lunes, 8 de febrero de 2016

Cometas en el cielo





Cometas en el cielo





De: Khaled Hosseini







" He descubierto que lo que dicen del pasado , que es posible enterrarlo, no es cierto. Porque el pasado se abre paso a zarpazos."



Al pasar la última página de las 384 que tiene este libro me quedé con esa sensación de angustia por algo que se terminó, como si te encontrases involucrado en una despedida de alguien muy querido con el que has compartido deliciosos momentos inolvidables; intercambiando confidencias, contando de vuestras ilusiones, preocupaciones y sucesos.

Un buen amigo se despide cuando cierras la tapa posterior del libro, y es difícil que hayamos sido capaces en el tiempo que estuvimos leyendo, de retener esa furtiva lágrima a la que se refrió "Carusso".

La historia, es de esas que te dejan huella en el corazón, de las que te duelen en su propia esencia argumental, que por otro lado es de una sencillez narrativa que pasma; te deja indefenso, y te hace caer rendido ante el escritor que trazó tan sensibles emociones en tinta.

Como me suele ocurrir, siempre conozco a un autor por su última obra, y a este en concreto por no ser una excepción con su: -Y las montañas hablaron-  referenciada en el blog hace casi un año. 
Me quedé entonces prendado de su manera casi poética de relatar, en la forma de expresar una cotidianidad vivencial de unos seres humanos como nosotros, con distinta religión, costumbres e idiosincrasia; pero con los mismos pesares y sufrimientos, ilusiones y esperanzas .
Soportando ellos más padecimientos en unos pocos años, de los que nosotros  soportaremos en toda una vida.

"Khaled Hosseini" me atrapó  para su causa con ese título, y hoy vuelvo a él con este otro, pero esta vez desde el principio, con su primera obra, una, que valora la amistad desde las diferencias de casta y de condición; una, en la que se nos demuestra de forma sentida como alguien es capaz de soportar la traición y el abandono, y hasta el olvido. Sólo por pura y fiel amistad.

Historia que nos contará también, el padecimiento de un pueblo arraigado en lo más sagrado de sus tradiciones culturales y sus costumbres, pero respetuoso, hospitalario y sensible a pesar de su precariedad económica, social y cultural.

Si, "Hosseini" vuelve a contarnos de Afganistán, de sus cambios de gobierno como trasfondo traumático para la nación. De una monarquía, al comunismo exacerbado, y tras la expulsión de los soviéticos su paso por las consabidas luchas 
tribales, hasta el asentamiento de los violentos y extremistas talibanes, radicales capadores de toda libertad de expresión.

Pero este será tan sólo el escenario de otra historia cuajada de esperanza y de redención. De fidelidad, de sacrificio y de bondad.
Todo narrado en primera persona desde el punto de vista de "Amir", un niño pastún sunnita al que no le falta de nada, pues su "Baba" es un exitoso comerciante de alfombras. 
Este, contará sus correrías junto a su mejor amigo llamado "Hassan" el hijo del sirviente de su padre, un hazara chiíta. A pesar de sus diferencias de casta, son niños inocentes por encima de todo perjuicio y disfrutan de la vida compartiendo experiencias, lecturas, conversaciones y juegos.  Y sobre todo de algo que les une enormemente: ser los mejores voladores de cometas de todo Kabul.

Toda la armonía se rompe el 17 de julio de 1973, cuando, tras un golpe de estado, los soviets entran en el país y lo subyugan. Eso y un suceso que convierte, el que pudo ser el mejor día en la vida de ambos niños, en el contrapunto de una amistad que parecía inquebrantable.  Los celos, la envidia y el miedo, jugarán un importante papel en la consecución de este drama.




"Amir" empezará relatándonos los recuerdos de su pasada vida en Afganistan junto con "Hassan" y su padre "Alí" y "Rahim Kan", figura esencial este último en el desarrollo de la historia, pues es una llamada telefónica suya, la que pone en marcha el mecanismo de la memoria del protagonista.

Con una sola frase dicha por él ex-socio  de su "Baba", se trazará el destino del personaje principal y la trama argumental de toda una historia, donde la amistad será ensalzada; pero donde las antiguas traiciones, deslealtades, miedos, burlas y desprecios tendrán que ser expiadas para borrar la culpa.

" Hay una forma de volver a ser bueno... una forma de cerrar el círculo"

25 capítulos que como ya dije, te robarán el aliento con su intenso argumento. De la misma manera que nos trasmitirá un cúmulo de sentimientos encontrados con respecto a los diversos personajes.
Todo ello, junto a momentos y paisajes inolvidables pintados con una prosa fluida cual danza de letras que nos mecen. Mientras leemos, degustamos y visualizamos lo descrito, de igual manera que las especias en un sabroso guiso.

