Estoy a punto de perder los papeles y de echarle las manos al
cuello, cuando por enésima vez el personaje me repite que él, es, en virtud de
un nombramiento legal, regulado por el derecho administrativo, dictado en el
artículo ocho del real decreto legislativo. Un funcionario vinculado a la
entidad pública, que desempeña ciertos servicios profesionales como el de
tramitación, información y facilitación a personas como yo. De los recursos que
el estado de la nación pone a disposición del peticionario. Que debidamente, de
forma adecuada, y por medio de los canales burocráticos que el gobierno actual pone al servicio de la ciudadanía, mediante la
gestión de herramientas, concesión de licencias, sellos, pólizas. Pago de gravámenes
e impuestos, y aporte de la documentación necesaria, poner en marcha los
proyectos que el usuario o contribuyente en cuestión, requiere.
Cuando hace la pausa obligada para respirar, y sin darle tiempo a
que continúe la perorata explicativa de lo que es, a lo que se dedica y para lo
que está en este mundo. Le digo lo más calmadamente que puedo, con claridad
meridiana, vocalizando en exceso para que no haya lugar a dudas de cuál es el
mensaje que le quiero transmitir en forma de pregunta y a modo de ultimátum. Mientras en ningún momento corto la línea visual que va de mis ojos a los
suyos, para que se centre en lo precario de su integridad física.
Al final me sacastes una sonrisa.
ResponderEliminar¡Qué buen texto! Desde luego hay que armarse de paciencia en este país cuando se quieren solucionar "papeles" Estupenda crítica
ResponderEliminarUn abrazo
Muy buen relato! Esa burocracia que no es más que la que marcan las propias normas. Buen giro final! Me ha gustado mucho. Tirar la basura se ha convertido en una tarea tan ardua como gestionar papeles en la Administración! Felicidades. Saludos.
ResponderEliminarGenial micro!!! No podias ser mas puntilloso en toda la catarata de palabras que utilizaste, para desembocar en un remate fenomenal! Te felicito! Un cordial saludo.
ResponderEliminarHola, Francisco. La retórica de un funcionario es argumento demoledor tras su ventanilla y quebradero de cabeza para los pobres que están al otro lado. Pero en casa, con la parienta, su palabreria solo es ensayo que, mentalmente y entre dientes, se repite en el ascensor bajando la bolsa de la basura. La ironía y el humor son mi debilidad en los micros así que sobra más palabreria que yo no llegué a funcionario 😁🥂👍🏼
ResponderEliminar¡Hola, Francisco! ¡Ay, la "burrocracia"! Un micro cuyo final te saca una carcajada, sin duda que las normas y procedimientos suelen ser meras excusas o justificaciones para no hacer absolutamente nada. Lo bueno es que esa mujer sabe muy bien de qué pie cojea su marido y que ahí manda ella. Muy divertido! Un abrazo.
ResponderEliminarUn relato muy divertido y que es toda una parodia del lenguaje burocrático. Y con un final sorpresivo como ya nos tienes acostumbrados.
ResponderEliminarUn beso.
Hola, Francisco. Un relato muy divertido el que mis traes. Yo también he tenido una semana de burocracia que me ha encanecido algo más el pelo. La suerte es que no tengo al "enemigo" en casa, je , je, je.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jeje, qué buen giro ese final. Muy buen micro, Francisco. Muy divertido.
ResponderEliminarHola, Francisco. Un micro muy divertido y que logra que nos riamos con la certera frase del final. Un saludo.
ResponderEliminarHay funcinarios que se andan por las ramas o por los cerros de Úbeda para no hacer lo que se les solicita. El caso es no pegar golpe. En este caso incluso se lleva las excusas a casa. Será deformacion profesional.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jajjajajaja!!!!!! Genial, Francisco. Y no me lo tomo a mal aunque sea funcionaria ¿eh?
