Tampoco hoy encontré trabajo. Por
más empeño que pongo en demostrar mi profesionalidad, no consigo convencer a
los jefes de personal de las diferentes empresas donde me presento.
Alegan que con ochenta y tres
años tengo un “curriculum notable” pero una “vitae” insuficiente.
&
Este oficio es de lo más
monótono. Sobre todo por la cantidad de horas muertas que pasan entre la
atención de un cliente y otro. A eso le sumamos la aparente indiferencia de
estos a pesar de la atención personalizada que reciben por mi parte. Menos mal
que lo compenso con muchos momentos
bucólicos contemplando los cipreses plantados al lado de la tapia. De otra manera
las jornadas se me harían eternas.
¿Por qué me hice sepulturero?
Mi padre me decía que no echara tierra
sobre mi futuro y mi madre me repetía de continuo: “Hagas lo que hagas se
pulcro”
&
El próximo favor se lo pido a
Santa Rita que a lo mejor es mucho más receptiva a la hora de concederlos.
Mi único deseo era más que
razonable señor juez, le explico. Encontrar un banco donde recibir el dinero justo por la labor
desempeñada. No está el mercado como para muchas alegrías, pero de algo
tendrían que valer todos los años de preparación y entrenamiento.
El caso es, que en ninguna de las
entidades en las que me presentaba tenían en cuenta mis argumentos. En todas rechazaron
mis propuestas. Quizá no fuera lo más razonable hacerlas a punta de pistola…
Bueno, lo dicho, que rechazo al abogado de oficio, prefiero a la
abogada de los imposibles para que con un poco de suerte me libre de toda pena.
&
– ¡Quiero un
trabajo! ¡Quiero un trabajo! ¡Quiero un trabajo!
– ¡Oiga! Que yo
solo soy un simple funcionario de la oficina del paro
–Perdone, no estaba
hablando con usted, me dirigía al genio de mi lámpara mágica.
Humor, variedad, sorpresa... Me ha gustado tu relato. Qué constancia la de ese hombre de 83 pidiendo trabajo, ¡bastante tiene con darlo él, que es lo que suele dar una persona de esa edad a los demás!
ResponderEliminarMe gusta el juego que haces con los dobles o triples sentdos de algunas palabras. Muy bien, Javier
Un abrazo
Siempre haciendo reír con tus pequeños relatos virtuosos. Y en estos días más que nunca es valiosísima esa risa, pues como se intuye en estos escritos, la situación del trabajo entre otras cosas de esta crisis maldita, ha echado de numerosos empleos a gente muy capaz y trabajadora. Solo nos queda la esperanza, la fe y la risa, la cual tú ya nos la proporcionas. Un gran abrazo amigo.
ResponderEliminarGenial Francisco. No sé cuál me ha gustado más y es que todos son originales, con mucho humor y están muy bien escritos. El primero con el curriculum notable y la vitae insuficiente es de lo más ingenioso. El del enterrador (ya lo creo que es pulcro) tiene unos juegos de palabras buenísimos. El del genio de la lámpara alucinante y el del ladrón de bancos pues muy apropiado porque tras el virus habrá gente que tendrá que acudir a eso, a la familia o a Caritas.
ResponderEliminarEnhorabuena por ponernos la sonrisa en la cara y la carcajada en el alma.
Un beso.
Ja, ja, ja Cuatro micros que nos sacan una sonrisa y también una reflexión. Y es que trabajos hay para todos los gustos y colores, casi tantos como justificaciones ante la autoridad por el delito cometido. ¡Brillantes!
ResponderEliminarUn abrazo!!
Hola David con el perdón de Francisco y las gracias por adelantado te escribo aquí. Has puesto algo que me resulta imposible comentarte . Pero se que pronto te vas y quería felicitarte . Un abrazo y mucha suerte---------------------------------------------------------------------------------------------------------
EliminarTu entrada especial. me hiciste sonreir por adelantado
me hiciste pensar en serio lo que ibas escribiendo
Te dejo un brindos con jugo de uvas negras es bueno para el alma de los que escriben
ResponderEliminarDe acuerdo a tu estilo entre lo irónico y la sátira, pasando por ingeniosos juegos de palabras como "se pulcro" en dos palabras y atribuido a un sepulturero, nos recreas la lectura de tal forma que es imposible no esbozar más de una sonrisa o dejarte un aplauso.
Un abrazo.
Que hay que trabajar es algo incuestionable, por desgracia. Tal como etá el patio, cada uno tiene que espabilarse a su manera. Pero de las tres opciones que muestras (sin contar la del genio de la lámpara), prefiero la de sepulturero, por tranquilo y seguro. Lo de ir con el CV bajo el brazo con ochenta años como que no, y atracar bancos, aunque se lo merezcan, como que tampoco, no es ni tranquilo ni seguro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta tu humor cuando escribes lo mismo que tus sentimientos brindemos por un mundo mejor y después no se....hasta pronto
ResponderEliminarQué buenos relatos, cortos, intensos y con una chispa de humor que siempre viene bien. Me encantó el del señor de 83 años jajaja. Sin perder los anhelos.
ResponderEliminarComo siempre para quitarse el sombrero.
Besos grandes en la distancia.