miércoles, 12 de octubre de 2016

Doce de octubre



Nunca me gustaron las controversias y si la comprensión que proporciona el estudio de lo acontecido. Me apabulla la opinión de aquellos que subiéndose en el caballo de batalla de la razón absoluta y personal, omiten los libros de historia y el saber de los entendidos en la materia. Embisten lanza en ristre contra todo aquel que haga oposición a sus propios criterios tantas veces sin base ni fundamento. Construidos con lo leído en prensa sensacionalista y oído en informaciones proporcionadas por orates “revuelve masas enfervorizadas” con consignas que en este siglo no tienen el mismo significado, ni el sentido que pudieran tener en el XV o el XVII.
Fijaos que introducción para escribir sobre el origen de la fiesta celebrada el 12 de octubre. Y es que con esto del día de la hispanidad hay mucho debate y “Rifi, rafe” entre los de un lado del océano y los del otro. A lo mejor conociendo la historia se disolverían un tanto algunas animadversiones y malentendidos.
En 1492 llega Cristóbal Colón a la isla Guanahaní situada en el archipiélago de las Bahamas, pensando que se encontraba donde no estaba, en la India. Sin saberlo pues, habían descubierto nuevas tierras y establecido contacto entre dos continentes muy diferenciados entre sí en muchos sentidos.
A partir de aquí, la conquista por medio de la espada, la religión, la colonización y la lucha contra los oriundos de aquellas tierras. Razones que esgrimen muchos de los que habitan actualmente ese continente y que en suma, nosotros no podemos negar ni olvidar.
Pero que alguien nombre un reino, civilización, imperio o estado del signo que sea, que no haya basado su dominio o expansión sin estas premisas. Lo que sí parecen olvidar todos aquellos que comparan una colonización con un genocidio, es la forma tan diferente de conquista que llevaron y llevan a cabo Ingleses, holandeses, Portugueses, Italianos, Alemanes, Americanos, Belgas a lo largo de la historia… Curioso como estos países echaron en su momento toda la carga sobre las espaldas de los españoles, disfrazando y excusando sus propias tropelías en ningún caso justificadas.
También y para ser equitativos no solo habría que valorar lo que se arrebató, esquilmó o explotó en esas tierras; deberíamos analizar y valorar en su justa medida las aportaciones que España introdujo en América que no son pocas, como la trasmisión de su cultura y la mezcla étnica; algo que por ejemplo los ingleses no supieron ni quisieron hacer.
Pero lo que nos interesa es: ¿Por qué este día es el elegido como el día de la hispanidad? 
Esta idea la puso en marcha el escritor Ramiro de Maeztu. Y la primera vez que se celebró fue en 1935, aunque hasta 1958 no se regularizó como tal.
Actualmente la celebración está contemplada por una ley promulgada en 1987 en la que se omite el término “Día de la Hispanidad” y se incluye el de “Fiesta Nacional” simbolizando la construcción del estado a partir de una realidad cultural, política y lingüística con proyección a otros países fuera de los límites europeos.
Se celebra igualmente la festividad de Nuestra señora del Pilar , recordando con ello esa aparición mariana a Santiago apóstol que tuvo lugar a orillas del Ebro, que impulsó la evangelización, cristianización y unificación así mismo, de todos los pueblos hispanos. Naturalmente en este punto prima más la leyenda que la realidad y en muchos casos se echa mano de la fe más que de la razón.
En la antigua Cesaraugusta romana, Saraqusta musulmana y Zaragoza actual, se edificó el primer templo mariano, allí donde en la actualidad la basílica contempla las aguas que riegan la ciudad. La virgen del Pilar no asume solamente el patronazgo de España, también el de Aragón y el de la guardia civil.
Fue el Papa Pío VII el que fijó el 12 de octubre como fiesta dedicada a la virgen del Pilar sustituyendo la constituida el día 15 dedicada a la asunción de María.Es una fiesta que fue declarada de interés turístico en 1965 por su valor cultural que conserva tradiciones populares.
Muchos pueblos visitaron las costas de Hispania: celtas, fenicios, cartagineses, romanos, godos, árabes. Todos ellos conquistaron, explotaron recursos, sometieron, e incluso esclavizaron. Pero todos, también, sin excepción dejaron la impronta y la interrelación cultural necesaria, para que los españoles llegáramos a ser lo que somos como nación con personalidad propia. Después nos tocó a nosotros arribar a otro continente donde a pesar de todas las acciones incorrectas se crearon vínculos que no hemos de olvidar. Queramos o no, hay pueblos que están hermanados desde entonces a pesar de los vociferantes oráculos que siempre intervienen para crear animadversión y equívocos, quedándose siempre con la parte negativa del pasado y no mirando hacia adelante con la vista puesta en el futuro.
Que este día sirva para recordar lo que todos tenemos en común. Lo que nos une a personas de diferentes continentes, culturas, etnias, creencias, ideologías y colores diferentes. En la variedad está el gusto y la auténtica riqueza de los pueblos.
Eso es lo que realmente nos hace grandes como nación global.

