Entrar inesperadamente en tu mente,
y descubrir que piensas en mi.
¿Que mejor sueño y regalo he pretendido
y forma de ser feliz habré soñado?
Nunca ambicioné ser importante,
solo ante tus ojos superarme con esfuerzo.
Solo en amarte intenté ser más perfecto,
duplique mi pasión cual Prometeo, jugué con fuego.
Gasté mis fuerzas en amarte,
me consumí en tus llamas sin saberlo.
Y sin querer me volví audaz explorador de tus caprichos,
transigiendo en tus labios cual pueril Efebo.
Y después de todo me olvidaste en el instante,
en que viste complacidos tus anhelos.
que triste situación la que creaste,
despeñando a este insensato en el infierno.
Y me siento: atolondrado como niño,
derrotado por caprichos de tu ego.
Pero no haré culpable al amor del cataclismo
pues solo yo soy el culpable de ser tu reo.
Sediento de tu presencia recordada,
hambriento de tu cuerpo en el deseo.
Sumido en tinieblas sin la luz de tus ojos,
encerrado en el recuerdo de tu esencia.
Peno por ti. Tirana reina.
En cárcel de amor me tienes preso.
pues solo yo soy el culpable de ser tu reo.
Sediento de tu presencia recordada,
hambriento de tu cuerpo en el deseo.
Sumido en tinieblas sin la luz de tus ojos,
encerrado en el recuerdo de tu esencia.
Peno por ti. Tirana reina.
En cárcel de amor me tienes preso.
Derechos de autor: Francisco Moroz: