Le
confesé a mi padre lo que había hecho pero ni se percató de mi presencia, y como con estudiada indiferencia siguió a lo suyo.
Recurrí
a mi madre y le conté los pormenores del asunto y fue como si no me hubiera oído, visto, ni sentido. Y eso no es algo normal en ella, siempre tan atenta a todo.
Para qué decir de mis dos hermanos, directamente pasaron delante de mí, como si no estuviera cerca de ellos, casi rozando sus cuerpos.
Con
lo cual consideré que el experimento había sido todo un éxito. Lo malo, es que ahora mismo no sé cómo revertir el proceso de invisibilidad.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Hola Francisco, que se lo pregunten a Alicia, ella no lo tiene aún muy claro lo de se invisible (ya te darás cuenta de lo que te digo cuando leas mi historia) yo creo que tu personaje va más allá de ser un niño, es un prodigio. Creo que más de uno y de una nos hubiera gustado encontrar la fórmula, yo llegaba solo a esconderme y así ya creía que me disolvía en los trillones de átomos de la que estoy compuesta. Un micro de los tuyos con un final que te sorprende. Un abrazo y buen día.
ResponderEliminarEn breve empezaré a leer vuestras historias y sabré a que te refieres Emerencia.
EliminarCreo que el don de la invisibilidad es un deseo que muchos pediríamos si nos lo ofrecieran, pero bien pensado es un cuchillo de doble filo. Que se lo digan a los que vienen en pateras y a los que duermen en las calles ¿No son invisibles a su manera.
Por eso este chaval no sabía lo que arriesgaba.
Un abrazo, compañera.
Está claro que el experimento le ha salido de maravilla, pero debería haber estudiado antes la vuelta atrás. Pobre. Invisible para toda la vida.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un beso.
Es lo malo de la juventud, que no para mientes ni razona sobre las consecuencias de muchas de sus locas decisiones. Es lo que tiene el impulso y el arrebato, que son in meditados.
EliminarBesos.
Cuántas veces somos invisibles en la vida.
ResponderEliminarMe encantó tu micro con un final sorprendente.
Besos.
Basta con que alguien nos ignore o nos haga de menos para serlo. Y es muy desalentadora la experiencia.
EliminarGracias María. Un Beso también para ti.
Pues desde luego tiene un gran problema. ¡A ver cómo sale de ésta! ¡Buen relato!
ResponderEliminarFeliz tarde
Me figuro Rita, que tendrá que seguir experimentando con matraces y probetas para dar con el remedio que ponga fin a su invisibilidad. Lo malo sería que no hubiese efecto reversible.
EliminarUn abrazo, buena tarde de jueves.
Está claro que en ese experimento no estaba bien planteada la hipótesis inicial, pero es tan complicado diseñar un buen estudio experimental...
ResponderEliminarBesos.
La teoría no es del agrado de muchos jóvenes aprendices, prefieren pasar a la fase práctica directamente y por eso pasa lo que pasa. Como muestra este botón.
EliminarUn beso.
Como decía Publio Terencio: «La sabiduría consiste no sólo en ver lo que tienes ante ti, sino en prever lo que va a venir».
ResponderEliminarPor ejemplo si no somos previsores de las graves consecuencias económicas a las que nos vamos a enfrentar con esta pésima gestión política, pues luego no es de recibo quejarse. ¡Ya lo estamos viendo, a qué esperamos!
Un abrazo.
Sabias palabras las de Publio Terencio. Muchos las interpretarían como que deberíamos ser visionarios del futuro, pero realmente se refiere más concretamente a la prevención, o sea a poner remedios antes de que acontezca el suceso.
EliminarTristemente el individuo y como conjunto de todos, la sociedad, ponemos en manos de otros la puesta en marcha de esas medidas que nos salvarían de las catástrofes. lo malo es que nunca acertamos con los expertos, o eso, o que no tienen excesivo celo en el cumplimiento de los criterios adecuados.
Coincido en que lo malo lo estamos pasando, lo peor está por venir.
Besos.
Es que experimentar es peligroso. Yo por eso digo que ante cualquier experimento (eso se lo decía mucho a mi hijo de pqueño y de adolescente) solo en los laboratorios.
ResponderEliminarUn abrazo y me ha gustado mucho.
Los experimentos en centros controlados. que inconscientes hemos sido todos aquellos que de pequeños jugábamos con el "Cheminova"
EliminarInocencia insensata.
Un abrazo Tere.
Este chico se recipitó un poco. Debió hacer el experimento usando un conejillo de indias que no fuera él, ja,ja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo hubiera utilizado al malote de mi clase, por ejemplo. Aunque las consecuencias de ello vete tu a saber cuales serían. nada es gratis en esta vida.
EliminarUn abrazo.
Sencillamente angustioso. No esperaba ese final.Un abrazo,
ResponderEliminarYa sabes de mis finales Zarzamora. Me persiguen.
EliminarOtro abrazo para ti.
Vaya, espero que consigas revertir el problema y puedas seguir por aquí por los siglos de los siglos jajaja, al menos no dijiste que habías muerto.
ResponderEliminarEres genial.
Un beso enorme.
Un escritor no tiene el don de la invisibilidad salvo cuando se trata de que vean su obra. Lo que si tiene es el de cambiar los finales de todas las historias que escribe. Pero, siempre hay que hacer cómplice de las locuras al lector y traspasarle parte de la responsabilidad a la hora de imaginar esos finales.
EliminarMil besos, o los que necesites.
Deja, deja Julio. Ya van sobrando muertos en estos tristes días como para añadir más al balance, aunque sean imaginados.
ResponderEliminarTe deseo salud.
un abrazo.
Jajaja pobrecito, espero que lo pueda revertir. Es como aquello de “el colmo”, el col o decque no te hagan caso es convertirte en invisible y que nadie se de cuenta.
ResponderEliminarAplauso a tu imaginación siempre curiosa y sorprendente.
Besos
Quiero figurarme que la inteligencia del chaval de para preparar el antídoto contra la invisibilidad, si no lo tiene crudo.
EliminarBesos junto con mi deseo de un bien fin de semana.