martes, 11 de octubre de 2016

Nada que celebrar




Poco antes de que los domingos fueran amargos en Calais se festejaban.
El lugar donde el estrecho se hace muy ancho y pasar al otro lado es todo el futuro de algunos.

15 muertos esta vez, mañana quizá más.

Murieron no solo los cuerpos de aquellos que quisieron vivir; también las ilusiones fraguadas durante el largo camino del éxodo, sin privilegios de pueblo elegido ni tierra prometida.

Acarrearon en sus espaldas: incertidumbre, miedo, soledad y abandono. Portaron miradas esperanzadas y alguna feliz utopía que se diluyeron como sal, al llegar a las fronteras.

El séptimo día era de celebración en Calais, antes de que amargaran los recuerdos.



Derechos de autor: Francisco Moroz

lunes, 10 de octubre de 2016

Lunas, inopias y babiecas




Es una situación muy común en los adolescentes y jóvenes. Hay que estar detrás de ellos de continuo para que realicen sus tareas e incluso sus actividades más elementales.
Es como si les faltara en ocasiones un chip en su programación, esa conexión necesaria para convertirse en adultos responsables.
A ellos las prisas por llegar a las citas puntuales, los estudios, las tareas domésticas e incluso, yéndonos al extremo, su higiene o aspecto personal, parece importarles un bledo. O se les da todo hecho o no hay nada que hacer.

Por eso y no por otra cosa, muchas veces llegan tarde, se quedan rezagados, se despistan frecuentemente a pesar de que se les avisa sobre las consecuencias que conllevan esas actitudes pasotas: Perder oportunidades, no aprovechar la ocasión que se les brinda con los estudios o el trabajo, perder el tiempo que pasa inexorable.

Esta actitud que a ellos les parece normal y a nosotros una enfermedad de la edad, los hace parecer zombies catalépticos,
Los profesores, los grandes sufridores, deben de padecerlo a diario. Pues en las aulas los hay a patadas. Esos elementos que mientras se está explicando la lección viajan por mundos imaginarios en una abstracción abducida de la que es difícil sacarles.
Nuestros sabios populares denominan este estado catatónico como:

“Estar o quedarse, en la luna de Valencia”

Bonita y enigmática frase cuyo significado vamos a descubrir:
La luna de Valencia no tiene nada de particular, nada que la diferencie de las de otras ciudades, entre otras cosas porque se trata e la misma luna que sale para todos en el mismo cielo.

Pero la historia si empieza en una Valencia medieval y amurallada, con 12 puertas que se cerraban por la noche en cuanto sonaba el toque de queda que obligaba a los ciudadanos a quedarse bajo el resguardo y protección del baluarte de la ciudadela.