"Las casas blancas de tejado plano de Wazir Akbar brillaban a la luz del sol. En los patios, las coladas colgadas en los tendederos bailaban como mariposas, animadas por la brisa del mar."

"Yo veía su sonrisa interior, ancha como los cielos de Kabul en las noches en que los álamos se estremecen y el sonido de los grillos inunda los jardines."

"Amparado por la oscuridad, recorrí con la mirada las líneas paralelas de plata que trazaba en la pared la luz de la luna que se filtraba por las persianas."

Pero el escritor no nos privará de escenas duras como la propia realidad de aquellos momentos de invasión y guerra. 
Nos describe los hechos ocurridos en un país que retrasó sus relojes hasta la edad más oscura. La de la muerte de todos los derechos y la de los propios ciudadanos a manos de la más violenta de las intolerancias fundamentalistas religiosas. 

Aún en estas vicisitudes " Khaled Hosseini" nos demostrará su buen hacer literario a la hora de contarnos con pocas palabras, pero muy bien elegidas, los horrores a los que fueron sometidos los Afganos.

"En Afganistan hay muchos niños pero poca infancia"

" En Kabul el agua caliente se había convertido, como los padres, en un bien escaso."

"Quiero alejarme de este lugar, de esta realidad, izarme como una nube y desaparecer flotando, fundirme con esta húmeda noche de verano y disolverme en algún lugar lejano, por encima de las montañas."

Como comprobareis me he explayado con las citas, y es que, cuando un libro tiene profundidad y enseñanzas en su interior, no hay manera mejor de comprobarlo que a través de ellas.

En esta historia todos los personajes encierran una gran personalidad, trazada con mayor o menor detalle y maestría; algunos se erigen como protagonistas de la trama, haciendo entradas en la historia narrada casi irrelevantes; pero todos ellos con una frase, un comentario, un pequeño dialogo que los convierte en fundamentales para el que sepa captar los mensajes esenciales.

"Los niños no son cuadernos para colorear. No los puedes pintar con tus colores favoritos"

"El robo es el peor pecado. El denominador común del resto de pecados.
Cuando matas a un hombre, le robas la vida. Le robas el marido a una esposa y el padre a unos hijos. Cuando mientes, le robas al otro el derecho a la verdad. cuando engañas robas el derecho a la equidad."

Extenderse en más apreciaciones con respecto al libro se hace del todo innecesario con lo cual, terminaré diciendo que no sólo disfrutareis de una lectura apasionante que os ayudará a reflexionar sobre muchos aspectos. También paladeareis la forma de sentir de los personajes, sus motivaciones no siempre nobles, a la hora de actuar. Inquietudes, ilusiones y dudas.

Gozaremos de una manera de relatar de la que son auténticos maestros los escritores orientales que hacen, que hasta la miseria humana parezca algo asumible y necesario para formarnos como auténticos seres en plenitud.

Novela que de la misma forma que el cuento o la parábola, nos dejará una enseñanza, una inquietud desbordante, que nos hará volver la vista atrás como al personaje, evaluando sobre si nosotros dejamos en su momento cosas por hacer o
hicimos las correctas.

Aunque como un buen amigo le diría a otro:


"¡Por ti lo haría mil veces más!"



viernes, 5 de febrero de 2016

Misión imposible




Subir de nuevo a la habitación para acostarme, va significar todo un desafío después de haber bajado a la cocina para ver que encuentro en la nevera.

No puedo evitar comer entre horas, y cuando llega la noche y no consigo dormir, me entra un hambre de mil demonios que no puedo refrenar.

Mi fuerza de voluntad no es suficiente. Por tanto, no tengo otra que ceder a mis impulsos y con un esfuerzo réprobo, bajar lentamente las escaleras para picar algo, y matar el gusanillo.

Tendré que poner una cama aquí abajo, mis ciento noventa y ocho kilos empiezan a resultar un problema.


Derechos de autor: Francisco Moroz

miércoles, 3 de febrero de 2016

Papi


Este relato escrito a dos manos por Julia Cambil y un servidor, participa en la convocatoria que promueve el Círculo de escritores con la temática: Relatos a dúo. Padres e hijos.

Esperamos que sea de vuestro agrado.




