El bosque estaba ahí, esperando a que llegasen tiempos mejores. Desde
finales del Oligoceno, que es cuando se empezó formar como entidad definida.
Testigo de la extinción de especies de gigantes, de la transición del
Eoceno al Mioceno; ignorando el sentido de esas palabras, pero todo con tintes
de modernidad y aires de cambio, con alguna glaciación de por medio. Volcanes,
terremotos y meteoritos.
Sobrevivió a todo ello y ha llegado hasta aquí, el paleolítico
superior, con casi todos sus árboles; y ahora observa como un ser insignificante
frota un trozo de astilla contra otro, del cual sale un humillo que antecede a
una llamita naranja.
Quizá, sea esta, la señal que anuncia, el tiempo extraordinario con el que
sueña hace millones de años.
No sé por qué, pero me temo que se va a equivocar con la señal. Un saludo.
ResponderEliminarSeñales engañosas que como los horóscopos fallan el 99% de las veces.
EliminarAbrazo.
Nunca desistas de un sueño.
ResponderEliminarAunque sea un sueño loco y utópico.
EliminarAbrazo
El pobre bosque ignora lo que le espera al cabo de varios milenios. Mejor dejarlo ser feliz mientras pueda.
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo como tú dejarlo en ese sueño esperanzador de tiempos mejores; si no lo queman o talan antes.
EliminarUn abrazo,amigo.
Y esa llamita naranja iluminó la imaginación y dio paso a lo que hoy somos, con todo lo bueno y todo lo malo.
ResponderEliminarHermoso relato.
Un beso.
Aunque para el bosque sean malas noticias eso de la llamita; que será el principio de muchos desastres ecológicos. Y es que el hombre es solo aliado de la naturaleza mientras puede sacar beneficio de ella.
EliminarBeso grande.
Es un precioso relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Agradecido por tu apreciación.
EliminarBeso, Teresa.
Mientras el bosque esté ahí, como parece dices al principio de tu relato, este mundo tendrá un pase. Lo malo es observar cómo todos los años nos lo vamos cargando no, poco a poco, y sí, mucho a mucho.
ResponderEliminarUn abrazo, Javier
Eso he querido reflejar en este micro. El bosque estuvo ahí desde su creación esperando algo mejor que ese rutinario existir. Lo que no sabe es que a partir de la aparición del hombre, esa existencia pende de un hilo.
EliminarGracias, amigo. un abrazo.
Un bosque que en su soledad le faltaba una buena animación. Pero esa llama quizás lo destruya. Un abrazo.
ResponderEliminareso creo yo también Mamen. que mejor es el aburrimiento de la rutina que el sin-vivir que les espera. Aunque vete tú a saber; los hay muy locos.
EliminarUn abrazo.
Y llegó el hombre y el bosque desapareció.
ResponderEliminarImpresionante relato
Un abrazo, Francisco
también los hay conservacionistas, pero estos son los menos y tienen menos capacidad de actuación ante las amenazas a las que son sometidas nuestros bosques.
EliminarGracias por tu comentario.
Besos
El ser humano, sin duda el mayor depredador de la Naturaleza. Fantástico micro, Francisco. Un abrazo!
ResponderEliminarSubscribo tus palabras. Es talmente como dices.
EliminarUn abrazo David.
Pobre bosque...
ResponderEliminarExcelente relato.
Gracias por compartirlo.Abrazobuho fuerte.
Un placer compartirlo con personas que como tú, lo aprecian.
EliminarUn fuerte abrazo Búho.
Lo tiene claro, el Paleolíco a los bosques no le vino nada bien.
ResponderEliminarGenial.
Un beso.
Creo que el incendio es peor destino, teniendo en cuenta que ser convertido en libro no es el peor de los destinos. Un libro sirve, la ceniza solo en algunos casos como abono.
ResponderEliminarAbrazo.
Si solo fuera el paleolítico lo que no le sentó bien a la madre naturaleza... creo que es más bien lo que vino con ese periodo.
ResponderEliminarBesos, querida mía.