ResponderEliminarSeguro que eres o fuiste forofo de las viñetas de Forges con respecto a la Ad-mi-nis-tra-ción
El final no me lo esperaba, creí que era un sufrido y paciente ciudadano. Aunque te digo qu eno hay mejor marido que un funcionario. Cuando llega a casa no está cansado, y además, ya viene con el periódico leído.
Muy bueno
Has reflejado muy bien el lenguaje funcionarial. Yo le tengo pavor a los documentos administrativos, cada vez que me enfrento a uno me quedo con la sensación de que soy medio tonta y no me entero de nada o de que aquello lo ha escrito Felipe II o algún coetáneo suyo.
ResponderEliminarGenial relato.
Un beso.
Hola Francisco, buen giro final a toda esta perorata burocrática, que creo a todos nos es muy familiar sin importar el país, porque parece ser una condición necesaria en las Instituciones del Estado, principalmente, resaltar la importancia del retraso con el papeleo y la impotencia del solicitante, ja, ja.
ResponderEliminarMuy bueno el micro, me hiciste recordar un chiste de un funcionario que visita una finca y le enseña su carnet de funcionario al campesino y le lee una caterva de títulos y demás entuertos burocráticos..., al final es perseguido por una vaca en dicha finca y el campesino le vocifera, "Enséñele el carnet, el carnet", ja, ja.
Gratos días para ti, y me alegro que hayas participado, como te dije en mi blog, te extrañaba en estos predios tinteros, un abrazo.
Hola, Francisco, muy divertido el giro final, tronchante. Y muy bien representada la figura del funcionario burócrata. Buen micro, me ha gustado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, un micro que nos saca una gran sonrisa, lo cual se agradece mucho. Me ha gustado. Saludos.
ResponderEliminarComo separar aquello que uno es de aquello en lo que uno trabaja, mantener el papel de la oficina en el cuarto de pareja debe ser una cosa completamente para llenar guiones de peliculas de humoradas. Ja ja me ha sacado unos carcajadones la ultima frase
ResponderEliminarEnfrentarse a la burocracia y los papeleos es de traca y la frase. Al final nos deja el punto que nos tienes acostumbrados. Un abrazo.
ResponderEliminarrealmente
ResponderEliminarUn placer
leerte
Eso si que es llevarse el trabajo a casa, si es que, las escusas, son inagotables, jajaja.
ResponderEliminarMuy bueno, Francisco.
Un abrazo!
Una buena sonrisa la que he soltado leyéndote, sobre todo el final. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Muy bueno, Francisco! Se agradece la sonrisa que tu micro deja al final del relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Ja, ja, ja! Entre la pesada burocracia y ese final no he podido menos de reír. Muy buen realato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Desde luego podría decirse que hay gente que se lleva el trabajo a casa ja, ja, ja. Hay una peli muy divertida de animación llamada Zootropolis con una de las mejores secuencias de la historia a cuanta del trabajo de los funcionarios. Felicitaciones por tu divertido relato.
ResponderEliminarUna abrazo, Francisco.
Hola Francisco, se esperaba de todo menos ese desenlace. Sí, mucha paciencia había que pedir. Demasiado bueno. ¡Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarUn relato que invita a sonreir el mundo del funcionario es toda una odisea.
ResponderEliminarEl título de la peli es muy acertado
Un abrazo
Puri
Hola, Francisco. A algunos se les va la olla con facilidad como en una prolongación de sus funciones burocráticas o, simplemente, le echan mucho morro para no pegar ni golpe. En estos casos lo mejor es dejarse llevar por los instintos y apretar un poco el cuello. Divertida comedia. Un abrazo.
ResponderEliminarA todos y cada uno de los que comentasteis la entrada, mi agradecimiento personal.
ResponderEliminarMi falta de tiempo que últimamente empleo en tareas más perentorias y prioritarias, me impide contestaros a todos tal como merecéis. espero sepáis disculpar.
Abrazos para todos.
¡Hola, Francisco! Retratas uno de los motivos que más demandas suscitan. Y ya no hablemos si los contenedores no están en la propia calle, ja, ja. Me ha gustado. Un saludo desde la Buhardilla de Tristán.
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