Julia Cambil

Aún no he terminado de recoger tus cosas. Tía Mónica me lo recuerda constantemente estos días y me apremia a hacerlo, pero me da miedo. Aunque sepa que ya no estás, aunque sepa que no vas a volver. Lo cierto es que algunas me recuerdan tanto a ti, eran tan tuyas, que me parece que si las toco te estaré invocando y de paso, poniéndote furioso. No sé, quizás fuera divertido verte furioso de nuevo ahora que ya no puedes hacer nada.  
 
Con el tiempo casi han desaparecido todas las marcas de mi cuerpo, pero nunca dejaré de padecer las que llevo en el corazón. No lo entendía, papi, no quisiste explicarme tu pena más que a golpes de cinturón y yo era demasiado pequeña, yo eso no podía entenderlo. De todas formas nadie deseaba verlas, las marcas quiero decir; todos sabían y preferían volver la cara. Creo que tenían más compasión por tu pérdida que por mi indefensión. Espero que ahora tampoco quieran ver las tuyas, porque con la emoción de hacer realidad al fin mi sueño no he sabido ocultarlas muy bien. No creo que importe, nosotros tampoco le importábamos mucho a nadie.
 
No quiero que me perdones, papi, yo tampoco voy a perdonarte a ti nunca, pero sí quiero que le digas a mamá que no fue culpa suya marcharse tan pronto. Quizás entre el cielo que ella habita y el infierno al que yo te he enviado haya algún punto de encuentro. Dicen que me parezco mucho a ella, que tengo sus ojos, ¿ella también los tenía tan tristes? No consigo acordarme.
 
Ya viene la tía Mónica; tenemos que cerrar la casa. Dice que no me preocupe, que adonde ella me lleva no estaré sola. Me parece que no entiende de las soledades que van tatuadas a  martillo en el corazón. Tu martillo, mi corazón. Yo siempre estaré sola por dentro.




Francisco Moroz


Carta encontrada dentro de un libro dos semanas después.


Si llegas a leer estas letras ya no estaré contigo pues tú, con todo el dolor que te he infringido habrás acabado con mi angustia, con mis terrores y con mi cuerpo que ya no me correspondía desde que fui poseído por el miedo, enloquecido por no saber acabar con todo el sufrimiento. Tanto el tuyo como con el mío.

Las cosas no son fáciles de explicar, pero lo intentaré:

Tu madre te amaba como fruto que eras de sus entrañas pero yo no te acepté como algo mío, no podías serlo. Era estéril, no podía engendrar nada,  y cuando tu madre me anunció su embarazo no supe reaccionar adecuadamente, pues comprendí su traición. Yo la amaba más que a nadie en este mundo y por ella, sólo por ella, intenté quererte como el padre que no era.

Hasta los tres años eras una niña preciosa, envidia de muchos, perfecta en todo. Risueña y cariñosa. Después todo cambió, como si al cumplir tu cuarto año, una maldita profecía se desatara.

Tu madre murió en extrañas circunstancias, sin confesar su engaño; me la encontré en el suelo de la cocina con una botella de agua medio vacía a su lado. Cuando el médico forense vino a levantar el cadáver su veredicto inmediato fue suicidio por ingestión de veneno. El contenido de la botella no sólo era agua.

A partir de entonces, sucesos extraños parecían repetirse cerca de casa: un vecino ahorcado, atropellos inexplicables, perros muertos, niños desaparecidos.
Naturalmente nada de todo aquello lo relacionaba contigo, hasta la noche en que parecías hablar con alguien.

Sigilosamente me asomé a tu cuarto y delante de tu cama, de espaldas a mí, una figura te miraba, y tú conversabas con ella.

Enloquecí de espanto cuando comprendí la situación a la que debería enfrentarme.
Es cuando empecé a beber sin control, para olvidar, para desconectar y anularme. Pero cuando te veía, esos recuerdos malditos venían a mí y yo los liberaba maltratándote, ya no veía a la dulce niña a la que aprendí a amar. Quería acabar contigo, pero nunca me atreví a hacerlo.

Te provoqué sin embargo, para que tú hicieras lo que has hecho conmigo. Las marcas que te dejé se curarán, las que me hiciste tú me las llevo a la tumba.
Pero has de saber que al igual que yo te descubrí, otros lo harán tarde o temprano. Nada más que siento lástima por mi hermana Mónica, la única familia que te queda, ella seguro me seguirá muy pronto.

Tú no tienes nada que ver conmigo, ni con el amor. Tu madre era pura hasta ser poseída por él, por tu auténtico padre del que llevas la marca en la piel, la única que no se podrá borrar mientras habites en esta tierra…



...Estarás sola por dentro. ¡Siempre!





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