ResponderEliminarTe felicito.
Un abrazo y suerte para este hermoso relato.
Buenas tardes mujer con ojos de gata.
EliminarTus palabras son una serie de piropos que recojo con sonrojo pero a la vez con deleite. Somos engreídos los escritores pensando que podemos emular a los maestros, y cuando recibimos alguna lisonja como las que me dejas, nos precipitamos a atesorarlas con ansia.
Y tu apreciación (corrección) muy acertada, y corregida queda. Un placer compartir comunidad contigo.
Besos y ronroneos ( Joé que cursi estoy hoy)
Hola Francisco, un bello relato, narrado como es tu costumbre con una prosa muy cuidada que transmite la nostalgia de la historia que está leyendo la muchacha. El andén del tren es un lugar donde se quedan atrapados los recuerdos. Preciosa la descripción de la escena en el final. Felicidades. Un abrazo.
ResponderEliminarHola compañera.
EliminarIntento, y solo intento trasmitir emociones, pues somos seres emotivos menos cuando nos ponemos burros y cabezones.
Tú si que has dejado una bella descripción del relato.
Gracias como siempre por visitarme.
Un abrazo o dos.
Un relatos en varios tiempos magnífico, un abuelo, una nieta que repite sus pasos. Mucha suerte en el Tintero, Francisco. Un saludos.
ResponderEliminarTe doy las gracias Beitavg.
EliminarUn abuelo que deja un legado en forma de recuerdos escritos, una nieta que los lee. El anciano del andén, La muchacha que recuerda el abuelo en sus memorias... Tiene tela marinera el lío en el que os he metido ¿no?
Un abrazo y gracias por tu deseo.
Hola Francisco, de nuevo nos "vemos" por Tintero.
ResponderEliminarHas escrito unas historias evocadoras y solapadas, en la que las trayectorias de varias personas se mezclan, no en el tiempo, pero sí en los sentimientos..., me gusta llamarlos "sentires" aunque no sea correcto el vocablo.
Los trenes son propicios para contar encuentros y desencuentros, (sobre todo los de antes, pues historias en el AVE son menos románticas).
Estos tres "tempos" han conformado una bonita historia.
Saludos Francisco, nos vemos en la gala.
Si señora, de nuevo por aquí, juntos que no revueltos y compartiendo letras hechas historias.
EliminarTambién has dejado un comentario acertado conclusión de tu lectura. "Sentires" o "sentimientos" que más da, viene a significar aquellas emociones profundas que se pegan a nuestras entrañas haciéndonos vibrar de tal forma, que desbordan lágrimas unas veces y evocamos con una sonrisa.
En el AVE se dan historias pero todas a "Tempos" demasiado rápidos y poco entrañables. "Sentires" efímeros.
Abrazo y en la gala nos vemos Tara.
Hola, Francisco. Dejas para nuestro disfrute un texto tan complejo como entrañable. Complejo por las diferentes interpretaciones que admite tras cada lectura. Entrañable por lo emotivo de la historia de sus (¿dos?, ¿tres?) personajes... ¡Ay!, esos andenes, esos trenes, esa nostalgia...
ResponderEliminarQue sepas que me ha gustado mucho.
Te deseo mucha suerte en "El Tintero...".
Un abrazo.
Pues me alegro de verdad si esta pequeña historia te hizo disfrutar. Algo compleja como me comentáis algunos y efectivamente con más de una interpretación posible. Eso no hace más que acrecentar el misterio latente como criptograma.
EliminarGracias por tus apreciaciones positivas y el deseo de buena suerte.
Te mando un abrazo Patxi.
Hola Franciso, nos ofreces un relato un poco complejo envuelto en diferentes espacios, cargado de poesía donde se mezclan los tiempos y la esencia de los personajes cada uno en su mundo.
ResponderEliminarMuy bien enlazados los tiempos narrativos.
Suerte en el concurso.
Un abrazo
Puri
Muy agradecido por tus apreciaciones tan positivas Puri.
EliminarA veces me pasa que cuando me pongo a escribir los personajes me dictan las pautas a seguir y no tengo más remedio que dejarme llevar. Al menos es lo que me parece, que ciertas historias salen solas.
Gracias por tus deseos.
Querido muchacho ;)... felicitaciones por tu estupendo puesto en nuestro Tintero. Nos leemos pronto. Un abrazo Francisco.
ResponderEliminarMuchas gracias compañera, es la primeras vez que consigo entrar dentro de los clasificados.
EliminarUn abrazo.
Felicidades Francisco por tu séptimo puesto en el tintero, gran trabajo. Un abrazo!
ResponderEliminarTe quedo muy agradecido por la felicitación, me hace mucha ilusión haberme clasificado aún por debajo de los mejores.
EliminarUn abrazo.