Para ti mujer
tan original como los ocasos
y los amaneceres.
Capaz de abrazar como las olas del mar
pero renuente como las mareas.
Acogedora como árbol frondoso con su sombra.
Atractiva, personal y seductora.
Eres esa puerta abierta y necesaria
que da
refugio al que peregrina a tu presencia.
Como vendaval y terremoto vibras
te conmueves como la misma tierra.
Sufres como madre por sus hijos
en la guerra,
Y en las treguas cotidianas te desvelas.
Te esponjas con la caricia sentida del que te
ama,
como cuerda de guitarra pulsada suavemente
desbordas armonía.
Con voz de canción y nana que arropa y calma,
y mitiga soledades.
Entregando
hasta el alma si fuese perentorio.
Pero eres a la vez vigorosa como roca.
Paciente y tenaz, brava guerrera.
que no se amilana en la lucha ni se agosta en llanto.
Que ante la injusta inclemencia de las cosas
abandera siempre adelante la primera.
Tu olor el de la hierba mojada tras la lluvia
el mismo del hogar al que regreso.
Donde me espera un corazón
de limón de especia y hierba buena.
ese aroma de manjar que me alimenta.
Siendo feraz artista creativa,
que hace de lo trivial y somero su mejor obra.
Para ti, mujer.
Que eres ternura y calidez sabrosa,
al
igual que pan recién hecho y horneado.
Ventana trasparente de ojos y alma,
que da sentido al hombre
que pronuncia un ¡Te quiero! y te respeta.
Tu mirada, el cielo,
tu libertad gaviota
Tu abrazo mi lugar sobre la tierra,
manantial cuando ríes.
suavidad de nube cuando besas.
Posees la apasionada voracidad del fuego.
Educas las conciencias, trazando caminos con
tus pasos
con discreto ejemplo.
Seré capaz
de
robar el color a la primavera
poner sus alas a los ángeles caídos
y quitarle a Dios su misterio si fuese necesario.
Solo para ti, si tú lo quieres
Cómo y cuándo gustes,
si tú lo mandas.
Estaré a tu lado mientras pueda,
siempre que acompañarte me
permitas.
Intentando encajar las circunstancias,
y sin medias tintas ni medias naranjas;
como compañero de vida de igual a igual.
Respirando la esencia
que te imprime el carisma.
que me hace admirarte tanto,
por ser mujer.
Derechos de autor: Francisco Moroz