Las gentes que laboraban en el campo de sol a sol, si querían pernoctar en sus hogares, debían tener en cuenta las horas en que esas puertas se cerraban si no querían pasar la noche fuera de los lienzos de la muralla, al raso y bajo la luz de la luna, en este caso de la luna de Valencia.

Hay otras versiones como la de Vicente Vidal Corella en la que nos remite a los tiempos en los que se expulsó a los moriscos. Estos desterrados tenían que esperar algunas noches en las playas, los barcos que les trasladarían a Marruecos, Argelia o Túnez... bajo la luz de la luna; siempre que la hubiera. 

Otra acepción de la frase es: “Quedarse a la luna de Valencia” cuya definición dada por la R.A.E es: “Frustradas las esperanzas de lo que se deseaba o pretendía”.

José María Iribarren en su libro de: “El porqué de los dichos” nos explica que la frase puede ser una prolongación de: “Dejar a la luna” que vendría a significar: Quedarse en blanco.

Estar en la Inopia”  

Es otra bonita frase muy trillada y oída de continuo en colegios, institutos e incluso universidades. Viene a significar lo mismo que la anterior pero con procedencia diferente.
Inopia proviene de la raíz latina “In- Ops” “sin riqueza” referida a los pobres miserables que no tienen dinero ni bienes. 

Los indigentes eran apartados de la comunidad a la que pertenecían con lo cual, no podían participar por lo general de los eventos populares, políticos o sociales. De esta forma no accedían a la información general a la que si te tenía acceso el resto de los ciudadanos con más medios de subsistencia. Se decía que vivían en la Inopia. "Al margen"

La expresión que ha llegado a nosotros viene a significar: El que no se entera de lo que ocurre en su entorno, mientras esa información sí es conocida por el resto. 
Desinformado, despistado, ignorante.

Por último, y para no cansar os dejo una más:

“Estar en Babia”

Lo mismo que las anteriores se refiere a: Estar distraído, ajeno a la realidad presente, embobado y con el pensamiento distante.

Babia es una comarca leonesa limítrofe con Asturias donde los reyes de león solían evadirse de las intrigas de la corte y de sus múltiples y estresantes responsabilidades como monarcas. Era su refugio, su lugar preferido de recreo donde dedicarse al noble y elaborado arte de la caza. Corzos, jabalíes y venados e incluso osos, eran las piezas abatidas a lo largo de las interminables jornadas, pasadas por los soberanos en dicha región.

Cuando los súbditos preguntaban por la ubicación de su rey, era dado responderlos: en Babia. Dando a entender con ello, que el rey pasaba de todo lo que aconteciera en el reino y que se la traía al pairo las necesidades perentorias de sus pobladores. Algo así como: “El rey no quiere saber nada de vuestros asuntos”

Pero también, y según los entendidos, el Arcipreste de Hita ya utilizó en su libro del buen amor las palabras “Bovaquía”, “Bavequia” “Babieco-a” y “Babia”

Todas ellas aluden a las babas que se les caen a los tontos y por ello, conclusivamente. Babia sería el país de los tontos y los alelados. La prueba se halla en que si añadís la "I" a "Baba" obtendréis "Babia".

Por cierto, como tontos hay muchos y muy despistados, se suelen utilizar variadas expresiones además de las referidas.
Os dejo algunas como ejemplo:

“Estar en las Batuecas” “Pensar en las musarañas” “Estar fuera de onda” “Estar en las nubes” " Estar alelado" “Cazar musarañas” “Cazar gamusinos” “Atrapar Pokemon Go” Estas tres últimas parecen sustituir a los jabalíes y los osos que se cazaban entonces.

Y es que abstraerse de las obligaciones y deberes es algo tan extendido por la península gracias a nuestra querida fauna política que nos desgobierna; que el punto geográfico de Babia (Donde están los bobos) cambia de lugar cada cierto tiempo y según por donde soplen los vientos del escándalo y la corrupción.

Lo que no consigo adivinar es: ¿Qué tiene que ver el caballo del Cid Campeador con todo esto?




Derechos de autor: Francisco Moroz

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